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13 – IV – 2016. El poeta Javier Cartago me contó el otro día que le corrigieron un poema, en concreto un verso que finaliza «los fusiles ríen». Le propusieron que sustituyera «ríen» por «sonríen». No quiso, porque reír es una onomatopeya de «ta ta ta ta…» que hacen estas armas al disparar. Pero es que el poema ha de ser lo que sale, quizá no cómo salga, y sea el poeta quien pula la forma bruta, pero la poesía no es coherencia del lenguaje, ni explica nada, ni se fabrica como se puede hacer una pieza de reloj.

gil biedman.

11- IV – 2016. He leído «Volver», de Jaime Gil de Biedma. Una antología. Me parece una obra que define demasiado, que cuenta y da forma de poesía. Me suele atraer más lo que cuentan sobre su poesía, que ésta. El prólogo de Dionisio cañas, muy interesante. Pero hay cosas que no aparecen en la obra, ni siquiera se adivinan. Me doy cuenta de que igual que se construye la poesía cuando no surge, también a los poetas, de ahí el mito, la oficialidad.

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Hace poco escribió Salvador Negro unas líneas para decirme que la poesía debería editarse de manera anónima, lo cual sería una revolución. Lo que predomina son intereses. De tipo editorial, económico. O culturales, de fama.

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9 – IV – 2016. Llevo varios días anotando ideas y observaciones en unas hojas. Sobre conferencias a las que he asistido, lecturas y reflexiones. es complicado ordenarlas porque se agolpan demasiadas ideas que quiero comunicar, o al menos dejar escritas, aunque sea transitoriamente por si interesaran a alguien. Lo de escribir para uno mismo no es sino una excusa. Escribir es comunicación. No quiero ser tajante, pero si es lo que pienso, Por ¿qué no lo voy a escribir tal y como me viene a la cabeza?

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En una mesa redonda sobre cuentos en la universidad de Alcalá de Henares se planteó el debate de si un libro lo es DE cuentos o CON cuentos. Una cuestión sin mucho sentido, pues en el desarrollo de la charla contradecían a la definición dada. Con cuentos es que no tienen conexión entre sí y de es que sí… O que si el autor prefiere que se empiece la lectura por el primero cuento y no por cualquier otro. José María Merino hizo una  observación interesante: «la literatura tiene que ser verosímil, la realidad no«. Todo lo demás me pareció superfluo y una especie de presentación encubierta de los libros editados por los ponentes, con u público acrítico, sin opinión, admirador de quienes son encumbrados en la oficialidad literaria o académica.

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El mundo universitario diseca la cultura y la literatura, convierte el arte en un museo, que puede que sea necesario, pero es más una estructura de Poder que de saber. Se parapeta en estudios que vienen de otros previos y aunque investiguen y demás lo es en función a patentes, a beneficios o negocios editoriales y de laboratorios, industrias y demás.

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Por otra parte he leído varios libros, sobre los que he tomado apuntes y he escrito a los autores, porque no me parece que siendo amigos escribirlo en esta especie de diario literario a sus espaldas. Dos han sido obras antagónicas, que me ha servido para hacer un análisis comparativo en este sentido. Pienso que merece la pena detenerme en esta crítica porque nos adentra en la literatura, cuya reflexión sobre sí es necesaria, no es algo establecido como algunos pretenden, ni es lo que cada cual quiera porque sí.

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Asistimos a mucha nueva literatura, la de la ocurrencia. Una idea, una sensación debe ser madurada, dejar que fermente o hierva para trasmutarla en literatura. ¿hacemos literatura o escribimos? cada vez veo más claro la diferencia entre querer ser escritor y para ello escriben. Y querer escribir, por lo cual se es escritor. También que la escritura exige un ambiente, a parte de la soledad del autor. Sin el contexto grupal aparecen redes virtuales, eventos a los que ir se acaba convirtiendo en una obligación y se trata más de un cambio de cromos que un interés real por lo que se vaya a escuchar. Las presentaciones se convierten en las reuniones de venta de «Avon» y otros productos comerciales para vender. Lo grave es que, ante tal exigencia de las editoriales, a los autores les guste y midan su éxito por el número de ventas. No es que sea un error, es que es una deformación del mundo del libro. hay muchas cosas que se han de dar por añadidura.

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Entremos en materia. Hay dos libros que son antagónicos, lo intuí y por tal motivo los leí uno detrás del otro. Son «Polvo en la fronera» de Elías Gorostiaga y «Eros versus Caronte» de Fernando Montes. Tienen experiencia de escribir, cada uno a su manera. Como muchos otros están abriendo un espacio en el mundo del libro, pero corren, como todos los escritores el riesgo de no pasar del libro a la literatura, de la obra a la novela o al cuento. He escrito al segundo. Al primero estoy pendiente de hacerlo. Pienso que si lo pongo en este diario literario, deben saberlo, por amistad.

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He recogido dos frases del libro de Elías, en una colección de ellas. De Fernando no, y las tiene brillantes, pero ¿por qué unas sí y otras no?. Porque la frase tiene que tener alma, al menos el lector debe captarla, porque no es lo mismo una frase que se coloca o se inserta en un texto, por original que sea y por mucho que pegue, que otra que sale del texto. Es una percepción y como tal subjetiva, y así la explico.

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Son dos novelas en las que he observado una paradoja en cada una, como obra en su conjunto y, a la vez, un gran potencial en estos escritores. Por eso hay que reflexionar sobre lo escrito, pero se pasa de puntillas, bastan los halagos y se repudia la crítica. Lo peor es caer en una borrachera de uno mismo, tal actitud condena lo que uno haga. Y hay que ver qué es para cada uno la literatura, ¿o escribimos por escribir?

con Fgernn.

El libro  de Fernando Montes es entretenido, curioso. Cargado de erudición. Perfectamente construido desde el punto de vista formal, la gramática, redactado de manera impecable. Pero, desde mi punto de vista, tiene dos carencias. Una es que la historia viene dada de fuera, no sale de lo escrito. A veces se nos ocurre una idea y nos lanzamos a escribir. Es la escritura de lo ocurrente, pero cuenta un hecho con añadidos inventados, imaginados. Entretiene. El lector queda fuera y mira. Le gusta, sonríe o le hace pensar, pero falta algo.

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Escritores que son grandes maestros nos dan pistas. En su última obra de teatro, «La tempestad», Shakespeare empieza con una historia, que está dentro de otra que cuenta a continuación, que a su vez está en una historia previa. De esta manera una obra fantasiosa, con espíritus del aire se hace creíble y la leemos desde dentro porque nos ha metido el autor en ella. Cervantes comienza su obra «Don Quijote de la Mancha» explicando que se trata de un manuscrito que alguien encontró, que escribió el moro Benengeli y sin darnos cuenta los lectores nos metemos en la historia. Fernando narra los hechos como si los viera, no como si los viviera, lo que es necesario para ser literatura. No basta contar una historia, lo cual hace un cronista, aunque se introduzcan elementos imaginarios, que se convierten en artificios. A la palabra le falta una atmósfera que la permita respirar y en la que viva. Una atmósfera que sin embargo sí que logró en su anterior libro «Filandón Negro«, pero en éste libro, que tuve el honor de prologar, las historias que cuenta empiezan y terminan en ellas mismas, no trascienden. Encontrar el punto es muy difícil, por eso es bueno comentarlo, aunque aparece con la experiencia y de sopetón.

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Por otra parte «Eros versus Caronte», lo mismo que en su libro anterior, aunque en este se note menos, hay una ausencia de sentimientos que los personajes parecen autómatas. Incluso no sentir se debe de hacer sentir al lector. Las escenas sexuales sin una historia tienen poco que comunicar. La muerte conlleva un sentimiento, o muchos, o vistos de diversas formas, no es algo meramente histórico, o que aparece en el relato, colocada para contar algo sobre ella. La historia de la pieza «La tempestad» quedaría huérfana si Fernando no se apasiona y quiere a Miranda, y Próspero, el padre de ésta también. Se hace más creíble esta historia fantasiosa que lo contado sin enfocar los sentimientos. Y en esto es el autor que se resguarda. La obra sobre don Quijote sería una más de tipo burlesco, crítico o de aventuras sin más si no es por la intensidad del enamoramiento del protagonista, el cual no es una caricatura sino un retrato del mismo y es lo que engancha al lector, sin saber, a veces, que es esto lo que le atrapa y envuelve. En el relato de Jack London, «El boxeador», si no sale de su casa, si no vuelve a ella con un filete en sus manos, con el que se ha curado, para cenar con su esposa, todo lo que piensa durante el combate, todo el ambiente boxístico quedaría sin fuerza.

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La novela de Elías tiene otra característica y una peculiaridad. Ésta es que escribe con un lenguaje propio, para mí increíble. Es un mago de las frases, de hacer textos sobre el lenguaje, de manera que hasta las incorrecciones, las terminaciones y palabras repetidas que cualquier corrector eliminaría tienen fuerza y le dan un estilo propio, comunica. Lo sabe y se emborracha de sus propias palabras y esto le traiciona. Al ser esto lo predominante llega al tedio, cuando es una forma de narrar que permite llegar a escondrijos interiores que comunican al lector, que de otra forma no llegaríamos a ver, a veces lo trivial, porque convierte lo que trata en una reflexión como de pasada, sin que el lector lo perciba, pero nos lleva a ello.

Con Elíias.

Por contra son narraciones sin historia o muy limitada. Podría quedar en ello, pero los personajes parecen figuras de cera, también sin trasmitir sentimiento. Sentir queda como algo externo que guarda el autor. Y una historia tras otra quedan en el lenguaje. Se tiene que lanzar a la novela, para desarrollar su prosa, pero volcándose como autor, no quedándose fuera de lo que escribe. Para nada que ver con contar nada biográfico, sino llenar de sentimiento la obra. Los últimos relatos adquieren cuerpo porque se basan en hechos reales, que presenta de noticias que han salido en la prensa. En este cambio podemos ver claramente la diferencia.

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Sin una trama interior el relato se pierde en el lenguaje, el texto de ahoga en las palabras y acaban dando vueltas. Es necesario penetrar en el lado oculto/psicológico del hecho y de los personajes. No basta decir es así o tiene esta peculiaridad, sino que se ha de ir viendo poco a poco. Hoy mi hija me preguntó sobre lo que quiere decir un texto de la novela de Flaubert, «Madame de Bovary», cuando describe la habitación donde vive: pertenece a una clase burguesa, es una casa de personas conservadoras, al menos en apariencia. El autor no dice cómo son, ni qué, sino que poco a poco lo hace ver.

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Lo que escribe desde una manera de hacerlo peculiar sin historia se convierte en una cerilla que se apaga en el mismo hecho de le, le falta madera que la haga arder, y combustible que permita que prenda la llama.

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Pienso que los dos libros que he comentado son parte de un camino hacia su obra como escritores, pero podrían quedarse en él si no avanzan. Escribir y que sean editado lo escrito es un avance, que debe tender a universalizar la obra. Algo que les he hecho saber a ambos.

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15 – III – 2016. Hoy tuve una sensación extraña. Acabé de corregir el III tomo de la novela. Para mí fue una satisfacción que celebré tomando una taza de chocolate. Solo. Es la soledad de la distancia de escribir y lo demás. A nadie le importó. Si la novela llega a triunfar todo serán parabienes, pero lo importante fue el momento de culminar, de sentirme a gusto. Por fin encontré un final que me dejase satisfecho. Ha sido de una manera curiosa. Faltaba algo sin saber bienqué. Había logrado una metáfora que me satisfizo en relación a las palmeras, una imagen que vi días antes y la orienté al clímax sexual. Pero el colofón lo quise especial. Paseando lo vi, en el jardín del museo cisneriénse de Alcalá de Henares: «vi una paloma en la punta de un ciprés». Con esta frase terminé los 601 caras de folio que ocupa. Descansaré una par de semanas y empezaré la tarea, larga del IV. Primero una corrección en el ordenador y luego a papel. Calculo cerca de tres años, y habré finalizado la novela. Luego… ya veremos.

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Estoy leyendo textos clásicos, un poco al azar… me asombra su actualidad poética, de pensamiento, política. Todo renacimiento exige volver a las fuentes, cuyos cauces se han contaminado demasiado. hacen falta otras corrientes.

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4 – III – 2016. Tras leer «Sobre el decoro de la poética» de Antonio Lulio (1558) me llamó la atención recordar una conversación, varias, que he tenido con Salvador Negro, poeta en sí mismo. Sin haberse leído mutuamente coinciden casi textualmente sobre la existencia de “la verdad poética” y la prioridad de la poesía sobre otras artes.

“El poeta se interesa por lo que va a suceder”, por eso se anticipa, más allá de lo que pueda ser la filosofía. Poeta no es quien mide los versos, ni quien hace ritmos, sino quien vierte entusiasmo por la inspiración de un dios, según Lulio) porque la poesía le viene dada. De ahí que el poeta busque lo verosímil, no lo posible.

La poesía no la define estar escrita en verso sino que lo es por remover sentimientos, por eso la tragedia griega es poesía.

