ENTRE RENGLONES

7 – IX – 2010. Pare ce que lo que sucede al mundo de la escritura se extiende a otras formas de comunicación. Es una plaga en la cultura que la está amenazando de muerte.

Juan Antonio P. Millán se declara pesimista con respecto al futuro de un cine más allá de negocio. Apunta que no es frecuente que se vaya a ver cine clásico, la madre del actual, y que se pierde ver cine en una sala con conciencia colectiva. El cine no tiene que ver con el vídeo o el CD, aunque la película que se vea sea la misma. Trasladarse a un lugar, ver a otras personas a tu alrededor desconocidas, crea el contexto del cine. Tampoco es lo mismo ver una obra de teatro a través de una pantalla. Esta observación ¿es estar en contra del cine por la pequeña pantalla?, no, ni mucho menos, es analizar que son cosas diferentes y que el cine no puede ser sustituido por otra imagen de su misma película porque desaparece y con él su cultura, su mundo, las sensaciones que produce.

En el mismo periódico (Diario de León) el presidente de la Academia de Televisión, Campo Vidal, afirma que la televisión ha optado por el espectáculo.

Parece que tuvo razón el situacionista Guy Debord cuando escribió su obra “La sociedad del espectáculo” en 1967, en la cual plantea que hay un paso en nuestra sociedad del ser al tener y de tener a parecer. Analiza como se reduce la realidad a su imagen como aspecto más superfluo de la misma, haciendo de este reduccionismo un valor dominante que acaba sustituyendo la realidad por su imagen, pero ésta se construye, socialmente la construye el Poder, lo cual es una forma de invasión de nuestra conciencia por parte de la organización social que somete al individuo.

No se ponen medios para solucionar esta situación, que no puede hacer el Poder y no se hará desde la administración. Hay que comenzara participar en actos para su desarrollo, no por la conveniencia de ir o porque es lo que me gusta. Hace falta un apoyo que sirva de impulso a un nuevo modelo, que dé oportunidades a todos. Debe hacerse un debate pausado y sereno al respecto.

3 – IX – 2010. Amartya Sen escribe en su obra “La idea de justicia”: “Las palabras tienen su significación, pero no podemos convertirnos en sus prisioneros”. Sin embargo nos liberamos de ellas mediante otras palabras. La libertad consiste en contar con el mayor número de palabras, y no encerrarnos en un grupo de ellas, sea de carácter religioso, ideológico, económico o de cualquier otro modelo.

1 – IX – 2010. Ha sido un buen regalo de cumpleaños leer (El País) sobre las reflexiones del escritor argentino Alberto Manguel, autor de la obra “La ciudad de las palabras”. Dice que vivimos una época en que los valores como la brevedad, superficialidad, rapidez y simpleza son absolutos. Pienso que ha sucedido esto por la manipulación de la cultura, en especial la escritura, al servicio del Poder-mercado. Para Manguel lo que nos define como especie son el poder reflexionar y e imaginar. Apunta que las escuelas son centros de adiestramiento, pues se exige que rinda cuentas.

Con respecto al mundo de los libros dice este autor que se desprecia la inteligencia de la gente, de manera que muchas personas asumen que son incapaces de enfrentarse a un libro complejo, con lo cual muchos autores literarios sólo publican en las universidades. Y afirma “lo que sucede en la literatura no está separado de la política o la economía; seguimos el modelo de supermercado; objeto de consumo muchas veces inútiles y desechables”.

Tomar conciencia de este problema y la decisión de ir por otro camino nos puede hacer recuperar escribir y la literatura como función social y personal, como amplitud de la cultura y una mentalidad abierta y capaz de crear nuevas realidades, en lugar de adaptarnos a las que nos anulan como personas con identidad propia. Hemos pasado del fanatismo religioso, al fanatismo económico, que hoy se enfrentan, pero cada vez crece se potencia en ambos bandos y fuera de ellos, como masa global el fanatismo vacío, un nuevo fenómeno que consiste en no pensar, al menos de otra manera, acomodarse a una situación y descartar todo esfuerzo intelectual.


Se confunde la democracia como debate de ideas, participación social, por ejemplo, con la vaciedad de propuestas y estímulos publicitarios en los que la única forma de participar es mediante un voto condicionado, asentándose la dictadura del bipartidismo en el modelo democrático, lo cual sólo es asumible desde el fanatismo vacío, en el que las frases de los políticos no significan nada. Y sus políticas culturales y educativas se enfocan a hacer de este nuevo modelo un ejemplo que imponen primero en las conciencias individuales y luego al resto de la humanidad, en nombre de la palabra “democracia”.


