He leído el libro “La felicidad tecnológica, de un capitalismo sin futuro a un futuro sin capitalismo” (2010), de Andrés Herrero, que me ha resultado muy curioso, en tanto y cuanto hace un excelente análisis de la situación actual, aportando datos y reflexiones de interés, pero al llegar a las conclusiones derrapa ante la ceguera ideológica, desde mi punto de vista. Pero en su conjunto merece la pena leerlo.
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Concluye con un planteamiento reduccionista: acabar con la propiedad privada y empezar un mundo nuevo, cayendo en el ilusionismo político, casi onírico, porque parece que la realidad queda a un lado, como si estorbase y hubiera que inventarla, pero no de nuevo, sino que persiguiendo lo mismo que rechaza, incapaz de salir del paradigma del pleno empleo.
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Bastaría seguir el rastro de su exposición para señalar la necesidad de un cambio de mentalidad, proponer otro modelo, pues lo que hace el autor es invertir la realidad, ésta no me gusta, le doy la vuelta y como dicen en mi pueblo “una bolsa al revés, una bolsa otra vez”.
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Plantea el sin sentido de que haya cada vez más trabajo y se precarice el empleo, cuando con la tecnología tendría que suceder al revés: disminuir las horas de trabajo, pero sucede lo contrario, porque la tecnología se emplea en aumentar los beneficios empresariales y echar mano de obra fuera del mundo laboral.
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Recoge una cita de Nietzsche en la que sentencia “la dignidad del trabajo es el sueño de los esclavos”, lo que parece retrata la situación actual, incapaces de salir de ella. Recoge hechos que deberían alarmarnos, como la admiración mutua que sintieron Hitler y Henry Ford, qué fue condecorado en los años 40 con la Cruz del Águila alemana. La fundación Rockefeller financió el proyecto de Hitler de crear una raza superior y son los máximos inversores actuales, junto con la fundación de Bill Gates, en la investigación de las semillas transgénicas que se apoderan del mercado alimenticio y son la mayor amenaza para el control de la población mundial. Hace un análisis muy bueno con mucha documentación.
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El autor observa el funcionamiento de los medios de comunicación como herramienta que evita la resistencia social y la función de internet en este sentido. También como se aplican resultados del médico canadiense Ewen Cameron, que fue contratado por el gobierno de EE.UU. para investigar en el cambio de conductas y de pensamiento de los prisioneros durante la guerra de Corea, dando como resultado una técnica de lavado de cerebro. Advierte sobre las investigaciones de los campos electromagnéticos que provocan sonidos en el aparato auditivo de personas, así como orgasmos en la distancia. Recoge las declaraciones de un antiguo general estadounidense, Smedley Butler, quien al hacer un balance de su labor profesional en el ejercito reconoce que “la guerra es un robo organizado”.
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Asoman en el libro que comentamos conclusiones de rechazo directamente a la tecnología, cuando pienso que ésta no es capitalista, sino un patrimonio de la humanidad, que viene de la acumulación de conocimientos. El capitalismo comercializa la tecnología, hace que llegue al pueblo, al menos en parte, la hace asequible, y luego la instrumentaliza como herramienta de poder, de sometimiento al usuario, al cliente, cierto, pero es esta instrumentalización la que hay que evitar y combatir, pero no los avances de las nuevas tecnologías.
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La alternativa que ofrece parte de una premisa irreal, y es en resumidas cuentas que todos han de ser buenos, o sea comunistas. Este planteamiento es peligroso como lo demuestra la historia: si no lo son habrá que plantear que lo sean (reeducación versus lavado de cerebro) o eliminarlos, lo cual no lo dice exactamente así el libro, pero hace todo un panegírico en torno a la propuesta central: suprimir la propiedad privada, llevando a un engaño revolucionario pues un modelo absurdo no puede sustituido por otro igualmente absurdo aunque sea diferente. ¿Cómo lograrlo?, su respuesta es que mediante una gran alianza social. En fin.
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Suprimir la propiedad privada puede ser un gran debate teórico, pero metafísico, más allá de la realidad actual, desde la cual hay que partir irremisiblemente. Lo que la condena a ésta no es sólo un modelo de producción obsoleto, injusto y cruel, sin lugar a dudas, sino el paradigma en torno al empleo en el que se sumerge la propuesta del comunismo moderno e impide un salto a una nueva mentalidad, como cuenta Eric Fromm (1953): el problema de garantizar un salario a todas las personas no es un problema económico, ni social, sino de mentalidad y político, pues se convierte en una medida de control para ejercer el Poder como chantaje.