La vida severa da lugar a un lenguaje duro, ávido las delicias del lenguaje vienen de los placeres de la vida…

1 – III – 2016. Ayer en la tertulia de san Cristobal sobre la obra «El ardor de la sangre» de Irene Némirosky, hice observar que además de la historia que cuenta la autora, que si un joven va con una amante, que si de joven la madre de las dos jóvenes hizo lo mismo… y demás, hay un entramado de emociones, de sentimientos que radiografía y hace visibles, por eso toca al lector, llega a él. la descripción que hace del mundo rural, tan parecido en otros países y en otras épocas. Quizá la novela, póstuma, tenga algunas lagunas, como la falta de reacción del protagonista cuando sabe que una de las chicas es su hija. Más que lo que vea en una novela o poesía, pienso que es importante saber y saborear adonde me lleven de mí mismo y del otro. Por eso la lectura es una experiencia, no tanto una evasión. Entretiene, pero es la parte ínfima de su sentido.

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Tiene el mérito, además, de ser una mujer la escritora, que se pone en la piel de un varón, llegando a su ser, como han hecho respecto a la mujer Tolstoi con Ana Karerine, Flaubert con Madame de Bovary, Clarín con la Regenta… nos da su visión del punto de vista masculina y en él encuentra a la mujer: «¿Quién conoce a la verdadera mujer?, ¿el marido o el amante?… la verdadera mujer no la conoce ni el amante ni el marido«.

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Leí hace poco otra obra póstuma e inacabada, «Alabardas, espigardas» de José Saramago. Las anotaciones que hace de la novela indican mucho de su labor como escritor, que escribe sobre ideas, la historia viene después. «Es la literatura lo que inevitablemente hace pensar«, comenta. leí hace poco una cita de Heidegger, en este sentido: «el canto y pensar son los troncos de poetizar».

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En la biblioteca de Alcalá de Henares aprovecho a leer textos sueltos de libros clásicos, al azar, un curioso ejercicio que me aporta datos, reflexiones y descanso de largas lecturas.

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29 -I – 2016: participo en el Club de lectura de San Cristobal de los Ángeles, de la obra social de la Fundación Montemadrid. Me está interesando mucho porque se plantea en ella un punto de vista de lectores no especializados, que no defienden sus posturas, sino que hablan, comparten puntos de vista.

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En el libro «La sombra de Ulises», Piero Boitani escribe: «Tener experiencia de la poesía quiere decir quemarse las manos, el alma, ante el torbellino al que el Otro a veces nos lanza y que alguien, rara vez, logra expresar con lengua de fuego«.

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He observado lo importante que es la historia de la que trata una obra. A veces se traslada la escritura a lo esencial, a la reflexión sentimental, a la exposición de escenas. La trama es lo que hace que una gran parte de lectores entren en la lectura. Estuve alejado de esta tesis.  para mí la historia era lo de menos, pero veo que no. es necesario una ilación. Se muestran generosos y son críticos, casi siempre condescendientes, como si dijeran que ¡cómo voy a meterme con un escritor!

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En verdad las grandes novelas literarias plantean una historia simple, muy sencilla. Podría contarse en dos palabras. La escritura es lo que una esas dos palabras, lo que sucede entre medias de ambas… es la historia de esas palabras lo que el lector va a sentir. Por eso diferencio tres formas de hacer literatura, que no son ni mejor ni peor, pero sí diferencias que hay que tener en cuenta. Una manera es construir una historia, narrar hechos, lo cual hacen los narradores, hasta cierto punto trovadores de la escritura. En este plano sitúo a Mario Vargas Llosa y a José Saramago. Éste es un gran contador de lo que se le ocurre, con sus ironías, reflexiones y moralejas, pero la historia queda a un lado, por ejemplo en el libro que leo actualmente «El viaje del elefante».

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Otra forma es la elaboración de una novela, donde no sólo se cuentan hechos, reales o imaginarios, o mezclados, sino que esa historia se desparrama y su historia da lugar a la reflexión a que aparezcan sentimientos vistos desde dentro y no sólo sus consecuencias. En este aspecto de novelistas incluyo a Miguel Delibes. Y por último el literato que es quien casi prescindiendo de la historia, de la narración de los hechos trasmite a través de la escritura sentimientos y emociones que son vividos por el lector. Son los escritores. Quienes lo representan son Marcel Proust y James Joyce.  En el caso del autor de «Ulises» la historia puede ser desbaratada que no importa porque es cómo lo cuanta lo que nos hace vivir la palabra escrita. Un ejemplo de alguien que cumple las tres funciones es Miguel de Cervantes en su obra «Don Quijote de la Mancha» que narra unos hechos, cuenta una historia y lo hace de una manera que cautiva porque construye el enamoramiento en lo que escribe. Miguel de Cervantes.

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24 – I – 2016: he leído «La muerte de Danton» y «Woyzeck» de Georg Bünchner, así como «La señorita Julia» de August Strndberg. Me llama la atención que desde puntos geográficos tan distantes, de donde son sus autores y épocas tan diferentes coincidan tantas cuestiones también con los tiempos de hoy, como si la conducta humana estuviera regida por un molde.

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Observo a partir de la lectura de ambos autores que la creación literaria exige ser fiel a la juventud de quien escribe, mantener el poso de rebelión, así como cierto desajuste con la realidad que escribir hace que se reconstruya y hagan visibles sus recovecos, las deformaciones de una sociedad que gira irracionalmente sobre sí misma y que cuando algo cambia vuelve siempre a su molde…

21 – I – 2016: Hace tiempo que no escribo, no es fácil estar atento para hacerlo. A veces cuando hablas con alguien se ocurren ideas. Ayer recibí una carta de Antonio Gamoneda, de cordialidad. es una persona accesible y un poeta de la conciencia, capaz de convertir la palabra en imágenes. Su trato personal queda en el poeta, en sus reflexiones, no en el mito.

S cb.

He aprendido que la poesía no siempre tiene que decir algo, que puede fluir y crear belleza, activar sensaciones, pero no querer decir algo como una exigencia. también, al leer poemas de amigos, que muchos se quedan a las puertas de la poesía, quieren hacer bien su obra, que suene con ritmo, que trasmita algo… pero no es querer, es que salga y dejarse atrapar. Es necesario arriesgarse en la creación del arte, saltar, volar si se puede y no querer ser poeta o escritor, sino ser. Lo cual exige meterse en la obra, ser en ella, para lo cual hay que tener valor, cuya ausencia es lo que se oculta muchas veces.

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22 – VIII – 2015: He terminado de leer»Amor fraterno» del autor estadounidense Peter Dester. Por mucha fama y promoción que se haya hecho en torno a ella, me parece un guión de cine. Una historia previsible y que por más que busque efectos con los sucesos mafiosos y de crímenes, lo que hace es contar algo sin más. Entretenida, sí, pero no me ha impactado ni dicho más que lo que narra.

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Me la regaló Colín, para que comparase con respecto a dos novelas que tratan de un crimen, de Emilie Zola, «Thérése Raquin» y de Dostoievski, «Crimen y castigo». Nada que ver con respecto a ambas, cuya trama es trascendida por la psicología de los personajes. Zola con respecto a la conducta desde la pasión. Dostoieveski desde la conciencia.

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Será interesante reflexionar sobre qué diferencia una novela de otra sin entrar en lo que historia contada, sino en aspectos que hacen que te lleve un personaje y absorba la lectura. hay algo, que me parece que es la actitud, un algo invisible que se detecta aunque no sea materia de análisis.

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17 – VII – 2015: Lo importante es la obra no el autor. Las propuestas a veces se hacen por amistad, por compadreo con el autor, en la tertulia de autores coetáneos. ¿Qué es lo que ha MUsac en cruzllamado la atención a alguien al leer un libro?, ¿qué ha hecho que se emocione?. De lo contrario entramos en analizar obras tediosas. Que hay que leer, pero de una manera comparativa. Me pregunto qué hace que una obra me llegue y otra no. ¿Por lo que cuentan?.

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Pienso que hay que arriesgar en el uso del lenguaje, con nuevas formas de expresión escrita, pero no de manera abrupta para no romper. Hay saltos que se convierten en una excepción, como es el caso de la obra de Joyce «Finnegans wake». Compruebo que la erudicción poco tiene que ver con la creatividad, con el instinto de escritor, más bien lo mata. . ¿Qué hace que una obra te llegue y otra no?. Pensaré a este respecto.

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7 – VI – 2015: El Diario de León publica de mano de Emilo Gancedo, un reportaje sobre las tertulias literarias en León: «Si no hay encuentro, la creación se detiene —precisa Alejandro Vargas —… Y es que para eso sirven las tertulias, para engañarse mutuamente». Algo de razón hay en estas palabras, pero la intención es buscar autentificar  la escritura, pero sobre todo es resaltar la figura del lector, lograr la comunicación del hecho de leer, situarnos en diversas perspectivas y ver más grande las lecturas que hacemos, porque cada contertulio aporta detalles terulia Amelique no siempre observa uno con su lectura. El lector forma parte del hecho literario, del ambiente y ha de formar parte del paisaje cultural. me parecen interesantes y plácidas las tertulias, cuando no se convierten en expresar obsesiones o en defender un criterio por encima de todo, porque las tertulias son especialmente escuchar.

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29 – IV – 2015. «Creo que el principal cometido tanto del docente como del escritor debería consistir no en dar respuesta (para eso están las enciclopedias), sino en hacer que los destinatarios de nuestra obra o nuestras enseñanzas se planteen las preguntas adecuada«, dice Fernando Montes Pazos en una entrevista para «La fragua leonesa» que edita Ileón.

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16 – III – 2015. Tras terminar de leer «Juan de Mairena» de Antonio Machado me doy cuenta de que la poesía no es algo aislado, sino más bien una relación con la filosofía, la política, la metafísica y la Historia. Antonio Machado cita y divaga sobre diversos autores: Cervantes, Shakespeare, Goethe, Tolstoi, Dostoievski, Thomas Mann, Unamuno, Homero, Ortega y Gasset, Shaw y de una manera especial Nietzsche.

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13 – III – 2015. La obra «Juan de Mairena» de Antonio Machado reflexiona sobre la poesía, el hecho de escribir. Es la visión de un poeta desde su alter ego, abierto a pensar y divagar sobre filosofía, política, pero siempre la poesía como centro de gravedad de sus reflexiones. Una obra de teatro hecha con arte no repara en argumentos. Una buena observación, cuando se quiere hacer tanta pedagogía con el arte y se quiere explicar en demasía sobre el sentido de una obra, la cual se escribe y se escribe, ya será lo que dice y lo que percibe el receptor de la misma. Critica que en la poesía hay demasiado colocador de ladrillos y poco arquitectos del lenguaje, el cual tiene una historia a la cual hay que arraigarse porque enriquece su uso. Se trata de una reflexión humana (antropológica) del hecho poético y sobre lo que acontece (fenómeno) del verso.

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10 – III – 2015. Hemos comenzado un grupo de amigos una tertulia sobre autores contemporáneos. Puede asistir el mismo, o no. Está siendo interesante. Nos planteamos que de autores consagrados ya hay. Por otra parte supone una rebelión de los lectores que queremos hablar sobre lo leído y no hay ambientes donde hacerlo. Es también reivindicar que los libros duren más que su presentación y poco más. Que los libros existen después de ser publicados, porque se hace una promoción rápida y ¡al siguiente!. Los libros necesitan reposo, fluir en el tiempo. Está siendo una experiencia curiosa. Elegimos al azar cuál será la siguiente obra sobre la que hablemos.

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23 – XI – 2014. Una cosa es querer editar lo que escribimos, lo cual forma parte del proceso de comunicación, de intentar llegar al otro… no tanto a los otros. Pero este hecho se está deformando en ver la edición como un fin en sí mismo y no en un medio de hacer que la palabra anide en los demás.

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Cierto que escribir tiene algo de conspiración de los sentimientos, de pensar, porque se quiere infiltrar en los demás. Pero no podemos dejar que sea un juego de vanidad pura y dura. Editar se convierte en muchos casos en una obsesión, la cual mata la escritura.

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La misma poesía con la leyenda del poeta despojado de una tarima es diferente a la que se lee en un libro del mismo autor… porque la luz que la ilumina es diferente. Es algo que los escritores de hoy no ven. Los editores se aprovechan y convierten a poetas, novelistas y dramaturgos en vendedores de libros, siendo el acto esencial las presentaciones de los mismos, ni siquiera ya la librería es el espacio, sin ferias y el escritor feriante. Nos hacen ser vedettes, como a los intelectuales que para ser escuchados acaban cayendo en las fauces de los medios de comunicación. Y hasta la política más radical se pervierte en este fenómeno. 

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Se miden las ventas, se quiere estar presente en el objeto y no en el sujeto de la palabra. Es una barbarie lo que estamos viviendo en la literatura, sin que nadie reflexione al respecto. Se lo dices a alguien y se encara, no acepta que se ha transformado porque no quiere quedarse atrás ni escuchar «pamplinas» y lo que hace es ser el mismo un producto editorial. Es adonde nos ha llevado el mundo de los concursos literarios, de la promoción de «leer». O los escritores cogemos las riendas y escribimos sin más o mal camino del que será difícil salir. Si lo unimos a internet la escritura puede acabar despareciendo, no porque evolucione, sin porque se convertirá en algo completamente diferente. Una especie de culturismo de las letras…

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7 – VII – 2014. Ayer me dio un explicación el poeta sobre no hablar de su anonimato como esencia de su labor poética y fundamento de sus poemas. Dijo que sería afirmar el ego del anonimato y que ni eso quiere. Puede ser. Va a tener que luchar para defender su visiónmundo de la poesía. No se va  prodigar mucho en actos poéticos, me ha comentado. El tiempo lo dirá. Ojalá tenga fuerza suficiente, porque la poesía ya la tiene. Pero ésta na basta, hay una lucha. En lo que pueda le ayudaré. Más que a la muerte de un poeta asistimos a una lucha tremenda en favor de la poesía, interior y externa.

