Tipos de existencia

He tratado de superar la pena de ver a seres queridos, familiares y amigos, en estados lamentables. También la muerte de algunos. Pero son lamentos diferentes. Y me pregunté ¿por qué tal fondo de tristeza?, hasta cierto punto lógico. También ante personas que ves pasar por la calle en silla de ruedas o de conocidos que han quedado sin apenas conciencia o deformada ésta.

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De ver con plena vitalidad a sujetos que en un periodo de tiempo o por accidente acaban sin una pierna, paralizados los brazos, deformes las extremidades, o con dos prótesis para poder sujetarse tras haber pasado años en un psiquiátrico. A quienes pierden la movilidad, el habla, la percepción, a veces de sí mismos: “¿Quién soy?” o “¿yo soy yo?» Quienes confunden a amigos comunes creyendo que son Bin Laden. Chicas doloridas con dificultades para moverse, quienes pierden la visión y las ilusiones de vivir, quienes quedan postrados en la cama durante años, levantándose una vez al día, desorientados y casi en estado vegetativo.

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Y pensar que en cualquier momento puede pasar a uno mismo, o a quienes tengo alrededor. Buscar un sentido cuando no lo tiene es recurrir, desde mi punto de vista, a entelequias de auto engaño o auto ayuda. Quedar ajeno al dolor como aquel príncipe Gautama que vio la vejez, la enfermedad y la muerte y dejó todo para vencer el sufrimiento, que a todas las personas llega de una u otra manera. Que la causa del dolor sea el deseo y acabar con éste, que trasladar la visión del mundo a otra esfera mental, me pareció una evasión al cabo de los años.

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Quizá la pena, en el sentido de tristeza, se una a la de castigo, porque así ocurre al no comprender. Puede haber una causa, pero mecánica, que provoca un efecto, como concluye Kant en su obra “Crítica del juicio”. Tras analizar los límites del conocimiento dese la razón pura y la idea necesaria en la ética desde la razón práctica, tras una compleja disertación, llega a la conclusión de que preguntar ¿para qué existen las cosas en el mundo?”, es una cuestión vana. Pretende desarrollar una inteligencia moral que evite buscar y crear algo externo, pues “no hay un fin en la naturaleza”. Las cosas suceden.

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¿Entonces?, ¿quedar impasible? Conversado durante un paseo en los jardines de un psiquiátrico, con un amigo instalado en él, me preguntó “¿por qué me vienes a ver tú y no yo a ti?» Pude decirle que porque quien está mal eres tú; o que me viniera a ver en su tarde libre. Pero me di cuenta de que su pregunta tuvo otro fondo, en el cual pensé después de haber estado con él.

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Observé que cuando a alguien hay que darle de comer, lavarle, limpiar sus partes más íntimas, acostarle, sin a penas poder comunicar con él, que no responde, sólo mira no sólo es que sea un ser vivo, ni tan siquiera por apesgar su historia a él, es un sujeto en sí mismo, porque no sólo la conciencia nos hace persona. Sobretodo somos nuestro ser, se manifieste o no.

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Comprendí que hay una concepción de centrarnos en lo que se da definido en la sociedad, ¿por qué a de ser el punto de referencia, lo óptimo, correr, andar, trabajar en un horario o poderlo hacer, hablar y demás funciones con una proyección social como centro de la vida? ¿Por qué valerse por uno mismo «es más»* que depender de los demás? (* Es más apreciado, más deseado, más saludable, más práctico, más etc.)

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Si se cuidan los bosques, una flor, a los animales, ¿no más a una persona enferma?, pero quitando la «etiqueta», podemos decir que a una persona. Además las carencias vitales del otro nos cuestiona nuestra propia vida, nos interroga y marca los límites de nuestro trayecto vital: la enfermedad, la vejez y la muerte.

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Hay un modelo de existencia al que nos refieren las demás. Sólo es posible descubrir esa nueva dimensión vital cuando dejan de ser el centro un modelo y asumimos todas las diferentes formas de vida como existencias en sí mismas, no comparables unas con otras. Hay muchas formas de existir, previas a la esencia de lo que sea ser persona y sus formas de vivir lo existente son las que son, a las que nos hemos de adaptar con sus limitaciones ante la manera de relacionarnos con el mundo, aunque sea con la mente muda o que distorsiona la manera común de ver, sentir. Siempre y cuando no provoque dolor objetivo en los demás debieran valorarse su utilidad y disminuir de esta manera el otro dolor, el subjetivo, el de la pena, porque son experiencias únicas las otras existencias. Tanto como la propia.

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Vivimos en un mundo tan tecnificado que cada vez se moldea más intensamente el modelo de existir. Renegados de lo otro. Apartamos ante necesidades impuestas, pero que se asumen como necesidad imperiosa, a las otras existencias en las residencias para ancianos, para los enfermos crónicos, los dependientes, se confunde convivir con cuidar, existir unido a otra existencia con pagar o la intervención pública para llevar las otras existencias a las fábricas de atenciones en serie, y esto nos condena como seres sociales, como Humanidad. Por muy bien que funcione, por más práctico que parezca ante nuestra abrumadora carga de tareas. Nuestra pobreza existencial es tal que los países ricos mueren de sí mismos, sus gentes necesitan química para alentar su cotidianidad, el alcohol y otras sustancias para emocionarse, ver espectáculos morbosos en los medios de comunicación y convertir en sobresalto la información.

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Se hacen pruebas a las mujeres embarazadas, la amniocentesis, ya como rutina para desembarazar la tripa si lo que va a nacer porta un ser con síndrome de Down. Con una frivolidad argumental que cada vez nuestra existencia sea más pobre y al encerrar todas las otras la nuestra queda encarcelada en modelos conceptuales, presa de sentimientos tipo, saciada con mentiras y plenas de egoísmo que causan el mayor dolor que puede haber, nunca percibido antes: el dolor sin dolor, para el cual no hay remedio. Sólo reconocer que existen muchas existencias y que la nuestra es múltiple, no una en la que nos modelan. En la familia, en la escuela, desde los medios de comunicación, las amistades nos colocan en una existencia que no existe y para que nos la creamos eliminan las demás. La literatura salva al ser humano  cuando ofrece otros mundos, los nuestros interiores. Ya no solucionan nada los budas o los rezos, sino la razón y ver.

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Suerte.

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PATREON: Si quieres ejercer el mecenazgo con mi labor, de una manera sencilla, gracias: o.

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4 comentarios en “Tipos de existencia

  1. «Nuestra pobreza existencial es tal que los países ricos mueren de sí mismos, sus gentes necesitan química para alentar su cotidianeidad, el alcohol y otras sustancias para emocionarse, ver espectáculo morbosos en los medios de comunicación y convertir en sobresalto la información».

    Documental: «Tocados del ala». Cinco amigos españoles dedicados a saltar en traje de alas de los cuales han muerto tres

    http://www.burbuja.info/inmobiliaria/temas-calientes/972934-documental-tocados-del-ala-cinco-amigos-espanoles-dedicados-a-saltar-traje-de-alas-de-cuales-han-muerto-tres.html

    Psdt/ Corrige el texto. Es bueno y no merece esos horrores ortográficos

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