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Actualmente no hay necesidad de producir más, no hay trabajo para repartir, pero sí dinero, mucho, que va a manos de los empresarios con subvenciones “al empleo” que desembocan en los beneficios empresariales . Es el dinero el que hay que socializar y repartir mediante la aplicación de la Renta Básica, lo cual llevará irremisiblemente a un nuevo modelo en el cambio de la relación del individuo con la sociedad y con la economía.
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Por otra lado ofrece un marco de libertad nuevo donde lo que pasara después no lo podemos saber, como dicen saberlo los moralistas del trabajo, porque la Renta Básica no es un modelo utópico sino racional, basada en una lógica que parte de la realidad, que tiene un potencial transformador en el mismo momento que nos saca del paradigma dominante, que ya no se trata solamente de un modelo sino de toda una civilización.
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Además permite que puedan desarrollarse diversos modelos económicos en una sociedad, grupos que se asocien en cooperativas, que sin una base de supervivencia no pueden impulsar su andadura, modelos de apoyo mutuo, una economía basada en la artesanía y la producción ecológica, a la vez que una sociedad de consumo y tecnificada, lo cual será decisión de cada persona elegir cómo quiere vivir.
Yo también he leído el libro La Felicidad Tecnológica: de un capitalismo sin futuro a un futuro sin capitalismo de Andrés Herrero, que muy bien documentado, analiza de forma amena, pero con profundidad a la situación actual de la sociedad.
Por parte de Ramiro ha debido haber un mal entendido: el autor se pronuncia en favor de la propiedad colectiva de los medios de producción, en vez de privada como sucede ahora.
No se limita a constatar el fracaso de comunismo y anarquismo, como alternativas al capitalismo, sino que explica en qué han fallado y propone un nuevo sistema social, síntesis de los elementos válidos ambos: equisocialismo, basado en democracia horizontal, socialismo y equidad.
Para conseguirlo, señala que se necesita una revolución de las conciencias que vaya acompañado de una movilización general de los ciudadanos.
La Renta Básica puede ser un instrumento positivo que mejore la condición de los más desfavorecidos, pero nunca podrá derrotar a Botín, Rockefeller, etc.Cuando Rockefeller vino a Madrid hace pocos años, dijo textualmente que «la riqueza era un arma», ¿y contra quien la emplea?.
Mientras sean los «mercados» quiere decir los dueños de las acciones de las grandes empresas, quienes decidan absolutamente todo lo que hemos de hacer los demás, la decisión será la que es: cada día mas explotación de los recursos y de los humanos , unos sobre otros.
Hemos de construir una alternativa al capitalismo y esa alternativa ha de ser la propiedad colectiva de los medios de producción. Decirle a la gente que se puede mantener la propiedad «privada», sea en la vieja forma o en la actual de monopolios dirigidos desde una corporación de corporaciones, pero dejando que el mercado decida que comemos y que producimos … es una manera de engañar a la gente y de engañarnos.
El socialismo real fue una parte del engaño porque se quiso buscar parches para mantener la desigualdad, incluso cuando los medios de producción era del estado, y porque se impidió que cada ciudadano se asociase con quien quisiera para construir el socialismo.
Los atajos de ahora para llegar a la igualdad sin socialismo son un cuento, un cuento por que pagaremos todos por ser parte del engaño.
Habría que llamar a las cosas por su nombre, habría que hablar de igualdad de cooperación racional y de comunismo democrático….
Todo el resto del discurso actual nos lleva a la guerra a la III que ya esta en marcha.
Suprimir la propiedad privada puede ser un gran debate teórico, pero metafísico, más allá de la realidad actual, desde la cual hay que partir irremisiblemente. Lo que la condena a ésta no es sólo un modelo de producción obsoleto, injusto y cruel, sin lugar a dudas, sino el paradigma en torno al empleo en el que se sumerge la propuesta del comunismo moderno e impide un salto a una nueva mentalidad, como cuenta Eric Fromm (1953): el problema de garantizar un salario a todas las personas no es un problema económico, ni social, sino de mentalidad y político, pues se convierte en una medida de control para ejercer el Poder como chantaje.
Esta «idea fuerza» de Ramiro según la cual es compatible el sistema capitalista con la renta básica y con algún otro modo de organizar los mercados, es uno de los frenos a la «salida de la trampa» de la que habla W. Reich. Estamos en una trampa y no queremos salir de ella, esa es la idea fuerza de Reich.
La trampa de la que no queremos salir fue desvelada, en parte , por Marx y Freud. Ahora algunas pistas mas nos han dado los psicólogos de la «forma» y los cognitivistas, cuando explican que nos movemos por atajos y no por algoritmos.
