Dinero y psicología

El dinero es un símbolo del que dependemos en la actualidad para la supervivencia.  Responde a un proceso que se desenvuelve a lo largo de la evolución en la historia de la humanidad.  Es absurdo querer hacer análisis estáticos, inamovibles y sobre todo paralizadores del desarrollo humano y del progreso económico. Habrá que estudiar cuál es el siguiente paso necesario para adecuar el trabajo a la transformación  de la economía actual y a los avances tecnológicos..

Primero el poder religioso  condicionó el dinero como valor, luego el poder político y más tarde el económico, pero no sucede como un relevo sino que el valor predominante incorpora al anterior. Plantear la Renta Básica es evitar el sometimiento, o mejor la servidumbre,  del individuo respecto al Estado o al capital, con el fin de establecer un equilibrio entre el sujeto, como persona, y lo colectivo, como sociedad. Se establece, entonces, un contrato económico, no sólo social, que es lo que podemos llamar “nuevo orden económico”, sin entender este término como el nuevo poder económico. Se corre el peligro de que el siguiente paso en la evolución del Poder sea el poder psicológico y que la identidad personal, lo individual, pueda desaparecer, de manera que el ciudadano-cliente se parezca cada vez más a un autómata, cuyas conductas se condicionen y adecuen desde el Poder.


El primer nivel histórico, la religión, no sólo sucede en determinadas comunidades religiosas, sino que se vive en el seno de la sociedad occidental minada de grupos manipuladores de la psicología humana, sean esotéricos, nazis, o montajes celestiales que van desde visionarios del fin del mundo a profetas de extraterrestres o fanáticos de las grandes religiones.


La lucha económica, tanto entre los individuos como entre los pueblos o entre diversos colectivos, fue un gran adelanto histórico al permitir establecer unas normas que resolvieran la subsistencia mediante la creación del  mercado. De otra manera se usó la conquista, la pelea y la  lucha física, la guerra, el medio de resolver las necesidades.

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Han hecho falta varios milenios para lograr superar esa etapa de guerras constantes mediante el establecimiento de leyes, promover un derecho democrático que se pretende expandir mundialmente, pero ha dejado de ser un modelo de evolución social, para convertirse en un instrumento, adulterado y falsificado por el poder económico, cuyo fin es mantener la guerra como elemento de dominio. 

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Las guerras han sido fundamentalmente un problema de crisis económica, las cuales motivaron recurrir al modelo militar de expansión, conquista, imperialismo, etc. Algo que todavía sigue de actualidad, pero ya no es un modelo dominante sino que tiende en teoría a ser superado, al menos como intención en la diplomacia internacional que se ha convertido en una maquinaría ideológica de la mentira con el propósito de establecer una dictadura global que se ejerza desde la economía, de ahí su presión sobre los Estados, a los que pretende privatizar, poner a su disposición, como sucede con las medidas de reformas laborales, incluir en la Constitución de los pases un tope al déficit y no a la pobreza, como sería lo lógico.


El valor del dinero como instrumento de cambio entre las personas vino dado por la rareza y el deseo de ser poseído aquello que se convirtió en el medio de cambio. Tal valor se intercambia por otro valor que desea el propietario del dinero. Lo fue mayormente es a cambio de trabajo.  Esta es la dinámica del dinero: un instrumento que el Poder ideó para mantenerse como tal. De alguna manera sirvió para dar una conexión material al colectivo que domina o sobre el que se desarrolló, sin actuar sólo desde la fuerza física, sino desde el control psicológico de las personas, a las que nos hacen desear su herramienta fundamental: el dinero, motor del mundo actual y comprador de conciencias.

Cartel de la CNT

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Todo esto sucedió de manera espontánea hasta la culminación de  la revolución industrial. En los últimos treinta años el dinero se convierte en algo esencial del Poder. A la persona no se la somete, se la compra.  Es lo que ha sucedido con los cargos públicos. La capacidad técnica de fabricar deseo (publicidad) en la población ha trastocado la economía y la hace depender de esta materia prima (el deseo), de manera que hace que la mano de obra se convierta también en mano de consumo. El trabajo deja de ser un medio para resolver el deseo, y pasa a ser un fin, para cuya consecución se “fabrica” deseo.


La publicidad de masas desarrolla la tecnología psicológica, de manera que como afirma Heleno Saña,el capitalismo está cada vez más condicionado por factores extraeconómicos como la publicidad o la manipulación mental; no sólo produce mercancías  sino que al mismo tiempo produce al tipo de individuo destinado a adquirirlas o consumirlas”. De esta manera los ciudadanos-clientes nos convertimos en una mercancía más.  Esta percepción de la realidad ya no forma parte de un debate abstracto, como  fue en los años sesenta, con Marcuse, Fromm, Sartre, Horkeimer y otros pensadores, sino que es la herramienta que usa el Poder para el control de la sociedad

