Diario de un disidente del coronavirus: Mentira

1 de mayo, 2020. Día Internacional de los Trabajadores. Fiesta del Trabajo. Desde los balcones y  las redes sociales se han mantenido las reivindicaciones contra la reforma laboral, aún vigente. A favor de los derechos del obrero. A partir de este encierro que vivimos, la manera de protestar, y de llevar a cabo las luchas sociales, serán otras de las cosas que se van a trasformar. Tenemos que inventar el mundo y también la realidad.

Necesitamos matar el egoísmo y crear un alma nuevoVicente Blasco Íbañez (1923)

Seremos como el Ave Fénix, pero para serlo hacen falta dos cosas: Tener alas y el aire. Y una tercera: Querer no ser cenizas. O desear volar.

Vemos un espejismo que nos atrae a un callejón sin salida. Nos hace ser Sísifo, que cuando cargado con la piedra, cada cual tenemos nuestras luchas, al llegar cerca de la cima ¡otra vez! se nos cae el pedrusco y, nuevamente, a subir. Así siempre.

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Cuba 64 muertes por coronavirus. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado hoy que Suecia representa una buena forma de afrontar el futuro: Sin paralizar la sociedad ha centrado su mensaje en las recomendaciones higiénicas y de seguridad. 2.653 muertos a causa de la pandemia. Las comparaciones son odiosas, y es cierto que cada país es diferente. Pero los silencios son desinformación. Repetir verdades a medias es deformar la realidad.

Ampararse en la ciencia es un engaño. Prometer y no dar trigo es una manera de estafar al ciudadano.

No es que nos mientan. Más aún, es mentira que nos mientan. Porque el Poder no pretende engañar, esto lo hacen los trileros de la política, a quienes han infiltrado para acallar los movimientos sociales críticos. Son los que actuaron de chivatos en sus ambientes universitarios y laborales. Pero son piezas de hielo que se deshacen sin más. Su labor es hacer de capote para que los sigamos.

El Poder es la verdad y, para serlo, construye la realidad. A su manera. Lo que es, únicamente puede encajar con la sociedad si logra modelar la conciencia (pensar y sentir) de las personas. Esto se consigue manipulando. Hay que creer  lo que dictaminan quienes mandan.  Encauzar la conducta individual y colectiva adecuada a los fines que establecen  los que gobiernan. Sean objetivos económicos, políticos o culturales. Deben hacerlo en conjunto.

No es algo que se prepare. Es consustancial a quienes dominan los engranajes institucionales. Se trata de una especie de instinto social que los poderosos padecen. De la misma manera que el pueblo tiene un instinto, o esencia, de libertad. Hace falta que se perciba, o bien a simple vista o a medida que se abran las compuertas, como sucede ahora con la desescalada. Supone al mismo tiempo, sin que se diga, desescalar los derechos sociales, los de los trabajadores, los que amparan la libertad y la igualdad entre ciudadanos.

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Desescalando los Picos de Europa.

La construcción de la realidad es meticulosa. Se hace paulatinamente, al mismo tiempo que se influye en la mirada del pueblo, por eso es aceptada y coreada como algo real y legítimo. Se apoya en la mayoría. Todas las dictaduras han sido aclamadas por la masa social. Las minorías discrepantes han servido como puntos de fuga, para diseñar el modelo totalitario.

Lo que hace el Poder es manipular, que consiste en afirmar el significado de esta palabra: “manipulo”, un soldado romano que debía ser adiestrado para formar una unidad con el resto de sus compañeros. De esta manera actúan como una sola pieza, obedeciendo sin fisuras al jefe. Observemos al partido que gobierna y sus acólitos, junto al de la oposición y sus aledaños. Mediante el espejismo de la discusión y el enfrentamiento conforma la única realidad que existe para la gente. De la que no es posible salir, porque la envuelven los medios de comunicación, que son un espacio cerrado.

