Nuevos y falsos Mesías

Más que de nuevos Mesías abordaré el problema de los falsos Mesías. Ahora bien mantengo el sentido de “nuevos” al ser una cuestión de máxima actualidad y que se renueva constantemente. Por otra parte el nuevo mesianismo ya no es una cuestión de apariencia meramente religiosa, sino que se expresa como fenómeno cultural y como montajes económicos o políticos. Lo que nos hace entrar de lleno en la generalidad del tema de las sectas.

La falsedad de los nuevos mensajes de salvación no es porque sean nuevos, sino más bien la falsificación se constata porque aparece como una novedad, cuando resulta que se repite a lo largo de los tiempos. Karl Jaspers explicó ya a mediados de este siglo: “Se fabrican metafísicas, se fundan conventículos, relaciones de discipulados, que se asocian consciente y celosamente a las iglesias existentes. Estos modos de comportamiento son un peligro por su carácter artificial y de inautenticidad. Odian a quienes no toman su actitud. Se buscan un enemigo1.

¿Cómo define este autor la inautenticidad?. Entre otros aspectos cuando una persona o colectivo “aprovechan las imágenes del mundo como disfraz”. Nos encontramos, en el tema de las sectas destructivas, con una presencia ante la sociedad que es una pose, un disimulo. Donde el contenido de su fundamento es la exaltación, que se convierte en una técnica de manipulación sicológica. No se trata de una creencia, una actividad o una inquietud que une a un grupo de personas. Como indica Carlos de Francisco Vega, “no es una respuesta personal, sino solución dada, no hay fe sino fanatismo”2.

El núcleo en el que se centra el problema sectario es el mesianismo. Caeríamos en una trampa si quisiéramos discutir lo verdadero o la falsedad de los nuevos Mesías. Tal es un debate en torno a creencias o conceptos teóricos. Tal como Sören Kierkegaard, al comienzo y al final de su obra “El concepto de angustia”, delimita el campo de su estudio según que “tan pronto como la Psicología ha concluido con la angustia hay que entregar ésta a la Dogmática”.

En nuestro caso la dogmática queda fuera de un asunto que es psicológico, que funciona como técnica de manipulación, estrictamente. Los conceptos, doctrinas o ideas devienen excusas. De manera que ante la zozobra humana, que es consustancial al ser humano, una secta disfraza de creencia y conceptos la aplicación de mecanismos psicológicos de captación y adoctrinamiento. El contenido acaba siendo nada más la parafernalia, la vestimenta de ritos y ceremonias.

Al profundizar en la gnosis, teosofía, mensaje bíblico o extraterrestre, programa político o normas empresariales de una secta se comprueba que es una forma de rendir culto al vacío. Algo que llena y da un sentido al adepto como consecuencia de unas técnicas de despersonalización, de vaciamiento de su ser. Justo al contrario de lo que supone el compromiso con una creencia, que es afirmación de la propia identidad de uno mismo. Sin que esto quiera decir que sea verdad o falso lo que se crea, cuestión a debatir en el ámbito de la dogmática, sino de autenticidad o no. Y a veces se parecen mucho. Es por esta razón que creo que es muy importante profundizar en este análisis.

¿Las sectas son consecuencias del mesianismo? Desde mi punto de vista es al revés. El mesianismo es un producto más de las sectas. Entendamos mesianismo como doctrina relativa al Mesías. Éste tiene una connotación que es definida por el diccionario de la Real Academia Española, como “sujeto real o imaginario en cuyo advenimiento hay puesta confianza inmotivada o desmedida”. Ahora bien, cualquier religión parte del mensaje de un Mesías o bien ante la esperanza de su llegada. Mesías viene del término hebreo “mashiah”, “ungido”, que traducido al griego es “Christos”.

Para los judíos es todavía un esperado redentor, para los musulmanes un Madhi que está por venir. En el budhismo el Tathagata es el perfecto iluminado. Buda es “el Iluminado” y arahants los iluminados por el Buda. En el caso del Shintoísmo el emperador encarna la divinidad. En cualquier caso, el mensaje mesiánico o la profecía sobre la llegada de un salvador a este mundo fundamentan las religiones. Todas ellas se organizan para desarrollar su creencia, de una manera acertada o no, según los criterios críticos o de fe de quien lo interprete. La religión se institucionaliza para proyectarse socialmente. Cualquier comunidad religiosa, es un medio para desarrollar la trascendencia del mensaje en el que cree. Lo cual para quien no participa de esa creencia carece de sentido.

En las sectas el proceso metafísico y el contenido trascendente que tratamos se tergiversa, mediante un proceso psicológico. Sin embargo se presenta como una referencia más allá de lo tangible y, además, se parece. Tenemos entonces el fenómeno destructivo de una secta. Lo cual no ha sido todavía analizado en profundidad. Sí las técnicas y lo que sucede en organizaciones sectarias3, pero no el aspecto teórico y dialéctico sobre el que se basa. Espero que este trabajo sirva para animar a esta iniciativa.

Para una secta la organización se convierte en un fin. Cuando alguien cree en el contenido de una creencia, ésta, forma parte de su ser. El sujeto creyente es capaz de pensar y sentir en referencia a la fe que profesa. Independientemente de cual sea ésta. Por eso cuando se descubre a una secta destructiva no se critica o denuncia aquello que cree, sino sus técnicas de manipulación, que van de la mano de fabricar el mesianismo, convertido en un medio que da sentido y razón de ser al fin último y trascendente sectario: ser los elegidos que forman una organización estructurada, la secta. Por consiguiente en esta circunstancia el adepto es de la creencia, pertenece a ella.

Más que creer “soy creído”, es decir adoctrinado. De tal manera que lo que me cuentan en una secta llega a formar parte de mi personalidad, no es algo que yo crea, sino que forma parte de mí para adueñarse de mi ser. Forma mi nuevo ser y construye mi nueva manera de ser. Soy atrapado como objeto psicológico y luego también física y mentalmente. Pero esta transformación se trastoca, porque se entiende como una liberación en el lenguaje de la secta, la cual crea palabras e ideas a su medida. En el mismo lenguaje cotidiano podemos ver como se apunta tal manifestación.

El creyente dice: soy católico, cristiano, judío, protestante, mahometano, etc. Creo en… El adepto afirma: soy de Nuevas Acrópolis, soy de los Testigos de Jehová, soy de los Adventistas del 7º Día, soy del Partido Humanista, formo parte de la Nación Cósmica, etc. Tengo que…. predicar, jurar, decir…. Es una forma de hablar. Sí, pero refleja una situación existencial profunda, en la que las palabras son un síntoma, un indicador que apunta a donde se dirige lo que define.

