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4 – IV – 2017. Inicio una nueva página para no sobrecargar ésta en la que estamos. Es: «Literatura al día«.
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31 – III – 2017. Me comentó el poeta José Pejó, que sigue corrigiendo sus poemas, añadiendo, quitando. he reflexionado al respecto, sin llegar a ninguna conclusión, pero sí pensamientos que me hacen preguntar ¿qué es la poesía?. Pienso que todo poema es él y su momento, cuando es creado, cuando surge. Se corrige para dar forma, pero insistir en ello es ya otro poema. A veces hay que dejar la fuerza bruta de la palabra. Perfeccionar algo es producir eso que se hace, más que crear sobre la base de dejarse llevar por la palabra. Precisamente lo poético es aquello que se intuye y es algo inmediato. ¿Podría dedicar un versos a alguien cuando ha surgido de imaginar a otra persona?
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Al leer «Los mares del sur» de Manuel Vázquez Montalbán, me preguntado ¿para qué leemos?, lo cual va a afectar a la respuesta sobre cómo lo hacemos y al por qué. A mi hija pequeña le ha parecido una mala novela Se la mandaron leer en el instituto. hemos hecho el trato de que lo que le hagan leer a ella lo lea yo también. A mí no me ha parecido tan «poco buena». A ella le dice muy poco el contexto de la obra, la Transición en España, pero a mí sí. Lo cual influye.
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No me ha parecido una obra literaria, sino de entretenimiento. Lo que me llama la atención es toda la parafernalia que se montó alrededor de la misma cuando se publicó, año 1987, y que se la pondere de una manera exagerada, más propio de la propaganda y publicidad que de la crítica literaria. para mí es curiosa. Pero depende de qué busque en la lectura. ¿Pasar el rato, coleccionar anécdotas, ver reflejado a alguien que conozca en los personajes o a mí mismo, o al menos parcialmente? O busco sentimientos e historias coherentes. Tiene esta novela un punto de rechazo a la sociedad hipócrita y mucho de desesperanza.
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Pienso que los personajes no son por lo que realizan, sino por cómo llegan a ser lo que son. esta trayectoria es la que falta en la novela. No me ha entusiasmado, pero me ha resultado curiosa.
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28 – III – 2017. Llevo varios días tomando notas en hojas de papel, a veces trozos. Pasarlas al ordenador me da pereza. He de ejercer la disciplina. Escribir a mano co0n el boli, me relaja. Al ordenador no es lo mismo.
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Hoy he recibido una carta de Antonio Gamoneda. No suelo comentar la correspondencia, pero esta vez me parece premonitoria. me ha emocionado por él. le felicité por su participación en la defensa de la Plaza del Grano en León. Le hablé del Ágora. Dice que se siente «viejo y cansado». lo repite. Y , sin embargo, mantiene su fuerza poética en lo que escribe y en su letra.
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Hace poco más de una semana estuve en una velada poética en Alcalá de Henares. Insisto en que se da demasiado la poesía narrativa, la de contar interioridades, sentimientos, escritos en vertical. Lo que dice bien.. ¿pero la poesía? Lo qué hace que un escrito sea poético no es lo mismo a que sea poesía. ¿Qué es? Se trata de una sensación que no se sabe exactamente, qué es, se percibe, se nota. Puede ser bien leído un texto, una buena reflexión o denuncia, pero poesía. reconozco que muy pocas veces he logrado saltar a la metáfora y al ritmo. No podemos embotar escribir.
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José Pejó me dedicó muy bellamente su libro «La soledad del aire». Para mí es una obra demasiado perfeccionada. Un poeta que sabe qué es la poesía, sabe modular la palabra, hacer el verso. Gana concursos, muchos, pero le falta chispa. Lo comparo a la belleza de la princesa Diana, como icono de perfección en su rostro. Mientras que Camila, como proyección de su imagen es fea. Sin embargo es la que embelesó al príncipe Carlos. Hay un algo en la poesía que no sabemos lo que es, que atrae y nos rapta o no vibras por más que se construyan poemas uno tras otro, sin que se pueda decir que fallan en algo.
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Recojo unos versos de Pejó:
«Por qué siempre tendrá razón
la maldita palabra?
Y tú callas.
Callas, es eso«.
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He leído, con el club de lectura de la Fundación Montemadrid, en el barrio de San Cristóbal, «La librería» de Penelope Fitzgerald. Es entretenida y con un fondo muy real y curioso. la autora quiere trasmitir la atmósfera, pero se queda en lo anecdótico, el fondo es atrapado en las pequeñas historias y de esta manera escapa el arte novelístico. Un pueblo que no quiere que nadie altere sus viejas costumbres, nadie actúa de manera directa, sino con conversaciones «según las normas determinadas». Al final después de diez años intentando que haya en el pueblo un lugar para comprar libros, se va avergonzada, porque no le han dejado convertir una antigua casa en una librería.
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«Luces de bohemia» de Ramón de Valle Inclán, no me ha parecido una obra de teatro deslumbrante como se presenta. es un guión crítico con la sociedad en la que vive, original, pero falta trayectoria, desarrollo de una historia. El mismo autor la define como «esperpento», obra mala, inconexa, que se ha mitificado. Un protagonista borracho y pendenciero, poeta que le sirve para desahogar sus opiniones respecto a las corruptelas de le época y un ambiente social simple, sumiso al Poder. Manifiesta su desprecio a la poesía como un académico. Tiene esta obra más un interés histórico de acercar aspectos de una determinada fase de la Historia, con sus anécdotas y aspectos sociales entrelazados a la política y economía del momento. Siempre hay que valorar el conjunto de la obra de un autor, cuya dedicación es meritoria, pero se deforman demasiado tanto a los autores como a sus obras. Por eso es importante leer por uno mismo y desde la propia experiencia. es como si los «expertos» quisieran convertir los libros en estatuas, cuando es algo cotidiano, que no tiene porque ser la quintaesencia de nada, sino una manera de comunicar del autor, y tal debería de ser la intención inicial de quien lee. es importante recuperar la figura del lector, del crítico y no del propagandista, ni el académico, cuyos datos históricos suelen ser de interés, pero poco más, por regla general.
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12 – III – 2017. Hace unos días asistí a la presentación del libro de Marta Muñiz, «Tiempo de cerezas». Es una larga novela, en dos tomos. Otra vez la cuestión de las presentaciones… que apadrinó Justo Sotelo, con pinceladas comparativas, para mí un tanto desproporcionadas, pues las referencias a novelas conocidas suelen ser arriesgadas y sin que tenga nada que ver. Pero fue ameno, desarrolló el acto con simpatía y dando la palabra a quienes fuimos al acto para apoyarlo y escuchar a la autora.

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Muchos asistentes a la presentación preguntaron a la escritora Yo mismo intervine, a propuesta del profesor de literatura, Justo, y planteé que como buena persona y solidaria que apoya las iniciativas de su entorno, Marta, es una escritora honesta, sobre todo consigo misma, a pesar del pudor que reconoció en las escenas eróticas. Para mí esto es un síntoma de que la autora no se va de la novela, la vigila y controla, no se deja llevar, arrastrar por ella, porque es lo que sale, no lo que diriges.
