Recortes en educación, recortes a la crítica, castración social

Lo que rebela la crisis actual es también una crisis de quienes combaten sus consecuencias, una crisis de quienes critican lo que sucede desde una perspectiva personal disfrazada de lucha social. Es la crisis de las ideas, es la crisis del egoísmo convertido en la ideología dominante. Analicemos, por ejemplo, la lucha contra los recortes en el sistema educativo. Dicen que hará que disminuir la calidad de la enseñanza, ¿qué calidad?, ¿a nadie se le ha ocurrido esta pregunta?.

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Lo que está pasando no tiene sentido, la lucha contra los recortes en la enseñanza pública es el grito durante una caída en la que ya estamos en el aire, no se quiso frenar en su momento y ahora sólo es posible abrir un paracaídas que evita la destrucción de todo en el momento en que suceda el golpe. Y seguimos gritando ya casi sin tiempo. Nos hemos salido de la carretera porque ya no hay más trayecto (presupuesto) y es necesaria una caída lenta que nos permita salir del vehículo (sistema de enseñanza) y emprender otro camino.

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Mientras que se desmorona el modelo educativo sin que lo queramos ver, no podemos seguir insistiendo en lograr una plaza más, aumentar los contratos para una minoría, porque una lucha social no puede orientarse, como hacen los sindicatos mayoritarios, sobre la base de defender privilegios de los funcionarios y de quienes quieren serlo. ¿Cómo es posible pedir que no se quite la paga extraordinaria de Navidad, que no se bajen los salarios, que no haya despidos sin pedir ¡lo primero! y como condición necesaria que no haya ningún parado sin prestaciones?. Es algo inadmisible. La solidaridad es el motor de todas las luchas, sin ella hemos perdido el norte. Es la base de todo lo demás , su ausencia es la crisis real, la incapacidad de poder responder al Poder que nos ha llevado a su terreno: el egoísmo, el cual se traduce en egoísmo económico, en egoísmo social, egoísmo cultural, egoísmo ideológico, etc. 

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La crisis económica salpica al sistema de enseñanza, pero éste sufre desde hace tiempo su propia crisis, la cual no es una cuestión de dinero. Sí es cuestión de dinero cómo se ha gastado el presupuesto para la enseñanza sin que nadie lo haya denunciado, pero insisto que no es la cuestión esencial. Por ejemplo ha habido colegios que no tuvieron dinero para poner unas colchonetas en el gimnasio del colegio, pero llenaron las aulas de ordenadores y pantallas digitales compradas a una empresa multinacional con dinero público. Y casi nadie dijo nada. Sólo alguna asociación de madres y padres pidió que se realizasen estudios sobre cómo afectaría al aprendizaje y cuando ya están colocados se ve que puede no ser lo más efectivo para el aprendizaje, sino que pueden servir en cuanto a uso pedagógico para la aplicación posterior de lo que se aprende. Pero ni siquiera esto es lo esencial.

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Lo que debemos cuestionar es el modelo de enseñanza actual y no lo digo como crítica al cuerpo docente, que bastante hace y se esfuerza, con una inmensa mayoría de maestros y maestras, de profesoras y profesores magníficos, pues precisamente es a ellos a quien primero amordaza este sistema que no permite desarrollar el potencial pedagógico de los profesionales de la enseñanza ni la aplicación de sus capacidades, convertidos en vigilantes y obligados a ser antes funcionarios que maestros o profesores.

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La cuestión básica de la enseñanza es que se enfoca fundamentalmente a que los jóvenes se preparen para tener un puesto en la sociedad, una sociedad que fue industrial cuando el sistema de enseñanza actual se empezó a implantar y ha evolucionado dentro de este modelo. La enseñanza ha sido la fábrica de la mentalidad del modelo industrial, ha fabricado piezas del engranaje colectivo, desde los obreros a los técnicos, a los diseñadores, a las élites y a los reparadores de los desperfectos. Ha funcionado de manera muy similar a una fábrica, incluida la sirena que suena a la hora de entrar y al salir. Ha preparado una escala de notas que luego se han aplicado, más o menos, a los salarios. Pero este modelo social ha finalizado, surge a cambio el modelo tecnológico, cuyo contrapeso es una sociedad que abre las puertas a la creatividad, el futuro será la sociedad del arte o por el contrario una sociedad robotizada. Este es el pulso de hoy y no nos enteramos. El futuro será una sociedad crítica o por el contrario una sociedad tremendamente violenta. Y una sociedad en la que el empleo será algo complementario no esencial, como lo fue en los anteriores modelos de sociedad. O vemos estos factores o no entenderemos nada de lo que se llama fracaso escolar, cuando es el fracaso de la escuela, el fracaso de una sociedad incapaz de adaptarse a las transformaciones que ha sufrido, de lo cual no se quiere hablar y nos dejamos llevar por la inercia. La lucha contra los recortes en una cortina de humo para no ver precisamente esto que es lo que se debería de plantear, debatir y luchar: por implantar nuevos modelos.