Al creer se establecen, mediante las religiones, ceremonias, ritos, reglas para rezar o meditar. Para actuar normalmente en cualquier organización social se hacen reuniones, se asumen unas normas como medio de funcionamiento o para desarrollar una idea o para sentir y experimentar una creencia. En la secta estos aspectos se convierten en un fin organizativo. De tal forma que el origen de semejante planteamiento, sea el que sea, deja de ser una referencia, un ideal, como lo es el Mesías en el ámbito de la religión.

El adepto, no el creyente, se siente unido a la organización, forma una unidad con el Mesías de manera que depende anímica y emocionalmente de servirle en cuerpo y alma, “el Ideal justifica la cuna y el ataúd”, “por el Ideal se vive por el Ideal se muere”. La secta se adueña de mí como persona. Crea un micromesianismo que hace del adepto un elegido a modo de un Mesías clonado psicológicamente. Es un efecto que se observa al comprobar que el fanático habla imitando al líder, repite sus palabras en frases clichés y deja su propia personalidad para sustituirla por una nueva, fabricada por la secta o un grupo manipulativo.

Creer une las emociones y el pensamiento. El fanatismo estimula los sentimientos y de éstos se deriva luego pensar. Una crisis de fe se debe a que se piensa de otra manera, se hacen otros planteamientos por experimentar nuevas vivencias o estudiar otras cuestiones que no se tuvieron en cuenta. No deja de ser una elección, lo asumamos o no como tal, porque muchas veces es una elección dada en nuestra cultura. ¿Si es algo dado puedo elegirlo? Al no ser impuesto sí. Por ejemplo un televisor nos es dado en nuestra sociedad porque todo el mundo lo tiene, pero puedo dejarlo. Muchas veces ni se plantea, pero elijo mantener tal situación.

Planteo un problema que ocurre con muchos creyentes: la superficialidad ante nuestra existencia. Con la secta no me es dado un compromiso, sino que se me engancha a él, como puede ser un adición al tabaco. Participar se convierte en una necesidad. Creer en una obsesión, lo que justifico como entrega a la organización.

Lo que comienza siendo una actividad a la que dedico un par de horas semanales acaba absorviéndome todo mi tiempo. La secta me saca de lo superfluo pero no para ahondar en mí, sino desconectando de la realidad. Cuando alguien se desvincula de una secta nunca es por una falta de creencia, o muy pocas veces. Es algo que se suele mantener.

Con el tiempo puede variar o trasformarse. La evasión de la secta sucede porque el adepto se da cuenta de que ha entrado en una dinámica que nada tiene que ver con lo que inicialmente había encontrado. Se da cuenta de lo que le ocurre sinceramente cuando piensa sobre su situación. Si logra contrastar su vivencia con la visión de su conducta desde fuera del entorno de la secta puede reaccionar. Un comentario muy común cuando alguien ha salido de una organización manipulativa es: “¿cómo he podido creer eso?” o “¿cómo he podido hacer tal o cual cosa?”.

En el fenómeno religioso también se observa algunas veces la dependencia. Cuando de una manera frívola se experimenta la fe superfluamente. Es el caso de muchas supersticiones como rezar a san Antonio para encontrar algo, o un sentido utilitarista de la fe, que sustituye la transcendencia, al creer para…. Para dar un sentido a la vida, para superar el miedo a la muerte, para mantener relaciones sociales. Es un problema cultural que a veces es la puerta para atrapar a una persona en una secta.

También hay que decir que a lo largo de la Historia religiones o ideas organizadas se han convertido en instrumentos de modelos totalitarios o se han convertido o pervertido en tales transformándose en proyectos fanáticos que han querido imponer por la fuerza sus criterios a los demás. Han fomentado un ambiente emocional en favor de sus planteamientos que eliminó la crítica y la posibilidad de pensar (censura) .

Cuando se descubren los mecanismos de actuación de una secta una característica de los adeptos son justificaciones que ofrecen, como manera de argumentar, compararse con realidades establecidas y asociar sus prácticas a las que realizan las multinacionales, la publicidad o las religiones. De acuerdo que vivimos en una sociedad muy vulnerable, pero se manipulan aspectos concretos de nuestra conducta (comprar, votar) y siempre con resortes externos y plurales para poder reaccionar, sin embargo los condicionamientos de una secta abarcan la personalidad en su totalidad. Lo que nos interesa es ver que no plantean su método en sí mismo sino en referencia a….

Entrar en una secta es participar de un secreto, de algo desconocido que produce fascinación y exalta el ánimo. No es la creencia lo que me hace participar sino una curiosidad o unas ofertas de curación milagrosa o de terapias o cursos. Una vez dentro del contexto sectario se estudian los significados del grupo y se experimentan las ceremonias y los rituales, de manera que se produce una identificación mayor. La figura mesiánica del líder se ve de manera especial, con una deformación emocional muy aguda y artificiosa. Cualquier mensaje se toma como algo revelado. No se cree, se acepta como conocimiento, para cuya compresión el adepto debe servir con el fin de obedecer los deseos del maestro, gurú o jefe de grupo.

La técnica de adoctrinamiento se fundamenta en el control del inconsciente y en condicionar la conducta del adepto. Acompañando a esto de una tensión emocional que permite aplicar la manipulación como forma de dirigir y controlar la voluntad del afectado. ¿Con qué finalidad? Generalmente se responde “para conseguir dinero y Poder”. Sin embargo hay un factor muy superior: Hacer realidad una creencia psicológica. Se logra convirtiendo, pervirtiendo, al mayor número de personas y estableciéndose en la sociedad sea como sea, de tal manera que el fin justifica los medios. Aquí entra de lleno el mesianismo como elemento de una idea fuera de la realidad. El fundador convence, por transmisión emocional, de un mensaje. Se cree poseedor de una verdad incuestionable. Para aceptarla exige adaptarse a ella.

Se trata de una fantasía o una irrealidad impulsadas por una pasión violenta. Para realizarse implica eliminar la realidad personal, familiar y social. Una idea indemostrable y desconectada del mundo persuade a un pequeño grupo que construye la realidad de tal ilusión y deja de relacionarse con la evidencia social y la experiencia contrastable. Lo cual supone una diferencia fundamental de una secta con fenómenos de tipo religioso o cultural. Éstos participan de los mundano.

Es indudable que la actuación de las sectas funciona con eficacia. ¿Cómo es posible? Aquí radica uno de sus grandes peligros en el que no se suele reparar. Actúan de la misma manera que el dinero falso. Podríamos plantearnos que en defensa de la libertad económica es admisible tal práctica. Sin embargo no es posible pues devalúa la moneda circulante y desarticula el mercado. Se ha comprobado que el dinero falso desplaza al que es válido.

