¡! Sucedió tal cual voy a contar. Hay quien dice que siempre me pasa algo, pero sucede que al narrar cosas de éstas aparecen otros casos similares, no pocos, cuando los amables lectores comentan que a ellos les ha sucedido algo parecido. Cierto que a una mayoría no, porque como ya veremos la filosofía de quienes no quieren líos es “paga y calla”, pero cuando no lo haces y te encaras a una injusticia, por nimia que sea, sucede a veces este tipo de cosas.
Una extraña sensación
No es una sensación extraña, sino una extraña sensación, o sea que me resulta raro percibir la singularidad que a continuación os cuento, porque nunca me había sucedido tan intensamente y de manera tan nítida. Me hace pensar que el pasado permanece guardado en alguna parte recóndita de nuestro cuerpomente.
Entre Zola y Dostoievski
He tenido la suerte, nun
ca mejor dicho al ser fruto del azar, de haber leído por casualidad la novela “Terésé Raquin” de Emilie Zola, que encontré en una estantería en casa de una tía abuela. Un libro antiguo, sin saber de qué iba. Y acto seguido, por consejo de Joaquín Colín, leo “Crimen y castigo” de Fiódor Dostoievski.
Etapas
Igual que la materia orgánica tiene sus partes: átomos, células, tejidos, órganos; el tiempo vivido también tiene sus transcursos: ratos, momentos, encuentros, sucesos, etapas. Son estas últimas las que más se mira como paso del tiempo.
¿Para quién se escribe?
Cuando se ha dejado de preguntar por todo, porque las respuestas están dadas, es necesario hacer como los niños y niñas que insisten en pedir nuevas explicaciones, porque la realidad es, finalmente, como comprendemos que es.
Las magdalenas de Proust
Cada persona tiene su magdalena de Proust. Para mí son las ciruelinas rojas que dan unos árboles llamados «prunus cerasus», ciruelos silvestres, que forman una hilera en un pequeño espacio verde de la pequeña ciudad donde vivo, muy cerca de la antigua Escuela de Comercio, hoy Escuela de Idiomas y sede del centro de Confucio.
“Conspiración bonsái”
Viajar a las palabras
Cada lectura y cuando escribimos supone una experiencia, sobre todo al hacerlo sobre papel. Nada que ver con escribir mensajes o comentarios en ordenador que se hace de manera rápida, puntual. Un ejemplo son las cartas escritas a mano. Nada que ver con un post (publicación informática).
Diario: el ladrón de libros.
Cuando escribo a veces no sé cómo terminar, otras no sé continuar. Ahora no sé comenzar. Varias ideas centrales se atascan. Y me frena no querer crear malos entendidos. Fue hace mucho tiempo.
Diario: Mi amigo Miguel Hernández
No se trata del poeta de Orihuela, no. Es un amigo con el mismo nombre y apellido. Una persona especial, extravagante, que conocí durante el curso de COU en el instituto San Isidro de Madrid. Había repetido en su historial académico hasta cinco veces. Cambió de ciudad, de colegios. Aquel año tenía que aprobar como fuese, sobre todo la selectividad por asuntos familiares de los que nunca supe.
Los pecados de la literatura actual
En una de las tertulias de Amélie, durante el intercambio de opiniones y puntos de vista, planteé la deformación a priori que padecemos a la hora de valorar la literatura y hablé de los dos grandes pecados de la misma.
Diario: la muerte de Albertina
Hace tiempo mentí y espero que algunos de los que fuisteis engañados, varios sois lectores asiduos de este bolg, sepáis perdonarme. Por una parte el miedo al ridículo, por otra la vergüenza. No supe decir la verdad en ese momento y tuvo una repercusión colectiva. Aunque no tenga demasiada importancia sí jugué con los sentimientos de otras personas. Por tal motivo necesito explicar qué es lo que pasó para desde vuestra comprensión llamar a la indulgencia generosa que os pido. Más que “diario” es una confesión. Y pido perdón.
Diario: Culturadinero
Terminé de hacer unas gestiones en Alcalá de Henarés y me quedó tiempo hasta la tarde que iba a escuchar a varixs amigxs del Ágora de la Poesía a un taller de versos. Decidí pasear por aquella ciudad, perderme en ella. Pasear. Quise entrar en un edificio muy bonito dedicado al cardenal Cisneros, pero no pude: hay que pagar.
