La técnica del Poder

No me refiero al poder de las nuevas tecnologías, las cuales se están convirtiendo en una segunda naturaleza humana, que ya en muchos aspectos la sustituye. Sino a cómo actúa el Poder.

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El filósofo francés Michael Foucault en su estudio sobre la arqueología del Poder observó la evolución y la manera de funcionar éste en la modernidad. Una de sus conclusiones fue que no hay que caer en la trampa de discusiones bizantinas sobre quién detenta el Poder, el cual, según dice, no se tiene, se ejerce. Hoy es más una dinámica que una fuerza coercitiva. Como tampoco lleva a ninguna parte querer dilucidar los últimos fines del Poder, porque son debates que no llevan a ninguna parte en la práctica, más bien a callejones sin salida.

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Plantea este autor la necesidad de descubrir cómo funciona, pues solamente de esta manera será posible desactivarlo.

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El Poder moderno se hace invisible, de manera que no es posible luchar directamente contra él. Es un poder que implica a la ciudadanía, lo que Foucault llama la capilaridad del Poder. Por ejemplo redes como Facebook bloquean cuentas y redes que han costado mucho sacar adelante, pero no lo hacen desde un poder central, ni desde la censura de información, sino que establecen un mecanismo protector sobre falsa información, sobre posibles ofensas y mediante un programa que actúa de manera automática y contra el que no es posible intervenir: cierra las cuentas cuando hay gente que pide bloquear tal muro o y denunciarlo como ofensivo. La culpa no es de quienes dirigen esta red, sino de “la capilaridad”, de gente que va a impedir la continuidad de información crítica o para denunciar a entramados políticos. Es un ejemplo, pero revelador de cómo una máquina controla a sus usuarios desde los mismos usuarios. 

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Ya no hay censura en otro orden de actividades, sino selección de contenidos, la cual la hacen expertos o profesionales que cumplen con su trabajo. Se convocan premios, certámenes literarios en los que se seleccionan los modelos de cultura a seguir y el resto queda apartado, basta orientar las subvenciones, los modelos de referencia cultural para hacer una selección técnica y sin censura dejar parte de la cultura fuera del acervo de toda una sociedad. El Poder moderno reprime mediante la creación de modelos de pensamiento.

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Es curioso ver como una gran parte de los premiados y de los “seleccionados” son funcionarios, profesores y cuando alguien es elegido se le profesionaliza en una situación de lujo. Pero aun así cabe que alguien se publique sus textos, porque hay “libertad”, pero se ha manejado la mentalidad de los lectores que hace inoperante editar un libro si no entra en la maquinaria de la difusión.  La red de libros encargados en institutos y colegios establecen un modelo que previamente ha marcado la industria editorial ya no interesa lo que no sea recomendado, no interesa lo que “no sea bueno”. Se crea el negocio de «los más vendidos» que son los que se van a querer comprar. Es otro ejemplo de cómo la técnica del Poder controla la mentalidad e influye en la cultura desde la «libertad».

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Nos enfrentamos a una gran mentira que funciona. La mentira se ha convertido en la ideología moderna, la cual se aplica con técnicas de información que hace que la masa social se la crea.

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Es muy difícil  introducir actualmente un producto sin publicidad, de manera que la técnica del Poder es su aplicación integrada en la sociedad, lo que hace que no se imponga, sino que es asumido, aceptado por la gente. Se pueden plantear enormes mentiras que se asumen porque la técnica del Poder  ha estructurado previamente la conciencia ciudadana, no sólo diluyéndose en sociedad sino que  interfiere en la psicología de las personas.

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Todo lo que se anuncia en las campañas de los partidos políticos es mentira, es falso, pero se asume, se vota por una mayoría. La denuncia a esta situación no se censura, sólo que no forma parte de las campañas, entonces no se subvencionan anuncios al respecto, no se informa. Se aparta y lo que se hace público en internet sólo interesa a un grupo reducido que se difumina frente a un Poder que se concreta en fabricar opinión pública. Internet es un primer paso, pero se considera ya un fin en sí mismo y tenemos que salir de esta trampa. Sin reuniones, sin encuentros, como diría Victoriano Fernández sin organización, no hay respuesta posible.

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Harán falta redes de información de actos, de reuniones, de expandir una nueva mentalidad y pensamiento, que dé a conocer el medio de dominación técnico con el que funciona la sociedad dominada y que se hace de una manera inadvertida. Tal es el reto. Sobre todo cuando nos engañan haciéndonos creer libres y nos dejan flotar en internet, sólo para que flotemos.

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Nadie obliga a consumir, nadie obliga a desear consumir más y más y que sea más de lo necesario, más de lo que nos aporta felicidad y que nos hace integrarnos en un ritmo que impone el Poder. Como es una técnica no vemos el contenido y eso es lo que exige pensar.

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Harán falta crear redes solidarias, de apoyo mutuo como en su tiempo propuso Kropotkin, para poder dar una respuesta. La técnica del Poder nos atrapa en sensaciones de creer que algo va a cambiar y es necesario definir un nuevo modelo, la mera protesta es una sensación que evita el compromiso para un cambio real, un cambio de la realidad. Lo cual exige que nos unamos en conseguir objetivos concretos. Flotar ya no es suficiente. Es hora de decir ¡al ataque!.

3 comentarios en “La técnica del Poder

  1. Pienso que cuando Michael Foucault dice eso del poder él mismo miente, sabe que desde siempre » nos enfrentamos a una gran mentira que funciona; la mentira se ha convertido en la ideología moderna, la cual se aplica con técnicas de información que hace que la masa social se la crea.»

    Eso ya era ideología en tiempos de Akenaton

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  2. El ser humano necesita de algo superior que lo guíe o controle. Si no fuera así no existirían los reyes, gobernantes o religiosos. Aun el más poderoso teme lo que no conoce.

    Quizás la sociedades futuras no necesiten a un dios sino a una máquina que da instrucciones de como vivir. ¿Cual opción sera mejor?. Yo prefiero estar bajo el poder de un humano sobre el cual me puedo revelar, porque cuando sean las máquinas será más difícil combatirlas.

    Damos poder porque somos libres de decidir.

    1. Como ha dejado dicho Jean Paul Sartre «estamos condenados a ser libres», pero una cosa es serlo y otra diferente es tener libertad, diferente a estar libre.

      Nadie da poder a otro contra él, nos lo imponen.

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