El problema es que es muy parecido y engaña al usuario. Podría ser utilizado, de no ser que el dinero perdería su identidad financiera. Por lo que fabricar billetes sin medida para abolir la pobreza no tendría sentido. Pero a los falsificadores les da lo mismo, mientras logren bienes de consumo sin ser detectada su estafa. Con la falsificación de una obra de arte ocurre otro tanto. La diferencia muchas veces está en la autenticidad de la firma.

La falsedad rompe las reglas del arte y del mercado. Con las sectas pasa igual, pero con los valores sociales, religiosos y de convivencia. Lo que defiende la secta se convierte para sus correligionarios en fanatismo, porque la realidad de su contenido es la mente de donde parte, no la realidad que recoge la idea de alguien que impulsa una corriente religiosa o política..

¿Qué diferencia hay entre Napoleón y un señor que cree ser Napoleón? En que uno lo es y el otro no. Esto que parece obvio no lo es cuando alguien cree que es un arcángel, un extraterrestre o la reencarnación de Fumanchú, ¿cómo puedo diferenciarlo? Al ser indemostrable lo creo o no lo creo. Pero puede suceder que me lo hagan creer por un efecto mental de la misma naturaleza que un efecto visual en un truco de prestidigitadores. Los efectos son psicológicos.

Uno de los síntomas es la obsesión por atender a la nueva e inauténtica fe, aquella que no se tiene sino que depende de las actuaciones y la demostración permanente ante uno mismo y los demás. Una creencia lo es por definición. No hace falta demostrar siempre la sonrisa de cartón en los labios, ni lo feliz que uno se siente, ni el dinero que se gana con la captación en cadenas de multinivel de tipo manipulativo, como Non Limit.

Un mensaje que penetre en la realidad requiere ser analizado con la razón y los sentimientos para comprender su contenido. La doctrina que quede fuera de lo real para desarrollarse fabrica la realidad humana y social como le conviene. Su referencia es la forma, más que la esencia de su fe. Recuerdo algo que me fascinó y embaucó junto a otras personas. Al pensarlo ahora carece de sentido. Es simple y burdo, una auténtica tontería. Pero expresado a voz en grito, con acento sudamericano y con un halo de “iluminado” quien lo dice provoca un efecto de asombro, genialidad y euforia de ánimo por el ambiente en que se hace la proclama. Provoca aceptar la idea que transmite sin más, directamente:Si Dios no existe, ¿qué existe? Pregunto ¿qué es lo que existe? ¿Nada?. Pero yo veo esta mesa. Os veo a vosotros. Tú existes (señala a uno del público y se ríe) Y tú también. ¿hay alguien que no exista… que levante la mano (se ríe y con él el auditorio). Yo existo. ¡Ah! no, yo no existo. Entonces ¿cómo es que hablo? (risas) Lo obvio es obvio. Lo evidente es evidente. Si yo existo, si tú existes, si existe este lugar, esta silla, esta lámpara, entonces ¡Dios existe! ¡Dios existe! y nosotros somos el estandarte de ese Dios.” (aplausos e histeria en el auditorio)

Sería un buen experimento, querido lector, que leyeras esto en alto como he indicado, para ver el efecto, aunque lejano, que produce. Cuando se lee se piensa sobre su contenido. Se compruebe que raya con la vulgaridad y el absurdo, pero por la forma de decirlo resulta convincente, para quien está maravillado de tener la oportunidad de escuchar al divo que habla.

Tras pasar muchos años militando en una secta destructiva, Anna, comenta4 (extracto): “Las palabras de mi amiga me conquistaron. Leí su libro con fervor. Los instructores hacían que sintiera un creciente rencor hacia los que estaban fuera. Te encierran en un mundo diferente. Tu sentido crítico es suprimido metódicamente. Se nos ejercitó en preguntas y respuestas, como una escuela de marketing”.

Tipos de mesianismo.

Ante la enorme diversidad de sectas que hay, podemos entender el despliegue de muy variadas formas de pseudomesianismos. Indagar sobre tales manifestaciones nos permite esclarecer lo inauténtico de su desarrollo. No quiero decir que no sea sincero por parte de quienes lo profesan, pero es una sinceridad prefabricada para servir a una verdad absoluta. Se participa de ésta fuera de la realidad, de manera que no se pretende acoplar a lo real, sino enmascararse.

Tampoco la secta desea lanzarse al mundo sino apartar y sustituir la realidad, circunstancia hecha de múltiples subjetividades. Lo objetivo se apodera de la visión personal y adquiere subjetividad mediante un adiestramiento que despersonaliza al adepto. La vivencia de esta sensación es fabulosa y alucinante, pero requiere un contexto particular que proporciona el mesianismo que despliega cada secta.

Se ha creado una red de tendencias, opiniones y apariencias sociales que estimulan lo irracional, algo diferente a la irracionalidad como emoción o sentimiento subjetivo. Da como resultado un caldo de cultivo propicio para desviar las inquietudes espirituales, culturales y económicas hacia derroteros cuyo sentido es percibido solamente previo un lavado de cerebro o programación mental. Se crea poco a poco un ambiente que hace proclive el refugio y el amparo se los individuos en sectas de lo más variopintas.

El mesianismo lejos de presentarse como una extrañamiento, un montaje que esclaviza a los adeptos, se presenta, disfraza y se quiere admitir, como una liberación.

En este sentido quisiera aclarar que quienes sientan cátedra, como teólogos, sociólogos, filósofos o psicólogos un poco de pacotilla, al no conocer de lo que opinan sino sólo la apariencia, defienden la existencia de sectas como un respeto a la libertad5. Pero no hay libertad sin crítica, ya no digo sin conciencia, sino sin capacidad de discrepar. Algo que niegan y desprecian todas las sectas.

Cualquier análisis o manifestación que descubre a las sectas y las da a conocer en su compleja y oculta totalidad, no en el aspecto propagandístico, es tomada por los adeptos como un ataque y lo vivencian como una persecución. Lo mismo parece que sucede con quienes desde actitudes pueriles, por muy académicas y tituladas que sean, se manifiestan en favor de las sectas al pretender que desenmascararlas atenta contra la libertad.

A la opinión, la discrepancia y a la razón se quieren tildar de inquisidoras y se quiere convertir la libertad en un coto que asalte a la racionalidad como forma de cumplir los designios de salvación por parte de las sectas y de una libertad abstracta y fatua en la corte de los “pensadores públicos”. Conviene recordar como dirigentes de HB en el diario Gara6 proponen, desde el disfraz y falsificación de la libertad, “ser serios y sensatos para asaltar la razón y construir el conjunto de Euskal Herria como marco democrático”.