Un amigo mayor me contó una experiencia de cuando estudió para ser sacerdote en la iglesia católica. Que no quiero criticar, ni ridiculizar, ni nada. Sino manifestar una vivencia de alguien que, cuando dejó de profesar los votos, no entendía cómo fue posible creer en cosas ilógicas, que mediante la fe se pueden admitir, pero sin tener la certeza de algo que no lo es. Le obligaban, por el voto de obediencia que él creyó, a que barriera la escalera del seminario de abajo arriba. Si preguntaba por qué, le respondían que lo hiciera porque se lo mandan. Si insistía le contestaban que porque Dios quiere. Mi viejo amigo decía, irónicamente, el dicho: “Dios es la suma bondad, / y si jodidos nos tiene / será porque nos conviene”.

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Cedió a un insignificante acto ilógico, de obediencia, de civismo eclesiástico, sin ver lo que luego comprendió: “Me hicieron creer lo increíble”. Es lo increíble desde donde se dirige a las masas. Ha sucedido durante siglos. Han cambiado las formas, pero el esquema es similar.

Hoy vemos imágenes con el sonido de los discursos de Hitler, Franco o de Musolini y nos parecen ridículos. Imposible que pudieran arrastrar a sus respectivos pueblos a una tragedia tan brutal. Cualquier dictadura, pasado el tiempo, se convierte en una caricatura de sí misma. Los modelos totalitarios pueden ser visibles o no, según se militaricen o  ejerzan desde el poder civil. En este caso es preciso un disfraz.

Lo que no vemos es aquello que hay que sacar a la luz, para que el espejismo se rompa y poder ser consecuentes. Hace unos años hablé con una persona mayor que yo. Hablamos mucho en la plaza de Callao de Madrid, adonde le iba a visitar cuando viajaba a esta ciudad. Trabajó como técnico de imagen y luego asesor de campañas políticas, para una empresa a la que contratan los partidos políticos durante las campañas electorales.

Es mentira la mentira. Y la verdad es verdad, aunque no lo sea. Llegué a estas conclusiones cuando escuché lo que me contó. O pudo ser un delirio. De él o mío. Como lector decide si el delirio es tuyo.

Conferencia Internacional juvenil

Hablando sobre el año 82, yo era un joven que empezaba a retoñar en la vida política, intentando dar forma a una Internacional Juvenil. Hubo una campaña en la que el reclamo estrella fue la creación de 800.000 puestos de trabajo. Economistas de gran prestigio y expertos mostraban cómo podía ser posible, con gráficos referidos a modelos teóricos de economía política. Explicaban la manera en que iba a suceder.  “¡Es un compromiso verídico, incuestionable, ¡palabra de socialista!”, clamaba. (Ovación, griterío.)

Pudo ser un cálculo erróneo, que luego no se cumplió. Pero la cifra se decidió para la campaña en función de la voz de quien hacía la promesa. Tenía que ser un número redondo. Para un acento andaluz, el setecientos no quedaba bien. Novecientos, quinientos, con esas “t” no se hacen creíbles. Ochosientos, hace que la palabra se deslice en lo que escucha la gente. Motiva la esperanza, porque se acopla la pronunciación de la cifra al tono de voz. Añadiendo a este truco el deseo de la masa para que fuera así.

Hubo, por aquel entonces, una entrevista de quien aspiraba al gobierno, que acabó siendo presidente, con jóvenes universitarios. Se iba a televisar en una hora punta. Un político no tiene por qué saber todo y necesita asesores, leer informes, cifras, etc. En el plató, que se improvisó en la universidad Complutense, estuvieron horas para decidir la puesta en escena.

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Figuras, que luego fueron ministros y años después encarcelados por corrupción, no discutían sobre qué decir, sino cómo hacerlo. Especialmente la imagen que debía ofrecer el candidato. Salir en camisa en la televisión es jovial y atraería a los jóvenes estudiantes. Pero el programa iba a ser visto por los padres y madres, ¡y por los abuelos y las abuelas! Con una chaqueta daría una impresión de seriedad y recordaría la imagen de un profesor, más que a la de un rebelde dispuesto a cambiarlo todo. Vestido de traje no motivaría el apoyo estudiantil y, por tanto, no iba a captar el voto.