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También observé en voz alta que daba demasiadas explicaciones, que no ha lugar. No siempre se sabe qué es lo que se escribe, enseñar pormenorizadamente a quien corresponde cada personaje hace perder chispa, magia y hace visible que es un escrito construido, no tanto creado. Desde mi experiencia como lector y escribiendo, el acto creativo es lo que da fuerza a una novela, para lograr meter el texto a quien lo lea. De otra manera entretiene, a lo más.
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Muchas cosas suceden porque sí. Seguidamente leí una biografía sobre Petra Kelly, sobre su vida y confusa muerte, la líder de Die Grünen en Alemania, por Sara Parkin. Me llamó la atención que una vida azarosa de romances y frustraciones no tienen una trama causal, suceden porque sí. Sin embargo en una novela se pretende justificar es lo que me llamó la atención en la novela de «El amor y otros demonios» de García Márquez. Trasmite un sentimiento sin aparente hilazón, cuando el exorcista se acuesta y enamora de la chica «enferma», al menos se acuesta. El amor surge. En «Crimen y castigo» de Dostoievski el crimen sucede, sucede. El autor lo contextualiza, pero la justificación narrativa es muy pobre, porque suceden las cosas de esta manera. Querer atar todos los hilos me parece un error.
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A lo que planteé, Justo Sotelo, también economista, respondió citando a alguien, que no recuerdo, sobre que es preferible un escritor «piadoso» que otro «maldito», que uno responde y el otro no. No ha lugar, porque es otro contexto, pero no se trata de decir más o menos, «aprovechando que la autora está aquí», sino contextualizar la novela en lo sorprendente más allá de la historia en sí. No basta con que se escriba una historia. No se trata de identificarse con los personajes, sino con los sentimientos que trasluce lo narrado y eso exige una gran distancia del autor.
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Luego una chica intervino para comentar mi planteamiento, estando a favor. Luego hablamos y comenté que es como el principio de incertidumbre, si localizas a un personaje no sabes qué hay en su fondo, y si lo haces no ves el personaje. tal incertidumbre es necesaria en lo literario. las dos cosas llevan a una escritura plana, sin dimensiones ocultas en las que la palabra haga de microscopio. me hizo pensar después que la realidad funciona a modo de cuentos, parcelas energéticas, que pasan de una a otra sin recorrido aparente, por eso querer explicar, dentro y fuera de la novela sobre la misma, o sobre la historia, hace que pierda la dimensión del arte, eso que se llama «la magia de la escritura».
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6 – III – 2017. «Mi madre» del escritor marroquí Tahar Ben Jelloun, es una obra de conciencia de la vejez y la demencia. Plantea cuestiones íntimas de una mujer, que lo es debajo del velo del Islam, que se sincera en la enfermedad, sin querer y se hace visible, con la tradición puesta en la memoria. Pero viene el olvido, que destruye lo vivido, dice. La relación del hijo con su madre, las imaginaciones de ésta, la vuelta al pasado, para vivirlo en tiempo presente.
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Plantea cuestiones que son parecidas a nuestra cultura, como no usar la palabra «muerte». Los musulmanes usan frases grandilocuentes. En occidente términos de la ciencia: «ha fallecido»; «ya no hay nada qué hacer», etc.
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«Cuando me coges la mano, mi corazón entra en calor». Las relaciones humanas. Cuestiona y pone el dedo en la vida de las culturas que han «progresado». La madre quiere morir en casa, no admiten ni entienden que las lleven a una residencia. Muy bien atendidas, pero es inhumano, a pesar de los recelos por quien la cuida, que la chilla, que la humilla, que… que se agota y dice que ella también es una enferma por cuidarla, el síndrome de cuidadora. Yo he vivido una situación tal y sé lo que es hacer que tú-tiempo, tú-cuerpo, tu vida sea de otra persona, que lo sustituya. pero hay que hacerlo. para mí es un deber, es lo que hace que exista la cadena humana, pero el método aséptico es una atención moderna, con cuidados médicos, con garantías de higiene, pero falta lo humano. Incluido cuando al final los del entorno, quien la cuida vana la rebatina y se llevan muebles, vestidos, joyas y demás. la religión como algo retórico, pero que ayuda en el trance de la muerte. Expone su experiencia con toda crudeza, quizá en ocasiones muy de pasada. Juega con la dialéctica del pasado-presente y la puerta que se abre al futuro con otra mentalidad, más utilitarista, más occidentalizada.
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Las costumbres de casamiento, entre los quince y los veinte años las mujeres. Todo parece tener una razón en la tradición. Los matrimonios concertados por los padres. A pesar de las garantías… «cásate sin ver antes al que va a ser tu marido, ya tendrás tiempo de amarlo». También en mi familia muchas mujeres se obsesionaban con quedar bien ante los demás. Algo que repetían y que infundió desconfianza en los hijos es repetir como un latiguillo (y nunca mejor dicho) «no hagas el ridículo». «Hay que hablar con los muertos, pues están vivos en nuestro corazón».
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Me ha parecido una novela con mucho sentimentalismo, más que sentimiento como desarrollo literario. Que expone la visión de la vida desde una cultura determinada, por dentro, con sus contradicciones. Las mujeres hablan entre ellas con picardía, a la vez temen la iniciación sexual, se van de dejar llevar por el varón y someter. Por algo «musulmán» quiere decir «sumiso», lo que se practica con todas sus consecuencias, para bien y para mal. Más que fanatismo destila costumbrismo. Hay cosas que chocan con nuestra cultura, pero en el fondo hay mucho en común. Los colectivos humanos no son tan diferentes unos de otros.
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Desde mi punto de vista ha faltado que el autor abarcase más y con más intensidad muchos tramos que abre, pero que agota sin más, presentándolos.
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4 – III – 2017. Un diario o es sincero o nada es. Me han pedido, algunos cotillas, que elimine algunos comentarios. Me niego, porque forma me comprometo conmigo y con la libertad de expresión. Son comentarios subjetivos y si no pongo lo que pienso ¿para qué?

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Es curioso que las redes han creado el fenómeno del peloteo de unos con otros para incrementar los «me gusta», compartir lo que hace uno e ignorar al que no siga el juego. Es curioso que no pocos caen en lo que previamente han criticado, porque no valoraron negativamente las injusticias en el mundillo literario y editorial, sino por envidia. Quisieron ser ellos los privilegiados, y han sido capaces de vender a su madre para lograrlo, sin ver que es nada, que son patéticos, una caricatura de ellos mismos, que han falseado y roto su obra escrita, imitando ritmos de otros autores, hasta formas de hablar, sin sabiendo de la palabra, sino de sí mismo con vanidades inútiles. Lamentable.
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Y para trepar en este mundo han tenido que traicionar a amigos, que atacar a otros para que recojan los restos de una obra inauténtica, los que quieren dominar el cotarro de la literatura local en determinados ambientes.