Un síntoma del fanatismo es la identificación de la idea o creencia con lo intrínseco de uno mismo. Una crítica a una opinión es tomada desde la actitud sectaria como una afrenta personal. Verdad absoluta y adepto forman una unidad. El debate, sino es descubierta la coartada del fanatismo, supone para el sectario una estrategia, sin más objetivo que propagar su irracionalidad. Es hora de abordar el asunto desde la reflexión profunda.

Las sectas y la practica social del fanatismo dejan de ser asuntos periodísticos, noticiables, para poder ser vistos, no justificados o atacados simplemente, con una hondura que supere tal actitud destructiva. La simpleza se refuerza en la esterilidad de discusiones espectaculares pero sin contenido.

Quiero recordar la motivación de grandes obras filosóficas que han reaccionado de manera expresa contra espiritismos, teosofías y gnosticismos que amenazaron la cordura humana y la convivencia social, como hicieron René Descartes e Inmanuel Kant. Más tarde Theodor W. Adorno, el existencialismo, Martin Buber, Romano Guardini, Carl Friedrich von Weizäcker, desde muy diferentes planteamientos reaccionaron al mesianismo que quiso atrapar a la sociedad con el nacionalsocialismo o el comunismo.

El magma de lo irracional se extiende. Cuando cristalice nuestro pensamiento y conducta social quedará encerrada. Las sectas en general son esa fluidez con que discurre inocentemente el fanatismo. Hace falta un esfuerzo intelectual para hacerlo visible y desactivar, entonces, sus efectos. Es necesario

Hemos apuntado que hay un mesianismo social, que actúa en el espacio político mediante el terrorismo, ETA, GRAPO. Sus protagonistas se sienten redentores de la sociedad. Hacen del asesinato un sacrificio necesario para hacer prevalecer su verdad absoluta, sobre la que no cabe discusión ni otro análisis que el que ellos hacen. Desarrollan un esquema similar al de todas las actitudes sectarias: presentarse como víctimas de un enemigo y regodearse en el victimismo y en ser perseguidos para hacer de su lucha una mitología legendaria. Se proclaman salvadores del resto de los humanos, en su ámbito de actuación, para pasar a ser perseguidores de aquellos que van en contra de la realización de la Verdad.

Este mesianismo social se ha desarrollado en la Historia con modelos sociales y políticos totalitarios y el fanatismo de las religiones. Tal experiencia nefasta exige una responsabilidad para quienes han pedido perdón de aquellas etapas en la exigencia del propósito de enmienda y para quienes afirman defender las libertades sociales, que muchas veces, en nombre de éstas, defienden a las sectas, semilleros de modelos totalitarios por su actitud mesiánica.

El mesianismo de participación es aquel mediante el cual una persona participa de un mensaje que recibe directamente por el poder telepático de la Jerarquía Espiritual, por contacto con extraterrestres que se comunican con el elegido o mediante la comunicación mediúmnica. Luego el líder hace participar a los adeptos de su mensaje o del contacto directo mediante el desarrollo de poderes mentales o paranormales.

Tanto para una forma u otra los seguidores deben prepararse y adiestrarse. Es el caso de la profetisa Gabriele, de Benjamín Crémer, Giorgo Bongiomani, Eugenio Siracusa, Claudio Pena. En Agosto de 2.000 radio Amadores hace público su contacto con extraterrestres y anuncia que habitan en una isla al sur de Chile, ¿es un plan de esotéricos alemanes para encontrar el reinado de Aka Kor desde donde se colonizará la tierra?

Mesianismo personal es aquel en que el fundador o líder se presenta en carne y hueso como el verdadero Mesías o la reencarnación de algún personaje mítico o religioso. Es el caso del reverendo Moon, Sai Baba, Bahagwan Rajneesh, Mahariji, Shri Mataji. Encarnaciones de Dios cuya parafernalia se creen los adeptos a pies puntillas después de hacer los estudios pertinentes.

El mesianismo material, consiste en hacer una cadena de socios-adeptos, siendo la organización en sí un sucedáneo de Mesías impersonal. Se oferta un logro material, palpable, que luego se proyecta en la organización. Lo material puede ser dinero, convirtiendo el deseo de bienes materiales en una obsesión y un criterio absoluto, por encima de todo los demás, es el caso de Amway, Non Limit, Aire 2000.

Cumplir los objetivos fijados en una ambiente de manipulación en cadena genera una dependencia a la organización. Lo material puede ser una terapia física o psiquíca, cuya experiencia se extrapola a nociones indemostrables pero creídas con una base “empírica”. Es el caso de Energía Universal y Humana, Iglesia Universal del Reino de Dios – Comunidad del Espíritu Santo.

Sectas como Cienciología o Dianética, “a través de la mente”, pretenden mediante sofisticadas técnicas de manipulación mental hacer demostrable y constatable los efectos de sus terapias, auditaciones y cursos pretendiendo hacer una religión científica mediante su Centro de Tecnología Religiosa. Otras que aplican el bienestar psicológico como camino de salvación son Meditación Trascendental y Sahaja Yoja. Transforman la relajación en una doctrina de adormecimiento existencial.

Reto y Remar ejercen un mesianismo en la comunidad drogadicta. Aportan una curación salvadora que depende de una férrea creencia psicodependiente. Lo que no quita que realicen una labor social muy interesante y positiva. Otro caso es distinto El Patriarca que ejerce el mismo mesianismo dentro de un encierro sectario. O derivaciones de sectas para ampliar su campo de acción como Narconón. También puede darse lo material en forma de satisfacción sexual, como el caso de los Niños de Dios, algo que otras sectas también utilizan como complemento. El aspecto material puede ser política, con resultados materiales, como Soka Gakkai o partido de la Ley Natural.

Uno muy especial es el mesianismo difuso, que se diluye en el ambiente social y pasa desapercibido. Se trata de todo lo que conforma una expresión etérea y abstracta que engloba lo que se conoce como New Age, Nueva Era. Es un ambiente, aunque algunas sectas como Cienciología patentan su nombre como editorial.

La amalgama de teorías sueltas pero coordinadas entre sí fabrican una mentalidad proclive a lo irracional. Es un inmenso despliegue de grupos, movimientos desparramados en múltiples contextos y con una red de negocios de editoriales, revistas, productos alimenticios, ofertas musicales y demás que pretenden la salvación individual a través de un misticismo personal. Tal mentalidad impulsa a una masa de gente adaptable a las sectas. Originan el culto al desarrollo del potencial humano y psicoterapias de lo más extravagantes. Se presentan como folklore o manifestaciones culturales, como el ritual pagano de la iglesia de Wicca o grupos de esoterismo y de ocultismo.