* 16 – VIII – 2010. Si según Wittgenstein la filosofía es enseñar a una mosca a salir de la botella, la literatura es hacerla saber que está en ese espacio limitado que no ve, pero que no le deja salir. Es decirla que puede volar más. ¿O hay que romperla?, como dijera Hermann Hesse: hay que romper el cascarón, el cascarón es el mundo. La botella también es el mundo, es aquello que nos encierra sin que lo veamos. Y somos también cada uno de nosotros.


* 15 – VIII – 2010. Los versos desembocan en el olvido. El oleaje de lo olvidado es inspiración.


* 13 – VIII – 2010. Leer nos redescubre la vida. Pasa ¡tan de prisa! que no nos fijamos en muchos detalles que quedan olvidados, arrinconados. Al leer una novela, o un poema o una reflexión ralentizamos el tiempo y decimos ¡ah!, si, eso me pasó…, eso lo sentí…, eso me pareció cuando… Por eso la palabra nos engrandece, nos da más vida.


El escritor es un buscador de palabras, con las que transmite sensaciones e ideas, da forma a sentimientos cuyos recovecos suelen pasar inadvertidos, pone una lupa en ellos. Por esta causa leer da palabras a cuestiones no definidas en nuestra mente, no formadas, que flotan porque aún no se han asociado a un apalabra y cuando la leemos ¡la encontramos. ¡¡Ah!, sí, sí eso lo he pensado yo, pero nunca lo hemos dicho ni escrito. Faltaba esa luz que da la palabra para iluminar nuestra mente.


* 10 – VIII – 2010. Hay escritores que necesitan su imagen como el pez necesita el agua. Necesitan salir en la prensa para ser escritores, para respirar en el mundo literario. Se crean un espejismo a sí mismos y a los demás. Existen en los medios de comunicación. Nada más. En ellos está su obra, sus lectores, su escritura. Hacen que quienes no salen no existan, pero seguimos escribiendo.

* 8 – VIII – 2010. Ayer estuve en la ruta literaria que anualmente convoca CGT. Fue la quinta. Recorremos las calles y plazas leyendo textos, unos que ha escrito quien lo lee, otros de lecturas de cualquier estilo que haya gusta a alguien y lo quiera comunicar. Empezamos en la Plaza Mayor, luego a la plaza del grano y finalmente al monumento de Durruti que inauguramos este año.

Leí un poema de Antonio Cortijo, uno a la Plaza del Grano, que rememora a la lucha vecinal para que no destruyesen la última casa de soportales de esta ciudad. Otro de él, a Durruti, lo leyó Teresa.

La literatura late en muchas personas y fue una velada entrañable. Leí el final de “En busca del tiempo perdido”, de Proust y un poema también al anarquismo ante el monumento “Hálito Durruti”.

La lectura en la calle, juntarse gente para escuchar leer a otros y participar haciendo oír algún texto, es semilla de literatura, flor de una cultura viva y fruto de mirar el mundo y a los demás, y a uno mismo, de otra manera diferente a la que nos quieren hacer mirar los productores de espejismos. Conseguimos sentir el pálpito de la escritura.


* 3 – VIII – 2010. Lo fundamental para escribir como literatura es la sinceridad. Sin ella se producen libros mediante colocar palabras para formar una determinada historia o trama, que puede entretener. La literatura, como arte de escribir une el mundo de fuera con el mundo interior, convierte la palabra en una frontera que el lector debe pasar, porque también es la frontera que une al escritor con el lector. Éste debe hacerla suya para mirarse a sí mismo y a su alrededor. Leer es un acto creativo que permite traducir lo escrito a uno mismo y luego a los demás.


* 30 – VII – 2010. ¿Quién conoce Dublín, el de hoy, quién ha leído a James Joyce o quien ha viajado haciendo turismo y ha sacado fotos a sus monumentos?. ¿Y París, quién ha pasado unos días en esta ciudad o quien ha leído a Proust?. ¿Y Praga, quién se ha interesado por Kafka o quien desliza su mirada por los edificios y monumentos?. ¿Y quién conoce España, quien trabaja en ella o quien lee a Cervantes?. ¿Quién sabe del Quijote, quién lo ha leído o quien lee novelas de caballería?. Escribir es dibujar un espacio y un tiempo en para que se traslade el lector. No basta con describir cosas, lugares, hechos, sino penetrar en esa amalgama de sentimientos, ideas, conductas, historia, sucesos, labores, amor, desencantos, juegos que forman los lugares. Quien quiera ver, conocer Rusia, la de todos los tiempos, más allá de la vestimenta que lea a Dostoievski y a Gogol, y ha Tostoi y a ¡tantos autores!, cada uno su rincón. He comprendido muchas cosas de Europa fuera de sus instituciones, de sus calles, de sus oficinas, de sus noticieros, leyendo a Thomas Mann, a Hermann Hesse, a Stefhan Zweig, a Sakespeare, a Pessoa.