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Hace poco cargaron contra mí en una red por «llamar» ladrón a los de una editorial. Alguien se lo dijo. Aquello desató un conflicto que afectó a mucha gente, porque tal acusación, que se dijo, de serlo, en privado. Pero necesitó «ganar puntos» y trasformó su poesía en impostura, en algo que no vale para nada, sino para un juego de vanidades y babosear entre unos y otros con adulaciones vacuas. El poeta, que dice hablar con la poesía, cuando lo que ha hecho es creerse el más «poeta» y lloriquear su victimismo, porque quería vivir de lo que escribe. Acusó a un editor de llevarse una parte del beneficio de su obra. Le dije que como todos, que si eso es robar, todos los editores lo son, pues está estipulado lo que de la venta de un libro es para el editor, la librería y el distribuidor. Un 10% para el autor. Pero creyó haber vendido miles de ejemplares, cuando sobraron muchos, sin poderlo entender, porque tuvo muchos «me gusta» en el muro. Es algo que está afectando a muchos escritores, este nuevo medio, que tiene mucho de ficticio o de virtual…
Acusó al editor en una cuestión delicada: hacer más ejemplares y venderlos secretamente. ¿Tienes pruebas? No, pues, le dije, entonces lo mismo puedes de decir de otros editores… Traté de que entrase en razón. me convertí en su enemigo y pensó que ofreciendo mi cabeza iba a ganar puntos de cara a quienes buscan enemigos para ser los únicos que hagan cosas y hacen proclamas zafias y sin comprobar lo que dicen que dicen los demás…
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Cuento esto porque forma parte de la literatura, del mundo del escritor, enfrentado a rencillas, a envidias. Quien renunció a un recital con el Premio Cervantes de nuestra ciudad, quien logra que edite, quien abre las páginas para denunciar lo que ocurre, logra que edite sus primeras páginas impresas, que creando espacios colectivos los desprecia, donde surge el, para hacer su carrera en solitario y desmarcarse de los que según él no tienen categoría poética y calificarse como «el poeta». … se convierte a quienes seguimos siendo críticos en enemigos para unirse a los poderosos. No es el único. También me ha sucedido en ambientes de la política. Y lo asumo. Pero que nadie me pida callar, aunque nadie lo lea, queda fehacientes los hechos, porque se ha de conocer ante tanta falsedad y calumnias. Y no voy a entrar al trapo para no enfangar la palabra, ni lo que cuesta mucho levantar como cultura en lo que participan muchas personas. Pero en lo íntimo lo cuento, porque es necesario que alguna vez se sepa. La falsa literatura tiene sus espacios de «grandeza» en el peloterismo y mendigar «clientes» dando la murga a unos y otros lo que sucede cuando se ha perdido el orgullo de escribir, de quienes se pisan a los próscritos. No es el único, ya que hacen igual cuando van a presentar un libro o dar un recital alguna poetisa y poeta.
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2 – III – 2017. Al leer «Tierra desacostumbrada» de Jhumpa Lahiri, escritora india que recoge las vivencias de quienes de su país emigran a Estados Unidos y Europa, cómo cambian las costumbres, la manera de relacionarse. Pero me parece exagerado cómo presentan este libro, que es una colección de cuentos. Bastaría con uno, pues son muy similares, pero con escenarios diferentes. Se designó como el mejor libro del año 2008 según el The New York, y se presenta como un torrente de admiración en la crítica, ejemplo de gran literatura, que conmueve y demás. Me parece una exageración. Son una buena redacción, bien narrados, pero reduce las relaciones sentimentales a conductas. Fundamentalmente el desfase y superación de que los padres elijan la pareja de los hijos e hijas. Que a pesar de todo es algo que pesa a la hora de decidir con quien se contrae el matrimonio. Aparecen los celos, las frustraciones de amor. Aparece la facilidad de acceder a relaciones sexuales, a veces como si fuera de pasada, o como si quisieran compensar la vigilancia materna. Son relatos muy planos, que no sorprenden, de tipo costumbristas, pero se echa de menos que aluda a la pobreza cuando habla de Bombay, Calcuta, sino que recoge el espectro de la India de la burguesía adinerada. Me da la impresión de que la sexualidad sustituye el amor y la pasión aparece, pero queda por debajo de la costumbre, aunque se reclama y reivindica dejarse llevar con todas las consecuencias. Para mí ha sido una lectura más, entretenida sin más.
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24 – II – 2017. La novela «La vuelta al mundo por un novelista» de Vicente Blasco Ibáñez, me ha parecido una novela enciclopédica, nada literaria. Pero interesante por los datos que maneja. Parece ser que hizo en cada estancia en la que estuvo unos artículos de prensa. Novelar no ha novelado nada. Excepto las primeras páginas. En éstas hace un diálogo consigo mismo entre escribir de viajes leyendo o yendo a los lugares más alejados e inhóspitos. debo de confesar que pensé que eligió la primera opción haciendo como que fue. Muchas de las cosas que cuenta parecen sacadas de otros libros, de folletos y cosas que ha oído contar in situ. Admira lo que ve, pero no emociona. Sí impresiona muchos datos y más leído al cabo del tiempo, una información de antes de la II Guerra Mundial. Blasco teme que haya otra, como el pan nuestro de la Historia. Y que es necesario vencer el egoísmo, que el progreso mecánico no hace avanzar al ser humano. Permite entender mejor el presente, lo que ha sucedido después. Y que muchas cuestiones que parecen modernas vienen de tiempo atrás.
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Que haya faquires que viven años y años de pie sin sentarse ni tumbarse nunca, o con las dos manos sobre la cabeza, a merced de los demás que les ayuden a sobrevivir. Cuando se habla en la actualidad de «machismo», ¡madre mía!, lo que hay que ver en le época de nuestros abuelos y a lo largo y ancho del mundo… Muchas mujeres de la India se manifestaron contra la prohibición de quemarse en la piara del cadáver de sus respectivos maridos.
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«El escritor observa contra su voluntad«. Cada lugar tiene su historia que impregna su ser. El arte forma parte del paisaje humano. Y muchas curiosidades que cuenta Blasco Ibáñez.
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19 – II – 2017. He asistido en la «Sala Tú» de teatro, en el barrio Malasaña de Madrid, a la representación de la obra «Iván» de Javier de Dios. me ha parecido muy interesante, un tema actual. Sin embargo pienso que es un retrato y muy en torno a tópicos del estudiante gamberro, de la imposibilidad de dar clases, de como el camino de la burocracia aplaza los problemas sin resolverlos realmente. El tema de la falta de futuro. Pienso que lo mismo puede suceder sin las circunstancias específicas de paro, crisis, o una vivencia límite como la muerte de la madre. En este sentido desde el punto de vista literario falta, según mi criterio, simbolismo y metáfora que universalicen lo que es estudiar enfocado a buscar un empleo, la obsesión por aprobar. O las relaciones entre jóvenes superflua y centrada en lo sexual.
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Tiene esta obra cierta ironía y golpes que sorprende por su gracia, para retomar el tono dramático. La interpretación me ha parecido muy buena. falta profundidad psicológica. No basta con sólo narrar o hacer ver, sino descubrir y hacer visible el trasfondo psicológico. La sala me ha encantado. Sin escenario por encima del público convierte lo representado en la imagen del pensamiento del espectador, crea cercanía y ayuda a meterse en la obra.
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11 – II – 2017. Hay libros que se leen y poco más. Comento opiniones personales, porque luego hay personas que no las admiten, pero son visiones subjetivas. ¿Dónde la libertad de expresión? ¿Y la crítica únicamente para hacer alabanzas? Y más en un diario personal.
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El libro «El dueño del secreto» de Antonio Muñoz Molina, me parece interesante porque rescata desde lo anecdótico una etapa de la vida de España. Pero es una idea que desarrolla y sobre la que escribe. No me ha hecho vibrar, ni tiene por qué, pero ha sido tal mi sensación. Incluso siendo testigo de los resplandores de aquello y lo que pueden significar hechos cotidianos en relación a los fastos de la Historia. Se lee. me lo recomendó y pasó Antonio, un amigo del club de lectura. Al volver a leerlo él, después de pasado el tiempo tampoco le hizo «tilín». Esta expresión, «tilín», me parece muy acertada para describir el toque o no que nos hace leer algo.