Se dispersa una serie de vanalidades a las que se da un contenido trascendente y de ayuda personal con la astrología masiva, la adivinación como refuerzo personal. Algo que inunda de anuncios la prensa cotidiana. La difusión de juegos como la ouija, o experiencias extrasensoriales alimentan esta nueva manera de ser que sirve de substrato humano para el quehacer de las sectas, las cuales se convierten en especialistas de ese médico general para la sociedad que es la New Age.

Una vertiente política de esta atmósfera innovadora del culto al vacío y de dar sentido a lo absurdo mediante doctrinas y ceremonias que mezclan retazos de muchos campos y que se despliegan por cualquier rincón de la sociedad es el Partido Humanista, con un popurrí de ecologismo metafísico, pacifismo de marketing con la finalidad de aprovechar sus acciones para captar adeptos en principio atraídos por cuestiones de interés social.

Otras sectas difunden su mesianismo mediante cursos y meditaciones de pensamiento positivo. Hacen de relaciones públicas con organismo institucionales  o personalidades  del mundo mediático. Divulgan la benevolencia de sus planteamientos en operaciones de imagen de ayuda y colaboración con el Tercer Mundo y la pobreza, algo que de una manera u otra realizan todas las sectas. Pero es especialmente mordaz aquella que se cuela en la sociedad amparada en organismos institucionales.

En la nueva era cabe todo lo irracional, desde la difusión cultural ufológica por parte de Aztlán, a la espera del advenimiento de Maitreya con organizaciones que preparan a la sociedad mediante la formación de una “nueva-era-mentalidad”, mediante una red de Servidores del Mundo, que promulgan la Gran Invocación: Buena Voluntad Mundial, Escuela Arcana, Centro Lusitano de Unificación Cultural.

En el fundamento de tales teorías, entendidas a modo de experiencias metafísicas para quienes las promulgan, se encuentra la doctrina de Alice A. Bailey. Se difunde con un aspecto bondadoso y bonachón sin reparar en lo que sólo quienes dirigen la difusión de estos modelos de fanatismo ligh y de aspecto graciosillo, conocen. Textos como que “la humanidad ignorante que considera que el Anticristo trabaja desde el lado de la oscuridad está equivocada; su trabajo es tan benefactor como el aspecto del constructor” o “es difícil que el hombre comprenda el propósito divino que actúa detrás del Mal…. el derramamiento de sangre durante la Gran Guerra ha dado resultados esotéricos7.

En una línea más genérica se encuentra en este mismo campo las técnicas de sicología como sucedáneos de la espiritualidad, que forman grupos y cursos en torno a libros sobre el éxito en las relaciones humanas y a la autoestima. Promueven un comportamiento artificial y muy efectivo en la seducción, con autores como Conny Méndez en lo que se inspira la corriente Metafísica Cristiana o Louise L. Hay, que hacen del conocimiento de uno mismo un reto mesiánico. Todo lo cual pulula sin referencias claras entre los ciudadanos y ciudadanas.

Un mesianismo que también se extiende masivamente y de manera muy organizada es el que se forma como un espejismo, espejismo mesiánico Hay dos variaciones en esta manera que se definen en el misma comprensión de lo que es “una imagen de aspecto real de un objeto totalmente inexistente o situado en un lugar distinto al aparente”.

Pensemos que el efecto de espejismo que sucede afectando a las percepciones es similar en el terreno psicológico y emocional al que ocurre en la participación sectaria. Bien puede ser por un efecto visual, ante una tensión muy fuerte o fruto de un gran deseo, como el de beber en el desierto, lo que hace ver , no imaginar, un oasis. También hay espejismos materiales, que no son producto de la visión sino que por unas condiciones atmosféricas especiales el aire hace de lente que refracta los rayos de luz procedentes de un objeto distante. Un fenómeno especial de estas características es la fata morgana, imágenes exageradas de objetos, que se da en el estrecho de Mesina, en Sicilia, y en los grandes lagos de Norteamérica.

La formación de espejismos materiales en el ámbito de las sectas sucede cuando se producen reflejos de religiones. Forman una apariencia porque se miran como cristianas. Como se hacen “ver” en la sociedad mucha gente toma a estas sectas por religiones, sin ver el fenómeno engañoso. Es el caso de los Testigos de Jehová, Adventistas del 7º Día o Iglesia de los Santos de los Últimos Días, mormones. Recogen textos sagrados reflejados de la religión católica, traducidos e interpretados a su antojo y permiten construir una realidad que fuera de la organización es nada, una imagen.

Los Rosacruces AMORC y Lectorium Rosacruciarum son del mismo estilo, pero son reflejos de la imagen de los conocimientos esotéricos antiguos que nada tienen que ver, ni en su contexto ni en su despliegue, con lo que anuncia la imagen de las sectas esotéricas actuales en torno a tales conocimientos tradicionales.

El reflejo psicológico, que es “visto” por la intensidad del deseo genera también espejismos sectarios. Los ven quienes se sienten atraídos por un ferviente deseo de conocer la verdad, de buscar teorías que den sentido a sus preguntas existenciales. Son el caso de los diferentes grupos Gnósticos y Nueva Acrópolis en el ámbito del ocultismo e invenciones esotéricas cuya única realidad es la imagen que proyectan al neófito. Otros espejismo dan lugar a grupos fundamentalistas en su ansia de pureza y de aislamiento, como es el caso de las 12 Tribus.

Uno de los libros que nutre de contenido esotérico y ocultista a las sectas y grupos orientados en este sentido es  “La Doctrina Secreta8, de Helevna P. Blavastky. En esta obra podemos leer “Satanás y Dios son idénticos”; “Los judíos son una raza artificial” (tomo IV) o “El mal es una necesidad, uno de los sostenes del Universo manifestado. Es necesario para el progreso y la evolución” (tomo III), lo que da lugar a una táctica maquiavélica de cinismo inimaginable en quienes amparan tales doctrinas bajo el lema “No hay nada superior a la verdad”. Semejante base teórica permite entender a las familias afectadas la crueldad con que actúan estas sectas con el entorno de sus adeptos.

Sin embargo los analistas y estudiosos que ven únicamente su imagen, desconociendo sus secretos doctrinarios, quedan cautivados con sus cantos de sirenas y defienden su maravillosa presencia en nombre de la libertad, sin permitir que se pueda criticar las aseveraciones que han sido mostradas.