¿Y el color?, estaban en las mismas. Había una sala llena de trajes, con una barra con bebidas y pinchos para picar algo. Algunos no paraban de hacerlo. Cada vez que pasaban por ahí, zampa que te zampa. Al final una persona tuvo que decidir. No fue el aspirante a señor presidente, sino quien luego sería mi viejo amigo: Una cazadora de cuero gris (ni demasiado clara ni demasiado oscura), a medio cerrar la cremallera. Una corbata de moda en aquellos tiempos. De esas finas de color gris oscuro. El nudo un poco suelto, pero bien hecho. Camisa blanca. Como estaba sentado el pantalón daba lo mismo, pudo haber sido incluso de pana. Iba a aparecer sin echar laca al pelo, un poco despeinado. “Y para esto he ido a la peluquería”, dijo el protagonista. Todos se rieron. Qué gracioso. Y ¡qué convincente!

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Por no hablar de la OTAN, que “de entrada no”. Es decir de entrada no vamos a prometer  salir. “Otan no”, pero ya veremos. Y el agitador contra la entrada de España en la OTAN acabó siendo presidente de este organismo militar. O quien fuera el tesorero de la CEOP (Coordinadoras Española de Organizaciones Pacifistas) recibió una carta del rey felicitando su labor taimada, la de dividir al bloque de los que defendieron el “No a la Otan”, que los del sí llamaron NATO, y facilitar el resultado afirmativo. Años después fue tesorero de Los Verdes. Por aquellos tiempos ya despuntó un sindicalista minero que llegó a ser de la Federación más importante de España, y que sacó pecho en las romerías mineras de Rodiezmo. A punto de jubilarse cobró un millón de euros por los servicios prestados, pero lo hizo mediante comisiones de los fondos Miner y le pillaron. Hoy es juzgado y se ha sabido que era un infiltrado del antiguo régimen, con el fin de que no se desmandaran las futuras protestas. Por si acaso.

Pero que nadie se asuste, lo que he contado es una película con música y letra de Pimpinela: “Con el tiempo ya verás todo se olvida… / Es mentira, pero deja una herida. / Es mentira, es mentira...”

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Salud y resistencia. “Me decían adelante, deja ya de lamentarte...”.

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4 comentarios en “Diario de un disidente del coronavirus: Mentira

  1. Hola;

    Que razón camarada y amigo Ramiro. Como duele rememorar. Yo recuerdo mis tiempos de militante y de responsable del PSP y me hago la misma pregunta que tú ¿será mentira aquello que viví?

    ¿Será mentira que Tierno defendía un gobierno de «concentración»? Lo que recuerdo es que por defender un gobierno de concentración, de mayoría de izquierda uniendo psoe, pce y psp Alfonso Guerra y Pepe bono se pusieron de acuerdo y descabezaron el Psp y para llevar adelante aquella operación utilizaron a una hija de Serrano Súñer que era muy amiga del Rey y de Suárez. Años después Carmen Diez de Rivera contó que Suárez le había traicionado y que por esa traición ella se fue al PSP y después al PSOE. Lo que nunca explicó Carmen Diez de Rivera son sus razones para pasar de ser miembro de la resistencia antifranquista , siendo hija de quien era , a defender el capitalismo en los términos que lo defendían Felipe González y Alfonso Guerra. Pero quizá yo mismo mienta. Quizá todo sea mentira. Quizá el coronavirus solo sea una manera de que yo, y tantos otros mayores, recuperemos la memoria y no digamos «mentiras».

    Paz y bien

  2. Feliz fiesta de los parias, ya que su «día» son todos los demás. Y aquí incluyo a muchos que se han visto obligados a hacerse autónomos, un colectivo donde todo se desdibuja cuando su éxito es en parte a costa de explotar a otros.

