Cada vez me gusta más participar en tertulias literarias porque se intercambian puntos de vista de la lectura. Cuando leemos un libro recogemos aquello que nos interesa y lo interpretamos desde nuestra experiencia..
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Cuando compartimos criterios y hablamos de un determinado libro éste se engrandece con detalles de los que otros se han dado cuenta, a los que dan importancia y yo no se lo di y ves que esa línea de atención lectora aporta más intensidad a determinadas partes de la novela. Cuando se habla con otras personas sobre un libro o un texto la lectura se hace más grande.
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Al mismo tiempo lecturas que nunca me hubiera acercado a ellas las leí gracias a comentarios y citas de algún texto que escuché en alguna tertulia al hablar de autores desconocidos para mí o sobre el interés de adentrarse en ciertas obras.Cuando estudié literatura en el periodo escolar aprendí títulos, nombres, estilos, nada que ver con el descubrimiento de las páginas escritas, porque leer tiene mucho que ver con la forma de vivir. La enseñanza de la literatura está totalmente corrompida, se ha convertido en una asignatura y en un negocio para los libros mas vendidos. Es necesario recuperar espacios literarios, del arte, que formen parte de nuestro tiempo.
También es un compromiso ante grandes obras que muchas veces dejamos a medias, pero si hay un encuentro sigues adelante y merece la pena, para luego compartir criterios, análisis con otros lectores. En las tertulias he aprendido a leer obras literarias, sabemos leer palabras, frases, pero ver todas caras de una obra requiere experiencia. Algo que muchas veces no es necesario para obras de moda, sin profundidad, sin que los sentimientos intervengan realmente en la narración.
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Hay un encuentro en León una vez al año sobre obras voluminosas. Nos juntamos para hablar sobre ellas. Este año, 2011, nos juntamos el viernes 12 de agosto para hablar sobre “Los hermanos Karamazov” de Fiódor Dostoievsky. En años anteriores hemos compartido opiniones y puntos de vista sobre obras como “El cuarteto de Alejandría” de Lawrence Durrell. “La montaña mágica” de Thomas Mann y al año siguiente “El doktor Faustus” del mismo autor. “Ulises” de James Joyce. “En busca del tiempo perdido” de Marcel Proust. Obras todas ellas de las que hemos oído hablar, pero no terminamos su lectura, pero que gracias a un encuentro al año hemos acabado de leerlas.
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Las tertulias no son para la erudición, sino para lectores que hablan sobre lo que han leído. Otras tertulias es sobre libros que cada cual ha leído diferentes. Siempre hay una presentación de alguno que expone un tema, o se leen textos poéticos o de prosa que alguien ha escrito para comentar y presentar su obra, muchas veces inéditas.
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A veces una tertulia dio lugar a hacer una revista o propuestas culturales. Pero sobre todo para mí tienen un interés especial porque en una sociedad de literatura de masas, las tertulias crean lo que escribir necesita: un entorno y un ambiente que cada vez son más escasos. Esta dimensión humana y de cercanía de la literatura lo dan las tertulias. En éstas se descubre lo literario, diferente a la industria del libro que necesita «audiencia» más que lectura.
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No en vano la literatura ha encontrado en las tertulias su esencia, tal como escribió Emilio Carrére «la mayor parte de las obras de nuestra literatura se han e escrito en los cafés». O más aún, como dijera Ramón de Valle Inclán, en referencia al lugar donde se reunía co0n otras personas para hablar sobre temas literarios y otros: «el café de Levante ha ejercido más influencia en la literatura y el arte contemporáneo que dos o tres universidades y academias«.
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Otra cosa son las rutas literarias, como la que organiza la CGT de León, en las que nos juntamos personas recorriendo una parte de la ciudad para leer textos que nos han llamado la atención a lo largo del año, o que hemos escrito y queremos compartir, queremos que sea escuchado. Es un rato nocturno exquisito para hablar. No se anuncian, quedamos y ya está.
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La literatura vive en las tertulias, sin ellas se asfixia o queda disecada en los mausoleos del arte.
Hola amigos. Os deseo felices tertulias… desde esta orilla del río Cabrera…