También se dan deformaciones fata morganas, de agrupaciones sectarias que deforman la realidad de sus contenidos, como sucede con los seguidores del Plinio Correa, Tradición-Familia-Propiedad-Asociación Covadonga. Es lo que sucede dentro de las religiones con grupos fundamentalistas o integristas. Producen un efecto de exageración que da el pego de ser creencias vividas con más intensidad y fervor, cuando degeneran en una imagen proyectada de la fe en que se amparan.

Son quienes en nombre de su fe cometen atentados, quieren imponer al resto de la sociedad sus criterios a toda costa o imponen castigos corporales a sus seguidores o conductas extremas asociales. Jesús Sanz Montes, portavoz de la Conferencia Episcopal, como Secretario de la comisión mixta Obispos – Superiores Mayores, critica al grupo Getsemaní, formado por sacerdotes, para captar a mujeres jóvenes cuando son menores de edad para introducirlas en una historia psicológica (sumisión y autodesprecio) que desemboca en ser monjas de clausura cuando cumplen los dieciocho años, en los conventos de las Carmelitas Descalzas de la madre Maravillas9. Sin que los padres ni madres de las chicas sepan nada hasta que toman la decisión: “Estas cosas no se hacen. Propagan un mensaje muy restrictivo de Cristo y desde luego no hay justificación del secretismo ante las familias. Afortunadamente son una excepción. La mayoría de la Iglesia no actúa así”10.

Por último está el mesianismo apocalíptico. Deriva de querer vivir desde la secta el final de una creencia para hacer realidad, plenamente, su historia sectaria, la cual puede ser una doctrina cristiana, como Restauradores de los Diez mandamientos, que produjo una masacre en Uganda o los davinianos en EE.UU, o una doctrina esotérica como en el Templo Solar en Suiza y Canadá, o de tipos extraterrestre, como Puertas del Paraíso, junto con otros casos divulgados por la prensa. Es un fenómeno que se repite cada vez con más frecuencia porque los pequeños grupos compiten por llegar a ser los verdaderos a costa de vivir el protagonismo de su delirio hasta las últimas consecuencias.

El mesianismo religioso en su vertiente espiritual da lugar a receptores de un mensaje y transmisores de él. Busca la salvación personal, no la de los demás a cualquier precio. En el ámbito sectario da lugar a una cadena de mesianismos. El fanático deja de ser él mismo individualmente y se transforma en un instrumento de la organización, en un micromesías11. El adepto es convertido en tal, no por un mensaje, creencia o ideal, sino por un proceso psicológico de transformación de su personalidad.


Personalidad de los nuevos Mesías.

Recientemente, en un intercambio de información con el psicólogo José González Guerras, a raíz de una Jornadas sobre grupos manipulativos en la Universidad de Salamanca, me indicó que los aspectos que remarcaba en los líderes y adeptos quedan clasificados e identificados perfectamente en los trastornos de la personalidad que estudia la psicología moderna. Afectan al Líder y se transmite a los adeptos. Es curioso que en el problema sectario se dan un conjunto de todos ellos en común, por ser tanto el maestro como el adepto micromesías ante los que han de ser captados. Son sumisos y a la vez soberbios ante la Verdad absoluta, por lo que el desdoblamiento de la personalidad, según la situación en que se ubique en cada momento, hará que actúe según un rol u otro.

Cualquiera que tenga experiencia con el mundo de las sectas puede comprobar como los nuevos Mesías, jefes, predicadores o defensores del grupo mantienen un patrón de grandiosidad (en la imaginación y en el comportamiento). Tienen necesidad de admiración.

Algo que muchas madres  comentan al contarme el caso de un hijo o hija que ha sido captado por una secta destructiva. En algún momento les preguntó tal vástago, “¿crees que soy especial?”, “¿piensas que tengo poderes?”, lo que en un primer momento se toma como una bobada de adolescencia.

El problema es que crezca o alguien se aproveche de tal sensación y la desarrolle en el seno de una secta en la cual se le hace sentir al miembro un elegido, un iluminado, alguien especial. Oír voces es un síntoma de alucinación auditiva. Algunas sectas explican este fenómeno morboso como si se tratase de un poder especial que permite, con una preparación especial, escuchar los mensajes de los Enviados extraterrestres o espíritas.

Quien sufre el trastorno narcisista necesita de admiración y cumple su objetivo de manera extrema logrando seguidores incondicionales. Hasta el punto de sentir un gran regodeo viendo como se postran a sus pies los adeptos. La expansión de cualquier secta responde a la fantasía de éxito y poder ilimitado. La auto importancia de los logros de la secta son resaltados exageradamente.

Un fanático sólo puede mantener una relación de tú a tú con quienes reconozcan su superioridad, lo que sucede entre los miembros de la secta. La relación interpersonal en el uso de unos a otros es el pan de cada día en las sectas, lo que se vive internamente como afán para que crezca la organización. Con los de afuera son arrogantes y déspotas.

El rol de adepto supone la necesidad de que se ocupen de uno, algo que la secta representa perfectamente para acoplar el comportamiento de sumisión, al que se le induce con enseñanzas de desapego, matar el ego o negar su vida por el Ser supremo que profesa la secta. Se tiene un temor infundado a la separación del grupo, lo que retiene psicológicamente al adepto dentro de la organización, pues piensa que si la deja le va a ir fatal en la vida.

Han adiestrado al discípulo de manera que enfrentarse a sus pensamientos lo entiende como una invasión de formas mentales negativas, o un reto que ha de superar, como pruebas que se le ponen para su evolución. A un joven que querían captar recientemente le instruían afirmando que si es “un guerrero debe ir a la guerra y no ver pasivamente qué sucede”, por lo que tenía que quitarse lo que le sobrara, perjuicios sobre la unidad familiar y romper con viejos amigos que no comprendían su evolución interior. Se acabaría convirtiendo en un “Heredero del sol”. Muchas veces, como en Energía Universal y Humana, los discípulos están convencidos de que sus superiores en la jerarquía sectaria leen el pensamiento de los demás por poderes telepáticos.

La conducta sectaria se caracteriza por ser obsesiva-compulsiva. Preocupados por el orden, el perfeccionamiento que exige pertenecer a un grupo de elegidos y superior al resto de los mortales. Al mismo tiempo se autoexigen un control excesivo de su mente.

La secta proporciona ejercicios para lograr este objetivo intensificando y provocar el trastorno de la personalidad. Los sectarios necesitan reafirmarse mediante la aprobación de sus actos, lo que las sectas explotan para aplaudir a quien ha logrado mayores objetivos, sobre todo en la tarea de captación. La anulación de uno mismo se une a la extravagancia del grupo, en el cual el adepto se siente afirmado.