* 28 – VII – 2010. Tras haber leído «En busca del tiempo perdido» de Proust, me doy cuenta que es posible viajar en el tiempo. También se pueden hacer viajes interiores para recorrer el mapa sentimental que llevamos dentro. Tal vez haya que plantearse hacer turismo literario.


* 18 – VII – 2010. Las grandes novelas se resuelven en los pequeños detalles.


* 25 – VI – 2010. Para Stephan Zweig uno de los principales méritos del poeta estriba en su capacidad para aclararnos aquello que sin su ayuda no podríamos comprender. El problema es cuando la literatura cae en el artificio, entonces deja de interactuar, de decir algo al lector al que se busca deslumbrar, no decir algo, y este efecto necesita de una maquinaria propagandística. La escritura se convierte entonces en un producto, deja de ser un acto creativo. El arte de escribir da palabras a sentimientos y argumentos que no sabemos traducir al lenguaje y el escritor lo hace a su manera.


* 16 – V – 2010. Cuando escribir se siente tan necesario como respirar, esto es escribir.


Cuando hay algo que rebosa, que puede ser el recuerdo, la añoranza, mismamente vivir, y se derrama en palabras, esto es escribir.


Cuando a la realidad le falta una parte de sí misma, o hay que inventarla, y se quiere colocar una pieza más, sin ser necesario saber el motivo, esto es escribir.


Cuando se pierde el sentido de las cosas y hay que redescubrirlo, o tal vez imaginarlo, y se sale en busca de nuevas sendas, es escribir.


Cuando se inventa un rincón de tiempo y lugar entre las llamas de lo cotidiano, es el arte de escribir.


Cuando escribir es escribir lo que escribes y no otra cosa por más que se reciban presiones o quieran seducir al autor para añadir algo o no poner tal cosa en favor de una imagen comercial, eso es escribir. Lo demás palabras.


Escribir es el alma de las palabras cuando el escritor pone la suya en lo que hace, porque el autor es el alma de su obra. Sin embargo cada vez está más ausente y los textos que se leen cada vez más parecen más tesis, incluso literarias, que expresiones y la observación que pueda hacer el autor, el cual cada vez se aleja más de lo que escribe, para una valoración objetiva y una lectura pasajera, superficial en el mundo de las prisas. Ya en la obra de Proust, «El mundo de Guermantes», a principios del s. XX, podemos leer: «Cometo el error de poner el corazón en lo que escribo, eso ya no se lleva«. También este autor descubre algo de su época que sucede hoy igualmente de otras maneras, lo que nos debería de hacer pensar: «se burlaba todavía de la literatura nueva, gracias a la vulgarización de los periódicos, o por conversaciones infiltradas en ella«.


* 12 – V – 2010. Leer es viajar por las ideas y por la belleza.


* 21 – III – 2010. El lápiz sigue siendo mi batuta para dirigir las palabras. Las teclas hacen que se vea lo escrito, igual que las de un piano hacen que suenen las notas de una partitura. Se escuchan gracias a ellas. Pero no perdamos nunca esa relación entre el lápiz y la tecla, la batuta y el instrumento, pues sucumbiría el pasado y el futuro en un presente que produce sonidos que no se relacionan entre sí. Lo mismo que en el caso de la escritura. Puede suceder que acabe no relacionándose la palabra con lo el sentimiento ni con pensar.


Decía Ortega y Gasset que hay que llevar en una mano el libro de las Rimas de Bécquer y en la otra el de la Lógica de Hegel. Ahora es necesario escribir con una mano cartas de papel, sello, sobre, dirección, esperar, respuesta. Y con la otra la nube de Internet, buscar al otro en esa tecla infinita que busca aterrizar para que la palabra sea semilla, porque de otra manera se convierte en oropel, anuncio y vanidad.

