Saco a pasear unos perros con una amiga que se accidentó y no puede hacerlo ella. A ratos acompaño a una persona que no se puede quedar sola en casa cuando su mujer tiene que salir. Para mucha gente supone perder el tiempo. ¿Y qué hago, me quedo en casa escribiendo sobre la solidaridad?. ¿O me quejo sin parar del egoísmo humano y de lo mal que va el mundo?.
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Y para confirmar el encierro en de no hacer nada por los demás muchos de ellos leen la prensa y escuchan las noticias en la radio y en el televisor… las mismas malas noticias multiplicadas por cuatro con el fin de lamentar qué mal está todo. Como si se pretenda de esta manera justificar esconderse de los demás.
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Recuerdo una frase de Ernesto Cardenal: «Solidaridad» no es una palabra. Y disertó este poeta sobre que la solidaridad se ejerce con hechos concretos, no con grandes acciones que lucen mucho, que pueden ser necesarias, pero quedan vacías (vaciadas) si no suceden las pequeñas cosas concretas, los actos cotidianos que son los átomos de una nueva masa social.
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También son hechos concretos dedicar tiempo a participar en asociaciones y colectivos que enganchan la vida cotidiana con nuestros pensamientos, para que éstos no vuelen por la estratosfera de la fantasía y la nada, a la vez que las acciones no sean hacer por hacer, sino con contenidos fundamentalmente humanos. Al final lo que se llena con ellos es nuestra existencia. Y también con ellos se construye el mundo.
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Un amigo me dice que cree una empresa de servicios, o una cooperativa que ofrezca servicios cotidianos. ¿Es que no vemos la parte afectiva y emocional de cuando somos atendidos o ayudados como un elemento más de la amistad?. Ademças es algo limitado para quien se implica, porque no se puede hacer mucho más ante una capacidad tiempo que no lo permite. He cuidado de un familiar anciano durante varios años y ha sido una experiencia enriquecedora, un viaje a otro mundo: el otro… He paseado con aquella anciana por la Historia, por los dichos y diretes, como ella decía…. El componente emocional de la relación es lo que enriquece la solidaridad. El componente profesional se acaba convirtiendo en un simple horario
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Y tener siempre un refugio para ayudarte a ti mismo, para hacer tus cosas, pero sin la ansiedad de que es lo único que hay que hacer y considerar que no se puede mirar fuera de uno. Y hacer las labores del hogar como una medida de tiempo propio, que abre el espacio a pensar, a ser. Lo contrario de tener a alguien que lo haga por ti pudiéndolo hacer.
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A veces pagamos a los demás para que ocupen nuestra vida cotidiana para poder seguir pagando con el fin de que hagan lo que tenemos que hacer cada uno y nos cerramos nuestros espacios y tiempos vitales… para seguir pagando.
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Solidaridad simplemente para vivir más despacio, para caminar por la vida parándonos a observar lo que nos rodea y el paisaje en lugar de vivir en una carrera que es en sí correr y nada más.
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Y a pesar de que algunas personas se aprovechen de realizar tareas en común con otros y de que cuando hay dificultades muchos que colaboran se dan la vuelta y desaparecen, al fin y al cabo los latidos de nuestra existencia son los hechos concretos, aquellos qeue nos hacen ser.
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Los actos aparentemente más triviales acaban con frecuencia siendo los más transcendentes. «Pensamientos con pie de paloma son los que mueven el mundo», que diría Nietzsche.
Sr. Thoreau… conozco un amigo común que tiene mucho de esto que dice.