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5 – VII – 2014. Hoy he asistido a la muerte de un poeta, de su poesía, tristemente. Intentaré decírselo, pero no de manera tan ruda como lo escribo. Ha sido en el recital anual en san Miguel de Escalada. Lo puede justificar todo este hecho, los nervios, no saber, no estar preparado, pero ha sido por el hecho de no luchar para defender la poesía, su esencia. Y dejarse llevar en el fragor de los aplausos. ¿Y todo lo que había dicho antes aquel poeta?. ¿Qué más da quien sea?. Creo que he comentado algo sobre él en este diario de reflexiones.

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Es curioso que en la novela que escribí le incluyo al final y muere físicamente, como si previese el final de la realidad. La poesía de este poeta parte del anonimato, de escribir escondido del mundo. Poco antes del recital salió su rostro, se supo quién es, y no cuando fuera el día y volver a recluirse. Ha roto el pacto consigo mismo y podrá rodearse de aplausos, editar mil libros, que su poesía ha desaparecido, de la manera más tonta e ingenua, por no luchar. Porque la poesía se escribe como acto poético en sí y no se puede separar de la actitud poética del poeta. La esencia de aquella poesía fue el anonimato, que fue roto. había quedado con él que hablase explicando por qué, para que su poesía fuera poética y no sólo recitada-leída correctamente. No lo hizo. Quedó en la poesía espectáculo, sólo por semejante detalle. Aunque lo hubiera hecho igual de la otra manera, que no lo hubiese hecho de la misma manera, porque se hubiera trasportado a otra dimensión interior de contagio, de comunicación y no sólo ser oído y escuchado. En un segundo surge y se decide la poesía… Es así.

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Pero hay mucho público papanatas que absorbe al poeta, a quien actúa. Debió de explicar el porqué de su anonimato, pedir que lo respeten, hacer ver el alma de su poesía elsilenciosoledadsinrostro… Fue el momento de la lucha y no hubo. salió del paso, se conformó con ser reconocido, adulado por quienes le rodearon. Le felicité, por estar ahí, pero sin entusiasmo. Quedé en hablar con él. Le diré que el poema «A los que nadie ama» hay que decirlo casi susurrando, como si fuer un secreto que se recita confidencialmente.

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Me pasó una cosa curiosa. Me quejé a unvisiónmundoa chica que me encanta estar a su lado, hablar con ella, mirarnos, de que los aplausos rompen la concentración de escuchar, el traslado interior hacia la poesía que se oye, dejar que cale. Ya me pasó unos días antes en un concierto de un coro de canto gregoriano.  A  cada pieza leída el publico aplaudía. Me dolió cada chasquido de las palmas. No me dejaron meterme en el ambiente de silencio que el propio templo propicia. Con el ruido no me pude trasponer. Antonio Gamoneda con su experiencia poética pidió que no se aplaudiera entre la lectura de un poema yo otro, porque se pierde el sentido de lo comunicado, de los contado. Este poeta consagrado es un gran narrador de poesía. Quiso pasar  a la metáfora, pero lo ha hecho en forma de simbolismo, sin que llegue a impactar, al menos a mí.

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Los poemas han de ser leídos según su contenido, no en relación a su forma y menos mantener un único tono y ritmo, sino que ha de cambiar a medida que el poema evoluciona.

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7 – VIII – 2013. La obra en prosa de san Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo» y «La noche oscura»  parten de analizar cada poema que ha escrito, confirmando que la poesía no la dice el poeta, sino que ésta surge y dialoga con quién la escribe, y a su vez con quien la lea.

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25 – VII – 2013. me he quedado sorprendido al leer partes de la obra de san Juan de la Cruz «Subida al monte Carmelo». hace una introspección psicológica de la mente, el alma, que describe fenómenos místicos que siglos antes parece una teoría paralela al psicoanálisis, orientado a la creencia y vivencia de Dios, la unión del alma con Dios, pero que es curioso que puedan encajar ambas visiones. Para san Juan de la Cruz hay palabras interiores, que pueden ser conceptuales o formales, las primeras pueden ser entendidas como sentenciales. Afirma que no las dice el alma, porque ésta no estaba en lo que se dijo… sino que viene de otra parte, lo cual tiene un paralelismo total con el inconsciente. Incluso usa la palabra «sugestión», como forma de actuar del demonio.

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Alude san Juan de la Cruz a tres cosas que funcionan en el alma (mente): Espíritu de Dios, el alma natural y el demonio, lo que parece la descripción del Superyo, el yo y el ello. Llega a advertir el místico carmelita de los engaños del alma, a los que no hay que hacer caso. Y parece confirmar que los sentimientos vienen de fuera, una especie de toque que Dios hace, se hacen pasivamente en el alma y explica como una de las potencias del alma, la memoria, puede ser natural y sobrenatural, de la cual pueden surgir imaginaciones espirituales, lo que es fñacil de asociar a lo que el psicoanálisis estudia sobre la función de los sueños.

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8 – VII – 2013. La poesía de san Juan de la Cruz me parece que hace crecer la fe, es el lenguaje lo que retroalimenta la creencia y la convierte en visión. Es decir, no describe sensaciones místicas que parece tener, ni trances en los que se sitúa, sino que al escribir abre espacios mentales que convierte en realidad, es la base de un delirio místico, pero imaginario, que luego a través del mismo lenguaje poético se contagia y trasmite. Es una poesía musical, pero muy constreñida a la rima y la métrica. Sin embargo es muy sugerente, hasta el punto de que puede arrastrar de la estética a la fe.

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5 – VII – 2013. El 29 de junio celebramos la tertulia anual para comentar lo leído durante el año. Éste tocó las cartas de Kafka, a Felice y a Milena. A mí la última carta a ésta me parece grandiosa. Con ella Kafka nía. las palabras acarician una piel interior.  construye un amor de palabras, tan cierto y tan amor como cualquier otro de cerca.

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Las tertulias son interesantes porque de una misma lectura se ven puntos de vista diferentes, distintas perspectivas, lo cual enriquece mucho. también he observado que pocos lectores va al autor para ponerse en su regazo, por decirlo de alguna manera. Sino que lo analizan desde la existencia propia del lector, desde sus criterios.

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También hubo que haber leído»Ecce homo» de Nietzsche y sus poesías. Para la próxima tertulia, el año que viene, se eligieron «Don Quijote» de Cervantes y la poesía de san Juan de la Cruz. Otra propuesta fueron las poesías de Garcilaso de la Vega y «Guerra y paz» de Tolstoi. Como ya he leído el Quijote, aprovecharé para leer la novela del autor ruso.

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De la poesía de san Juan de la Cruz, que he comenzado a leer, me ha sorprendido el deleite que produce su lectura, sin necesidad de entender, es una musicalidad hecha de versos, cuyos poemas parecen que desembocan siempre en el último verso. Creo que hay que mirarlos como poemas místicos, y no sublimaciones del deseo sexual, porque desvirtúa  lo que impulsa a su autor. El erotismo de sus versos son apoyos para metáforas que indican lo excelso del goce de creer sentir a Dios. Crea de esta manera un lenguaje del alma, para el alma que recibe forma de la fe.

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Observo que san Juan de la Cruz fuerza algunas rimas y la métrica. Logra a veces una musicalidad deliciosa de releer en alto, pero cae en lo artificioso. Por otra parte la mística es la sensualidad de la fe, del camino hacia Dios, de forma que hace tangible creer y el proceso de santificar la vida un proceso erótico, placentero en el mismo sacrificio, en el anhelo de vivir al otro lado, «vivo sin vivir en mí / que muero porque no muero».

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30- VI – 2013. He terminado de leer la colección de cuentos, o más bien de narraciones breves, «La vista desde Castle Rodk», de Alice Munro. Lo que más me ha llamado la atención es la cantidad de alabanzas de la crítica sobre este libro. La crítica se ha convertido en publicidad, nada más, lo cual cierra nuevos caminos para nuevos escritores, que no podrán salir sino impulsados por la imagen que construyan de ellos, es decir de una inversión. La crítica nunca va a ser imparcial, pero sí recoger diferentes puntos de vista, algo que la publicidad suprime, una campaña es una campaña, donde lo que interesa es promover la venta.

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Este libro de Munro me parece vacío, sin contenido. Técnicamente muy bien redactado. Describe momentos, historias, pero ni tan siquiera se entresacan contextos de una época, o muy poco. Por ejemplo Faulkner en sus descripciones de ambientes, con sus historias sí da contenidos a sus narraciones. Apenas entresacaría unas cuantas frases. Lo demás parecen fotografías realizadas con palabras, pero sin enjundia. Por ejemplo: «las mujeres juzgan a las mujeres con más severidad que los hombres», «al escribir sobre personas reales hay contradicciones»; cuando comenta los reparos en determinados pueblos de que las mujeres vayan en bici, o que hay lectores que buscan sus amantes en los libros; o cuando un mujer dice que los hombres le dan asco, sus miradas, la evolución festiva que hacen, el cenagal de su mente. O que el miedo forma parte del mundo, lo cual interviene en las mujeres, aunque en otros ambientes influye más la venganza. , o que unas mujeres aman a los hombres, los dejan y se casan con otros… Poco más he sacado de leer el libro indicado.

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– VI – 2013. Es una vergüenza el mercantilismo en el que cae la literatura y los «escritores», que no buscan la palabra, ni crear a sus lectores, sino a gente, convertir el libro en una mercancía, y para eso se hacen concursos, que ganan los que orientan las grandes editoriales. En algunos casos queda la erudición, sin vida la palabra, los textos envenenados de falsedad y engaño. Hoy he sabido de a qué libro se ha premiado y se me cae el alma a los pies. Lo dicho una vergüenza. El problema es que diseca el mundo de las letras. Este análisis no se hace, porque en cuanto es planteado la respuesta oficial es «lo que tienes es envidia», y se acabó cualquier critica o debate.

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30 – IV – 2013. El día 23 de mayo presento la novela «Reyerta«. basada en la obra de teatro que realicé en la cárcel de León, «Rejas del alma«. El asunto de las presentaciones no me gusta, porque parece que un libro se acaba reduciendo a su presentación. Es una especie de exigencia del guión que requieren las editoriales. Por una parte ya no queda crítica literaria, ya no hay defensores y atacantes de una obra, ni comentarios, sino que se ha convertido en un disfraz para la promoción del libro como producto, en lugar de dar a conocer el libro como obra literaria. Este es un problema grave que afecta a la esencia de lo literario.

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Reyerta portada Un poeta, Salvador Negro, comenta que el autor debe quedar fuera de la obra, ausente. Y estoy de acuerdo con él. No se puede convertir al autor en una vedette o en un galán para salir en la prensa. En parte la responsabilidad es de los lectores, a quienes se ha contagiad el cotilleo, la fama como elemento de prestigio y valor, lo cual es un error en lo literario. Pero no hay salida, o aceptas las condiciones o quedas completamente fuera. El despliegue social de una obra debería ser el contagio de los lectores, de unos a otros, hablar sobre el interés de la obra, pero esto queda para los expertos y éstos se reducen a publicitar una obra. Esta actitud general es un peligro para la cultura.

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Aunque suene a excusa, de alguna manera, se trata de una obra que escribí  hace veinte los, por lo que el autor ha cambio, es otro, de hecho al volver a leer el original me sorprendí. Hoy no la hubiera escrito, al menos de la misma manera. La fuerza de la juventud lleva a veces a caer en la provocación, pero por otra tiene una fuerza que permite hacer un argumento de tanta profundidad.

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Es una obra que se basa en un hecho real, del que se busca su proyección social. Se hecha de menos la novela que hurga la psicología de hechos que se detestan, que se condenan, pero no nos paramos a comprender, como  la novela «Rojo y Negro» de Stendhal, en el que se hace una radiografía al atentado contra una mujer llevado por la ambición y el apasionamiento del protagonista. O «Los hermanos Karamazov» de Dostoievski, sobre el asesinato a un anciano, del que culpan al hijo mayor, Dimitri. Los hechos son más complejos que una opinión simple y simplista sobre ellos.  La novela «Reyerta» propone una reflexión muy profunda sobre las vivencias en la cárcel de una sociedad que finalmente ha construido un modelo  en la que se encierra a ella misma, una sociedad carcelaria.

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17 – II – 2013. Para Fernando Pessoa el arte consiste en hacer sentir a los demás lo que en artista siente, en liberarlos de ellos mismos. Cuanto más profundamente se siente más incomunicable es.

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1 – II – 2013. Franz Kafka le escribe a Milena que no diga que dos horas de la vida valen más que dos páginas escritas. No, afirma, la escritura es más pobre, pero más clara.

