Economía de mercado y Renta Básica

La Renta Básica consiste en que toda persona percibe una cantidad de dinero valorada sobre el umbral de la pobreza, de manera incondicional (sin necesidad de hacer cursos, ni cotizar). En una sociedad cuyo desarrollo tecnológico permite tal posibilidad, por  el incremento de producción y de riqueza, además se hace necesaria. Trabajar empieza a costar dinero a la sociedad y una gran parte de él es inútil y perjudicial.

 

Es un error presentar, la Renta Básica, como una idea sobre la justicia social. O como punto de apoyo para construir nuevos modelos de sociedad. Todo lo cual es más bien un debate político, que ha lugar con o sin Renta Básica. Esta medida no tiene una proyección utópica, sino que su valor consiste en ser un instrumento práctico para el desarrollo de la política económica. Su aplicación no es la consecuencia de un debate ideológico, sobre si es razonable o no. Su realización va a ser porque es una medida útil.


El libre mercado sirve, en teoría, para nivelar la riqueza y repartir los bienes que produce la economía. Esa es la clave de la competitividad así como incrementar la oferta para hacer más rentable la demanda efectiva y abaratar los precios. En la practica no suele ocurrir esta situación distributiva, sino más bien lo contrario. Se compensa esta deformación abaratando costes laborales, despidiendo a trabajadores y estableciendo contratos en precario, de tal manera de justifican reformas laborales en favor del crecimiento económico cuyo resultado es  concentrar cada vez más la riqueza.  La lucha sindical se desmorona y acaba negociando (pactando) una muerte dulce de los derechos del trabajador.


La economía de mercado se ve alterada por un intervencionismo paraestatal. Un ejemplo: se abren quince puestos de  artesanía. Cinco se arruinan, cinco se enriquecen y cinco lo comido por lo servido. Podría ser por la capacidad de cada uno de ellos, pero siendo similares la lógica del mercado es nivelar la demanda, con fluctuaciones pequeñas. ¿Que sucede? Que algunos reciben pedidos masivos para alguna institución, por ser quien lleva el negocio primo o sobrino de un director de banco o de un concejal del Ayuntamiento.

 

Cuando un Ministerio regala relojes, un Colegio Oficial profesional determinados libros, hacen compras fundamentadas en la relación personal o de intereses. Las adjudicaciones de obras otro tanto, etc.  Quien se beneficia de vender “más” puede abaratar el precio del producto y, entonces, vende aún más. La competencia no está en el mercado sino en las influencias y relaciones personales. Lo que también sucede en el mercado laboral.


La Renta Básica aparece como un factor nivelador de la ley de la oferta y la demanda, que permite subsistir en el mercado (en el laboral y en el de bienes), aunque se generen desequilibrios externos a él.  Factor nivelador que sí sucede en la política para garantizar la libertad democrática. Se ofrecen espacios gratuitos de manera mínima e incondicional a todos los partidos, sean parlamentarios o no, apoyen o no al terrorismo. Es la garantía de la libertad política. Algo que hace falta inexcusablemente para la libertad económica.


La Renta Básica es un amortiguador económico para lograr la estabilidad. Sirve, desde el punto de vista económico, para controlar la inflación, al menos parcialmente. Es decir en la economía productiva de necesidad. Si, por ejemplo se ofrece la Renta Básica y aumentan los alquileres de los pisos, aumenta el umbral de pobreza, por ende la Rentas Básica también, que proviene de ese añadido de beneficios. No vía impuestos, sino, por ejemplo aplicación generalizada de la tasa Tobin. Otra cosa es para el mercado de diamantes o de abrigos de piel.


La Renta Básica no es pues una idea, sino una herramienta económica. De la misma índole que variar los tipos de interés, según se quiera activar o enfriar la economía, sólo que esta medida monetarista sirve para garantizar la concentración de beneficios y se basa  en orientar las inversiones. Para controlar la inflación abarata los lujos y encarece lo necesario.

 

La Renta Básica  abarata lo necesario (y cubre lo más necesario) pero encarece lo superfluo porque pone en circulación una masa monetaria que dinamiza la oferta y la demanda desde el fortalecimiento de la economía base de necesidad.

 

Según L. Von Mises “el liberalismo no se agota en la economía de mercado, si bien una sociedad libre no es concebible sin una economía libre”. Pues bien la Renta Básica permite el desarrollo del libre mercado porque se convierte en la premisa de la libertad económica. Da lugar a una nueva dimensión social del progreso.


La demostración técnica de la eficacia de la Renta Básica con criterios puramente económicos se puede ver resolviendo la curva de Jevons, en la que incluyendo el factor tecnológico se observa cuándo el trabajo deja de ser eficiente, y lo es cuando hay que pagar no por el trabajo, sino por crear o mantener puestos de trabajo.

 

También en la curva de Okun que relaciona el punto de máxima equidad junto a la máxima eficiencia. Si incorporamos la variable de la tecnología (aumento de producción y riqueza-disminución de mano de obra)   el resultado es un espacio que representa una base económica para cada persona fuera del mercado laboral.