Me lleva sucediendo un tiempo, pero cuando diversos actos se han concentrado últimamente lo he experimentado más: etiquetar a alguien para divulgar desde su muro un acontecimiento cultural o político, que piensas que le puede interesar. Precisamente esto son las redes y actuar con ellas. Pero varios de quienes lo reciben protestan y piden que no se le etiquete más.
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O compartir un mensaje para varias personas con el objetivo de dar un aviso, sobre alguna cuestión que se ha mostrado proclive. Y algunos piden que se les quite y no volver a enviar mensajes porque su wuafon, o como se llame, le molesta con los pitidos que avisan de recibirlos ¿Para qué quiere entonces este aparato?.
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Merece un reflexión este asunto, que reproduce peligrosamente la censura bajo el halo de respeto, de no intromisión y demás excusas: Limitar un nuevo medio y sobre todo castrar la información, lo cual me parece el resultado de años de ejercer el control sobre la misma y ahora se reproduce en los individuos.
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Se crea una red de control que impide que fluya la información, como sucedió en los medios de comunicación de masas, libres al principio, como la prensa, la radio… Surgieron como medios para informar que hubo de llenar de contenidos, pero se convirtieron en empresas o se usaron desde los gobiernos para controlar, precisamente, la información y el pensamiento crítico.
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1.- Tenemos una mentalidad infantil. Seguimos como l@s niñ@s con su juguete: “mío, mío, es mío”; mi, mi, mi…. Cuando un muro es un espacio virtual que cada cual gestiona el que le corresponde, pero es un espacio abierto. Sin embargo lo cerramos en lo mío, mío…
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2.- Cierto que si este medio se llena de mensajes al final el exceso de información hace que no se lea nada. Y también que pierda credibilidad. De ahí la necesidad de una estrategia y reflexión para conseguir interactuar en un medio abierto y no cerrado.
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3.- Yo, por ejemplo, selecciono los textos que me mandan. No coloco todos. Pero no los rechazo, los leo y elijo, es decir ejerzo mi libertad y dejo que los demás desarrollen sus informaciones, pero si me cierro a que no me manden las cosas no elijo, simplemente impongo un censura previa a mi red y esta censura se extiende.
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4.- Y parece que se impone escribir textos cortos. Mucha gente se queja de que se coloquen artículos largos. Observo como amigos han perdido su capacidad de análisis y comentan cuestiones breves, llevando la conversación de bar, original y con chascarrillo, a internet. Se pierde la profundidad.
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O somos capaces de hacer un autocrítica y pensar sobre los nuevos medios de comunicación, sin caer en la inercia de su uso, o estamos condenados repetir los mismos esquemas que antaño ante el desarrollo de los medios de comunicación y serán controlados también las nuevas formas, aparentando libertad. Una libertad que no tenemos, simplemente la dejamos a un lado para proteger nuestro recinto, mi espacio virtual, sin ver que la libertad se ejerce colectivamente. O no es. Lo demás seguirá encerrándonos en la jaula del egoísmo, que es como siempre nos controlan.
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La ley mordaza, represión pura y dura, es posible porque previamente hemos puesto la mordaza en nuestra propia boca, en nuestros muros, en nuestros partidos políticos, en nuestros ambientes, en nuestros sentimientos, y demás.
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