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26 – I – 2003. Hay una visión romántica de la escritura, pero que de alguna manera encierra un aspecto de la psicología profunda, según la cual parece que escribimos para tener muchos lectores, cuando en verdad es a una persona a la que buscamos para que lea las palabras que escribimos y nos escondemos de ella.

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23 – I – 2013. Según Pedro Madrigal, en su obra «Robert Musil y la crisis del arte», cuando escribimos evocamos, escribir, afirma, es una búsqueda de comprensión. Recoge una cita de Karl Kraus que dice: los periodistas escriben porque no tienen nada que decir y tienen algo que decir porque escriben. 

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9 – I – 2013. En el libro «El tiempo recobrado», Marcel Proust escribe que el estilo es para el escritor lo que el color para el pintor, una cuestión que no es técnica, sino de visión.

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8 – I – 2013. Se pierde el instinto de escritor, algo que se adquiere con una determinada experiencia de existir, no es biológico, pero se impregna en el impulso vital de quienes necesitan expresarse, a través de cualquier manifestación del arte. No es exactamente la intuición de la que habla Kandinsky, que más bien me parece que es la conciencia de ese instinto que hace que escribir sea una necesidad tan importante como comer, practicar el acto sexual. Pero es algo que se pierde como parte del control técnico del individuo en la Cdr escrtasociedad de consumo en la sociedad tecnológica, en la que son varios los hilos que atan al individuo para moverlo.

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Se dan cada vez con más frecuencia premios de novela, sobre todo de novela, a personas relacionadas profesionalmente con los medios de comunicación, la televisión, el periodismo, el cine. ¿Nadie se percata de este fenómeno corrosivo con la literatura?. Parece que editar un libro se convierte cada vez más en promocionar un  producto, para ello la novela es novela comercial, que se convierte en un argumento cuando éste en las novelas literarias es la excusa, la vuelta de alguien a casa, chico que se enamora de una y vive con otra, mujer que se casa y tiene relaciones con otro. Son argumentos simples, la complejidad y el trabajo literario consiste en cómo se cuenta y la profundidad que adquiere la novela, la trama de sentimientos entrecruzados y desmenuzados, no apuntados sin más, no definidos sin más. Sucede una invasión de la apariencia contra lo esencial, no hay novela moderna que yo sepa, que aflore los sentimientos, ¿dónde se expresan colectivamente, dónde los ve la sociedad?, en los programas del corazón, hay en ellos más literatura, sin literatura, pero a estos programas  se ha tirado lo sentimental, así de duro. La novela comercial nubla el mundo literario y no deja ver las novelas literarias ni semejante invasión deja que afloren. Hace falta una rebelión silenciosa, sibilina y firme, capaces de enunciar y desgranar este proceso, a pesar del espejismo en el que estamos metidos.

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5 – I – 2013. En su obra «De lo espiritual en el arte» (1910), Wassily Kandinsky afirma que el artista vive una vida nacida de él. Considera que la obra de arte es engendradora de futuro. También que la carrera por el éxito lleva a una búsqueda cada vez más externa, de esta forma el arte pierde su alma, ¿cuál es el alma del arte según él?, su contenido artístico. ¿Qué es lo que considera lo espiritual del arte?, la necesidad interior, lo cual lo ve en tres aspectos, exponer lo propio de uno mismo, lo propio de su época y lo propio del arte.

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Pienso que igual que no hay texto sin contexto, no hay texto literario sin contexto histórico.

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4 – I – 2013. En uno de los entremeses teatrales de Miguel de Cervantes, Retablo de las maravillas», uno de sus personajes, Chanfaila, dice que hay tantos poetas que quitan el sol, y todos piensan que son famosos. croquishabla de los poetas como cuerpo del mundo  y que, como en otros oficios, ladrones unos de otros.

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Hace un rato me ha pasado algo curioso. Me vino a ver Daniel Vargas, es hijo del pintor Alejandro Vargas, y me vio el croquis con el que me guío como si de un mapa de la novela se tratara para escribir la novela. Es inentendible, sino para mí que lo he ido haciendo a vuela pluma. Me dijo que lo tengo que poner en un marco, porque, dice, parece una obra abstracta y que le gusta como cuadro. Me ha hecho gracia su observación.

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4 – I – 2013. Mientras que corrijo la novela que he terminado de escribir recientemente, me doy cuenta que corregir es el arte de la escritura, porque escribir es contar algo, es dar forma al lenguaje, pero siempre hay que pulir en una segunda lectura fugaz y en otra lenta, reposada, aunque se escapan detalles, porque corregir lo escrito por ti mismo tiene mucho de seguir lo escrito escribiendo mentalmente. Y, sobre todo, es ir recordando los momentos en que has escrito lo que vuelves a leer. Por eso mismo el escritor nunca puede ser lector de su propia obra. De ahí la necesidad de lanzarla al mundo, de echar un pulso con él.

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La lectura profunda, de obras con contenidos profundos se rechaza en gran parte porque ese pulso implica al lector, que se acomoda en su existencia y no quiere interrogarse, no desea saber que hay otros mundos, el suyo mismo visto desde otras perspectivas. Y, sin embargo, quien escribe sigue buscando, buscando palabras, buscando lectores, buscándose a sí mismo y ver el mundo en el que vive.

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24 – XI – 2012. Nada más comenzar la obra «De lo espiritual en el arte», Kandinsky hace una declaración digna de tener en cuenta, por la responsabilidad sobre qué es el arte: Toda obra de arte es hija de su tiempo, muchas veces madre de nuestros sentimientos. Arte es lo que falta en gran parte de los libros publicados hoy en día, donde a lo más que llegan es a ser hijos no deseados de sentimientos rancios que crecen de historia y de historicidad. Y pululan en el tiempo del autor, pero sin ser parido por éste

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«En su obra «Robert Musil y la crisis del arte», Pedro Madrigal Devesa, afirma en el prólogo que adentrándonos en Musil y su obra podemos preguntarnos qué es el escribir para el escritor, ¿un acto de necesidad o de libertad?. Afirma que ya el mismo Musil considera que el creador literario es la persona más convencida de su soledad insalvable y en ella y desde ella elabora su arte.

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En el mismo podemos leer algo relacionado con lo que comenté hace unos días, cuando plantea que Goethe y Thomas Mann son tan artista como Keist y Musil, pero mientras que los dos primeros fueron representantes cuasi oficiales de la cultura de su país, los otros dos quedaron en un segundo plano, como si no fuesen «nadie» en la escena social. Yo me pregunto ¿cuántos han quedado sin nombre habiendo escrito sus obras?. Cuando ayer hablé con el autor de esta obra suya me dijo que debió haberse titulado …  y la crisis de la escritura.

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18 – XII – 2012. En el mundo literario hay un pulso de poder que viene de lejos. Lo que he observado que sucede en la actualidad, donde las puertas están cerradas para muchos escritores y sobre todo que se ha creado una mentalidad que hace que unos escritores encajen con ella y otros no, es algo que sucede desde hace siglos, como recoge el catedrático de Filología Hispánica, Antonio Rey Hazas, que analiza como las comedias escritas por Miguel de Cervantes, autor del Quijote, nadie las aceptó en su época para subirlas a un escenario, afirma porque «no se adaptaba a las exigencias del publico adaptado al gusto del teatro lopevesco», algo que Cervantes describió sobre Lope de Vega como la monarquía cómica., ya que este autor había impuesto sus patrones teatrales a escritores, público, cómicos y autores, cuando se comenzaron a crear teatros estables en un engranaje económico que hizo que no se apostara por lo nuevo y experimental. Lo que no se avino a los moldes del teatro de Lope de Vega quedó fuera del sistema. este autor impuso un nuevo modelo de teatro, heroico, serio, donde la picaresca iba a quedar fuera de la «cultura». Hay pues, como vemos, un pulso de Poder en el mundo literario que se perpetua y del que debemos ser conscientes. Hace poco salió una edición de poetas jóvenes, a los que ya definieron como el futuro de la literatura, dejando a los demás fuera de escena, una aberración total que sin, embargo, forma parte de esta estrategia de Poder, en la que hay finalmente que posicionarse. Viene de lejos.

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13 – XII – 2012. He comenzado a corregir la novela. Quise descansar más, pero no puedo. Una novela se termina cuando queda corregida y releída. Es difícil, porque como tengo toda ella en la cabeza no veo muchas veces errores de caligrafía o sintácticos, o de otro tipo. Ya me ha pasado en anteriores obras. No se trata de lo larga o corta que sea, sino de su profundidad.

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El problema es que cuando finalice todo, ¿qué hago?. Es difícil después darla salida. No lo voy a pensar hasta que llegue el momento. O enviar cartas a varias editoriales que editan novelas voluminosas, o presentarla a algún concurso, en los que no creo, pero es una forma de que al menos  alguien la ojee, y nunca se sabe.  Espero estar satisfecho al leerla, tanto como al terminar de escribirla. Los pocos folios que he comenzado a corregir me han hecho estar contento de lo que he escrito.  Ya veré si al final me digo: te felicito.

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10 – XII – 2012. Ayer finalicé la novela que comencé a esbozar el año 2004, cuando comencé a tomar apuntes de cosas anecdóticas en diversos ambientes, cuestiones que son comunes sin que se vea su semejanza, por regla general, actitudes diferentes en mundos contrapuestos y cómo el tiempo se desvanece en la vida, llega a formar parte de vivir el tiempo. En el año 2006 empecé a escribir un ensayo de filosofía, pero lo dejé, tengo en la mesa muchos apuntes que retomaré dentro de un par de años. Después de todo este tiempo trascurrido, de desvelos, de abstraerme muchas veces de mi vida cotidiana, de dormir poco los últimos meses porque la novela me asaltaba, aparecían escenas en mi pensamiento que tuve que apuntar y a veces levantarme a media noche para escribir lo que estaba descubriendo.

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Pues ayer finalicé de escribirla, me quedan meses para corregirla, para lijar la superficie, por decirlo de alguna manera, y después de ocho años me llevé una enorme alegría cuando llegué al final. Pero no lo he podido compartir con nadie, hoy ha sido externamente un día normal, pero interiormente me he sentido satisfecho, contento y cansado, sin saber qué hacer cuando llevé años metido en la novela, estuve desconcertado. Creo que es una gran novela, pero no sé qué va a pasar, qué hacer, porque puede quedar encerrada en una carpeta. A mí me parece que merece la pena ser leída, de hecho la he escrito para que se lea, he tenido paciencia en elaborar la historia que cuenta porque considero que merece la pena.

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Pero a nadie le importa, ni conoce mi labor, que parece perder el tiempo, más allá del tiempo perdido, recobrado, de Proust. Es un sentimiento de soledad profundo, pero al mismo tiempo de orgullo, por haber culminado una obra que nadie empuja, pero en mi fuero interno ha supuesto un reto y una gran satisfacción, después de 2.192 folios escritos.

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He intentado cuidar el lenguaje, dotarlo de musicalidad en ciertos momentos. Y dar coherencia a la historia teniendo como escenario el mundo de hoy. En el fondo los sentimientos. He terminado de escribir la novela y en parte me da pena porque me despido de ese mundo en el que cada día fui viviendo dentro de él. Ha sido una aventura que ha culminado sin que nadie me anime, ni me diga nada, ni lo haya comentado con nadie. Para mí ha sido un gran día, un día dichoso hoy, y ayer viví escribir con euforia. Viví uno de esos momentos por los que escribir merece la pena, más allá de otras parafernalias, aunque nadie la lea. Pero ojalá que sí.

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30 – XI – 2012. En una carta que Franz Kafka manda a Gerte Bloch, amiga de su prometida Felice,  una carta en la que le confiesa que es la única persona con la que tiene confianza para contar lo que siente. Le cuenta que escribir le sirve para salir del submundo en el que yace. Y también que cuando se sienta uno a escribir todo se junta y no hay manera de olvidarlo.

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10 – XI – 2012. Cuando llegué de viaje leí unas declaraciones en el Diario de León de hoy y de ayer, sobre las reflexiones del poeta argentino Juan Gelman, en una conversación pública con el poeta Antonio Gamoneda, de León. Muy interesantes sus declaraciones. Para Gelman sólo por el hecho de escribir la poesía es resistencia. Y critica al Poder como una fuerza que automatiza a las personas. Plantea que el objetivo de la poesía es la poesía misma, ante lo cual aclara que la poesía no ha de posicionarse social y políticamente, pero el poeta sí. Antonio Gamoneda afirmó que la poesía no es algo ornamental, sino que pertenece a la vida, es una forma de vivir. Y dice: el verso descubre a quien lo lee territorios interiores que ignora tener.

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El mismo día y en el mismo periódico y el día anterior hubo dos noticias que tienen, me parece, mucho que ver con esto. A mí me impresionó. Por un lado se dio a conocer que una mujer mayor apareció muerta, falleció por muerte natural. También su hija discapacitada y ciega porque nadie la atendió. Descubrieron sus cadáveres después de llevar varios días muertas madre e hija. Un día antes sale la noticia de que la Universidad de León, del Campus de Vegazana, denunció a un chaval que recorrió el hall de la Facultad de Filosofía, precisamente de Filosofía, desnudo, mientras que gritaba «la felicidad no es un anuncio publicitario«, «la humanidad no es una muñeca de plástico», «el placer no es una industria». Pura poesía real. ¿Qué enseña la Universidad?, automatizar a sus alumnos…. aunque no todos se dejen.