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No basta con llevar las nuevas tecnologías a los centros y enseñar su uso, sino adecuar la formación del alumnado al mundo que crean los nuevos medios de producción, los de consumo y los de percepción de la realidad. No podemos seguir midiendo el aprendizaje en parámetros de eficiencia, de control de calidad donde los exámenes han pasado de ser un medio para saber qué es lo que sabe el alumnado a ser un fin para el que se enfocan las clases y crea un agobio cada vez más inaguantable. Y que se encarrila con el sacrosanto programa, programa que se ha de cumplir a toda costa, aunque deteriore el proceso de enseñar y aprender.

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Estamos creando ciudadanos profesionales idiotas, en el sentido etimológico de la palabra, idiotes: aquel que es incapaz de comprender lo ajeno, y vivimos el apogeo de tal situación de ir cada uno a lo suyo. No podemos seguir siendo idiotas que defendamos privilegios de sectores que tienen asegurado su sueldo, y si hay recortes, no digo que no luchen por sus derechos y privilegios o particularidades, sino que la primera reclamación y exigencia ha de ser la de que los recortes vayan para los que carecen de medios de vida y no dejar en esta lucha a una parte de la sociedad en la estacada y pasto de la pseudocaridad. Cuando esto se haga lograremos rearmar la fuerza moral necesaria para una lucha por los derechos sociales, la justicia y la equidad. ¿De qué sirve un cuerpo de funcionarios con altos sueldos, con pagas extraordinarias, con pocas horas de trabajo y calidad de la enseñanza y todo lo demás si una parte de la sociedad carece de medios básicos de subsistencia?.

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La falta de miras lleva a protestar, por ejemplo, también contra los recortes sanitarios, pero no se habla de algo que se planteó hace tiempo sin que tuviese eco en los medios de comunicación ni en grandes organizaciones, algo que mejoraría enormemente la salud de la sociedad, como es aplicar otros modelos sanitarios en el sistema público, lo que exige incluir tanto el método sanitario homeópata como el naturista, no únicamente una sanidad alopática, que es necesaria, pero no lo es que sea exclusivamente el único modelo de profesionales médicos. La inclusión de los otros modelos, con profesionales con la misma titulación,  ahorraría mucho dinero en gastos farmacéuticos y a la vez aumentaría la salud de la población, sin que sea algo impuesto, sino que permite a las familias  optar a un modelo u otro a los tres. El problema es que no se conocen los demás modelos, se ve como normal y única realidad lo que hay, convertido en un negocio sangrante de las multinacionales farmacéuticas. ¿Dónde está el debate?.  No se nos ocurre ni pensarlo y automáticamente salta el chip para decir «es una tontería”, porque nos han adiestrado a pensarlo ya que el sistema educativo ha logrado colocar en las personas anteojeras como a las mulas de antaño con el fin de que no se salgan del camino y no vean más allá de lo que tienen delante.

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Otra larga historia es que no se pone de relieve la educación afectivo-sexual, la educación de los sentimientos, saber qué sentimos, expresarnos, comunicar, cuando es lo que al final define nuestras vidas, pero todo se reduce a recibir datos, cifras, palabras para luego vomitar todo lo metido en una carrera a contrarreloj en los exámenes y lograr llegar al final, tener un buen puesto de trabajo, nada más. Se ha llegado al punto máximo de castración social. SOS.

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8 comentarios en “Recortes en educación, recortes a la crítica, castración social

  1. Respecto a otra sanidad y otra educación sólo comentar una cosa:

    El sistema sanitario es mucho más amplio que el que se pueda abarcar desde un ministerio. La sanidad la trabajamos cada día. En cada sufrimiento, en cada alegría, en cada suspiro que puede ir acompañado de mayor o menor proporción de oxígeno y miles de partículas más o menos tóxicas.

