30 de marzo, 2020: Las noticias se convierten en un eco de fondo. La causa sanitaria durará socialmente lo que aguante la noticia, que ya se agota. Ha dejado de sorprender. Ahora se prepara la salida espectacular, ¡triunfal! Dentro de unas semanas se informará de lo que ha sucedido realmente. La gente se empieza a cansar, a crispar en ocasiones. El problema es que, aunque la vivencia sea personal, nos arrastra colectivamente una corriente que hay que desgranar para saber qué es. Ya veremos adónde nos lleva.
El gobierno de España anuncia que estamos cerca de que se estabilice en nuestro país la epidemia. Su desarrollo ha seguido las pautas previstas por científicos y profesionales de la sanidad desde un principio, antes del estado de alarma. Las cifras en estos momentos que escribo son según la OMS en estas tres enfermedades víricas para España: 85.195 casos de coronavirus diagnosticados, 7.340 muertos. La infección neumocócica (neumonía) causó entre 9.000 y 10.000 muertes cada año en España, desde el año 2015. Antes de este año fueron una media de cinco mil fallecimientos más. En relación a la otra patología por un virus, la gripe, en el año 2019 se produjeron 490.000 casos de infección respiratoria / síndrome gripal. 35.300 hospitalizaciones por gripe confirmada. 25.000 ingresos en las unidades de cuidados intensivos y 6.300 muertes. En los casos de la gripe y la neumonía hay vacunas para evitar su padecimiento y sumando ambas son más del doble que el coronavirus a día de hoy. Que haya aparecido esta nueva partícula infecciosa forma parte de lo que Aleksandr Oparín describió como fruto del azar en el proceso humano (evolución.)
La muerte y la enfermedad no son una cuestión de cifras, pero éstas son necesarias para ver de lo que hablamos. Teniendo en cuenta que los datos referidos a la gripe y a la neumonía se han tomado cuando ya existe con vacuna es previsible que las cifras de muertos no serán menos que las que ha habido hasta ahora. Las muertes y hospitalizaciones por el coronavirus seguirán aumentando hasta llegar a un tope, lo que se llama «el pico» en los gráficos, al que se llega por su desarrollo natural. Se estableció al comienzo de su estudio que puede haber entre 10.000 o 22.000 muertes. Ha sido este virus una desgracia. Digo “desgracia», porque así lo siento y así se ha de suponer que es, pero para el gobierno contrastar información es “aliarse con el virus”. ¿Por qué no dan datos comparativos desde las fuentes oficiales?
Se prepara una campaña de propaganda sobre la medida adoptada y luego vendrá una falsa confrontación política, echándose los trastos a la cabeza unos a otros. Desde el principio los datos y lo que estaba sucediendo no encajaba, ha sido un fenómeno de masas a nivel global digno de estudio, tanto o más que la pandemia. Se ha producido sin intención alguna, sino de manera espontánea (un cisne negro), pero se pretende manipular para hacer asumible y justificar la catástrofe que ha provocado a nivel social y económico. Que también de una manera u otra tenía que llegar. Es la otra parte que plantea Oparín en sus estudios como biólogo y bioquímico en su libro “El origen de la vida”: La necesidad. Un paradigma, la combinación de ésta y el azar, que afecta no sólo a las moléculas, sino a la vida en general. Teoría científica desde el materialismo que tiene mucho que ver con la mentalidad en relación a las creencias.
El problema de una cuarentena social es que no se han aportado los medios para evitar el impacto negativo en las personas más vulnerables. A quienes han tomado esta decisión y a la oposición maniquea y falsaria que pide lo mismo y más, no les afecta ni tampoco a una parte de la sociedad privilegiada. Se ha dejado a mucha gente al pie de los caballos. Tampoco se ha establecido la protección necesaria en los hospitales ( a día de hoy 12.000 sanitarios contagiados), ni en las residencias de ancianos, donde han sucedido la mayor parte de las muertes. Lo cual hubiera sido la alternativa a la cuarentena masiva, incluyendo poner hospitales de campaña y habilitar grandes espacios ante la insuficiencia de UCIS.
El gobierno y sus asesores pretenderán que con los estudios hechos en un principio desde que llegó la epidemia a España, pero que luego se han dejado a un lado, hacer creer que se ha ¡vencido! al virus gracias a ellos. Y nos harán llegar otra carga emocional de triunfalismo, con homenajes, reconocimientos, lamentos y demás vanagloria. Y la gente saldrá llorando a las calles y nos daremos abrazos y reinará la euforia teledirigida. Y hasta yo mismo haré este teatro cuando me vea inmerso en tales ataques de histeria colectiva para no ser señalado ni dar explicaciones, porque ¿para qué?