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4 – XI – 2012. En el Diario de León aparece una entrevista con el dramaturgo Fermín Cabal, en la que afirma que los intelectuales tienden a estabularse en torno a grandes medios de comunicación. Reconoce que hay gente con coraje moral para decir lo que piensan.

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16 – X – 2012. Leo mucho durante los viajes en tren o autobús, por tal motivo no me importa que vayan lentamente. Leí en el tren «La ceremonia del adiós», de Simón de Beauvoir, que hace un semblante cotidiano de Sartre y edita una entrevista que le hizo en 1974. Además de ver aspectos muy directos de hechos históricos y el tú a tú de algunos autores que luego fueron muy conocidos, lo que hace interesante su lectura, hay varias referencias a lo que es la literatura y escribir.

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Afirma Sartre que la literatura es poco estimada, al menos en los lectores burgueses. Yo me pregunto si en los que no son burgueses estaba le lectura de obras literarias como una prioridad. Siempre le interesó analizar la relación entre la filosofía y la literatura. Para él lo inherente de escribir es que uno escriba y observa que el autor siempre está presente en su obra, para él es una manera de inmortalidad.  Afirma que la literatura hace un inventario del mundo presente. Reconoce que escribe novelas para que alguien las lea.

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Una cuestión interesante que comenta es que la literatura comienza con la elección, cuando el escritor empieza a rechazar ciertas líneas. Sartre confiesa que quiso ser literato para desmontar el error de ser literario. ¿Qué es lo literario?, le pregunta Simone, a lo que contesta que es seducir al lector por medio de la palabra, por medio del giro de sus frases.

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En una ocasión Sartre declaró que la literatura es una mierda. Simón le pide que explique esta expresión. Considera que es ridículo trabajar para expresarse.  Considera que el estilo es una cosa muy rara. También que si el escritor se fija demasiado en lo gramatical no habrá manera de conseguir  una obra buena dejando que las cosas vayan a su antojo. Coinciden en observar que los escritores de izquierdas  están en contra de la excesiva ocupación por las reglas gramaticales. Afirma Sartre que las cosas mejor escritas  siempre fueron sin demasiada búsqueda.

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Rechazó el premio Nobel, según cuenta, que le concedieron en 1964 porque son concedidos por unos hombres a otros, y no considera que tengan calidad superior para concederlo. Dice: hemos transformado la literatura en una realidad clasificada en la que le dicen que usted está en el rango tal o cual, niego que se haga esto y por lo tanto niego el honor. Muestra así su desacuerdo a clasificar a los escritores y clama para que no se jerarquice la literatura, porque un escritor no es alguien que sea superior a los demás en un momento dado y porque la jerarquía destruye el valor personal.

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20 – IX – 2012. Estoy leyendo «José y sus hermanos» de Thomas Mann, es una narración que enseña a escribir por la manera en que describe las escenas y lo que sucede. Un argumento sabido lo va llevando el autor  a través de sus palabras colocadas de una manera que hace visible lo que cuenta. Es lo mismo que descubrí en su obra «Perro y yo», donde más que la historia en sí, que es estar con un perro, es la manera en cómo  cuenta, una delicia literaria que hace que sean libros que yo recomiendo para quien quiera aprender a escribir. La prosa de Thomas Mann no tiene musicalidad ni requiebros lingüísticos, sino que tiene una coherencia total entre lo que  describe y la manera de hacerlo, ajusta el lenguaje a la historia que cuenta.

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8 – IX – 2012. estoy terminando de leer  «El hombre sin atributos» de Robert Musil y me ha llamado la atención algo que escribe y con lo que coincido en cuanto a que el medio con el que escribimos  influye en la escritura, de ahí la necesidad que he planteado de escribir a mano y mi lamento de perder la costumbre de escribir cartas.  Hoy parece que una carta de amor, de pasión, de sexo  es sustituida por una foto o un vídeo en internet, cuando no tienen nada que ver, son cuestiones diferentes. El mar y el río son agua, pero son percepciones que nada tienen que ver, también un vaso con agua es agua su contenido, pero no es lo mismo estar al lado de un vaso de agua que estar al lado de una fuente ni tampoco de un manantial. Musil escribe (1936): hoy el correo es mejor y más rápido, pero antes, cuando el correo fue más lento se escribieron mejores cartas. ¿Qué decimos a este respecto con el ordenador e internet?. La velocidad es inversamente proporcional a la profundidad.

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12 – VIII – 2012. He leído el libro de Nietzsche «El caminante y su sombra» en el que aparecen reflexiones sobre la escritura que me han parecido interesantes:

* «Escribir mejor significa pensar, descubrir cosas dignas de contar».

* «El libro debe pedir pluma, tinta, escritorio, pero generalmente son la pluma, y el escritorio, el escritor y la tinta los que piden el libro , por eso son tan poco valiosos».

* «Lo último que logra un escritor es la amplitud, quien la posee desde un principio no será buen escritor».

* «Todos los escritores son farragosos; El Espíritu Santo también, éste tiene derecho a serlo porque escribe para los ciegos».

* «Las auténticas ideas de los verdaderos poetas se esconden detrás de un velo como las egipcias; sólo la mirada profunda del pensamiento penetra a través del velo».

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4- VIII – 2012. Ayer participé en la ruta literaria que organiza cada año la CGT y como siempre muy interesante, aunque hubo un final un tanto fuera de tono, quizá por que alguien quiso dar la nota discordante metiéndose con otro y se produjo una ardua discusión y una cadena de descalificaciones.

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Lo que me gusta de esta ruta, en la que cada cual lee textos suyos o de autores que ha leído y le han gustado, es que se descubren nuevos autores y obras, pero también la conversación entre un lugar y otro en los que nos paramos a leer. En la primera parada Jorge recitó con mucho estilo y de manera muy directa, mirando a la gente, sus poemas, sentidos y que les hizo sentir. Yo leí dos poemas de Salvador Negro, un joven poeta que vive inmerso en sus palabras. Javier me comentó que cómo las leía, porque siempre he comentado que cuando alguien habla en una conferencia, o en un acto no me gusta que lo lea, porque para eso es mejor que dé el escrito, lo interesante y bonito de una intervención es contar lo que sabes en ese momento e interactúas con las personas que tienen la deferencia de escuchar lo que dices.

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¿Y en la poesía?. Para mí es diferente. Una buena recitación es algo muy bello y emotivo, pero no más auténtico, porque el momento del poema es cuando se escribe y la lectura una poesía si se coge el tono, el ritmo es lo que refleja la poesía, no con demasiada espectacularidad, algo de teatralización que crea una buena sensación pero pierde algo de poético. Si el autor, como Jorge, lo recita está bien, porque trasmite lo que quiere trasmitir con sus palabras, pero el poema escrito tiene su poesía en la metáfora que se escribió, en su manera de colocar las palabras, en lo que expresa y dice y para mía eso ha de ser leído o recitado, pero la validez de la lectura en el poema es total. Algo que no comparto en una conferencia o discurso en el que su valor es lo que dice en el momento en el que habla el ponente. El teatro es evidente que ha de ser representado, recitado pero no en su momento presente, sino en su momento de ser escrito, por eso el vehículo de expresión de cada modalidad literaria y cultural

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18 – VII – 2012. He vuelto de pasar unos días en Madrid con mis padres, he aprovechado para leer, durante el viaje, al ir ay al volver. También tumbado en la cama, lo que es un placer al que estoy desacostumbrado, la rutina de madrugar hace que tenga esos ratos cuando descanso de ordenador, reuniones, sumergido de alguna manera en la adolescencia cuando leer se convirtió en una pasión.

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Leí dos libros, uno fue «El hombre que fue jueves» de Cherteston, una historia curiosa, original. Me entretuvo y no deja de ser un aviso para navegantes, el control sobre las organizaciones revolucionarias que muchas veces el control sobre ellas hace que el mismo poder las cree y potencie. Es una caricatura, pero ¡ojo!. Resaltaría dos frases, «sólo vemos la espalda del mundo, lo vemos por detrás, por eso nos parece tan brutal». Y ¿porqué quiere combatir la mosca con el universo?. Este libro me lo regaló Joaquín Colín, pensó que me gustaría. Siempre con su pedagogía literaria que yo agradezco.

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El otro libro fue «Ausencia del héroe» de Charles Bukowski. He tenido muchas contradicciones mientras que lo leí. Creo que aceptar a un autor por su aureola de maldito, de bebedor y contar que sus personajes follan es na trampa y sobre todo evitar profundizar en lo que escribe que exige un análisis crítico. Podría hacerse una crítica «maldita» y decir es un gilipollas y un vacilón al que se la ha dado cuerda. O desde la misma posición de crítico «maldito» decir que es lo mejor en la literatura, que rompe mitos de escritores rancios y pomposos, crea un estilo personal que ha revolucionado el arte de escribir. Quizá lo maldito sea argumentar malditamente para ver que puede decir al lector y leerlo sin complejos, pues los calificativos parece que no dejan ser al lector él mismo.

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Desde mi punto de vista la temática sexual en la literatura ya dejó de serlo en los años que escribió, En busca del tiempo perdido de Proust, Ulises de Joyce o el amante de lady Chetterley de Lawrence. No hace una aportación a la literatura donde la temática sexual quiere ser trasgresora quedando en una fabulación, en la que más bien lleva la literatura a la sexualidad, o más aún a follar. Narra situaciones de hacer el amor sin historia, sin contexto, sin sensaciones, sin realidad, no sin realismo, sino sin realidad. Porque aunque lo fuera tal y cómo lo cuenta no lo trasmite como tal.

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Se describe a sí mismo como escritor diciendo: «sigo siendo marginal, pero no tan marginal como para verme encerrado del todo«. La sensación que me dio al estar leyendo esta obra es que es un escritor marginal del imperio, que aunque naciera en Alemania vivió y escribió en Estados Unidos, que parece que quiere adueñarse de todo, desde lo oficial a lo más crítico y antisistema, pero de ellos. He leído textos muy parecidos, pero que han acabado en la basura sin que nadie haya hecho caso a los mismos, ni sus autores al final que han acabado muertos como escritores, lo cual conoce y describe este autor. En una parte de la obra cuenta que escribe a lápiz en un cuaderno, lo cual le permitió escribirse a sí mismo como personaje, es algo que no se puede, pienso, hacer en ordenador, se podrá inventar, pero no reflejar, por lo que he dicho en otras ocasiones.

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Otra cosa que detecté mientras que le leí fue soledad, es la palabra que para mí está en el fondo de esta obra. la soledad del autor, ante sí mismo incluso, la soledad de su sociedad, la soledad que envenena, de la que huimos y nos topamos con ella. Una soledad aceptada y amortiguada con la bebida y el acto sexual como calmante, la soledad a través de hacer el amor el orgasmo como tranquilizante y como valoración del ego, la necesidad de contarlo para reconocerse vivo, en el fondo rezuma existencialismo sexual, es lo que veoyleo.

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Reflexiona sobre escribir desde su experiencia del ambiente literario de los rincones de lo que es escribir y coloca la literatura en una acción sobre lo real, lo que hace que rechace a los grandes escritores reconocidos como tales y enseñados así en las universidades y colegios, «si eres incapaz de encontrar el baño, toda la poesía del mundo no vale una mierda«.

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Tras la apariencia ruda de follador compulsivo se atisba un corazón troto, que no quiere reconocer, que lo oculta, pero se le escapa en una de las historias, como de paso, lo deja caer: «un hombre es capaz de llegar más lejos por sus poemas que por alguna mujer jamás nacida«.

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Golpea al mundo de la literatura oficial de una manera acertada, como cuando afirma que los grupos universitarios son los que promueven leyes sobre la poesía, sus catedráticos se convierten en hierofantes del universo poético. Reconoce que es difícil que un poeta se enfrente a una camarilla,por lo que propone que cada cual escoja sus dioses, para él el mismo. Conoce a literatos que han sido engullidos por la gran ballena de la adulación, la tesitura es «bailar bajo los focos ante imbéciles o volver a ser un friega platos». Rechaza la literatura oficial que antepone la forma a la realidad y a la vida en sí, pero lo hace en un estilo provocador que llega un momento que parece una marca de escritor y un reclamo. Parece que escribe queriendo decir «mira qué malo soy», y que valora su obra despreciando la de otros escritores, lo que para sí tiene es una cualidad que no se suele encontrar en los escritores por regla general, es la capacidad de trasmitir sus experiencias de una manera intuitiva.

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¿Realismo?, como se  ha descrito su estilo. Pienso que fantasea la realidad, no exagera ni sus polvos ni sus conquistas,  viste su fantasía sexual de realidad, pedos incluidos y el camino argumental es la bebida. De alguna manera da pistas para llegar a esta conclusión: «hablar de escribir es como hablar del amor o de hacer el amor o vivir el amor«, para más adelante decir «es casi imposible escribir sobre la escritura«. Su objetivo es situar la poesía a ras de tierra. Cuando le preguntan tras un recital ¿por qué escribe?, él contesta con una pregunta ¿por qué llevas esa camiseta roja?.  Denuncia mucha pose y pavoneo en el mundo de la poesía.