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Las dos últimas partes de este libro sí me parecen brillantes, llegan al fondo del lector, o sea de mí. es la prioridad de la vida cotidiana, los silencios que arrastramos y los detalles que nos quedan, los que flotan en nuestra soledad y ser. pero son esas dos últimas páginas. No es como el «Ulises» de Joyce, cuyo último capítulo irradia en toda la novela, hasta su comienzo y lo lanza, da sentido a cada letra suelta y desparramada, como el semen de Bloom sobre su mujer tumbada dándole la espalda y medio dormida.
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De todas formas leer es un ejercicio para pensar, sentir, mirar. Lo mismo que conversar, que pasear y no siempre tenemos que andar por las cumbres.
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8 – II – 2017. Leer «La Busca» de Pío Baroja ha sido una experiencia. Es el libro propuesto por el Club de Lectura de San Cristobal, en Montemadrid, en el que participo. Recordé que ya lo hice hace años, cuando estudié BUP. Me pareció una novela rollo, obligado a hacer un trabajo sobre ella. Vi la obra como si de un guión de cine se trata. Ahora he descubierto más enjundia. leer es también una reflexión y es experiencia, no sólo de la lectura, sino de la existencia propia.
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En el prólogo se comenta sobre la «autenticidad sentimental», sin lo cual se narra, pero el proceso literario es a partir de que los sentimientos intervienen y podemos sentir lo que leemos. Es una historia, aparece textualmente al comienzo, de «amor y dolor», lo cual me recordó al estudio sobre el humor en la obra de Cervantes, por Eduardo Aguirre. Ciertamente Baroja usa mucho de la ironía y el sarcasmo, sobre todo al comienzo. La descripción del cuadro de la cabeza decapitada de san Juan bautista es proverbial, hasta la que ha sido cortada «sonríe».
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Muestra una etapa de la vida. Se vuelve, como en otras novelas de la época, a percibir a través de las relaciones sentimentales las diferencias de clase, el Poder del dinero en la vida cotidiana y cómo la pobreza marca las vidas, pero es una lección lo que ofrece Pío Baroja.
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Seguí la palabra «busca» que aparece al comienzo y al final y es lo que desarrolla toda la trama: «La buscona sale de su cubil y el jugador entra en él». es una cuestión de azar lo que sucede al protagonista, pero también de conciencia. Es «la historia en la que las aventuras se buscan y no se encuentran«. Al fin y al cabo es el proceso de lo que supone vivir, y es la vida lo que se encuentra. Al fin y al cabo la vida nos viene dada. Las pasiones y la violencia que desencadena. «la miseria es el centro de gravedad de la degradación». retrata la pobreza urbana de aquellos tiempos que da lugar a una subcultura y la gente se conforma con sobrevivir, salir adelante como se pueda.
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No creo que se pueda tildar de machista, aunque se realice desde algunos foros, porque es un término que no existe. Y describe una época donde la fuerza es un valor y los sentimientos son vividos en bruto y demasiado en relación a los demás. la humillación es un elemento a tener en cuenta.
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Cuando Milagros es asesinada y su ejecutor se suicida, después de que ella se ha emparejado con otro, pero lleva un escapulario colgado y escondido, con el retrato de quien la acuchilló. da qué pensar. El autor no saca conclusiones. Expone. hace una crítica al final, tremenda sobre las corridas de toros.
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La tercera parte tiene como un subtítulo: «A la busca». En casa de un trapero, Manuel encuentra a la chica de la que se enamoró años atrás. Ella acaba yendo con otro joven. Sufre el amor, pero toma conciencia de su vida. El autor se queja de que en otros países hay asilos para jóvenes, escuelas, para que salgan de la podredumbre. En España hay pobreza como cultura y ambiente. desfilan en aquel paisaje urbano «busconas», chulos y demás ralea… y viejas busconas, como si tendiera a perdurar… es la vida. pero suceden dos de manera paralela: «la nocturna de placer, vicio y noche» y la «del trabajo, la fatiga, el sol. Manuel, el protagonista, quiere la del trabajo al sol, no de los que buscan el placer en la sombra»
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4- I – 2017. Observo una ola de sandez y locura en los ambientes literarios nuevos. Los ya establecidos se han instalado y supongo que pasarían un proceso similar, de personas endiosadas, de quienes no aceptan crítica alguna y… ¿adónde queremos ir? A muchos autores y autoras les interesa ser genios, ser reconocidos. Editar se vuelve una obsesión, dejando a un lado la comunicación como el sentido de escribir. Si trato de analizarlo, de comentar al respecto… la respuesta es «¡envidia!» Es una pena.
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¿Por qué tienen tanto seguidismo?Es difícil decir la respuesta y que no se mal interprete, porque quienes husmean los pensamientos personales en este diario, los hay que piensan que es una diatriba contra ellos, cuando no es así, es dejar constancia de pensamientos sin rematar, escritos sobre la marcha. Sucede tal apoyo mutuo para formar los grupitos por lo mismo que hay no pocas personas que tienen un perro. El dueño/a necesita al can y éste quiere y depende del amo/a. Es un problema de soledad en lo más profundo del ser y de inseguridad. De la necesidad de sentirse por encima de algo, lo que luego vana proyectar como se les presente la oportunidad. Pero no se dice, todo esto, que muchas/os intuyen lo callan y se tiñe de razones, de enemistades que se crean artificialmente, de desprecios y desdenes.
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Y lamento como muchos acaban en la escritura como decadentes por no mantener el ánimo de cuando comenzaron. Falsos escritores anónimo, que nada tiene que ver con crear un heterónimo, sino la banalidad de autoalabarse, de formar un coro de admiradores virtuales, sobre la base de hacerse las víctimas. No hay salvadores de la poesía ni de la novela ni del teatro. Se cae en la impostura y se loa un misticismo literario para formar un aura en torno a uno mismo. Inautenticidad. Lo descubrí cuando vislumbré a Vanora Miranda, máscara de un viejo amigo que ha tirado su obra por la borda, en un afán desmedido de sí mismo, de no dar por los demás y renunciar a sus orígenes. es una patología. pero si no se quiere ver, ¡qué decir, qué hacer? No escribo como lamento, sino como reacción para pensar y hacer cavilar. .
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Demasiada falsas humildades, mohínos, poses de genios incomprendidos, clanificación de los actos. ¡Mira!, señalan muchos, pero nadie se pone un espejo para verse. He renunciado a toda esa farándula. La respuesta de ese falso mundillo es cargarse todo lo que se ha hecho a lo largo de años, de donde no pocos nacen… y apoyados por quienes instigan porque quieren dirigir ellos la cultura. Y se cae en la obsesión. Escribir mucho no es hacerlo como expresión, sino a modo de diarrea de palabras escritas.
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Pero no se dan cuenta, quienes caen en tales imposturas, cuando están dentro de este ambiente y con tal actitud, porque únicamente se puede ver desde fuera. Tal actitud asfixia, pero quien se ha envenenado de sí mismo. Tampoco quienes desde la barrera callan, no quieren saber nada sino seguir la corriente. Algunos buscan su clientela en estos «bancos de peces». Y todo esto sin que haya relaciones sentimentales de pareja o en busca de ella en tales caladeros, que cuando ha sucedido ha sido más irracional y agresivo.