La despersonalización parte de convertirse uno mismo en un observador externo de los propios procesos mentales, lo que se estimula con ejercicios de meditación, que hacen que uno se sienta dentro de la secta como en un sueño (lo cual es un criterio para el diagnóstico del trastorno de despersonalización). Tal situación se vive en el ámbito de la secta. Fuera no, por un proceso de desdoblamiento, que participa en la estrategia de la secta de separar nítidamente, lo de dentro y lo de afuera, lo exotérico de los esotérico, de una manera muy drástica.

Lo que se encuadra en el marco de la psicología como cuadro típicamente sectario es el trastorno disociativo no especificado, que sucede como una alteración de la personalidad o de la percepción del entorno. Sucede con individuos sometidos de manera prolongada a persuasión coercitiva: lavados de cerebro, modificación del pensamiento o indoctrinamiento.

Se altera la conciencia y da lugar a una conducta estereotipada fuera de control de la persona, lo que es observable en casi todos los sectarios, cuando cumplen las funciones de la organización. En el ámbito familiar o de trabajo se puede sospechar, pero no se observa claramente. En las sectas se produce la sustitución de identidad de la conciencia por otra, de ahí que no queda anulada, como muchos piensan. El adepto ha sido preparado para mantener un comportamiento “ejemplar”. Tal posesión psicológica, como consecuencia de un cambio radical sin una causa de su entorno ni por experiencia propia, se debe según las sectas a la influencia de un espíritu, poder, deidad u otra persona que haga de referente.

Otro síntoma sectario es la desconfianza y suspicacia en relación a lo que queda fuera de la secta. La sensación de sentirse amenazado es una constante en las sectas. Se sienten espiadas, perseguidas, lo que les facilita establecer una disciplina interna y un control desmedido entre los miembros. Recuerdo una vez, en un Colegio Mayor regentado por una secta, que al entrevistarme con uno de sus inquilinos los guardianes o vigilantes se asomaban cada cinco minutos con una sonrisa muy cortés, para evitar que habláramos de cuestiones negativas.

Por otra parte, cada detalle adquiere en los adeptos y en los líderes un valor asombroso, de manera que la vida cotidiana se transforma en una señal, un símbolo, que adquiere un significado trascendente. Únicamente es posible conocerlo con las claves internas que ofrece al secta.

El enfriamiento de las emociones hace que los sentimientos de un fanático se manifiesten sólo colectivamente mediante la exaltación y la pasión grupal. Lo personal queda tapado, se aparca en lo mundano y se olvida. ¿Cómo entender si no que se sacrifiquen a los propios hijos cuando se impide realizar una transfusión de sangre necesaria para salvar su vida?. Más cuando tal recomendación se basa en un texto bíblico de cuando no existían tales prácticas médicas. ¿O cómo se entiende la insensibilidad para abandonar y odiar a la los padres y a las madres?.

Todas las familias con el problema sectario en casa comentan en alguna ocasión, “¡es incomprensible! si no fuera porque le conocemos y sabemos que no es así pensaríamos que es un monstruo” . ¿Es consecuencia de una creencia? No, lo es de la aplicación de una técnicas de control mental sobre el adepto. La víctima piensa que se trata de una evolución y un perfeccionamiento singular, por medio del cual descubre qué es el Bien Absoluto y el Mal absoluto, y toma posición, a favor del Bien, por supuesto. Quienes no le acompañen quedan en el reino de lo malvado.

Cada secta tiene sus propios ejercicios, mediante estudios bíblicos, meditación, cursillos, ceremonias o prácticas rituales, con los que ejercer la transformación de la personalidad, pero lo presentan como un conocimiento práctico para desarrollar poderes o lograr la salvación. Es decir la creencia se convierte en una técnica, en una ciencia demostrable y vivencial, lo que hace vislumbrar la falsificación de la fe, que se convierte en un disfraz de pleitesía al maestro.

Los grupos esotéricos ejercitan el desdoblamiento o el viaje astral. Hacen vivir con inocente emoción la ruptura de la personalidad. El curandero Claudio Pena, que anuncia un plan de evacuación pues el fin está pronto y es miembro de la Nación Cósmica y también se hace llamar Nhitán el Amador, asegura que se desdobla para recibir enseñanzas y poderes que posee12. Ha convencido, asegura, a numerosos religiosos y religiosas con sus descubrimientos. Asegura que ha estado en presencia de las 24 Energías.

La visualización de los objetivos es otra táctica de organizaciones que condicionan la voluntad del adepto. Las experiencias guiadas ocupan el recuerdo y la interpretación de la historia personal. Son sustituidas por la de la organización, mediante auditaciones y sesiones de comunicación personalizadas. O por contactos con seres de otras dimensiones, espíritas o extraterrestres.

La identificación entre los miembros de una secta les hace sentirse una unidad. Es lo que justifica que algunas sectas exijan que se uniformen, durante actos internos y secretos, pues el uniforme expresa su “una forma”. Otros sectarios se convierten en almas gemelas y hasta he encontrado casos de almas siamesas, que realizan una alianza vida – muerte, lo que hace muy difícil poder desengancharles de su dependencia. Más cuando se ven apoyados por profesionales de la psicología y psiquiatría que hacen de coartada para alejar a los adeptos de sus familias, al hacer pasar al incauto de la familia biológica a la familia psicológica13.

El psicólogo Ángel Ponce hizo un peritaje sobre un caso que se presentó en el juzgado número 7 de León y, por cierto, fue sobreseído. Se había atrevido a elaborar un informe sobre la familia de un chaval sin conocer al padre ni a la madre ni saber lo más mínimo de su entorno. Cual fue la sorpresa al comprobar que tal eminencia es colaborador de una revista que edita Nueva Acropólis14 en cuya organización su mujer participa activamente.

Existe el gran peligro de que grupos profesionales quieran acaparar la tarea de informar y ayudar a familias con problemas sectarios estando en conexión con sectas y coordinando diversas de ellas. Para cuyo objetivo pretenden eliminar, con el descrédito y haciendo la vida imposible, a quienes nos dedicamos a informar, como ya sucedió con Pilar Salarrullana y otros compañeros.

Una cuestión muy importante para entender las sectas es la deformación sobre la interpretación de la historia personal del sujeto captado. Recientes investigaciones muestran como es posible implantar falsos recuerdos, que se recuerdan de manera tan real como la memoria auténtica. Nada tiene que ver tales investigaciones con las sectas, pero es un campo de estudio muy interesante pues he comprobado muchas relaciones, así como que es un fenómeno característicos del fanatismo. Hasta el punto de que muchas familias piensan que sus parejas o hijos e hijas mienten descaradamente, cuando en verdad los afectados son víctimas de un trucaje de técnicas psicológicas.