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La sensación que me da es la de que escribe la misma historia de muchas formas diferentes, como si los trozos de vida que adquieren importancia son los escritos, pero sobre todo cuando son leídos, no ya por alguien sino por un público. Considera aburridos a los escritores y sus obras mayoritariamente porque no son capaces de arriesgar su vida ni su creatividad. parece que se pone la venda antes de la herida al indicar que sus detractores son casi siempre otros autores. Pero  no creo que haya mucha oportunidad de escribir y dar una opinión sin ser escritor.

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En «El recital del gran ciego» leemos: «escribo relatos, poemas y novelas encauzando mi material por el sendero del sexo para que no se duerman y mientras están despiertos los endilgo el resto, se lo cuelo disimuladamente». Luego afirma que sus lectores leen su bazofia erótica, en un juego de flagelación que quiere evitar la crítica mediante la fórmula de adelantarse él. 

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De alguna manera al escribir parece que pone una cámara y graba las relaciones sexuales, sin embargo para mí la literatura es precisamente escribir sobre lo que no capta la cámara, lo que no es imagen. Follar moviéndose más o menos rápido con el pene en la vagina de la chica, más bien vagina porque a penas sabemos de ellas sino que acceden a sus proposiciones o es que le admiran por ser poeta, ¿y?. Folla bien, al menos el personaje que hace de sí mismo Bukowski, ¿algo más?. No desnuda el sexo, sólo da la imagen de los actos que pueden verse.

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Son relatos muchas veces vacíos, que tienen su encanto al reflejar el vacío del mundo vacío de la tecnificación. El estilo parece ser la arrogancia, vomita sexualidad para darla sentido porque se vea, se lea. Pero siempre vuelve a contradecirse, como si quisiera acaparar todo el autor, lo que escribe y lo que se puede criticar, detrás, dice, de cada escritor hay una mujer que te cagas y «quítale el amor y la mitad de la obra se va al carajo«. Y sin embargo él parece que aparta el amor, ni siquiera lo define, lo aparta incluso en la poesía que se percibe en los textos.

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Para Bukowski «escribir es crear y esperar», «los escritores no son más que mendigos de una frase de presentación». Quitando los destellos de frases de impacto queda una lectura superflua, de apariencia profunda al decir que folla mejor de Henry Miller o que Celine, ¿y?. Pues vale, es lo que cabe decirse al leerlo.

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Cuando afirma que escribir un poema es como escribir una carta, sí, pero no es lo mismo, es otra dimensión, porque un poema no es colocar un escrito en vertical. Lanza una polémica que es una puesta en escena, convierte la fanfarronería sexual en escritura. ¿Por qué lo he leído?. Por curiosidad. Y porque mi amigo El Cosaco, el pintor Vier, me lo regaló. Él me introdujo en la lectura de Balzac, Flaubert y Celine. Es un libro que merece la pena leer para quitar complejos y saber qué le falta, lo que abre un tramo más para escribir.

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29 – VI – 2012. Ayer fue la tertulia anual que hacemos un grupo de amigos unidos por la lectura de obras que elegimos cada año para ponerlas en común. Este año fueron «Madame de de Bovary» de Flaubert, «Ana Karerina» de Tolstoi y «Fortunata y Jacinta» de Galdós» o «La Regenta» de Clarín, por mi parte esta última espero leerla para el año que viene.

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La exposición de los diferentes puntos de vista de una mima lectura es muy interesante pues te hace fijar en aspectos que no has reparado suficientemente en ellos. Una conclusión sobre estas obras es que las películas han contribuido a distorsionar la profundidad emocional y del sentimiento que rezuma la escritura, sobre todo Anna Karerina. Esta obra de Tolstoi, sobre todo, se título originariamente «Historia de dos matrimonios», pero el público femenino comenzó a mitificar a Anna por su valor en romper con la hipocresía social, pero hubo una visión común de que es una mujer caprichosa, que gusta del lujo y que quiere acaparar a Wronsky que sí que la ama y se dispone a ceder para que no se angustie de estar sola, sin embargo Anna imagina que no la quiere suficientemente, como ella quiere ser amada, y se tira a las ruedas del tren.

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Otro aspecto que resaltó rafa fue que estas novelas suceden en un ambiente burgués, aristocrático, con  Fortunata se abre el mundo del trabajo, de la pobreza que rezuma a lo largo de toda la obra. Observé que hay un factor común en todas ellas que Anna se plantea su vida matrimonial cuando lee una novela durante un viaje en tren. Emma también ha leído muchas  novelas y Jacinta poesía, remarcando el autor que Fortunata no ha leído nunca nada, como si hubiera una lucha entre el amor ideal y el amor del deseo, dando rienda suelta al instinto de tracción y la búsqueda del placer por encina de todo. Toño observó que tanto Emma Bovary como Anna se juegan sus sentimientos a una carta, que exigen demasiado a sus amantes y que Emma observa que cuando el amante ha sido conquistado y vivida la pasión del primer momento se vuelve la relación igual que en el matrimonio. Miguel Ángel, Rafa y Joaquín coincidieron en que estas tres obras se enmarcan en un contexto de realismo literario en el que se pretende dejar a un lado el amor romántico de las novelas que se leían en la época en que fueron escritas. Toño observó el parecido con el personaje de el Quijote que también se lanza a la aventura después de empaparse de la lectura de obras de caballería, los tres autores fueron lectores de esta obra de Cervantes.Otra obra a la que hice referencia fue «El jugador», de Dostoievsky, cuya tesis de la novela es que el jugador juega para perder, o hasta que lo pierde todo, algo que parece que sucede con Emma y Anna, que se lo juegan todo, parece que a un amor imposible, irreal, que ellas imaginan y parece que se dirigen a su trágico final.

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Se abrió un debate sobre el romanticismo y el deseo como contrapartida, en el que algunos vieron la visión romántica una idealización que ha dado lugar a abstracciones como el nacionalismo exacerbado. Observé que esto que dijeron es la instrumentalización del romanticismo y que en la actualidad se aplican estímulos para el consumo a través de la sexualidad, como ocurre  con la publicidad. Mi punto de vista es que se ha de lograr la unión de ambos procesos, que como dice Musil nunca culminan del todo, pero han de rescatarse para el desarrollo íntegro de la personalidad porque son procesos de la mente y del cuerpo que se dan en el ser humano. Joaquín dijo que eso de unir es un concepto religioso, religare, pero creo que es importante vivenciar los aspectos ideales con respecto a la realidad, porque ésta es vista según un modelo de visión del mundo, la realidad es construida según una idea determinada, que cambia, pero cada cual ha de desarrollar la suya propia, por ende su propia realidad que no está dada.

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Según Javier todo parte del deseo, que el romanticismo deforma y falsifica. El sentimentalismo lleva a la destrucción de la personalidad como sucede con los personajes de estas novelas, que las tres mueren. Toño observó que la Regenta no, pero para Joaquín sucede algo similar a la muerte, no salir de su casa, enterrarse en vida.

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Como siempre las tertulias acaban en temas muy dispersos. Planteé con respecto a lo que se habló al principio sobre que estas obras recogen el convencionalismo de las épocas en que transcurren las diversas historias, Toño comentó que donde más se ve esta situación es en la Regenta, que a pesar de que al cabo del tiempo han cambiado las normas sociales con respecto al matrimonio que ya no es de conveniencia, que se elige el amor y no se impone una unión desde la familia, el desenlace del desencanto sigue siendo igual que desde otras perspectiva social sucede lo mismo, lo que rafa interpretó que los sentimientos no cambian. Miguel Ángel insistió que el problema es poner en un  mismo plano lo imaginado y lo real, aludió a Spinoza que en su obra «Ética» analiza los afectos.

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Rafael Parrado ha hecho una reflexión:  Desde la Regenta a madame Bovary:

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La ilustrada sociedad del siglo XIX abordada por estos inquietantes relatos románticos, llenos de intrincados laberintos emocionales nos recuerdan tormentosos días de héroes utópicos abrazados a ideales que transciendan más allá de sus monótonas vidas provincianas buscando escenarios de amor heroico, paroxismo e irremediablemente loco (el afán de transcender en el otro como objeto de la sublimación idealista de uno mismo).

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La utilización del amor romántico que rige la balanza de los hechos cotidianos: el tedio las largas horas de silencio, oscuras noches alumbradas por el fuego de candelabros. Tiempos estos para la idealización de “ideales” sumergiéndonos así en intrincados laberintos de sentimientos amorosos y sociales dentro de una tramoya de tormentoso escenario romántico.

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Los protagonistas tantos masculinos como femeninos , utilizan al otro como reflejo de uno mismo buscando en él la imagen que complemente a “ese” ,otro que no soy pero que quiero ver(la hipocresía burguesa , aderezada con un espiritualismo restringente que condiciona y limita la vida cotidiana).

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Todo esto nos lleva a ambientes fríos, y atormentados(al igual que la pintura romántica), donde el egoísmo clasista y disciplinado eclipsa a la salvaje fuerza natural.

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El egoísmo generara un mal interpretado sentimiento altruista del amor caballeresco ya que la realidad nos desvela la posesión y la dominación sobre el objeto deseado a si como su creación (la doma)…llevándonos a comportamientos psicópatas y un sutil tufo sadomasoquista del cual depende ese sentimentalismo deforme e irreal.

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Desde mi punto de vista y ayudándome de mi perspectiva histórica deduzco que estos comportamientos de amor y romanticismo idealizado son caminos que traza el espíritu natural y “salvaje” del ser humano, que intuye dentro de sí mismo , ya que no conoce desde la realidad personal, enfrentados así cada personaje a un destino limitado y reprimido atreves del amor idealizado bajo la sombra del amor caballeresco. Así como en el ámbito social surgen movimientos altruistas que intentan liberar al hombre de las cadenas de una moral restrictiva…se va intuyendo la nueva sociedad de finales del XIX donde la tecnología establecerá poco a poco nuevas fronteras a superar.

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Estos estímulos provocan la debacle de todas aquellas representaciones sociales que poco a poco mueren dentro de sí mismas buscando un nuevo reconocimiento en las formas sociales y éticas.

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La búsqueda de la libertad se ve reflejada en cada personaje según su estatus y conforme a sus cuotas de libertad.

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La exaltación de estos valores como punta de lanza de las formas de vida que transcenderán más allá de uno mismo.

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Tanto la figura del héroe como del amante, separando esta última del instinto puramente sexual y transportando la frontera del verdadero amor platónico (idealizado por aquella burguesía rancia y limitada por una moral estricta bajo preceptos religiosos de la castidad).

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Todos estos escenarios van provocando rebeliones cotidianas en el entorno emocional, que no es más que una huida hacia delante en busca del ideal rebelde de la libertad.

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La tertulia la volvimos a hacer en el bar La Cantina de León, en un antiguo comedor con un menú riquísimo y a muy buen precio, comimos una ensalada común, pollo y conejo, cantidad y calidad, de postre tarta helada y flanes otros, café de puchero y unas gotas de orujo. Para el año que viene hemos quedado en volvernos a reunir en torno a las obras de las cartas de amor de Kafka y poesías y «Ecce homo» de Nitezsche.

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18 – VI – 2012. La lectura de las obras de Simone de Beauvoir «La edad de la discreción», «Monólogo» y «la mujer rota» me ha parecido interesante como reflejo de diferentes situaciones de mujeres en un determinado momento de su vida, cuando se ponen los sentimientos al desnudo. Hace visible el sentimiento de la mujer, pero no tanto en sí mismo como en relación al varón. Lo mismo que la novela «La señora Dalloway» de Virginia Woolf observo que el sentimiento de los varones que aparecen en contraste con las mujeres, lo hacen sin que se ven sus sentimientos, solamente sus conductas, lo cual crea, pienso, un desequilibrio, el varón parece una pared en blanco sobre la cual representa sus sombras la mujer. Los autores varones escriben desde una mujer buscando aflorar sus sentimientos, creo que porque quieren comprender a la mujer, mientras que las escritoras buscan comprenderse a sí mismas como mujer.

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La obra «Monólogo» de Simone parece una respuesta al monólogo de Molly en la obra «Ulises» de Joyce, pero al contrario que aquél en el de Simone no aparece el otro, solamente como referencia. Están escritos, igualmente, desde el pensamiento, sin pasar por el habla, sin embargo desde mi punto de vista Joyce escribe lo que le sale, mientras que de Beauvoir lo piensa demasiado, construye una historia en sí misma sin desnudar del todo el pensamiento.

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16 – VI – 2012. la difusión de las revistas del corazón está influyendo en la mentalidad lectora, de alguna manera sustituye a la novela romántica que se deja de leer. Da la impresión de que la ficción en la que viven los protagonistas de estas revistas es la realidad, pero en lo que influye es que este tipo de historias de separaciones, de amores, de encuentros provocan sensaciones en el lector, mientras que la novela trasmite sentimientos y trata de éstos, de manera que los sentimientos son cada vez menos sentimientos y más una sensación. La literatura cada vez se presenta más como conductas en una historia que  como juego de emociones que afloran, quedando reducidos los sentimientos a una cuestión estética, una especie de táctica en las relaciones de pareja, es lo que hace que la sociedad sea cada vez más práctica, y hasta los sentimientos vayan en favor de unos objetivos y no la vivencia del sentimiento.

