Una reflexión sobre la Renta Básica

 

Todos los gobiernos y partidos políticos de Europa tienen como fundamento de sus medidas económicas la cuestión del desempleo. Buscan una solución al problema del paro, pero, tal como obviamente reconoce el tratado de Amsterdam y se expresa en las conclusiones de la cumbre de empleo de Luxemburgo durante 1997, no se consigue.

¿Crisis económica irresoluble? Quizá se trate, tal como plantea el sociólogo alemán Hans Harms, de una crisis de las ciencias económicas y de la política, que no se adecuan a la realidad y que ésta se ha separado de las teorías existentes hasta ahora.


Vivimos en una sociedad que se basa en un espejismo, creado por los grandes medios de comunicación. La sociedad del bienestar, la democracia, el paro, la droga y otros temas son desconocidos en su realidad. Tenemos su imagen como concepto. De tal manera que creamos efectos de pensamiento, de emociones y se desarrollan medidas sociales que juegan a crear ilusiones,  para que todo continúe igual y se ejerza el Poder: que los ciudadanos queden prisioneros de su situación y no vean más allá.

 

Después de “La ceguera” Saramago tiene en proyecto crear un próximo libro, “La cueva”, en referencia a la metáfora de Platón,  para hacer la alegoría de lo que es el engaño transformado en realidad.


Es necesario salir de una lógica que nos  idiotiza a diario, para plantear soluciones y nuevos esquemas basados en el sentido común y en el análisis de nuestro entorno.


El paro no puede ser solucionado y como tal no es un problema. Lo que sí  lo es  son la falta de medios para vivir. También es un tema a debatir el trabajo, sobre sus condiciones, su manera de ejercerse y demás. Precisamente estas dos situaciones son las que habrá que resolver: la actual situación del trabajo y la falta de dinero para vivir bien que sufre  mucha gente.


El avance en el conocimiento científico y su aplicación con la tecnología ha provocado un cambio social y una nueva  manera de vivir de los  ciudadanos, lo que permite grandes mejoras para disfrutar de la vida. Algo que se  constata en la vida cotidiana. También sucede en la producción  industrial, agraria y de servicios. ¿Qué ocurre? que, por ejemplo,  lo que antes hacían  veinte personas hoy lo hacen dos. Producen lo mismo, o más. Generan la misma riqueza. ¿Qué ocurre con el resto?.

 

El dinero que se produce y el beneficio existe, lo que no hay es la posibilidad de trabajar. ¿Repartir el trabajo? Encarece el producto enormemente o se deteriora la situación laboral. Se quieren crear puestos de trabajo sin preguntar cuáles se necesitan. La otra pregunta sería ¿por qué no repartimos la riqueza? El desempleo nos enfrenta a una nueva perspectiva, que permite hablar de “la revolución del paro”, necesaria para la democracia y posible gracias a la tecnología actual.


El trabajo se ha convertido en un fin. Deja de ser un medio para resolver necesidades y se trastoca su sentido. Ya no se trabaja para producir sino que se produce para crear o mantener puestos de trabajo. La producción es excedentaria y se ha elaborado toda una “tecno-estructura” (Galbraith), la publicidad, para crear necesidades. El problema es cómo consumir, pues  el consumo determina el mercado.


En un análisis sobre el mundo  laboral, que el paro es necesario para imponer ciertas condiciones laborales de explotación, las cuales son  aceptadas porque no queda más remedio.  Además el capital se ha dejado de relacionar con la producción. Gran parte de la riqueza se genera con negocios especulativos.


En la actualidad una huelga no es sino un acto anecdótico, que apenas presiona nada, de no ser que afecte al mercado de consumo, como la de transporte. La lucha social se derrumba en la falta de ideas y en la perversión de la izquierda, como es solicitar algo que necesita la patronal y el gobierno y acabará lográndose a instancias de los empresarios, como es la reducción de jornada a 35 hs., algo que se hace ya en múltiples convenios. Lo único que intentan los dueños de los medios de producción y quienes controlan la información es dosificar la protesta social. La estrategia es gotear las concesiones con el fin de convertir cualquier proyecto social en una medida progresista, aparentemente, y de gran trascendencia.


La jornada máxima de 8 hs. se establece en España en el año 1919 y en EEUU en 1878, lo que indica que hay un retraso social impresionante respecto a los avances de la técnica, sucedidos en todos estos años que han transcurrido, con lo que se podría hablar de suprimir más de la mitad de trabajos innecesario. A veces no se abordan mejoras laborales o supresión de actividades  costosas para la sociedad por mantener los puestos de trabajo. Es la trampa en la que ha caído la lucha de los sindicatos obreros. Muchas reconversiones son necesarias  y se quieren defender puestos de trabajo obsoletos.