    El sistema educativo otro tanto de lo mismo. No solamente recibimos mensajes educativos en la escuela. Cuando salimos de las aulas hablamos con gente, vemos la televisión y nos metemos a leer libros.

  2. ¿A qué se debe esto? Las fuertes transformaciones de la sociedad global están dejando en claro que este fin de siglo está suponiendo un cambio total de reglas de juego, un cambio de paradigma.

    En el caso de la educación quizás el fracaso se deba a que las respuestas tienden a sostener una mirada retrospectiva más que a inventar una propuesta prospectiva. Y esto es grave ya que a pesar de que estas respuestas prospectivas existen en otras áreas, en la educación parece que se prefiriera una respuesta que se acerca a más de lo mismo.

    Nos limitamos a expandir y replicar el modelo clásico de la escuela del siglo pasado (más bien del siglo ante-pasado, del siglo XVIII, que a esta altura, ya casi es del siglo ante-ante-pasado!), modernizándolo con materiales didácticos y, sobre todo, incluyendo la mayor cantidad de computadoras posible. Esta solución es por demás ingenua y denota muy poca capacidad de mirada prospectiva.

  3. DOCENTES ESPAÑOLES

    «Sólo alemanes, irlandeses y japoneses ganan más

    ¿Y el sueldo? Según el estudio de la OCDE, un profesor de primaria en España gana 35.907 euros anuales al comenzar y 50.105 en la escala máxima, más que la media de la OCDE (entre 26.512 y 42.784 euros) y de la UE (entre 26.472 y 42.041 euros). En secundaria, los docentes de nuestro país ganan entre 40.923 euros y 57.304 euros, también más que la media internacional, que no llega a los 30.000 euros en la retribución inicial y está en torno a los 47.000 en la retribución máxima.

    Los profesores de primaria españoles ganan más que los franceses, que los italianos, que los estadounidenses o que los suecos. Sólo son superados por los alemanes, que ganan entre 40.000 y 54.000 euros, y por los irlandeses y los japoneses, que ganan 60.000 y 54.000 euros, respectivamente, al final de su carrera.»

    http://www.elmundo.es/elmundo/2011/09/13/espana/1315905117.html

  4. Sólo voy a centrarme en el recorte de reducción del profesorado contratado en la Comunidad de Madrid y en los responsables inmediatos de éstos: los equipos directivos de los centros públicos, los inspectores de educación y los cargos de la administración educativa de la autonomía.

    La Comunidad de Madrid tiene como normativa supletoria una orden ministerial de 1994 que no quieren aplicar los inspectores, los equipos directivos y cargos políticos o semipolíticos y que reduce a 25 el horario regular del profesorado de secundaria. Si se aplicara esta y otras reglas supletorias, se ampliaría el número de profesores interinos. La jurisdicción contencioso administrativa a dado la razón a los profesores denunciantes de los abusos de los que son objeto por parte de los responsables de la administración educativa en diferentes niveles.

    En la actualidad hay que constatar el hecho de que los cargos de la administración, los inspectores de educación y los equipos directivos son analfabetos jurídicos o simplemente despóticos y corruptos. Importa ante todo permanecer en el poder y beneficiarse del sobresueldo económico de los cargos de responsabilidad. El resultado es la masificación de las aulas, el aumento del paraprofesorado privilegiado, la pérdida de la calidad de la educación generalizada en centros públicos y la ausencia regular de ambiente educativo en el espacio escolar y en horas lectivas.

    El modelo político no es sostenible económicamente. Se están endeudando a las generaciones venideras. Los que pueden pagar la educación de sus hijos no pagan. Faltan ciclos de grado medio y superior porque no se sostienen con dinero privado y se generan becas o gratuidades de diferentes modos. El resultado: el elitismo de la FP, sobre todo en los ciclos más demandados. Son muchos los alumnos que se quedan sin poder cursarlos. De ser financiados totalmente o cofinanciados podrían hacerlo en centros públicos.

    Todavía no se habla políticamente del CREDITO ESCOLAR para que alumnos sin recursos puedan seguir estudiando y, con el apoyo de empresas privadas y públicas, ir pagándolo poco a poco en vacaciones o tras terminar sus estudios. En otros países es una realidad que esta posibilitando que muchos jóvenes puedan seguir estudios superiores.