    El panorama es desolador. No hay sociedad ni sindicatos combativos. La socialdemocracia suele terminar desencantando porque no puede remar en contra de los intereses del capitalismo, sus logros pueden ser unas migajas, siempre fue así, pero las migajas eran más jugosas en Europa cuando el capital podía morder mejor en otros territorios con prácticas imperialistas. Cuando ya no hay ni migajas para el pueblo, el baile de los imbéciles es un cabreo ante las urnas para eligir a la más dura derecha o al fascismo.

    ¿Pero qué otra vía hay posible ahora, cuando desde hace bastantes años se celebra el 1 de mayo por unas conquistas que hace un siglo eran más aventajadas que las de ahora mismo en materia de jornada, y la «fiesta» consiste en pasear banderas en una manifestación?

    La conciencia de clase es casi inexistente, y la que existe, está adormecida por la comodidad. Todavía hay (inexplicablemente) capacidad para un consumo que sería escandaloso en otras partes del mundo. Nadie quiere oír penas mientras tenga para sus cervezas, su canal de Netflix y su fútbol. Y la izquierda se pierde en discursos sin ser propositiva, sin organizar -en silencio- otra vía alternativa y paralela, la cual yo sólo veo en un proceso de repliegue hacia comunidades capaces de conquistar cada vez más su autogestión.

    No hablo de comunidades hippies, aunque no me molestan. Pueden ser comunidades interconectadas. La tecnologia actual lo permitiría. No es renunciar a lo que la dinámica capitalista ha aportado en tecnología (ésta es la paradoja), y su representación hacia arriba sería a través de portavoces (no políticos que viven siempre de «ser políticos»).

    Ningún representante, en ninguna esfera (y menos en el Estado), debe ser un parásito del propio sistema de representación del pueblo. Y esto lo digo para cualquier forma de Estado. De otro modo, se crearía una nueva «clase» de parásitos viviendo a costa de los demás y corrompiendo el nuevo sistema. Tampoco Marx concebía representantes que no fueran simples portavocías, y en todo caso revocables en cualquier momento.

    Las comunidades autogestionadas restablecerían el medio rural ahora abandonado, siendo compatibles con el teletrabajo por cuenta ajena, y cuidando un marco de ecología necesaria para sobrevivir ante un futuro que ya es amenazante por colapso climático. Volver a dar prioridad al sector agropecuario de proximidad es importantísimo. La soberanía alimentaria es vital. Y en una organización superior hacia un verdadero Estado democrático, desarrollar fuentes energéticas propias, próximas y descentralizadas, también es crucial.

    No tienen sentido las sucias megaciudades que crecieron para acumular gran cantidad de mano de obra, porque la tecnología ha eliminado gran parte del trabajo manual. Sin embargo, hay trabajo para todo el mundo, todas las personas de cualquier edad tendrían su ocupación en áreas importantes que no interesan al gran capital. Es posible más felicidad y más justicia sin que todo gire en torno del consumo superfluo. Y el objetivo de la vida no es quemarla en jornadas de 10 a 16 horas cuando bastaría con 3, e incluso sin necesidad de subsidios y de jubilación (salvo, y según, grados de invalidez).

    No es volver al pasado, sino encarar un futuro que sea posible y realista. Y porque no hay otra salida de supervivencia.

    Todo suena a utopía cuando no se dan pasos hacia el largo recorrido que nos separa de ella.

    Luis Nieto del Valle, 1 de mayo de 2020

    1. No quiero fustigar demasiado con un comentario muy denso. Creo que en este momento y pensando en el día del trabajador . Siento que estamos en una sociedad altamente frustrada.

      Todos tuvimos muchos ideales y sueños en una democracia : la participación y elección libre . Nos hacía soñar con la libertad y un futuro prometedor. Después de 40 años de cambiar la situación. Aquellos partidos que nos ilusionaban han destrozado la democracia y han dejado destrucción en el camino de todos los ideales.

      Mi amigo Ramiro que es muy idealista espero que nunca deje de seguir con esta lucha y en pro de la auténtica desmitificación del falso político que es lo que abunda . Yo directamente les llamo politicastros en sentido despectivo . Porque casi siempre en lugar de construir ideales los destruyen .

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