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En un documento político de la socialdemocracia, precisamente en el marco programático que aparece por primera vez, en el punto 87, la definición de la Renta Básica, como objetivo concreto de la socialdemocracia, leemos en el punto 49 del documento marco presentado por el Comité Federal del PSOE en la Conferencia Política celebrada en Madrid los días 20 – 21 de Julio de 2001: “Los individuos parecen haber perdido el control sobre sus propias vidas, que pasan a ser gobernados por fuerzas nuevas que ni comprenden ni a veces conocen y, mucho menos, controlan” ¿Qué dicen diez años después?. Los representantes en las instituciones del socialismo han sido un instrumento, bien pagado, de los poderes económicos, a cuyo servicio han puesto su acción de gobierno, siendo el colmo incluir una modificación constitucional al servicio de los grande capitales.
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Algo pasa cuando nada se ha comentado sobre este punto, tampoco se ha dado a conocer y las imágenes e impactos informativos de los medios de comunicación siguen anulando la reflexión. Puede suceder como en el cuento de Lady Ronald, que un gato se comió cinco onzas de chocolate en una tienda. Al ser, días después, pesado por un juez para resolver la denuncia, pesaba cinco onzas. La sentencia fue: “Hemos encontrado las cinco onzas de chocolate. Ahora hace falta saber dónde está el gato”.

4 comentarios en “Dinero y psicología

  1. Tal como lo pones, que el dinero ha sustituido a la violencia física y a la sumisión por la fuerza, casi parece que son todo ventajas 🙂

    Yo más que una conspiración veo el egoísmo desmesurado, individual, de cada uno de nosotros. Y que estamos exactamente donde nos merecemos como sociedad, no hay que buscar otros culpables que nosotros mismos.

    Por otro lado, el dinero es más democrático de lo que parece. Si en lugar de meter nuestro dinero en el banco para financiar guerras quien sabe donde nos juntásemos un millón de personas y pusiésemos 100 Euros cada uno (100 Millones de Euros) podríamos hacer cosas increíbles, en lugar de estar todo el tiempo lloriqueando para que otros nos arreglen los problemas.

    En vez de eso, lo metemos en un banco que probablemente lo esté usando para especular contra nuestros propios intereses como comunidad, a cambio de una pequeña ganancia individual.

    Así que, cuando hablamos de «El poder económico» en abstracto, quizá una parte de ese capital sean nuestros pequeños ahorros. Es decir, posiblemente nos estamos criticando a nosotros mismos sin ser conscientes, lo que puede ser terapéutico, pero no parece muy inteligente, y desde luego moralmente no muy reconfortante (pero sólo si lo piensas).

    En eso sí estoy de acuerdo, en que parece que hemos decidido no pensar. Pero no es que no quieran que pensemos; es que no queremos pensar para poder llevarnos el beneficio sin ver las consecuencias de nuestros actos. El culpable: cada uno mismo.

    Y a todo esto no olvides que la Renta Básica también es «dinero» 😉

    1. Tienes razón, pero es que hago una reflexión sobre dos aspectos del dinero, lo que es en lo que coincido también con Mario Cordero, y otra en lo que se ha convertido como símbolo.

      La Renta Básica es dinero, pero como uso, no como poder sobre los demás.

      Planteas lo que decía Sarte de que estamos condenados a ser libres y quien no lo es es porque renuncia a serlo libremente y no lucha por su libertad. El problema es cuando te están apuntando con una pistola y eso es lo que está haciendo el gran capital hoy y lo hace en nuestra conciencia. Una cosa es el dinero como medio económico y otra como Poder, muy diferente.

      Efectivamente la historia ha evolucionado, pero el problema no es que fue antes, sino qué queremos que sea nuestro futuro. Y es necesario saber qué nos aplasta y cómo. ¿Nuestro egoísmo?, es una pulga en un elefante.

  2. El dinero no tiene un valor intrínseco, pues si se quemara o destruyera todo el dinero del mundo lo riqueza que ese representa quedaría igual.

    El dinero no es una invención moderna a no ser que se crea que el hombre sea una invención moderna de un Dios o poder por diversión u ocio lo creo.

    Desde tiempo inmemorial se han usado diferentes formas de intercambio para adquirir lo uno necesita cuando llegue la ocasión.

    No es el capitalismo el que uso el dinero, sino toda la sociedades lo usan para cambiar bienes y servicios y se dice que la prostitución es la profesión más vieja, pues esa persona reclamo algo por el servicio que prestaba era justo que así lo hiciera, y si seguimos el análisis tendríamos que decir que el dinero fue prostituido y por ende malo desde el principio de la existencia humana.

    Claro yo estoy hablando como un soñador que no ve malicia en las actividades del hombre, sino un proceso evolutivo en el cual buscamos o deseamos explicar aquello sobre lo cual sabemos mucho o en mi caso por no saber.
    Mi pregunta será ¿si es justo dar una compensación a alguien si que haya contribuido? Si la respuesta es sí, entonces porque creemos que el capitalista no tiene derecho a aquello que él no ha creado, como por ejemplo la plusvalía, comisiones, o pensiones millonarias a servidores públicos y también privados.

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