Con los datos que tenemos ya desvelados hemos de trabajar. Empeñarnos en que el capitalismo en su conjunto – tal como funciona – puede ser compatible con alguna idea de justicia o de «felicidad» es no querer ver lo que Marx dejó claramente expuesto.
La idea trampa es el trabajo que ha dejado de ser un medio para ser un fin en sí mismo, una necesidad, lo cual es el síntoma de una neurosis social.
Sólo saliendo de la neurosis del trabajo como una necesidad en sí mismo podremos salir de la crisis y del modelo actual sin caer en otros modelos de control.
Marx dejó claro que hay que hacer un análisis concreto de la situación concreta.
El ser humano tiene derecho al fruto de su trabajo… eso si que es , junto a lo que dice Ramiro «análisis concreto de la situación concreta» no querer salir de la trampa.
El ser humano, siguiendo a cualquier economista o al sentido común, hace siglos que no aplica «trabajo simple», en cuanto aparecieron las herramientas y los excedentes, el trabajo dejo de ser algo «personal» para convertirse en social.
El empeño de aquello, que , mediante una combinación de la guerra, la usura y la religión, han puesto a su nombre el trabajo de los demás es lo que produce el sufrimiento en la TRAMPA INTERNA DE NUESTRO CUERPO. Cuando Mario Cordero dice eso de «propiedad privada legalmente adquirida» él mismo se mete en la trampa.
Cuando Ramiro se empeña en que con la Renta Básica sin tocar el capital, sin socializar el capital, las cosas pueden mejorar se mete en el círculo en el que lleva años.
Conozco a Ramiro desde los tiempos en que creamos los Verdes y se su buena fe y su entrega. Pero también su inquina al comunismo y al pensamiento leninista. Cada vez que dialogamos en España y en el mundo personas «alternativas» buscamos más la manera de explicar lo mal que esta la trampa, en base a algún error del «otro».
Reich (que conocía a Marx en profundidad y era colaborador de Freud) insiste en la idea de que el TRABAJO es la fuente de la vida pero tiene claro que el trabajo del que habla es social y que el CAPITAL es trabajo acumulado Y que ese trabajo ha de ser gestionado social e igualitariamente.
Sin trabajo creativo las personas enferman de inacción. Eso es la «plaga emocional». Veo que también en este blog seguimos en la trampa. bueno. A mi edad me da un poco igual. Ramiro me pide que opine y lo haré. Pero no seré coartada liht para cubrir sueños. Sin un cambio en el paradigma de los aprendizajes, sin un cambio en la manera de gestionar el trabajo acumulado que es social, seguiremos sufriendo, cada día un poco más.
Saludos. Victoriano
El capitalismo realmente existente, al contrario de lo que se nos quiere hacer creer, no se basa en modo alguno ni en la propiedad privada ni en el libre mercado, sino en el arrendamiento de la propiedad y en los oligopolios de comercio, incluidos los oligopolios de las empresas financieras…
Si la base del capitalismo fuera la propiedad privada, ya hubieran establecido los capitalistas una especie de renta básica de ciudadanía que garantizara a todos los ciudadanos un ejercicio mínimo y común del presunto derecho de propiedad.
Si fuera verdad que el libre mercado interesara al capitalismo estarían prohibidas las corporaciones transnacionales, o al menos estrictamente controladas, precisamente para salvaguardar la libertad de mercado, para todos los mercaderes…
Si queremos un mundo mejor donde la injusticia no exista, creo que tenemos ya un sistema que propone un cambio radical a todo el mundo. Este sistema que busca una moneda mundial, un gobierno mundial, un ejercito con autoridad en el mundo, un sistema económico equitativo donde hombres y mujeres sean compensados igualmente por la misma función, donde un reinado de paz existiría por milenios, entonces debe leerse las ideas expuestas por la Fe Baha’i, Esta es mi opinión y no la de los Baha’is que no publican sus ideas en los medios publicitarios y que quizá no agradezcan esta referencia.
Mientras el propósito de un sistema de producción sea el que al añadir trabajo a algo que fue producido previamente o dado por la naturaleza, entonces tendremos un sistema capitalista, asumiendo que lo que se produce se cambia por algo vía trueque o por ganancia.
La propiedad privada cuanto legalmente adquirida, nadie tiene derecho a expropiarla. Ya sea un sistema democrático o autoritario que permita tal posesión, este reconoce lo que estipula la carta mundial de derechos humanos. Tengo que aclarar que legalmente quiero decir sin privilegio o fuerza sea esta física o mental.
El ser humano tiene derecho al fruto de su trabajo.