Quiero hacer un escrito más corto, pero pasan muchas cosas. A pesar del encierro, el mundo sigue girando. Hoy hice la ficha del ensayo de Carlos Garméndez, “La alienación humana”, cuyas notas usaré en futuros días de este diario. Quiero hablar en éste que estoy escribiendo lo que he pensado sobre la mentalidad de las personas, cómo influye en lo que cada cual experimenta interiormente y que reflejamos a los demás. Todas las mentalidades confluyen en la masa social, de manera que con experiencias personales diferentes, la conducta de cada persona con formas distintas de pensar se unen, llevados los individuos por una corriente de opinión que trasforma la obediencia y la sumisión al orden establecido en “respeto” y “solidaridad”. Obedecemos porque no hay otra opción, pues se imponen por la fuerza multas y detenciones, que la masa aplaude y a las cuales se adhiere. La conciencia puede disentir y pensar libremente.
Será bueno aclarar unas cuestiones que me parecen importantes, porque no se destilan en las noticias, ni en nada, siendo significativas. El decreto de esta noche restringe más las actividades laborales quedando las esenciales. Y una cosa curiosa para ver la mentalidad de quienes deciden: Las empleadas y empleados de hogar podrán seguir ejerciendo, cuando la inmensa mayoría de estos profesionales han sido despedidos o apartados de sus labores. Muchos porque al estar en casa quienes los contratan hacen sus tareas. Otros para evitar contagiar o ser infectados. Sus servicios son esenciales para personas dependientes o mayores que vivan solas, pero el decreto lo aprueba el gobierno de manera generalizada, para mantener el servicio doméstico en sus casas y seguir siendo servidos en lugar de hacer ellos las tareas, lo que les harían ver realidades cotidianas a las que están ciegos. Como la oposición hace lo mismo, no trasciende, pero es un acto canalla de los políticos.
Se despierta el patriotismo como fórmula típica. La unidad de todos para vencer el virus, y destacan los desacuerdos con países europeos como Holanda y Alemania, que se niegan a un sistema de financiación general, porque prefieren que sea específico de cada país y que cada uno deba dar cuentas, como es lógico. Hay países con hospitales y Unidades de Cuidados Intensivos suficientes, otros como España que tiene tres veces menos en proporción al número de habitantes en relación a Alemania, por ejemplo. Años lleva la Marea Blanca reivindicando medios para la sanidad pública, mientras que han ido disminuyendo los presupuestos dedicados a servicios sanitarios. Por contra hay en España más aeropuertos que en Alemania. Aeropuertos que ni ahora ni antes han servido para nada, sino como propaganda y para endeudar más, un año tras otro, a las comunidades autónomas donde se ubican. Y autopistas y trenes de Alta Velocidad, siendo España la nación que más tiene y también genera con ellos una deuda anual inasumible. El despilfarro del dinero de todos ha sido enorme, su ineficacia total. Y ahora lo estamos pagando con creces. Pero reclaman la unidad de todas y de todos. Y las fuerzas del cambio siendo leales a esto, y cómplices. Cómo no se puede tildar de new fake a los datos, simplemente los mass media los ocultan. El desvaratamiento de lo publico en España ha sido repugnante, pero se utilizan unas declaraciones del presidente del gobierno de Portugal contra los “malos” y así pasan a serlo los gobernantes holandeses. La mentira es totalitaria, lo abarca todo y tal es la sinrazón.
Hoy hice la cacerolada por la Renta Básica de Cuarentena. Por casualidad se enteraron mis vecinos del piso de arriba y salieron también. Apenas fue anunciada, pero sí se divulgó por las redes. En mi calle sólo cuatro personas. En León no creo que llegásemos a más de treinta. El tema va calando, al menos a nivel de opinión pública emergente. El gobierno afirma que ya se estaba estudiando, y se va a seguir dando vueltas a la manera de hacerlo. Estoy seguro de que se implantará cuando venga de las instituciones europeas. Acá se pretende hacer un ingreso mínimo tremendamente condicionado, de manera que lo recibirán unos pocos más. Se establecen en cambio, medidas de créditos y avales para empresas. La ruina que ha generado la paralización de las actividades económicas es total, pues no se han aportado los medios necesarios para paliar previamente las consecuencias de empobrecimiento y hambre. Para obligar a cumplir una ley es preciso que se den los recursos para ello. Es un principio jurídico básico. En Italia han empezado los saqueos porque las ayudas prometidas a los ciudadanos no llegan. Ya hay gente en España con necesidad de lo básico para sobrevivir. Para evitar esto se promete, se dice, pero a estas alturas nada. Veremos mañana que se celebra el Consejo de Ministros. Y algo se tiene que dar, pero lo que plantean es insuficiente, por no aplicar las propuestas correctas, que tuvieron que haberse llevado a cabo antes del coronavirus.