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En la universidad se hace evidente la falta de interés por la cultura. Se asiste a actos, conferencias, cursos si dan créditos. Se ha enfocado en esto. Lo curioso es que escritores e investigadores apenas atraen a estudiantes en sus foros, pero se jactan, cuando las aulas quedan repletas… con el reparto de créditos. me parece un engaño. Hasta tal punto que muchos carteles que anuncian los actos destacan más los créditos que el tema de lo que va a tratar y los ponentes.
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3 – I – 2017. Lo fundamental de un diario es la sinceridad. Me quedo perplejo al comprobar como se repiten los esquemas en personas y colectivos sobre aquello que he criticado en coincidencia con quienes hoy: lo mismo.
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Se forman clanes, grupos de poder emergentes, que quieren lo suyo y para ellos, sin apoyar a los nuevos, formando ambientes de peloteo insufribles y sobre todo falsos. es curioso comprobar como algunos se ríen y ridiculizan a quien adulan en público. No lo puedo entender.
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Creo que hay algo-mucho de egoísmo. Cuando me ofrecieron editar un libro sobre mis poemas del Ágora de la Poesía, dije al editor que de ser este tema, mejor compartirlo con otros y luego más en otro libro, como se ha hecho. Muchos que nunca editaron nada y otros, fueron después para editar su libro, nada de colectivo, nada de apoyar a otros que participasen, sino cerrando puertas. Y cada vez más. Se crea el «clan». Para su libro viajan, hacen presentaciones, para el colectivo NA-DA. Es increíble, porque no se dan cuenta que para que crezca su palabra, su semilla, es necesario un ambiente adecuado, a falta de impulso empresarial de altos vuelos. Pues cada cual a lo suyo.
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1- II – 2017. La soberbia lleva al perfeccionismo que raya con la obsesión y a su vez idealiza la obra propia a modo de autoengaño. La vanidad desprecia lo que otros escriben y la condescendencia impulsa la industria del peloteo. La literatura emergente sigue los mismos ejemplos que la establecida oficial y oficiosamente. es necesario reflexionar al respecto.
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Escribir no es redactar una idea, es más, es traspasar al lector un sentimiento y crear un ambiente en el que sumergirse en el acto de leer. Fuera de esto se ha caído en hacer una redacción, muy bien hecha, pero sin emocionar.
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Descubro que hay muchas personas que son críticas al poder literario establecido, pero no porque lo rechacen, sino porque quieren formar parte de él, coger aunque sea sus migajas, actuar igual, por eso usan los ambientes de tertulias y reflexión, ara luego ir a lo suyo. No suelen llegar a ninguna parte y son los que fomentan el desánimo, la desesperanza. Y debilitan la ilusión de empezar.
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O defendemos la libertad de criticar, de análisis y no decir o escribir lo que los demás esperen que digamos o fomentar la alabanza gratuita y propagandística y aceptar otros puntos de vista desde una actitud humilde, o la literatura se corrompe en un mar de victimismo y de «ser incomprendido» como lo han sido los genios. De lo contrario la escritura como arte pasará a ser arqueología de la palabra.
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31 – I – 2017. Hay tres aspectos de la personalidad que destruyen a los escritores cuando se hace en ellos predominante alguno. Suelen ir enlazados, pero según en quien predominan más uno que otro. He sido testigo del final de la labor literaria de amigos, que a la postre, cuando los adviertes se vuelven furibundos. Son: la soberbia, la vanidad y la complacencia. Ésta puede ser con uno mismo y su obra o con los demás, adaptándose al peloteo de los ambientes.
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Es necesario aceptar la crítica de las obras, lo que no es contra la persona que escribe, de lo contrario, si no se aceptan, acotamos y acabamos con la libertad de opinión, con la crítica. La alabanza fútil es lo que finalmente buscan algunos escritores y se sepultan en tal palabrería fatua.
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Poetas que se creen «el poeta», por encima de todos los demás. Narradores que buscan la gloria de antemano antes que la comunicación. No necesitan aprender, creen, sino mostrar su musculación escritora, que resulta no ser la que ellos ven. Hay mucha anorexia en el mundo de las letras. Sobre todo en el que empieza, en el que está a las puertas del reconocimiento público y se quedan a los pies de los caballos de su propio ambiente envenenado de envidias, de traiciones, de celos, de sensaciones de creerse el centro. Y por esta actitud no cultivan los ambientes necesarios para la comunicación, sino de manera instrumental, a cambio de una recompensa de ser en algún momento el centro de la comedia. O distorsionan su situación en la literatura con tal de ser editados.
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Es la locura de lo que es escribir y hay que estar prevenidos. Pero siempre pensamos que ocurre a los demás. He conocido a gente afectada por estos males y se acaban destruyendo a sí mismos. Para sobrevivir no les queda sino destruir a los demás, pero no desde la crítica necesaria, sino de la mentira, la insidia, y enfadándose si no se les alaba, aunque sea falsamente. Por eso la mentira crece tanto en los ambientes literarios, hasta el extremo del delirio. No es por ser artistas, sino por ser codiciosos de algo que puede suceder al final de una vida y si sucede, porque mucha fascinación mediática de algunos personajes ampulosos de la comedia del arte es puro espejismo.
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27 – I – 2027. Que belleza las descripciones que hace Italo Calvino, en su novela «El barón rampante», cuando describe cómo se ve el mundo desde los árboles, el valor que adquieren el canto de los pájaros, el ve4rdor de las hojas, las ramas, las diferentes especies de árboles. Una novela que puede parecer una tontería, la hace creíble, hace que la historia forme parte del tiempo del lector, que parece informarse de lo que ocurre. La manera de redactarla sugiere la realidad de lo ficticio. Y la emoción en cuatro palabras, cuando el padre, el barón de Rondón, da la espada de la familia a su hijo primogénito. Y sus amores. Cómo ve pequeños a los hombres que tocan el suelo. Me ha parecido una gran novela por su redacción y por lo que enseña toda ella, no por partes.
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23 – I – 2017. La novela «Historia de un matrimonio» de Andrew Sean Greer, me parece muy interesante. Empieza con fuerza, desde una posición profunda en cuanto a la reflexión de las relaciones humanas y en concreto la de pareja. Más que trasmitir un sentimiento lo que hace es reflexionar sobre el mismo y expresa silencios, silencios en la manera de ser, silencios entre las personas, silencios a lo largo del tiempo. Loable. Sorprende a lo largo de la novela, pero demasiado diseñado y extiende la idea inicial sin ahondar más. «Creemos conocer a los que amamos, pero lo que amamos resulta una mala traducción que hacemos nosotros mismos en un idioma que no conocemos«.
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16 – I – 2017. Leer mucho hace que, en ocasiones, se busque en la palabra más de la cuenta. La figura de lector deberá de reivindicar. No porque sea un título, pero sí una experiencia. Son importantes las tertulias, los diálogos respecto a obras, como me enseña con tales Joaquín Colín. Cuando leí las obras «Don Quijote» y el de Avellaneda y «Amadís de Gaula» llegué a conclusiones no estudiadas, que contradicen muchas tesis y ensayos de «expertos». A veces una titulación reproduce y extiende un error.