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2 – VI – 2012. Escribir lleva implícito interrogar al lenguaje desde él mismo, no siempre de una manera manifiesta, por ejemplo hay ua reflexión interesante en «El hombre sin atributos» de Robert Musil: Las palabras pronunciadas pierden su sentido propio, adquieren otro adyacente. Todas las afirmaciones no expresan más que una única y fluyente vivencia. La noche acoge en sus brazos maternales contradicciones, y a su pecho no hay palabra que sea verdadera o que sea falsa, sino que cada cosa es el incomparable nacimiento que hace el espíritu desde la oscuridad.

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El lenguaje, pienso, es dado al escribir y en el darse se diluye, fluye en forma de pensamiento que adquiere otra forma en el lenguaje del receptor, por eso comunicamos posibilidades de pensamiento, de indefinidos sentimientos a los que el lenguaje da forma aunque sea de una manera que no coincide porque carecen de forma pero para llegar a lo informe hay que delimitar desde el lenguaje lo sentido.

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7 – V – 2012. Me regalaron el libro de poemas «Hombre sin descendencia», de Braulio Ortiz Poole. Me ha gustado su ritmo poético porque lleva en su lectura a la palabra, a reflexionar sobre ella, a mirar desde ella. «Tú aún no puedes entenderlo / hay una extraña dignidad / en la derrota«.  En el poema «Edad de la escarcha», los que viven más, siempre es más cuando hay un antes, llegamos a esa edad «¿Dónde te invoca el hombre del futuro. / Quizá es esa intuición de la derrota / antes incluso de arrojar los dados«.

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El poema «Beligerancia»  es quizá el que más me ha llegado a las entrañas de la lectura, «La ciudad se alzó con los obreros caídos del andamio. / Con la sangre de los soldados muertos / trazan las fronteras….». Y en el poema «Lago Keittele»: «.. Y vuelco en las palabras esta revelación. / Escribo para saber que tengo alma. / Sólo me entiendo / reflejado en un folio«. Quizá estos versos sean el ABC de muchos otros escritores, retratan una parte de mi escribir. Leer es un azar, un azar que hace que un regalo sea el camino de entrar en el universo de la palabra de otros escritores.

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4 – V – 2012. Del el libro de Camilo José Cela, «Café de artistas y otros cuentos» (1969) he recogido algunas consideraciones de este autor, que por otra parte me parece un libro muy descriptivo y que aporta poco, a parte de algunas curiosidades. Desde el punto de vista literario un conjunto de narraciones cortas sin demasiada intensidad. En Café de artistas usa la puerta giratoria que da vueltas sobre su eje,  del café como metáfora del mundo de los artistas. Cuanta su experiencia en este mundo de ambientes literarios. El mío lo describí en «La calle de los artistas«, donde hay aspectos comunes en cuanto al caótico mundo de comunicación en ambientes literarios y sobre todo la sensación de fracaso, de inventarse el autor su propia realidad. Así lo dice Cela en el cuento «Tascas para turistas»: «Nadie olvide que quien se finge fantasma acaba convirtiéndose en u fantasma. Aunque no lo quiera. Y también sin que le quede otro remedio. Es escritor tampoco olvida que predicar en el desierto es un bonito y aleccionador deporte«.

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En el cuento «recapitulación con una mano sobre la mejilla» escribe: «El tic tac del reloj que suena no cuenta los momentos que pasan para el escritor, por encima de su cabeza, de sus brazos que no siente, de sus piernas que duermen, que sueñan, a un ritmo cadente y misterioso como el navegar de la medusa. El reloj de la biblioteca del escritor, ese reloj en el que anida un cuco irreverente  y demencial, se ríe dando las campanadas igual que u monago zascandil, y marca un tiempo alegre de jolgorio… no es ese el tiempo que precisa el escritor, el tiempo de recapitulación que busca… el tiempo de recapitulación es breve como un susto. Y también como un beso«.

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2 – V – 2012. Cuando los cuadro o esculturas necesitan un discurso añadido, como sucede en el arte «contemporáneo» deja de ser arte porque no es la obra lo que expresa algo sino el discursos sobre la misma. Igual sucede en la literatura, lo escrito dice lo que dice, es lo que comunica algo al lector y no toda la parafernalia en torno a una obra o más a un libro, muchas veces a través de la prensa, donde a veces sucede que es más lo que se dice del libro que lo que es él. Los discursos que rodean a una obra y a su autor convierten el arte de escribir o de pintar o escultórico en piezas de una propaganda del discurso que lo rodea y acaba absorbiendo.

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Otra cosa es la necesidad de un Discurso sobre la percepción del arte, en constante evolución, porque interactúa con la realidad, y ésta cambia permanentemente, sin que muchas veces nos demos cuenta de su transformación. El Discursos, cuando es reflexión,   interroga al arte y a la realidad a un tiempo, pero no lo hace nunca a la obra concreta realizada, porque el único discurso posible es la lectura y la mirada.

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Es por esta razón que considero que el Discursos actual, «contemporáneo»  está descolocado, se ha equivocado de lugar donde ha de situarse.

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24 – IV – 2012. Ayer escuche en la radio a alguien que dijo que la literatura es hacer cuentas con la vida, quizá. Porque cuando alguien escribe saca los silencios de vivir, sin embargo, a veces, se escribe demasiado ruido. El futuro del presente de un escritor siempre es escribir, la palabra circula por sus venas. Cuando ayer el nieto del poeta chileno Nicanor Parra leyó el discurso de su abuelo, comentó que  le dijo que se siente merecedor del premio Cervantes que le concedieron «por el libro que estoy por escribir«. Por lo que le queda de vida, que es el torrente vivido, la escritura es desembocadura, siempre o es agua embotellada, como lo es la literatura en lata que tanto se vende hoy. En el mercado cultural hay mercancía, clientes, vendedores. Lo demás en los caminos. Puede que esto sea lo que Nicanor Parra entiende como antipoesía.

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22 – III – 2012. En la obra «Amor pasión», Niklas Luhmann expone que los personajes de una novela se comportan según una orientación codificada. Pienso que el lenguaje no puede escapar del lenguaje, porque siempre tendrá su última referencia en el lenguaje mismo. Por mucho que Joyce en su obra «Finnegans Wake» use las palabras de manera desordenada, sin un sentido aparente, su significado se adquiere mediante la traducción a lenguaje. Lo que pienso es que una novela lo que hace, cuando es literaria y no sólo una historia, lo que hace es interrogar el código social porque lo quiere hacer visible, la escritura se enfrenta al lenguaje a través del lenguaje. Luego queda el silencio, la traspiración del pensamiento en el lector.

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9 – III – 2012. Ayer-hoy estuve hablando con Salvador Negro (seudónimo) y comentó cosas con las que me identifico, pero sobre todo es como si descubriese cosas esenciales en la acción, ¿actuación?, de escribir. Me dijo: «cuando escribes eres». Y me recitó un verso de una poesía suya «lo que soy / es por lo que no soy«. Puede parecer una simple paradoja, pero es el descubrimiento de la esencia literaria. Descubre esta labor como un destino que desvela el hecho de escribir. Sus intuiciones parecen fotografían una parte interior que aparece en la escritura, describió la novela que estoy escribiendo como si hubiera sobrevolado sobre la mesa en la que escribo.

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Me dejó uno de sus libros de poesía, «El silencio» y al llegar a casa leí los primeros versos, de los que hablamos algo y que la próxima vez que nos veamos más, pero me impresionaron, me hicieron sentir una sensación extraña, porque parecían ser hechos para la novela que estoy escribiendo, justo en el momento en que sucede algo parecido a lo que expresa su primer poema del libro. Es como si su poesía hubiera buscado a la novela y la dijese, mira esto, es como si él fuera una creación de su poesía y yo hubiera sido realizado por la novela. es un juego de espejos, de lo cual hemos hablado. Hemos quedado en hablar de Neruda la próxima vez. Leeré los poemas de Salvador Negro a lo largo de un viaje, porque es una situación, para mí, de recogimiento, en el cual le lectura hace fluir sentimientos, imágenes, sensaciones, porque leer es una forma de viajar. hablamos sobre lo que son las palabras.

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6 – III – 2012. Nadie escribe ni ha escrito una obra de arte, es algo que debería de entenderse. . Cada vez que leo estudios y análisis de obras y sus autores más me doy cuenta de lo alejado que vivimos de la literatura. Hemos colocado los libros en un pedestal y todos quieren subir a él, cuando la palabra es polvo del camino y no otra cosa. Los autores, todos, escriben lo que escriben, escriben, como un deseo de hacerlo que se convierte en necesidad de hacerlo y el escritor escribe lo que quiere escribir, no lo que quieren que lean, lo que más de vaya a vender.

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La obra de arte surge después, cuando algún lector la valora y tiene influencia en el mundo de la cultura y se expande su lectura y se coincide en esa percepción de que dice algo. Como escribe Robert Musil en su obra «El hombre sin atributos» «cuando un escritor nos puede hacer sentir tan vivamente las cosas, está haciendo verdaderamente algo grande». Poco después pasa al otro lado, al de los lectores, pues es una relación intrínseca que hace que la palabra lo sea, la escritura y la lectura. Dice: «aquellos amantes de los libros a los que ya no les gusta leer, porque todo el conjunto de lo que se escribe les parece una enormidad».

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23 – II – 2012. La memoria es la materia prima de la escritura por excelencia, pero escribir no es recordar simplemente, no es contar, sino que consiste en situarse en un nivel humano que se quiere hacer aflorar, hacerlo visible, puede ser un nivel psicológico, existencial. Escribir es situarse en una determinada perspectiva que se quiere trasmitir al lector, es convertir la palabra en un paisaje interior que tiene sus propias imágenes, sus sonidos peculiares. La literatura consiste en trasladar esos estados desde los cuales se escribe, llevar a ellos al lector, el artista necesita la complicidad de quien le lea.

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13 – II – 2012. Antes de ayer fui a ver la película «The artist«, una historia del los últimos tiempos del cine mudo, el ocaso de un actor que había triunfado en el cine sin palabras y el triunfo de una nueva actriz en el cine con palabras. Una bella historia, pero lo curioso es que al ver la película no se echan de menos los diálogos, ni el color de las imágenes, al ser en blanco y negro. Con aquel cine se han perdido muchos gestos, la comunicación de las miradas, de la sonrisa, como en blanco y negro se realza el rostro de los actores y actrices.

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Una cuestión curiosa es que cuando aparece el cine hablado el otro, el mudo se deja de hacer, lo mismo que en blanco y negro cuando llega la pantalla a color. ¿Por qué?. Es lo mismo que con el ordenador se haya dejado de escribir a mano, igual que cartas en papel con los correos electrónicos. Los nuevo no debería destruir ni desplazar lo anterior, porque se pierden los valores que encerraron, su experiencia y sabiduría.

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Esta película la he incluido en la lista de películas que me han encantado, junto a «Birdy», «El último tango en París» y «La rosa púrpura del Cairo».

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30 – I – 2012. El escritor panameño Carlos Fuentes Macías afirma que la novela permite decir lo que por ejemplo cuenta Joyce en su novela o hacer el retrato de una sociedad como hizo Proust, incluso podríamos añadir otros autores en este sentido como Balzac, Flaubert, Víctor Hugo y otros. Por ello es tan importante la literatura, pero aun cuando no lo fuese hay una fuerza interior que hace que surja, tal como comenta Carlos Fuentes «seguiremos escribiendo novelas aunque nadie nos lea«.

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24 – I – 2012. La literatura es aquello que sólo se puede escribir, que no se cuenta y hacerlo deforma lo que se hubiera escrito, ni lo pueden recoger las cámaras en imágenes, ni hacer sentir con la música. Es también pausa. Escribir no es sólo escribir lo que pensamos, sino abrir una nueva dimensión de la conciencia, descubrir nuevos rincones de la palabra al escribir, en su mismo momento de hacerlo. La tecla nos da rapidez, el lápiz movimiento, relación de la mano con el cerebro, ese dibujar de la mano es un camino de la escritura.

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La diferencia es algo así como caminar a pie por un sendero o ir en coche por una carretera. es necesario sentir el aire de la escritura, algo que ya apenas importa, por eso la literatura se asfixia.

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17 – I – 2012. En el Diario de León aparece una referencia a u nuevo libro de Mario Vargas Llosa, «La civilización del espectáculo». No es una idea nueva, pues ya en 1967 Guy Debord escribió una obra premonitoria: «La sociedad del espectáculo», donde explica lo que iba a pasar con la cultura, con la política y en general en la sociedad que es lo que casi medio siglo después está sucediendo.

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Precisamente Mario Vargas forma parte de esa sociedad del espectáculo que he creado la literatura espectáculo, espectacular, como lo es el mismo Premio Nobel de literatura en cuyo juego ha estado permanentemente él. la literatura, los premios se han convertido en promoción del libro como mercancía, se ha hecho de la literatura un negocio  potenciando estrellas del libro en lugar de escritores.  El autor se vende en campañas, en programas y eso ha degenerado en la trivialidad del medio de comunicación, porque se ha suplantado al libro, al dejar como real nada más que la imagen del libro.