Vino un fotógrafo del Diario de León a sacar una foto de los balcones (dos) con cuatro personas y las calles y fachadas vacías. Una señora salió de la casa de enfrente, al otro lado de la plaza. Preguntó, desde su balcón, que por qué era y al ser informada volvió a entrar a su casa. A las ocho de la tarde salió a aplaudir con las fachadas repletas de aplaudidores. Hay fenómenos de masas y otros de conciencia. A quienes trabajan en los hospitales hay que aplaudirles siempre, lo mismo que a las personas que trabajan cuidando a los mayores en una situación también límite y precaria. Y a los barrenderos, a los policías, etc.
Sale a la palestra un profesor de la Universidad a Distancia (UNED), Borja Barragué, para desacreditar la Renta Básica, afirmando que su aplicación sería una medida ineficiente porque una parte importante de los recursos de protección social se desaprovecharía. Cuando no es el objetivo de la Renta Básica, sino una adaptación de la economía a la realidad tecnológica y a la globalización en la que ya estamos de lleno, y ninguna política de creación de empleo funcionará nunca más. Insistir en ello es seguir endeudándonos, como ha sido en los últimos catorce años con diferentes opciones políticas. Habla este profesor, de un ingreso mínimo “generosamente incondicional” y ya presenta sus limitaciones de antemano. En lugar de cumplir con el tratado firmado de la Carta Social Europea, según la cual toda persona debe recibir una cantidad de dinero por encima del umbral de la pobreza, es para la persona, no para la familia. Sale así al paso de la protesta, la gente cree que se va a hacer algo y luego nada, o como mucho, a medias. Como las ayudas que prometieron a los parados de más de 52 años, fue una estafa, e incluso tuvieron que retirar el decreto ley y sustituirlo por otro, que lo dejaba como en el pasado. De la lucha emprendida contra esta medida no salió nada en los medios de comunicación de masas.
Todo lo acontecido hoy y desde que comenzó la pandemia, tiene un foco con el que se observa la realidad. Es la mentalidad de cada persona, que no es tanto lo que piensa o decide sino el fondo desde el cual percibe la realidad. Analizamos nuestra relación con el mundo mediante la conciencia y ejercemos nuestra voluntad propia, pero muchas veces arrastrado por la corriente social. Sin embargo, la mentalidad queda en la intimidad del sujeto a modo de trastienda de la psiquis.

La mentalidad se va creando en torno a las creencias e inseguridades que trata de afianzar, a medida de lo que vemos en los demás, con la experiencia y con lo que aprendemos teóricamente. Para unos el virus es una plaga que supone un castigo de Dios. No es una mentalidad dominante, pero sí muy amplia en España. Otros proyectan la misma venganza en la madre Gaia, que se resarce del mal que le hacemos, y hasta se ve necesario, mientras que no le toque a quien así piensa. Para otra gente se trata de algo que nos ha llegado de improviso y que el gobierno ha de resolver y se cabrea a la espera de poder volver a consumir como antes, o sea: hacer su vida normal. No entiende lo que está pasando, pero le da lo mismo. El caso es que se solucione cuanto antes y pasar los ratos como sea.
Ocurre que una idea se puede refutar, argumentar con otros planteamientos, una emoción se puede contrarrestar con otra, pero la mentalidad cambia muy despacio, han de pasar años, en los que suele ocurrir al revés, que se afiance. Deberíamos fortalecer la sanidad y educación públicas. Con la primera hemos visto las orejas al lobo. Con la segunda llegaremos a ver lo “bondadoso” de la educación a distancia y seguirá siendo la pobre de los presupuestos, el recinto para la propaganda de los partidos. Durante años se ha establecido una mentalidad ramplona, puede que con buenos resultados académicos, dando estupendos profesionales. La escasez de miras la pagamos día a día, pero cuando llega una situación límite como la que estamos viviendo ocasiona mucho sufrimiento.
Salud y resistencia.
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(Imagen de portada de Elia Mervi)