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La novela «Los Borgias» de Mario Puza, como literatura aporta poco, como novela entretiene, pero es curiosa esta obra, que como narración carecería de credibilidad. Lo tremendo de ella es que lo que cuenta fue cierto, por increíble que pudiera parecer. Novela la historia, sí, pero cada hecho está documentado. Proust y García Márquez son, para mí, quienes logran llevar al lector dentro de la novela.
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La obra de Mario Vargas Llosa, «Pantaleón y las visitadores» no me ha hecho tilín. Es una trama graciosa, pero le falta hacer cosquillas al lector. Pienso que los escritores no deberían escribir demasiado. Dominar el estilo y la técnica de escribir no es suficiente.
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8 – I – 2017. La tertulia de Navidad de este año, sobre la novela de Stendhal, fue floja. Se convierte más en una reunión de amigos que de lectores, donde la discusión paralela al tema que nos lleva sustituye el análisis de la lectura. Es una pena. Pretendí dilucidar respecto a si el crimen fue pasional o por sufrir una humillación, como pienso. Por otra parte que el crimen se cometiera en una iglesia es significativo. Lo mismo que la que fuera su último amor, o conquista, con quien se iba a casar, tuviera celos de a quien apuñaló. La novela parte de un hecho real, la noticia de un suceso que Stendhal quiere investigar desde la escritura, para ofrecer una explicación. Es algo que se debería de hacer hoy y no tanta palabrería y propaganda, calificando de «machismo», lo que muchas veces es perturbación mental y las más agresiones de convivencia, de afectos rotos, de dolores sentimentales que enloquecen. No para justificar, sino para entender al ser humano.
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La obra «Del amor y otros demonios» de Gabriel García Márquez, me ha parecido una auténtica obra de arte de escribir, por la manera de hacerlo. Es una historia extraña, compleja, «rara», pero la narra de tal manera que logra meter en ella al lector, hace creíble lo increíble. va contando una historia, en la que sorprende con nuevos hechos, nuevos personajes, da giros de 180º y te lleva con ellos, como si la historia estuviera sucediendo. Llega a hacer de lo nauseabundo un acto romántico, y el amor como algo que puede suceder en las entrañas de lo abyecto, y que el delirio sea «la liberación de la razón». Algo así amplía el horizonte de quien lee, es capaz de llevarnos a lo irracional para pasear por esos amores ocultos, mirados de soslayo. Y la muerte, las muertes, como una liberación de la novela misma que ha atrapado al lector.
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Pienso, tras leer la novela, que la Inquisición dirimió un problema sexual, la sexualidad como problema/pecado, y venció. la literatura trata de ver todos los lados y perfiles del amor, sus recovecos. Pero luego la realidad nos devuelve al camino de la normalidad diseñada por quienes vencieron y vencen. Toda la libertad sexual que hoy se pretende no es más que una catarsis de la represión emocional. La literatura rompe todas las definiciones. Cuando Miguel Ángel Castro insiste en decir que la literatura es filosofía y viceversa, le contradigo, pues la Filosofía define conceptos, pretende atrapar las ideas en escalas de palabras. la literatura, mediante las mismas indefine los conceptos, las realidades aparente y esenciales… yo diría que es lo contrario. Otra cosa es que nos haga pensar… y sentir.
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7 – I – 2017. Un escritor hace hablar a una época en un momento dado. Comunica un sentimiento colectivo, a partir de lo que siente él, como autor, individualmente. Si no es así, es un escritor de cartas largas o un filibustero de la palabra, pesado y repetitivo. Muchos de los cuales se hacen personajes mediáticos que se anuncian a sí mismos al convertirse ellos en un producto que acompaña al libro. Y luego están los libreros, como que los conocen de toda la vida, los invitan a pisar su librería como si de la alfombra roja se tratara. Los lectores ocasionales son mayoría, vencen así las obras sin arte.
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27 – XII – 2016. El 19 de este mes asistí a la presentación del libro «La carne» de Rosa Montero. Fue en la biblioteca «María Moliner, de Vilaverde Alto. El interés de estos actos son las anécdotas. Por ejemplo la surge escribir esta novela cuando un amigo le comenta de una mujer conocida que ha contratado a un gigoló para dar celos a su expareja. Es una autora con tablas para habar. es posible que no lea este libro. No me llamó, porque me pareció la parte trivial de la historia y que la esencia quede en la trama, el misterio que no quiso desvelar.
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Habló como si construyera el libro, pero luego defendió el acto creativo de escribir. Que puede surgir de una imagen, de una anécdota. Tal vez la historia, pero todo el juego de sentimientos es algo que se va acumulando en la persona que decide ponerse a escribir. También ella habló de este impulso. Afirmó que es necesario dejar que los personajes marquen el ritmo de la novela, que funcionen por ellos mismos. E insiste en que pretende investigar caminos nuevos.
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Cada vez estoy más convencido de «la llamada del libro«, que puede ser a través de alguien. Y no me llamó. Sin un por qué. La atracción tampoco tiene una causa concreta.
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25 – XII – 2016. Si hasta hoy me preguntaran cuál es el peor libro que he leído, no sabría qué responder. Incluso diría que no lo hay. Y recordaría la afirmación de Cervantes sobre que no hay libro malo que no tenga algo bueno. Hoy no tengo reparos en decir que es «Sin noticias de Gurb», de Mario Mendoza. Me tocó para leer en el club de lectura de Montemadrid, San Cristobal de los Ángeles, en el que participo. es un libro plano, escrito por escribir. Lo dice su autor en el prólogo, que lo hizo para entregas a un periódico, improvisado y sin reparar en lo que escribió. vacío del todo es lo que me ha parecido. También el autor se extraña que se vendiera tanto, siendo su peor libro, pero no así su consideración en la opinión lectora de su público. Es un ejemplo de lo que puede hacer una campaña de publicidad. Algo que nos deberá llevar a una reflexión en torno al mundo del libro.
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(27 – IV – 2017. Leí hoy un libro de homenaje a Eduardo Mendoza como agraciado como Premio Cervantes 2016, editado por el Ministerio de Educación y Cultura y la Universidad de Alcalá de Henares, una referencia de Llátzer Moix, como experto en esta autor. El día anterior un profesor de Literatura española en Edimburgo, no recuerdo su nombre, comparaba a este recién premiado con Cervantes en su coincidencia en el humor. Me parece un dislate que devalúa la escritura y leer. La cultura parece un acto propagandístico deformador de la realidad, donde el Poder señala unas pautas en la cultura y el arte. Moix escribe: «A esta atmósfera (de reflexión existencial) sombría le sucedería un cambio de registro copernicano, gracias a la explosión vitalista y desopilante que trajo Sin noticias de Gurb (1990), el título de mayor difusión y más sostenido éxito en la biografía de Mendoza«. Me parece un disparate, la anulación de lo literario. Y un engaño. En un ámbito en el que no hay posible respuesta, sino un principio de autoridad no cuestionable. Al menos que conste la discrepancia. Y habrá que decir que «el rey está desnudo», una vez más.