La necesidad de empleo ha cambiado. Antes mayor mano de obra significaba mayor producción. Hoy se puede producir más y mejor con menos mano de obra. Tampoco el mercado regula el aspecto laboral, porque se ha llegado a un límite en el que aumentar la producción no significa bajar los precios, sino al revés, un coste para eliminar excedentes. Las leyes de la economía se rompen y se vive en un azar que hace que el negocio bursátil sea una lotería imprevisible. Depende de situaciones políticas y viceversa, con consecuencias que hechos locales afectan a los Estados de todo el mundo.


El Club de Roma hace en 1972 un informe sobre los límites del crecimiento y en 1987 el informe Brundtlan desarrolla la teoría del desarrollo sostenible. La actividad financiera llega a un tope y los beneficios son a costa de la destrucción social, ecológica  y de los países más pobres. El economista Julio Lago ha estudiado la relación del medio ambiente con la actividad empresarial, pero es algo ya insuficiente. A lo más un paso para abordar soluciones más  reales.


La solución es una propuesta que será el gran debate de los próximos años, y que necesariamente se acabará implantando, sólo que puede que se deforme por falta de presión social suficiente para implantar tal medida en sus términos precisos: una renta básica. Tal se caracteriza por ser suficiente para vivir. Es incondicional, de lo contrario se convertiría en un salario mísero.  Y es universal, o sea para todo el mundo. No únicamente para los parados. También para quien trabaja que a esa renta añade su salario. Ocurre que el ingreso mínimo de inserción social  (IMI) lleva a lo que los expertos denominan la trampa de la pobreza, según la cual el subsidio crea una masa social que se adapta a él y no puede salir de tal condición, desarrollándose la exclusión social.

 

Al mismo tiempo para tener derecho a cualquier ayuda es necesario llegar a unas condiciones de pobreza total. Por ejemplo un joven no puede independizarse para hacer su vida, pero si se va de casa y acaba bajo  un puente o en la droga entonces sí se le ayuda. Y cuando salga de tal situación si no encuentra trabajo necesita marginarse otra vez para recibir una retribución social.


La renta básica, no es para no trabajar, sino para hacerlo en mejores condiciones y permitir que el trabajador pueda exigir sus condiciones de seguridad, de tiempo y salario. Un puesto laboral dejará de ser un chantaje. El trabajo seguirá siendo necesario porque ya nadie lo ejerce simplemente  por sobrevivir.

 

Se trata pues de un derecho que facilita que se reconozca el trabajo de las amas de casa, de los estudiantes. Que permite la vuelta de mucha gente al medio rural, que si no lo hace es por que no es rentable y se carecen de medios. Se facilita la dedicación a la artesanía y se ayuda a que los inmigrantes se establezcan sin que se promueva el racismo en la sociedad, al tiempo que es una vía para ayudar a los países del Tercer Mundo.


La política podrá ser una dedicación sin retribución, en una lucha de ideas, en vez de un negocio que transforma los partidos en empresas cuyo objetivo es lograr resultados, no para tener poder de cambiar las cosas, sino para estar en el Poder con los beneficios que implica.


¿Y el dinero de dónde sale para implantar la renta básica? Del que hay y se usa para subvencionar empresas que hacen de los contratos un negocio, financiado por el Estado. Por ejemplo, la comunidad gallega ha invertido 66 mil millones de pesetas para incentivar a los empresarios a que inviertan y creen puestos de trabajo. ¿Adónde ha ido ese dinero? ¿Ha solucionado el problema del paro? No. Lo mismo ocurre en otros lugares.


Habría suficiente presupuesto del estado con una   mejor y más justa distribución  del erario público. Porque el dinero lo hay. Si, por ejemplo, se pagará a los votantes y no a los aparatos de los partidos políticos. A los espectadores y no a la industria de divos del espectáculo, el deporte o   el cine y medios de comunicación o  de la moda, que mueven miles de millones de pesetas concentrados en unas pocas personas multimillonarias. Se trata de que los pobres sean menos pobres y los muy ricos menos excesivamente ricos y no al revés.


La economía actualmente es totalitaria , sin que se tenga un control sobre la actividad empresarial, ni sobre el uso de sus capitales. Ni es posible un control de los movimientos de fortunas que van y vienen a paraísos fiscales.   Lo mismo que la libertad política  se logró con el sufragio universal, la democracia deberá ampliarse a la economía con la renta universal.  De lo contrario interfiere y corrompe a la democracia, la vacía de contenido y la convierte en una farsa. Las elecciones consisten  en fabricar  imágenes. Requieren una gran inversión (campañas publicitarias), y cualquier decisión política se ha de supeditar a los grandes intereses financieros.

El capitalismo necesita una perestroika. La renta básica, que no es un fin, se convierte en un medio para lograr semejante reestructuración. Y también para hacer realidad y sacar del espejismo a  la Constitución española: “Toda riqueza del país en sus diferentes formas y sea cual sea su titularidad  está subordinada al interés general” (art. 128); “Garantiza prestaciones” (art. 41); “Los poderes públicos aseguran la protección social , económica y jurídica de la familia” (art. 39) ; Se promoverá una distribución de la renta regional y personal más equitativa” (art. 40). Además de los puntos que plantean el derecho a una vivienda digna, la justicia y la igualdad.