Cada vez las redes sociales funcionan más, más extensamente, pero cada vez hubo menos movilización ciudadana real, hasta el movimiento 15 M. Hubo menos reuniones, porque lo ahorraba la comunicación virtual. Se ha achacado los movimientos de protesta y las revueltas de los países del norte de África a las nuevas tecnologías de internet, igual que el 15 M en España, lo cual lo pongo en duda.
Las nuevas formas de comunicación en redes sociales han necesitado añadir a las formas de actuación reuniones asambleas, debates y actos que han obligado a salir de casa y de la pantalla del ordenador. La nueva forma de comunicación virtual no puede sustituir a lo anterior y mucho menos eliminarlo, porque lo que si puede es ampliarlo. Nadie obliga a usar la comunicación de redes, pero se crean pautas, costumbre y esto es algo decisivo en la conducta social.
Antes cuando alguien publicaba un artículo lo hacía llegar fotocopiándolo y mandándolo por carta. Le respondían igualmente. Lo de ahora es más rápido. Llega a más gente, aparentemente, pero es más difuso, se diluye. Se convierte muchas veces en una información de paso, sobre la que no se piensa suficientemente.Por esto pienso que internet no ha sido lo esencial en las movilizaciones del norte de África y de España, a partir del 15 M. Basta que algo comunique en la distancia, para que funcione, como los tambores o las hogueras en los indios de América. ¿O es que antes de internet no hubo movilizaciones similares, o incluso más extendidas, como el mayo del 68, el rechazo a la guerra de Vietnam, las luchas universitarias a comienzos de los años 80.
En los países donde dice haber funcionado internet como elemento esencial es porque se ha saltado un control visible, pero sobre todo porque se ha impulsado y reforzado la comunicación convirtiendo los hechos en informaciones a escala mundial, creando una presión mediática sin precedentes. Por sí solas las redes sociales no hubieran funcionado. Pero además me comentan dos amigos de Marruecos y otro de Argelia en esas sociedades los jóvenes están en la calle, toman té juntos y hablan mucho entre ellos. Y es este contacto lo que les hizo ver que el sentimiento de frustración individual es algo colectivo y vieron que es necesario expresarlo. Y se preguntan ¿qué pasa en Europa, en América?.
Las acampadas en las plazas de las ciudades españolas ha descubierto el contacto con los otros, hablar directamente, y asambleas que parecen interminables, en las que no se acaba decidiendo casi nada, son sin embargo el descubrimiento de la comunicación hablada, de ver al otro, de estar unos al lado de los demás. La fuerza del 15 M y de las grandes movilizaciones globales es el encuentro de las personas en la plaza.
Es por todo esto que pienso que nos están enredando con las redes, como si se quisieran cambiar las cosas apretando una tecla. Para mí escribir en el blog es como lanzar una nota en una botella desde una isla, para ver a quien llega, pero si no hay un barcos ni orilla de la playa en la que haya alguien que haga que las ideas y los proyectos se hablen se debatan, se integren en un movimiento social de poco sirve.
El 15 de mayo hubo una gran movilización en todas las ciudades de España. Una convocatoria que se difundió por internet igual que pudo ser por teléfono o por octavillas, como antaño, y ha ido creciendo y es apoyada por diversos grupos y organizaciones, desde «Democracias Real». Está siendo un éxito, pero ¿de qué?, puede que influya en la opinión pública, pero sin una incidencia real, más allá de que se planteen cuestiones generales e inconcretas, sobre la dignidad de los ciudadanos o su indignación y se expresa el malestar, el cabreo, en busca de algo concreto que se pida, ¿por que se lucha?. Para conseguir ¿qué?. ¿Es necesario plantear propuestas concretas y luchar por conseguirlas?, ¿puede ser una burbuja social o un estado general de mal estar que alguien por detrás acabará aprovechando?.
Pienso que se está , otra vez, inventando el mundo, las antiguas luchas ya no servían para una nueva realidad y es a ésta a la que responde este nuevo movimiento, que surge de la nada, sin una ideología concreta. Antes las organizaciones impulsaron movimientos, acciones sociales, sin embargo ha habido un cambio, se ha creado una dinámica sin organizar, que se va dando forma a sí misma sobre la marcha, de manera asamblearia, y que influirá, no cabe duda en las organizaciones, creándose un sentido inverso a como fue anteriormente. Y es que estamos ante una primavera global, que aparece en las redes, pero no son redes ni internet.
Se ha creado un ambiente de compañerismo, espacios de encuentro, tiempo para tocar y ver y estar con el otro. Tenemos que personalizar la comunicación, porque su esencia es el otro, no lo otro. Diferencia ésta fundamental. De lo contrario la actividad social se cosifica, como ha sucedió con los partidos políticos, los sindicatos, ya antes de la era de internet, pero en el mundo virtual se corre el peligro de que suceda lo mismo con los movimientos sociales.
Internet acelera la información, los procesos de comunicación y de la información, por eso es preciso no dejarnos empujar con las prisas y pensar despacio. Y debatir. Sin caer en la trampa de definir propuestas, porque la fuerza del 15 M es que abre un interrogante al Poder. Se ha convertido en una pregunta permanente y esto disuelve, corroe al Poder, por eso quiere que se concreten propuestas, para hacer valer las suyas con la fuerza del Poder, de los medios que construyen conciencia social. Abrir a sus mensajes los signos de interrogación desenmascara al Poder, loo hace visible.
En el siglo XIX el poeta alemán Ernest Hofmann escribió un cuento en el que un mago hacia que alguien metiera un libro en blanco en su bolsillo y al tocarlo y pensar en una obra cuando lo sacaba del bolsillo salía ese libro impreso. Lo volvía a introducir y lo mismo con otro título. Había una condición nada más para conseguirlo, dejar a la amada. Y eso es lo que puede suceder con la tecnología–magia-ciencia de la informática, que nos dé toda la información, que nos haga extender nuestras palabras al mundo entero, al word, pero nos aleje de los demás y acabemos siendo una marioneta de nuestra propia pantalla.
Por eso es tan importante el encuentro en las plazas. Como dice el poema de Vicente Alexandre, La plaza, «… allí cada uno puede mirarse / y puede alegrarse y puede reconocerse… no te busques en el espejo,/ en un extinguido diálogo en el que no te oyes. / Baja, baja despacio / y búscate entre los otros«.
Como dijo Marín Buber, es necesario que el ser humano toque al otro, no basta con conceptualizarlo, hoy diría no basta con agregarlo a la red. Y lo mismo pasa con las ideas, diría yo, porque acaban siendo ráfagas de palabras que pasan a nuestro alrededor sin más consecuencias. Estamos a las puertas de una revolución global, mirémonos a los ojos.
Sí, no hay como mirar a los ojos de quien sólo tienes fotos o mensajes, por eso fue para mí y mi esposa muy importante viajar hasta León de Castilla desde EE.UU. para poder abrazar aquel Ramiro que sólo conocía en una dimensión virtual. Claro que también conocer a su querida esposa Yolanda y sus hij@s y poder saborear una exquisita cena en su casa con su familia y de paso conocer a tía Lola, Horacio y otras personas. El internet nos puso en contacto y lo seguirá por muchos años, pero los días de compañía durarán igual.
La ventaja de las redes sociales es que son testigos de la tragedia o triunfo en cualquier ocasión y no sustituyen a contacto humano. Avancemos sin olvidar a la persona.