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El otro libro que me tocó fue «Mejor que no me lo expliques» de Imma Monsó. me pareció un buen libro de narraciones breves, pero no especial. «Sin problemas de comunicación; nunca nos contestamos». Las relaciones de pareja llevadas por la inercia. El reconocimiento de la ignorancia por no saber lo que tenemos cada cual a nuestro lado: la vida. Sin embargo la última narración me afectó, me llegó a lo más profundo. Lleva el título que da nombre al libro. Es sobre alguien que enferma de cáncer. Al principio nadie se atreve a pronunciar la palabra maldita, pero se fue dando cuenta el protagonista que fue una suerte, al hacerle despertar, al lograr que reconociera sus miedos, ocultos las más de las veces. Vio el pasado de otra manera y recompuso su vida y su personalidad. Gracias a saberlo, a que vive una situación límite ha dejado de vivir esperando y eso le da fuerzas para afrontar cualquier adversidad. redactado con pasión, me arrastró como lector, me ha enseñado a mirar de otra manera. Otra cosa es que luego mantenga este tono, pero me ha servido, sí. Y lo ha escrito como si la saliera de dentro, por lo que afecta a lo profundo de quien lo lea. Al menos a mí sí.
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19 – XI – 2016. He terminado de leer hace unos días la novela de Pilar de Arístegui, «La Roldana». Es una novela muy bien redactada, elegante, con un fondo histórico y reivindicativa con el papel de la mujer. Se manifiesta en la novela mucha cultura que aporta la autora. El juego de su aventura en Rusia es genial, no como anacronismo, sino que mantiene el sentido histórico de la novela, al ser un sueño, lo cual es una sorpresa. Pero falta la chispa, el arrebato, la incorrección, la pasión en la escritura misma, que a veces significa defecto de forma. es una novela que se percibe tremendamente corregida, mirada en cada detalle, pero le falta el punto de arrebato que haga palpitar al lector, no sólo leer, entretenerse.
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Es por otra parte un lenguaje muy pulcro y femenino, del que destaco dos frases por su elegancia y feminidad: «mi voluntad quebró y esperé aquella que su inclinación me otorgaba». Y: «Me lancé al amorque su generosidad me brindaba».
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Por otra parte en la tertulia del Club de Lectores de San Cristóbal de los Ángeles, me volví a plantear lo de la importancia de la historia en una novela. Con quienes participan he aprendido a dársela, y considerar parte de lo que se escribe, no una excusa sin más, como fue mi idea tiempo atrás. Pero de ahí a dejar de leer un libro porque no le llegue o atraiga una historia… ¿Qué sentimientos despierta?; ¡qué me dice? pero si se ve algo que no importa al lector porque no le sugiere nada que una pareja se separe, o el desamor de un personaje… La historia y la trama de una novela forma parte de lo escrito, pero como un a parte más de todo lo demás. El lector ha de aportar su punto de creatividad.
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14 – X – 2016. Según escribe Balzac a Sthendhal la literatura no necesita justificarse ni demostrar nada, sino crear su propio universo, para meter en él al lector. Para Sthendhal es fundamental llegar al alma del lector.
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13 – X – 2016. Ha muerto Dario Fo. Hasta el teatro siempre. Sus palabras son conciencia: «en un mundo de dinero, de Poder y de la mentira necesitamos urgentemente locos«.
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7 – X – 2016. Hace falta nombrar a escritores, premios, para ser los escritores, para vender los libros que se venden. Hace falta no dar el nombre de «escritor»para no vender los libros que no se venden . Y lo demás.
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6 – X – 2016. Leo en el libro «El mundo» de Juan José Millá que escribir es contar la realidad modificándola. Además, pienso, hay que crear la realidad literaria, a la que este autor no llega Esta obra que redacta desde el psicoanálisis escribe de dentro del personaje, pero no desde dentro, falta ese latido. Está llena de ocurrencias, pero no hilvanadas. En ocasiones la reflexión del personaje/autor lleva al lector a la suya propia, pero falta intensidad.
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Querer escribir algo y ponerse a ello dan lugar a narrativas y poemas que pueden ser muy interesantes, pero sin más: Se piensa demasiado lo que se va a escribir, se diseña una novela si que fluya la historia, si más, impidiéndose el transcurrir de la historia interior que arrolle al lector. De esta manera la escritura puede adquirir, puede, vida, lo que hace que la narración sea literaria.
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4 – X – 2016. Ayer me emocionó cuando en el club de lectura del barrio de San Cristóbal de los Ángeles, en Madrid. Algunos de sus miembros leyó el libro «Cuentos con burbujas» que dejé en la biblioteca de Montemadrid, y me recibieron con un aplauso puesto un guante en una mano de cada cual. Una alusión al cuento «El guante de Tiziano». Contaré esta experiencia en la presentación en la Casa de León de Madrid, mañana, para sembrar burbujas, para que la gentes e ponga un guante en la mano en busca de la belleza.
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11 – IX – 2016. Un tema interesante, crucial «¿qué es escribir y qué la literatura?» No es lo mismo, por más que se quiera relativizar todo. No es únicamente cuestión de añadir belleza a lo escrito, sino profundidad y tal penetración a través de la palabra es lo que atrae, lo que hace leer más, porque descubre. A veces es difícil, pero la mera escritura se queda en lo superfluo. En ocasiones a modo de apuntes. No basta una ocurrencia. Otro ejemplo es el libro «La vida mitigada» de Tomás Sánchez Santiago. Bien redactado, ocurrente, con ciertas frases originales y curiosidades sobre las que informa, pero no entra en ningún personaje, ni ahonda en las circunstancias que describe.
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En economía se sabe que la moneda falsa acaba por sustituir a la verdadera, lo mismo con la palabra. No porque sea más o menos verdadero, sino que profundiza o no. cavando la palabra aparecen los sentimientos más profundos, sus formas, sus ecos, sus ocultaciones y censura… Sin la literatura dejará de haber pasión, enamoramiento, miradas en el paisaje humano, que se conformará con reacciones de estímulo – respuesta…
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21 – VIII – 2016. En una tertulia literaria de verano observé que ha sucedido una inversión al lo largo del tiempo en la literatura, que forma parte de una evolución social. Por eso pienso que internet va a afectar y mucho, y que hasta puede poner en peligro de casi extinción a la literatura. No es catastrofismo, sino observación histórica. La literatura comienza siendo oral, se cuentan las leyendas, las historias, las hazañas, acontecimientos, cuentos para entretener, para enseñar. Luego se escribieron para que no se olvidaran. Poco a poco la palabra escrita se impuso y ya no se escribió aquello que se contó sino que se cuenta lo que se escribe. La lectura es el resultado de este proceso. Se perdió cantar en las reuniones, los romances como forma de trasmisión de tradiciones y esencias culturales. El teatro como algo cotidiano, se hizo espectáculo, ya lo importante no fue tanto el actor como el autor. Y ahora la escritura puede quedar desplazada por la imagen y de esta manera la palabra misma, reducida al mínimo. Al menos será bueno reflexionar al respecto.
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14 – VIII – 2016. Los escritores parecemos, muchas veces, mendigos de lectores, lo cual lleva, en ocasiones a ser vendelibros, vendedores de nuestros libros, que es lo que son las presentaciones. Pero si hay mendigos es porque hay pobreza, pobreza cultural, pobreza del ambiente literario. Necesitamos lectores y a a veces son espejismos, otras oasis y las palabras se convierten en arena. Es necesario seguir, seguir, hasta donde se pueda para llegar a la orilla donde las palabras naveguen, aunque luego muchas naufraguen. Por eso el escritor vive la vida con plenitud, de lleno según la define Sartre: «vivir es una pasión inútil».