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Llosa ha  crecido y se ha desarrollado en este mundo del espectáculo literario y ahora ve que él queda vacío, que ese mundo en un bluf, que otros saltan por encima de él, que forman parte la evolución se su mundo que ha tapado otros muchos que han dejado de existir como literatura proscrita, marginal, inexistente. Ahora dice sólo el intelectual que se convierte en bufón sale en los programas, pero ¿quién es bufón?, ¿al que otro se lo llama?.

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No son solamente la televisión, el cine o la mentalidad, sino la disolución de la cultura desde sus adentros, porque los artistas y literatos se han asociado al Poder, al dinero y han querido ser ricos, ser famosos, influyentes por un afán de Poder Cultural que ha acabado con la cultura de a pie, de la calle, aunque resista en las catacumbas. Los críticos se han convertido en pelotas de los «grandes autores», aliados con el negocio editorial.

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Al pequeño escritor se le ha pisoteado, aplastado y ahora que el precio de vender el alma, la pluma, al diablo, al negocio, el vacío que se siente hace que se digan las cosas que se han dicho años atrás, que son un susurro, un zumbido en las tertulias literarias, en las charlas en el parque, en los claustros de templos dormidos, ahora viene el espectáculo del espectáculo, ahora se queja y vende como un quejido ahumado, un sollozo ensayado ensayo que enseña la volatilidad de la palabra. Es la farsa de la farsa.

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Ya dijo Nietzsche que quien lanza piedras sobre las estrellas caen sobre él, ¿las estrellas o las piedras?.

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¿Qué dice Elías Gorostiaga de todo esto?… Yo digo que hay que rescatar el rincón, el silencio, la literatura como acto de escribir, de comunicar al otro, no al jefe, no al editor, no al periodista de turno que estos oficios han de recuperar su dignidad, que hay que recuperar la pequeña editorial, la posibilidad de existir y no rendirnos al negocio. El señor Vargas se convierte en un truco editorial en a crítica espectáculo. ¿Por que no reeditan la obra de Guy Debord y la anuncian y hablan de ella?. Porque les delata.

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14 – I – 2012. Escribir es un acto de soledad compartida que muchas veces multiplica la soledad, porque no hay caminos para la escritura, sino espejos que nos hacen ver espejismos, como Internet. Leer es un acto de soledad, compartida.

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3 – I – 2012. Insisto en la dicotomía de escribir a lápiz, con un bolígrafo, dibujando las letras  y escribir dando con el dedo a unas teclas, con las que paso lo escrito a mano, pero cada vez se escribe más directamente y se escribe lo que se piensa, sí, pero no se crea un pensamiento en el hecho de escribir. Recojo los versos de David González en su obra No hay tiempo para libros: escribo a mano / igual que si cavase / mi propia tumba.

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He leído la obra de Luisa Castro, «La segunda mujer». Me he dado cuenta durante su lectura lo importante que es la relación entre las frases, el estilo literario para profundizar en los personajes y en los sentimientos, porque lo he echado en falta. No basta contar una historia, ni siquiera lo que sienten los personajes, hay que escribirlo  con el idioma propio de los sentimientos, entregarse en la novela como plantea Juan Ramón Jímenez desaparecer completamente el autor para ser todo idea, todo palabra. De lo contrario no se implica al lector, se le entretiene, pero no se le lleva a su esfera emocional, puede relacionar la historia contada con otra que él conozca, parecida, pero nada más.

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El lenguaje tiene su propio idioma en prosa. Lo estoy intentando aprender y practicar en la novela que estoy escribiendo. Llevo en ella cinco años y la esperan otros tantos. Me doy cuenta que escribir es diferente a hacer un libro, a contar una historia. Tal vez la diferencia esté en la distancia del lápiz a la tecla.

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2 – I – 2012. En varias notas de «Cartas literarias» leemos observaciones de Juan Ramón Jímenez sobre escribir, el arte de escribir. Crítica a los poetas modernos de su época que quieren ser actuales cayendo, dice, en lo fácilmente realizable.

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En una nota biográfica cuenta que empezó a escribir a los quince años. Envió un poema a una revista y se lo publicaron, esto le animó a mandar más a otras. La pregunta que me surge es ¿y si no le hubieran publicado nada?, tal vez hubiera desistido de su escritura, o al menos de darla a conocer, lo cual sucede a mucha gente, lago que deberíamos tener muy en cuenta. Cita a Mallarmé cuando dice que no hay libro malo sin algo bueno. Define al poeta como un poetizador, un revividor, de manera que la poesía no empieza ni termina nunca. Rechaza la literatura de propaganda que ve falsa para él la poesía es salvada por el amor, de alguna manera hace una cadena que manifiesta amar de manera creativa y más allá de lo mío. Dice «buscar la paz por la poesía«.

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1 – IX – 2013. Ayer fui a  la presentación de una exposición de pintura, junto a los autores, Elena Fernández y Espartaco. Dos estilos muy diferentes. la expresión y su comunicación es el denominador común del arte, pintura, escribir, música… Elena presentó su primer cuadro, de flores amarillas, indicando que aunque ocupen todo el cuadro y se vean enormes, son flores muy pequeñas que están cerca de la orilla de los ríos, que cuando andamos por esos parajes, las pisamos, que apenas se ven y ella quiso hacer un homenaje a estas flores. Es en el detalle donde se cobijan las ideas, la inspiración. Saber esto que contó la autora da una mirada especial al cuadro, ya no es sólo la flor, sino la flor y su historia. Al escribir es importante escarbar en los detalles, en lo minúsculo…

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La otra parte de la exposición es un arte abstracto, según su propio autor. No sé muy bien qué quiere decir la palabra «abstracto» en la pintura, sin forma, puede ser. Comenté al autor que mientras que la obra de Elena se ve lo que pinta, se comunica con la conciencia, la suya se comunica con el inconsciente. Él dijo que no, que no hay explicación, que él pinta lo que le sale, una especie de catarsis. Insistí en que eso es el impulso inconsciente y que el espectador verá en la obra según su inconsciente. Espartaco dijo que él pinta lo intangible. Las emociones, las expresiones, continué diciendo… el inconsciente.

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Un lienzo con colores y formas aunque éstas no estén definidas en formas convencionales que conforman la realidad, si dice algo es por asociación de ideas. Una puerta una guillotina. Desagradable una mancha roja, que algunos de los que estaban viendo los cuadros asociaron a sangre, ¿por qué no el pétalo de una flor que estalla?…. ¿En la escritura hay que definir las historias?. Si no se hace hay que hilar muy fino para comunicar con el lector.

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Hace dos días se celebró el Ágora de la poesía, el IV, con gran afluencia de personas. es de destacar la vanidad en el arte. Puede ser que la confluencia en un espacio público sirva para extirpar este defecto endémico del arte, porque ha de primar la comunicación, sobre todo valorar a los demás.

A pesar de la lluvia, jarreó, se escucharon poemas leídos y recitados. Fue un acto poético aquel encuentro.
A pesar de la lluvia, jarreó, se escucharon poemas leídos y recitados. Fue un acto poético aquel encuentro.

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5 – X – 2013. ¿La meta de un escritor es lograr el premio Nobel?, como parece que aspiran o sueñan algunos escritores en ciernes y otros ya consagrados. Creo que no. Que además la estrategia del premio deforma la literatura. El escritor necesita lector, tiempo y que haya un camino para sus letras. Como dice el Ágora de la poesía: los versos se comparten, no compiten. Pienso que el mundillo mediático y los intereses culturales con sus batallas dan fama a un escritor, pero su inmortalidad, término demasiado rimbombante, mejor decir que quien hace que perduren sus palabras son las personas, porque en su conjunto forman lo que es el pueblo. El otro es el que debería ser la meta. A muchos jóvenes les ha destruido, desde el punto de vista literario y personal no pocas veces,  ganar premios. Escribir es dar, no recibir.

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26 – X – 2013. Lo importante es la poesía, no el Ágora. Es necesario decirlo. A veces lo envolvente se convierte en aquello que envuelve.  La poesía toca los sentimientos y son sensaciones complejas que no siempre dominamos. Tenemos que mirar a donde brotan los versos. La poesía es esencial porque es mirada, por eso sale a la calle, al mundo.

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11 – XI – 2013. Estoy leyendo «La guerra y la paz» de Tostoi. Me ha llamado los artículos colocados en el título, pues se conoce como la película de la novela: «Guerra y paz». El matiz marca diferencias. No he llegado a la mitad todavía, pero me parece una novela sin demasiada profundidad. Cuenta u ambiente, sensaciones de la época y habla de la masonería, parece que descubre ritos y costumbres. No parece el autor que escarbe mucho en los sentimientos. Es una narración entretenida, de momento poco más.

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30 – XI – 2013. Ayer se celebró el VII Ágora de la poesía. Para mí manera de ver fue de gran calidad. Me atreví a recitar un poema de en el que payasicé unos sentimientos que pululan en mí y, de alguna manera, me hacen sentir que lo soy, graciosa y noblemente. Y me medio disfracé de tal. Pero lo que más me llamó Fernando Mnontesla atención fue la intervención de Fernando Montes, por el poema muy emotivo y existencial y autocrítico…, pero lo que me llamó la atención fue su puesta en escena. Me acordé de algo que un profesor que tuve de literatura, que antes había sido profesor de matemáticas, cuando nos enseñó que los poemas se leen, se recitan, se declaman, se interpretan, pero que cuando los versos se comunican es cuando se cuentan. Nunca tuve ocasión de asociar aquella explicación a una experiencia, hasta ayer. Un canto a perder el tiempo que conmovió a muchos, no sólo por lo que dice el poema, sino porque lo contó, no lo leyó simplemente, no lo declamó, con sus gestos, con sus miradas al aire de algo que imaginaría, sentí y escuché contar un poema, que yo creí que es hablar sobre él, pero ayer me di cuenta de aquella lección de don Gregorio, el Goyo. Toda una experiencia de un acto que es en sí poético al reunirnos para expresar poesía, a pesar del frío, en la intemperie, en el silencio de los ecos de sociedad y en donde se ver el arte efímero y pasajero e la palabra, que, sin embargo, queda porque se incrusta en quienes escuchamos y nos hace poetizar un poco más nuestras vidas.

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7 – I – 2014. La novela establece una mapa que señala la ruta de los sentimientos, su historia. La poesía es la linterna que ilumina sentir y descubre nuevas formas y vericuetos de los sentimientos. El teatro es la ventana por la cual  el espectador se asoma a ellos. Sin ver el fondo de lo que es escribir vaciamos de contenido la palabra. Queda la forma. Por este motivo es muy importante la reflexión sobre la literatura y escribir.

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22 – II – 2014. Michael Chejov, sobrino de Antón Chejov, fue actor. Escribió el libro «Lecciones para el actor profesional». Plantea cuatro puntos fundamentales para entender el teatro. a) La capacidad de crear la atmósfera en un escenario. No tanto una interorización psicológica del personaje sino ver en conjunto la obra que se va a representar y dar forma al ambiente, la ambientación de los personajes. b) Descubrir el centro de gravedad del personaje. Saber desde qué emoción actúa y desarrolla su papel. Para ello es importante la imaginación. c) Hay tres parte en una obra: Interior (el actor). El cuerpo (que es el personaje). Externo, que es el público. El actor crea con su cuerpo el personaje y lo lanza hacia fuera. d) El gesto psicológico. Para representar a un científico no hay que saber ciencia, sino como anda, como gesticula, como se mueve un científico en un laboratorio, en un bar, en una conferencia… Más que un método hoy hace falta una reflexión sobre el teatro. Actualizar textos de autores presentes y no seguir subvencionados con obras «rebeldes» de antes….

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HERMANN HESSE - 00319 – VIII – 2014. Hay observaciones que hace Hermann Hesse, en un compendio de textos suyos, «Lecturas para minutos» que permiten entender qué sucede en el mundo de la escritura, él lo observó y es algo parecido a lo que años después seguimos dándonos cuenta: «Me he preguntado muchas veces por qué se escriben sobre literatura cosas tan peregrinas, tan improcedentes y tan desorientadas. La respuesta es que la crítica no conoce, en general, el contenido de la creación literaria. Toda literatura que merezca este nombre no posee otro contenido que el alma como vibración del yo en el tiempo…. Los directores de publicaciones son siempre hostiles al escritor, aunque no lo den a entender: lo que escribimos les interesa poco. Prefieren que escribamos lo que ellos nos sugieren… Ganarse el pan con la pluma es más difícil que cualquier otra cosa, y echa a perder el talento, caso de existir».

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Estoy leyendo «Relatos» de Jack London. Me recuerda mucho el estilo directo de William Faulkner, directos. Cuentan la historia sin ningún tipo de enseñanza ni conclusión, a veces relatos brutales, como en el caso de London «Los partidarios de Midas», «Apóstata», «Finis» y otros en los que la muerte está presente como colofón de la historia. La literatura europea quiere ser más pedagógica. la de EE.UU. impacta en la misma narración. Que cada cual saque sus conclusiones. Relata London los aspectos más crudos de la realidad, de la sociedad industrial, de la persona ante sí misma…. La crueldad forma parte del ser humano, no la niega ni la quiere destruir, sino enseñar, porque depende de la circunstancia. Es al final del relato donde comienza la reflexión que ha de partir del lector, no de quien escribe. es otra manera de entender la literatura. Se complementan una y otra.

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