Me ha sorprendido leer a Ortega y Gasset sobre algo que permite entender la función de la Renta Básica, como una necesidad de cara al mundo en el que estamos sin que se haya reparado en ello. En su obra “Meditación de la técnica” del año 1939, no lo dice implícitamente, pero permite argumentar en favor de esta medida.
Analiza este filósofo vitalista las ventajas, daños y límites de la técnica. Observa algo que no por obvio hay que fijarse para entender la función de la técnica y de lo técnico, algo que ha acompañado la evolución de la especie humana desde sus orígenes, siendo algo esencial: “La técnica es lo contrario de la adaptación del sujeto al medio, puesto que es la adaptación del medio al sujeto.” Supone un cambio drástico de las leyes de la naturaleza, que hace que la especie humana sea diferente a todas las demás. Obviamente fruto de su inteligencia.
Comenta que la técnica produce lo superfluo “hoy y en la época paleolítica.” “la tecnología es el medio para para satisfacer las necesidades humanas.” Pero al ser cada vez más sofisticada hace peligrar la cultura y puede dar lugar a que irrumpa la barbarie.
Con estas reflexiones previas se pregunta: El hombre se esfuerza por ahorrar esfuerzos, entonces ¿adónde va a parar ese esfuerzo ahorrado? Si es para no hacer nada vaciamos la vida. Cita a Keynes para refrendar que la técnica permitirá que el hombre no tenga que trabajar más que una o dos horas al día. ¿Qué va a hacer el resto de las veinticuatro horas? Augura que se llegará a trabajar solamente cuatro días a la semana. ¿Qué hace el obrero el resto del tiempo?, se pregunta.
Concluye: Mientras que el animal lo que hace es para sostenerse en la naturaleza el ser humano no tiene que realizar lo mismo, sino inventar su vida, por lo tanto el bienestar, la vida humana es trascender la realidad natural. Es, dice, hacia donde se encamina la Humanidad. Por eso, pienso, hay que entender la Renta Básica un proceso también cultural, no únicamente económico o político. Por esta peculiaridad los partidos no son capaces de abordarla, ni la debaten. Menos quienes irrumpieron en la política para llevar esta medida al debate institucional. Les llenaron sus bolsillos y les taparon la boca llenándola de verborrea falaz. Los políticos profesionales son brutos vestidos de traje contratados para mantener la barbarie de la explotación y el mal estar social a costa de los grandes beneficios de unos pocos. Para lograrlo los medios de comunicación son el escenario de un teatro que fabrica un espejismo.
Es por ello que no son capaces de abordar y menos explicar el incremento del precio de la luz inventando falsedades, como que el gas marca el precio de la luz, o que la inflación es culpa de la guerra de Rusia contra Ucrania.
1.- El precio de la luz no lo marca su producción de electricidad ni los costes de distribución, sino que forma parte de una tarifa que marca el mercado financiero para sacar beneficios en un producto necesario del que no se puede prescindir. Y a no tardar sucederá con el agua, sin que hagan nada, sino vaciar embalses en mayo… Con el precio de la luz, las empresas ponen sus condiciones porque el Estado, que ha derrochado sin parar, por ejemplo con facturas millonarias en las navidades siendo la media anual de 120 millones de euros en España, sólo en las luces navideñas que es algo totalmente innecesario en tal cantidad. Pero son las empresas eléctricas las que ponen sus condiciones porque el Estado debe 21.122 millones de euros a día de hoy, estando en manos esta deuda de quienes la han avalado: bancos y fondos financieros. Por eso la explotación eléctrica de los embalses se han vendido a fondos financieros. Por ejemplo la presa de la Remolina de Riaño a uno kuwaití. Los vaivenes del precio, lo mismo que los de la gasolina no dependen de tramos ni de la guerra, sino de lo que se pretende cotizar en la Bolsa para el mercado de valores. Todo lo demás sirve de excusa como cortina de humo.
2.- Poner un tope a los alimentos básicos carece de sentido para quienes no tienen suficiente dinero para pagarlo, por barato que sea. Hace falta un ingreso suficiente que ya no es posible con el empleo, mientras que a pesar de haber millones de parados se sigue produciendo todo tipo de productos gracias a la tecnología que evita la mano de obra. El Ingreso Mínimo es una estafa, peor incluso que lo que hubo anteriormente, siendo una cuestión propagandística del gobierno actual. Es una falacia amparada en el error de usar la lógica de que es mejor que no hacer nada. O se hace algo que funcione realmente o es como decir que es mejor que dé un tortazo a alguien porque es mejor que darle cinco. O que es mejor darle un euro para comprar un piso que nada. Ese euro no sirve ni para pagar la entrada de la vivienda, ni un alquiler, pero es mejor que cincuenta céntimos. Lo que es necesario es una base de consumo básico en dinero, lo cual es la Renta Básica. Como se dice “dar sin din / cagarrutas en latín.”
3.- Querer atajar la inflación aumentando los tipos de interés como ha hecho el Banco Central Europeo, 75 puntos recientemente es otro error. La inflación ya no sirve como variable económica, porque desde hace una década los tipos de interés eran un factor de equilibrio entre el empleo y el alza de los precios, sin embargo la actual tecnología suple con creces la capacidad de producir puestos de trabajo, que han de ser subvencionados o estimulados con dinero público (causa en gran medida del incremento de la deuda pública a pesar de los recortes y restricciones), y no bajarán los precios porque la oferta se mantiene debido a la tecnología en las fases de producción y distribución. En lugar de encarecer el dinero para disminuir la inversión al ser más caros los créditos y hacer que la oferta disminuya y bajen los precios, que hace unos años era a cambio de aumentar el paro, y bajar los tipos de interés para aumentar el empleo a través de abaratar los créditos de inversión a costa de encarecer los productos por el aumento de la demanda en gran medida porque la oferta productiva se mantiene estable siendo el incremento de la oferta laboral en el sector servicios y determinados productos que no son imprescindibles.
Las medidas eficaces de la política económica en el modelo industrial ya no sirven en el mundo de la tecnología, que requiere nuevas maneras de afrontar las crisis. Vivimos una crisis de modelo que exige nuevas teorías de economía política. Hemos adaptado la naturaleza a las necesidades de las personas, pero exige a cambio que los seres humanos nos adaptamos al mundo tecnológico que hemos creado o nos vemos abocados al malestar social y a la precariedad económica de la mayor parte de la población, incapaces de encontrar soluciones, lo cual de una u otra manera se traducirá en violencia. Ergo…