Diario: la simetría
Voy a iniciar de manera intermitente una especie de diario personal sobre lo cotidiano. Como escribe Antonio Machado en su obra «Juan de Mairena»: Nada es menos íntimo que los diarios…». Y mucho más si sabes que se van a leer. Pero es más bien una crónica de percepciones de lo cotidiano. Una excusa para reflexionar.
Deshumanizar
«Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos”. (Nietzsche). El autor del libro “Humano, demasiado humano” desnuda nuestro ser como especie y como individuos. Reconoce lo que somos, pero es necesario un marco de convivencia en el cual nos organicemos los humanos: la sociedad.
La fuerza de escribir
Me he dado cuenta de que hace falta mucha fuerza para escribir, fuerza física y psicológica. Llevo varias semanas sin hacer un escrito. Tan sólo un poema que cayó tal cual, como si durmiera la palabra y quisiera despertar. Lo leí en el Ágora de la poesía porque necesité expresarlo a modo de catarsis, hacer que saliera de mis entrañas*. Tuve ideas, quise hilvanar recuerdos y sensaciones por escrito, pero no pude.
La infelicidad
Parece que el pesimismo y sentirnos mal es la fuerza de gravedad anímica. Parece que es el estado general sobre lo cual suceden los demás: la euforia, la alegría, las ganas de hacer cosas por iniciativa propia, confiar en los demás. Da la sensación de que sonreír es un fogonazo. Las pequeñas derrotas cotidianas que vemos infinitas y las noticias que aparecen del mundo sirven de coartada para la infelicidad, pero creemos que son la causa.
Locura

La palabra “locura” se emplea demasiado superficialmente, se mitifica este estado mental, que por otra parte tiene un significado ambiguo. Aunque tenga muchas particularidades como enfermedad psicológica, es sobre todo sufrimiento, sea en uno mismo o provocado a los demás.
¡Cómo se invierten las cosas!!!!
Todo se transforman desde su origen a medida que se desarrolla. Iba a titular este artículo “Cómo cambian…”, pero ocurre que los ideales acaban convirtiéndose, más bien pervirtiéndose, en lo contrario. Deberíamos pensar sobre qué es lo que sucede a nuestro alrededor, en la sociedad. No en cuanto a sus consecuencias, que también, sino sobre su devenir. Sobre cómo acaban convirtiéndose las ideas y sus organizaciones en lo inverso de lo que proponen.
Hipocresía
Vivimos en una sociedad extremadamente hipócrita. Todos lo sabemos, pero en tal atmósfera todos lo callamos. Es buena para la convivencia. En muchos casos llega a desdoblar la personalidad de mucha gente. Apenas se detecta, hasta que llegan situaciones públicas en las que se ve claramente, pero somos tan hipócritas que hacemos como que no pasa nada.
Los errores de la izquierda
Hay errores tácticos y errores de percepción de la realidad o también a la hora de tomar una decisión, pero hay errores que se perpetúan como si de una predisposición genética se tratara desde un punto de vista psicológico o social. Estos últimos son muy peligrosos porque responden a un patrón de conducta colectiva.
La sociedad enferma
Tanta lucha, tantos modelos sociales, tanta aspiración a la libertad, ¡tanta! y hace casi 500 años a.C. Esquilo escribe en su obra “Los persas” que hay dos cosas que nunca lograrán los poderosos de la tierra: 1.- Dominar la naturaleza, porque acaba reaccionando en forma de catástrofes. 2.- Someter a las personas, porque la pasión de la libertad de unos pocos siempre da lugar a la rebelión.
Las motivaciones de escribir
¡Cuántas veces escribir es una necesidad!. Hay diferentes tipos de necesidad. No es lo mismo la de un traje para ir a una fiesta, que la de comer un pedazo de pan. No es lo mismo la necesidad de escribir un sentimiento que una idea. Pero ¿por qué percibimos escribir como una necesidad?, sin que haya una ganancia material por hacerlo.
Utopías
La palabra «muerte»
Me resulta curioso que durante casi tres meses en un hospital, acompañando los últimos momentos de un familiar casi centenario, no he oído la palabra “muerte”.