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13 – VIII -2016: Es difícil, diría que complejo, llevar al día un diario y más si es literario. Tal vez si pusiera una hora, un rato, o sea un reloj de la palabra, pero entonces sería un mecanismo literario y no lo que pasa, que pasa. Que pasa por la cabeza, y que pasa.
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Las lecturas, de libros de literatura, aportan ideas, descubren matices de los sentimientos, pero sobre todo puntos de vista ajenos a los propios. Por tal razón la palabra se convierte en un horizonte. hace unos días, en una tertulia el moderador preguntó ¿qué libro nos ha influenciado más? Contesté que «Damián» de Hermann Hesse, porque me hizo ver el mundo y a mí mismo desde dentro, lo cual es un punto de vista que, pienso, que es necesario para escribir. Lo superfluo no dice nada.
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En unos días espero participar en una tertulia sobre internet y la literatura. Pienso que el espacio virtual que se abre con la tecnología sí que afecta a la escritura. Como medio de difusión está bien, quizá en exceso y eso da lugar a la saturación de los mensajes, pero no podemos dejarnos llevar, ni ser atrapados por el buen rollito de admitir la modernidad. Tenemos que ser conscientes de que la literatura puede desaparecer, extinguirse como forma cultural, en tanto y cuento sea leer y pensar, escribir desde el pensamiento, porque la técnica tecnifica escribir y leer, cuando se busca la eficiencia, la efectividad, el éxito y todo a gran velocidad. Adquirir fama pudo ser un estímulo, pero internet es otra cosa, arrastra a convertir la palabra en estímulo / respuesta a una velocidad donde el pensamiento queda evaporado, pulverizado. Tenemos que ralentizar la vida y que escribir sea para nada, aunque luego sirva para lo que se quiera. cada vez veo la escritura más alejada del mundo y a los escritores más internautas.
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8 – VII – 2016. Hace unos días escuché la conferencia de Eduardo Aguirre sobre el humor en la obra de Cervantes «Don Quijote de la Mancha». Me pareció una buena reflexión, pero con muchos interrogantes para analizar. Me pareció interesante sus disertaciones, como la diferencia que hizo entre el humor y la alegría. Y cómo el humor se forma al combinar el dolor y el perdón. Pienso, sin embargo, que a veces es una manera de venganza, de ataque para ridiculizar al enemigo.
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También me llamó la atención cuando planteó que Cervantes fue el primer autor que se enamora de sus personajes, o al menos así lo manifiesta a lo largo de su novela, los defiende y quiere. Precisamente, pienso, porque su personaje encarna el enamoramiento, es su metáfora, pero no como algo inventado, sino real, lo que acompaña a la locura, no lo es por sí mismo.
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Explicó Eduardo de una manera muy gráfica, lo que llamó una cadena del humor, representada en las matrioskas rusas, que una está dentro de otra: el humor lleva dentro el dolor, que es trascendido por el amor, el cual lleva al perdón, que da lugar a la liberación, ésta a la paz y en su conjunto lleva al Ser. La pregunta que hace finalmente es ¿cuál es la primera, la pequeña o la grande?
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27 – V – 2016. El otro día una persona comentó que no sabe qué quiere decir Nieztsche en sus obras. Opiné que no hay que ‘preguntar sobre lo que diga un autor, pues eso ya lo dice él, ni tampoco qué dice… sino que me dice a mí a mí como lector. Una obra no es algo dado, sino propuesto, de manera que las obras se terminan de hacer en el proceso de su lectura. Por tal motivo es importante recuperar el diálogo con la palabra escrita.
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23 – IV – 2016. Se suceden los actos para conmemorar la muerte de Miguel de Cervantes. Para mí es lamentable que se use una efemérides como marca publicitaria para que se haga turismo y se convoquen actos para llenar los hoteles y los bares. Reina el papanatismo en la intelectualidad. la función de un libro, es ser leído, comentarlo, estudiar su relación con la época a través del autor, pero hacer de ello un espectáculo y, además, falso, me permite ver a tanto adulador, a cual más, como una especie de fray Gerundio de Campazas.
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Que haya sido traducido a todos los idiomas un libro no dice sino que hay una maquinaría propagandística tras él, ¿o es más creíble la Biblia por este hecho? Se llega al absurdo sumun. tal es el ruido que se hace, tal la parafernalia, que veo cómo hasta se dan premios para las web, de manera que se quiere dirigir por donde encauzar lo que se escriba. La misma función que los premios literarios. Tal es el ruido que es mejor dejar que pase la tormenta, quedar en silencio, el silencio de la palabra, la que grita y canta, porque no es posible chocar contra las olas sin que te aplasten, pero tampoco dejarse llevar por ellas porque te ahogan. navegar, de cuando en cuando nadar por encima de ellas. Lo que importa no es tener la razón, ni siquiera tener razón, sino razonar, pensar, sentir y que la palabra trascienda tanta farsa, que implica y disfraza a casi toda la masa literaria. Hay excepciones que confirman la regla, pero no se la oye, porque hasta los aparentemente críticos forman parte del circo, que crece porque es al que quieren ir y acuden los nuevos de la vanidad literaria.
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Fue patético esta mañana la lectura del libro «Don Quijote de la Mancha» en el barrio de san Cristóbal. Comenzó la alcaldesa, luego un concejal y a continuación personas de todas las edades… ¿con qué sentido? nadie escuchaba. Tampoco hubo demasiada gente. Son buenos los espacios colectivos, los encuentros, hablar. Pero ponerse a leer una obra que requiere pensar, el momento adecuado para hacerlo. ¿Un homenaje? Un mimetismo absurdo que hace odiosa la lectura, que aburre. Dio lo mismo que funcionara el micrófono o no, que lo hizo a ratos. No podemos separar la lectura del pensamiento o de la emoción. Puede interesar un poco, pero no la pesadez de no parar. Como termina un poema en «La Gitanilla», de a quien se homenajeó: «Dios delante / san Cristóbal gigante».
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Se han perdido los oradores, quienes hablen desde el corazón. la literatura ha de crear su espacio propio. La soledad lleva al naufragio. la masificación también.
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19 – IV – 2016. Los escritores no debemos de consentir que nos conviertan en vedettes y, menos aún, en vendedores de libros ambulantes, de feria del libro en feria del libro y en actos donde hay más presentación que libro.
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Estamos cayendo en la sinrazón de la literatura, apostando más por ser relaciones públicas que escritores, para lograr más ventas. Nos convierten libreros, editores y la ambición tonta del escritor en pelotas de las redes sociales, en visitadores de actos, para que los demás asistan a los de uno. Es una vergüenza lo que está sucediendo, y sin que haya la más mínima reflexión al respecto. Hay todo un trabajo, un riesgo empresarial para hacer que lo escrito llegue al lector, para convertir una obra en un libro, pero no podemos dejar que sea un espectáculo, que el norte lo marque el negocio más que el arte.
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cada escritor ha de ser consciente de qué escribe, porque hay mucho de escribir por escribir, para ser algo más, pero hay que apuntar a la obra de arte, la cual es enterrada bajo el barro de tanto barro de mediocridad, de escritura entretenida, de genios por definición y pose, mucha pose.
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13 – IV – 2016. Empiezo otro espacio para la reflexión sobre la literatura. Sobre lecturas, de conversaciones. Saber que la literatura es más que escribir me parece importante y compartir al respecto opiniones y lo que pienso.
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Si quieres ejercer el mecenazgo con mi labor de escribir, he aquí una manera sencilla. Gracias:
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