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EL MIEDO

Había un niño al que todo le daba miedo. Corría por todas partes sin parar, con el fin de hacer ruido con sus pisadas.

Un día comenzó a golpear una lata con un palo y consiguió espantar el miedo.

Cogió esta costumbre y cada vez lo hacía con más musicalidad hasta ser un tamborilero y luego formó parte de un grupo de música como el de la batería.

Después de los ensayos y las actuaciones él seguía tocando música con las baquetas dando al aire, a las paredes, a su cabeza…. hasta que se hizo amigo del miedo.

Al dialogar con el miedo comprendió que no es miedo lo que tuvo, sino dudas de que el miedo no le dijera nada. Al dejar de espantarlo aprendió a pensar y supo que el miedo y las dudas le acompañan. Ya no tuvo miedo de las dudas ni el miedo le hizo dudar de todo.

Aprendió que la música es un diálogo interior.

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LA MÚSICA

Cuando Pedrito escucha música cierra los ojos. Aparecen imágenes en su pensamiento y él baila en sus fantasías, en la cual la música se convierte en un remolino. Quiso cantar y bailar. Y aprende a escuchar y a soñar.

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EL PÁJARO Y EL LEÓN

Era un pájaro que dice “pío, pío, pío”. Y un león que rugía “gruuuunnngr”. Y el pájaro dijo “pío, pío, pío”. Y el león «gruuuunnngr”…

Luego el león decía “pío, pío, pío”, porque se tragó al pajarito, pero como éste sabe volar se fue volando de las fauces del felino y volvió a decir “pío, pío, pío” y el león “gruuuunnngr”.

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EL HOMBRE QUE INVENTA PALABRAS

Cuando los seres humanos llevaron lanzas para defenderse de los animales y para cazar, también las usaron contra otras personas. Se peleaban unos contra otros con ellas. Para tener más fuerza los individuos se agruparon con otros. Para pelearse se hizo en grupo que acabó siendo ejércitos. Se quitaban las cosas unos grupos a otros y se consideró normal, un mecanismo de supervivencia.

Con el paso del tiempo aprendieron a usar palabras nuevas; “por favor”, para pedir las cosas. “Gracias”, “buenos días”, “¿qué tal está usted?”. Para conseguir algo ya no hizo falta quitar las cosas a los demás porque se pudieron pedir. Si para conseguir lo que fuera uno daba un golpe a otro, éste le daba otro mayor. Quien perdía pensaba la manera de vencer y pensaba cómo hacerlo, lo que llevo a inventar armas, cada vez más peligrosas.

Esos mismos seres humanos inventaron la palabra “paz”. Es una palabra que está viva, crece y se desarrolla, pero hay que cuidarla, mimar sus letras de la misma manera que los gestos de a quien se mira.

Hace falta inventar más palabras que lleguen a todo el mundo. No sabemos quien inventó las palabras “por favor”, “gracias”, «paz”, «te quiero» y otras por el estilo, pero podemos preguntarnos ¿no estaríamos mejor si creáramos un lenguaje de amor y amistad?.

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