  5. Para ciertos grupos sociales siempre o casi siempre han ido bien las cosas, al igual que viene ocurriendo lo contrario con el resto de la sociedad.

    Depende del carácter o humor de la persona, para en función del momento, tenga una opinión respecto de hechos pasados, presentes o previsiblemente venideros.

    Así pues en este momento, opino que el sistema educativo en líneas generales al igual que la sociedad ha mejorado de forma continua, echando de menos un mayor desarrollo de la conciencia crítica, que por no se qué razones no cala en nuestra sociedad española (que conozco).

    Hay pocas iniciativas de cambio, y en casi todas no es apoyada más que por quién la «elabora» y un pequeño grupo generalmente cercano a la persona de quien parte.

    Si el que la promueve «tiene poder», sale adelante (para bien o para mal).

    Para ello lo bueno es hacerse con el poder (CASI SIEMPRE IMPOSIBLE), y alterar el orden con el «apoyo» de esa mayoría silenciosa, que o se calla o habla (cuchichea) en corrillos.

  6. Las «pagas extraordinarias», técnicamente no son privilegio alguno (no son ley hecha «para privados»…), sino un derecho por ley común para quienes cumplan determinadas condiciones.
    Se entiende que el mismo nombre de «pagas extraordinarias» inspire repugnancia y animadversión en, en una época como la nuestra, en la que las diferencias sociales están especialmente marcadas por el hecho de percibir o no un salario…

    Sin embargo, no debiéramos caer tan fácilmente en esa trampa neoliberal que califica de «privilegios» ciertos derechos adquiridos por los trabajadores, como es el caso. Por esa vía daríamos fáciles argumentos a los enemigos de la clase obrera para rebajar el poder adquisitivo de los empleados públicos y otros trabajadores supuestamente «privilegiados».

    Mejor opción sería, a mi entender, suprimir la figura paternalista y oportunista de las pagas «extra», pero sin disminuir la percepción final, por la vía de dar un tanto más en cada paga de las consideradas ordinarias.

    Por otra parte, sigue siendo justo y necesario llamar a la solidaridad de clase, y apelar para ello a LA RAZÓN y a LA CONCIENCIA HISTÓRICA DE LA CLASE OBRERA, en la que todo apunta a la FRATERNIDAD SOLIDARIA CAPAZ DE SUPERAR EL EGOÍSMO.

    Esto último debiera ser obligatorio para quienes se dicen «socialistas», «comunistas», «anarquistas» , progresistas o, sencillamente, «de izquierdas», todo lo cual requiere poner a la cabeza de nuestra tabla de reivindicaciones la resolución de las necesidades básicas más perentorias de los últimos y excluidos; y de poner estas necesidades muy por delante de los intereses específicos de quienes tenemos esas necesidades razonablemente satisfechas. De pico queda todo muy bien, porque hablar resulta fácil. En la realidad, ¿no habrá demasiada «izquierda Farisea»…

    1. No digo que sean privilegios per se, sino que lo son en comparación con los parados que no cobran ni extraordinaria ni un mínimo para sobrevivir. Toda lucha social ha de empezar por los más desfavorecidos y tenerlos en cuenta o no es lucha social. De lo contrario se defienden privilegios, insisto.

  7. ¿A qué se debe esto? Las fuertes transformaciones de la sociedad global están dejando en claro que este fin de siglo está suponiendo un cambio total de reglas de juego, un cambio de paradigma.

    En el caso de la educación quizás el fracaso se deba a que las respuestas tienden a sostener una mirada retrospectiva más que a inventar una propuesta prospectiva. Y esto es grave ya que a pesar de que estas respuestas prospectivas existen en otras áreas, en la educación parece que se prefiriera una respuesta que se acerca a más de lo mismo.

    Nos limitamos a expandir y replicar el modelo clásico de la escuela del siglo pasado (más bien del siglo ante-pasado, del siglo XVIII, que a esta altura, ya casi es del siglo ante-ante-pasado!), modernizándolo con materiales didácticos y, sobre todo, incluyendo la mayor cantidad de computadoras posible.

    Esta solución es por demás ingenua y denota muy poca capacidad de mirada prospectiva.

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