En el libro de Margarita Diges15, profesora de psicología de la Memoria y Psicología Jurídica de la Universidad Autonóma de Madrid, se explica como coexiste la memoria original y la memoria sugerida. Lo que nos debe hacer entender que un fanático y adepto no es un tarado mental, sino personas normales que se acoplan a la realidad, pero que interiormente son deformados para adecuarles a la secta o al interés del grupo que ejerce la manipulación con el fin de guiar su voluntad.

Recuerdo la declaración de una afectada por la secta Sahaya Yoga: “son personas en apariencia normal, pero se aprovechan de la gente que anda buscando un sentido a su vida para lavarles el cerebro”. Algo en lo que coinciden todos los familiares de adeptos. ¿Qué ocurre?, ¿por qué se da esta apreciación en organizaciones y grupos manipulativos, con quienes podemos estar de acuerdo con sus ideas o no y nunca aparece tal queja en otras asociaciones o colectivos, con los cuales podemos estar en contra de sus planteamientos teóricos? Luego no depende de la creencia, sino de la aplicación de mecanismos de control de la voluntad y de la mente en general, sin que la víctima se percate de ello.

Constata Margarita Diges que la repetición de la sugestión aumenta el efecto de la información engañosa, lo que he comprobado sucede en las sectas de manera que se refuerza un criterio que se trasforma en real, sin serlo, pero sin que la víctima sea consciente.

El estudio de la falsa memoria o falsos recuerdos establece que la persona que cree lo que se le sugirió lo hace firmemente, de manera que es posible confundir sucesos mentales con sucesos reales. Esta es una de las ideas fundamentales para entender el funcionamiento del lavado de cerebro en las sectas.

Quiero indicar que escribo sobre este tema como una reflexión, con el derecho que otorga la Constitución Española de opinar libremente sin ningún tipo de censura previa. Lo digo porque la respuesta a lo largo de varios años no es la argumentación, el debate, la crítica, sino la amenaza, el chantaje, las denuncias, informes de detectives privados para desacreditar y falsear datos personales con la intención (frustrada) de minar la moral y el ánimo de quienes pretendemos desenmascarar a estos grupos, mediante la reflexión.

La necesidad de guías espirituales.

La mayoría de las personas rehuyen enfrentarse a sí mismas. Huyen de su ser más profundo, a través del consumo compulsivo, las drogas, el conformismo ciego. En ese mismo camino se encuentran las sectas, en donde muchos seres encuentran refugio. La necesidad de guías fanáticos es porque dejarse llevar es cómodo.

La reflexión y la crítica, el análisis y la cultura son cada vez más necesarios. Recuperar la razón exige un esfuerzo. Luego podemos rechazar sus conclusiones, si se quiere con actitudes creativas, pero no previamente. En definitiva la cultura queda ausente ante la avalancha de información tanto en medios de comunicación como en las redes informáticas, pero hay que pensar sobre todo lo que percibimos y esto exige tiempo para uno mismo y sus circunstancias.

El problema de las sectas es muy grave. No es una cuestión anecdótica. Quiero recordar a Romano Guardini, teólogo de Munich a mediados de este siglo, cuando afirmaba que “ahora el hombre está en peligro en un sentido que quizá sea total16. Vio como el hombre ya no sólo es capaz de vencer corporalmente a los otros hombres, sino de desconectarlos psíquicamente y espiritualmente. “La ciencia ha descubierto medios y caminos por los cuales todo, inclusive lo más íntimo del hombre, puede ser violentado y atomizado, baste señalar el lavado de cerebro”, escribió.

Quede como propuesta para la reflexión una idea de este autor, porque pienso que si no nos tomamos en serio a nosotros mismos y a nuestra sociedad las sectas sí lo hacen y pueden ganar mucho terreno, mientras miramos a otro lado. Para Guardini: “Estamos en una época en que simultáneamente crecen el irracionalismo y el racionalismo, desarrollándose uno contra otro y uno a expensa del otro. Pensar racionalmente intenta dominar todo, pero lo irracional pretende devorar los conceptos claros. Es cierto que todo puede ser captado por la ratio, puesto que el ente en todo lugar está impregnado de razón, pero nada se agota en la ratio puesto que todo lugar del ente contiene un elemento alógico. Demos sentido al carácter de tensión propio de la realidad”.

Las sectas y el fanatismo en general anulan la razón y falsifican la irracionalidad de nuestras emociones, sentimientos e inquietudes espirituales. Si esto, lo irracional, se traslada de manera generalizada a la sociedad lo pagaremos muy caro, por no pararnos a pensar y actuar en consecuencia.

  1. 1“Psicología de las concepciones del mundo”. Edt. Gredos, Madrid 1.967
  1. 2Director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales. Separata de la revista “Lumieira”, Nº 34-35. Galicia, Agosto 1.997
  1. 3Trabajos y documentación de AIS. Actuales investigaciones de Carlos Coloma, Antonio Luis Moyano, Carlos Longarela, Juancho Domínguez y anteriormente autores como César Vidal, Jean Vernette, Alberto Morala, Pepe Rodríguez, Antonio Carreras o Pilar Salarrullana.
  1. 4Testimonio. Alfa y Omega, Nº 208 13 – IV – 2.000
  1. 5 Es el caso del doctor en Filosofía y Teología, Urbano Alonso Galán, en una carta remitida al número uno del periódico “Enigmas”, o del teólogo Miret Magdalena en diversas comparecencias públicas.
  1. 64 de Junio de 2.000
  1. 7“Tratado de los siete rayos”. Edt. Fundación Lucis. Buenos Aires . 1.955
  1. 8Edt. Luis Cárcamo. Madrid 1,978
  1. 9Maravilla de Jesús fue beatificada por el Papa en 1.998
  1. 10 El País, 21 – V – 2.000
  1. 11La entrega al Ideal debe ser total. Alejar de tu vida todo aquello que lo entorpezca”; del manual interno de Nueva Acropólis.
  1. 12 Correo Gallego 5 – XII – 93
  1. 13 El psicólogo Manuel Pellitero, firmado en Salamanca, 10 de abril de 1996.
  1. 14 Revista Esfinge. Madrid, mayo de 2.000
  1. 15 “Los falsos recuerdos”, Cuaderno de psicología Nº 5. Edt Paidós. Barcelona 1997
  1. 16 “Responsabilidad y cambio social”, de Richard Wisser. Edt. Sudamericana,. Buenos Aires, 1.970