Hace unos días hablé con Victoriano y me comentaba que el logos apareció con la escritura. Que el homo sapiens ha evolucionado en diversas etapas, la de la vista y olfato, la oralidad y luego la escritura que permitió pensar, la trasmisión amplia de conocimientos complejos. Si la era de Internet nos reduce a la imagen, a la palabra como imagen dejaremos de pensar, llenaremos la nada de información. hay que añadir el nuevo mundo virtual a lo que hay y no sustituir uno por otro.


* 5 – I – 2010. El impulso de escribir es una sensación universal. Es la manifestación de la esencia creativa que mana del ser, cuando éste se derrama en forma de existencia. Escribir es una manera de dar existencia al ser, cuando la esencia, el ser, sale de sí.


Desarrollar esas ganas de escribir es lo que ha dado y da lugar a la literatura, que poco tiene que ver con la industria y el consumo del libro.


Es necesario recuperar pequeños espacios literarios, hablar y escribir en un entorno.


Jorge Ibargüengortia en su obra «Revolución en el jardín» dice: Escribir es muy difícil, hacedlo sólo cuando no quede más remedio.


Mª Teresa León: escribir es una enfermedad incurable, una respiración sin la cual sería capaz de morir.


Recuerdo una frase de Kalil Gibran que leí hace mucho tiempo: podréis matar al pájaro, pero ¿quién hará callar su canto?.


* 28 – XI – 2009. Dice Oliverio Girondo, poeta argentino, escritor, pensador, sentimental, que cuando alguien escribe no es para comunicarse consigo mismo ni con los demás. Escribe porque no puede dejar de hacerlo. ¿A qué responde este impulso?, a querer vivir con el alma, cuando sentimos y pensamos desde él. Vivir no cabe en el mundo. Se escribe para colocar horizontes y engrandecer y hacer más bello el mundo. También es decir a la humanidad «¡mira!». Escribir es una forma de respirar del alma. Llega un momento en que el latido de la vida es escribir, esto es lo que hace a uno ser escritor. Lo demás son poses, el uso de la palabra, nada más.


* 25 – X – 2009. Cuando nada se puede decir queda la poesía.


* 14 – X – 2009. El enamoramiento se expresa con palabra. Escribir se convierte en una necesidad. El deseo sexual se satisface mediante las relaciones íntimas. El amor con la convivencia. El enamoramiento con la creatividad, al ser el impulso más profundo e intenso del ser humano cuya traducción es el arte.


* 3 – X – 2009. El escritor es una antena de su tiempo y de la sociedad porque mira desde su interior, capta las ondas sentimentales de lo que sucede y las convierte en imágenes.


* 28, VII, 2009. La poesía nos da la palabra que no existe en forma de metáfora, mediante el ritmo poético de la invisibilidad sentida. Buscamos palabras, por ese camino incierto encontramos la poesía.


* 14 – VII – 2009. Hay sentimientos y sensaciones que se notan, se perciben, pero son difíciles de expresar, a penas las contamos porque quedan fuera de la palabra. El habla y la escritura forman átomos de la vida, nada más. Una de las maravillas de escribir es acompañar al lector al silencio, pasear con él, en la dimensión del lenguaje, invisible para los cuerpos. es un momento que pertenece al lector. Como escritor volvemos a una patria invisible, el silencio, lo que para Marcel Proust es el fruto más bello de la naturaleza. He dado pasos en este sentido como lector de «Memorias y ensayos de Stefan Zweig. también me ha hecho asomarme al acantilado interior las «Tragedias» de Sófocles.


* 16 – mayo – 2009. Cuando se avanza en la escritura sucede una alianza con el lenguaje, lo que de alguna manera quiere decir que con uno mismo. Llega un momento en el cual no basta expresar una idea o una historia y escribirla, sino que se busca el deleite, la belleza.


* 10 – IV – 2009. Cuando se lucha no hay derrota, ni victoria. Luchar supone un proceso de conciencia personal y colectiva, sobre la cual se presenta una interacción de fuerzas que baten voluntades opuestas y una realidad que se convierte en árbitro y a la vez en materia prima del futuro. No luchar es un auténtico fracaso y a eso nos lleva el Poder, en forma de prisas, urgencias falsas prioridades. Escribir es una manera de luchar, porque abre una dimensión humana especial. Hace unos días leí una pintada en el barrio de santa Marina, león, muy interesante: «La disidencia de las utopías ha creado la estructura de la indiferencia…». ¿Quién puede hacer una pintada así?. Esta pregunta me sirvió para crear un personaje, algo meditabundo en una novela.