Vivimos un reflujo social que afecta a la economía, a la política, a la enseñanza, a casi todo en general, lo vemos y nos alarmamos, pero no somos capaces de reaccionar colectivamente, lo cual traerá graves consecuencias. La lucha contra esta marcha atrás no puede servir únicamente para el juego de la alternancia en el gobierno, pues este juego forma parte de esta situación.

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Quienes han iniciado el retroceso social ahora ponen el grito en el cielo porque ellos sólo lo hicieron un poquito. La dictadura del bipartidismo es una de las causas del retroceso que vivimos en materia de derechos civiles. El problema es que está empezando, irá a más para acabar en el desastre y otra vez a empezar, de esta manera no se consiguen afianzar pasos cualitativos en materia social y económica.

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Se restringen los derechos laborales, cada vez más, pero los socialistas que han estado en el gobierno para hacer lo contrario no lo han hecho, al revés, iniciaron una reforma que ahora simplemente la derecha tiene que continuar. En materia energética no establecieron la desnuclearización ni crearon una estructura para un sistema energético basado en energías limpia, algo factible, se hicieron guiños, hacer que se hace, pero quedó todo a los pies de los caballos para que la derecha pueda establecer su proyecto nuclear en un futuro.

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En sus discursos desde la oposición el PSOE grita por una España laica, pero a lo largo de ocho años ha mantenido la asignatura de religión en el sistema de enseñanza, no fue el momento de plantearlo, dijeron, pero ahora sí, cuando están en la oposición. Ponen una asignatura de educación de ciudadanía que ahora utilizan los nuevos gobernantes para sus intereses llamándola “educación cívica”. Tal es el engaño que construye el partido socialista para volver al Poder en un proceso engañoso de alternancia. Mienten, mentir es su ideología de Poder.

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Hoy los socialistas se lamentan de la condena al juez Garzón al que están aplicando la justicia del halcón, con trampas aplicadas a la misma justicia, pero quien ha permito que esto pase es un gobierno que durante ocho años no cambió la ley que permitiera la investigación a gabinetes jurídicos de organizaciones mafiosas, como sí se hizo años atrás para casos de terrorismo, ¿es que robar millones de euros y evadirlos no es terrorismo financiero?. No hacer esta ley es lo que ha hecho que Garzón sea condenado, precisamente por no dar marcha atrás a la investigación que demuestra la culpabilidad de los responsables de la trama Gürtel.

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Llegamos a una situación espantosa, hemos escuchado las conversaciones de los protagonistas de la mayor estafa empresarial que ha habido en España, están las pruebas, pero no podrán ser condenados y sí el juez que lo ha averiguado. La justicia queda deslegitimada, pero quienes tuvieron el poder para aprobar las leyes que hicieran que esto no pasara ahora se esconden y se dan golpes de pecho, la culpa es de la derecha, pero ellos han puesto la alfombra para que hagan lo que están haciendo.

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Otro ejemplo, que afecta al juez Garzón, es la denuncia por abrir un proceso judicial contra los crímenes del franquismo, que no ha podido seguir adelante por culpa de una ley de la Memoria Histórica incompleta, insuficiente cuando tuvo que ser una ley que especificase la legalidad de juzgar los crímenes del franquismo y la reparación de las víctimas. Han hecho que hacen algo sin hacer nada.

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El caso del juez Garzón no es sólo que hace visible esta dejación política, sino que es un símbolo del inicio de la marcha atrás, que sucede también a pequeña escala siendo condenados ecologistas que han denunciado las explotaciones a cielo abierto como en Villablino, el hostigamiento a voces críticas a las que se les silencia en la prensa o se les aparta de sus empleos. Porque estos actos generan una onda expansiva que es el miedo. Hoy hay personas críticas amenazadas por nazis y por delincuentes comunes, en otros casos  denunciadas con falsos cargos sin que puedan casi salir de sus casas. Es un fenómeno que debería preocuparnos.

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Cuando la República de Weismar en Alemania empezó a declinar hubo un hecho simbólico que fue el preludio de lo que vino después, el nazismo. Se trata del asesinato de Walter Rathenau, del partido Democrático, judío, que fue Ministro de la República cuando lo asesinaron el año 1922.

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La marcha atrás tiene un origen claro, el inmovilismo. La Transición española, ¿adónde ha transitado?, se ha quedado estancada, no ha avanzado y, como el agua que se estanca, se pudre. Yo comparo la marcha atrás con un río al que se pone un tope, no es que no avance, sino que al llegar a un tope retrocede.

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No se ha avanzado en derechos económicos con la Renta Básica de ciudadanía, fundamento de cualquier otro avance económico ya que implica la capacidad de supervivencia. El retroceso en la política económica y laboral está siendo enorme con la nueva reforma,  aumentará más el paro, porque ¿cómo es posible crear empleo echando a la gente de sus puestos de trabajo y acabando con sus derechos laborales?.

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 No se ha avanzado en derechos sociales, al revés, se cambió la constitución para establecer unas condiciones económicas que impiden disponer del dinero público para necesidades sociales y la deuda se pone a disposición de los grandes capitales financieros, sin embargo las medidas de defensa de los derechos de la mujer y de los derechos de los homosexuales quedan a merced del gobierno de turno y así un largo etcétera.

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No basta impedir ir marcha atrás, hay que salir a la calle para pedir nuevos derechos, más , presionar y luchar para avanzar, y no para quedarnos como estamos,  de lo contrario la fuerza de contención social será contrarrestada por la base social que apoya la marcha atrás y permite el engaño de quienes ahora se quejan desde la oposición sin haber hecho nada cuando han podido hacerlo.

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La violencia es un paso atrás en la lucha por la libertad y es algo que se está fraguando. El Poder necesita justificar su violencia. Por eso avanzar es luchar desde la no-violencia. La clave es la cooperación entre las personas, la cooperación como lucha y como resistencia. Ni un paso atrás. ¡Al ataque!.