3 – V – 2019. Empiezo un nuevo espacio para reflexionar sobre la escritura, también en cuanto a lo que lea. Sin un ritmo fijo, cuando tenga algo interesante que contar. Empiezo a impartir como voluntariado, un taller de escritura para personas con otras capacidades. Pienso que pueden descubrir muchas cosas de su interior. Con ellos yo también.
Lo voy a plantear a modo de experiencia y de análisis, ¿cuál es la función de escribir? La comunicación es esencial, por eso pienso en sacar de este aprendizaje una revista y un acto en la calle. Lo iremos viendo.

Plantearé que más que aprender hay que destaponar el pensamiento y las emociones, dejar que salgan. Descorchar. Lo iremos viendo. también que se trata de algo parecido a aprender a nadar, poca teoría puede haber, sino lanzarse a la piscina y moverse, nadar en un caso, escribir en otro. Quitar el miedo o los frenos y descubrir que nos dice lo que escribamos. Luego se podrá hablar de estilos, de modos, pero rebelarse a ello es lo que da la originalidad. No es aprender a escribir, sino decidirse a hacerlo y el mismo hecho enseña a cómo expresarnos.
Quiero que observen cómo nos roban las palabras, con la publicidad y múltiples mensajes, con la educación, con las pastillas, el ocio mismo a través del alcohol y demás. Escribir es guardar las nuestras. Consiste en abordar un nivel interior capaz de llegar al otro más allá de lo superficial de una conversación. Se escribirán muchas cosas que iremos viendo.
7 – V – 2019. He comenzado a impartir el taller de escritura en el ámbito de personas con otras capacidades, con problemas psicológicos. Me ha sorprendido que de los veintiuno que han estado menos dos, el resto escribe frecuentemente. Ha sido un aprendizaje escuchar a cada uno. He planteado que vamos a aprender unos de otros. han estado atentos. Presenté el mapa de lo que haremos durante los dos meses que dura. Me he reafirmado que el problema de la escritura es la comunicación, no sólo manifestar aquello que pensamos o sentimos, sino que haya receptores de la palabra, lo cual exige medios, ambiente. Les ha parecido bien hacer una revista, pero no sólo de ellos, para ellos, sino con gente de fuera del grupo, que sean leídos y que lean también a los demás que escriben como ellos.

También un acto de lectura de textos en una plaza, un acto abierto a quienes deseen dar a conocer sus escritos. Y harán sendas entrevistas a un escritor y a una escritora, que también les preguntarán a ellos.
Un señor llevó una maleta llena de escritos, con un diario a cuestas. Otro es aficionado a la literatura portuguesa. Les comenté que leer es el alimento de la escritura. también se aprende a lanzar las palabras escuchando, con la búsqueda del significado de las palabras.
¿Qué es escribir para ellos y qué les hizo escribir? Escribieron textos de gran interés. Cogí algunos para la futura revista. Saco el extracto de lo que han expresado:
Lidia García Martínez: «Me han entrado unas ganas inmensas de llorar al ver que no se mueve el boli y no me salen los pensamientos«.
Tomás Ricardo Sevillano González: «Escribir es encontrar el gesto que no hay en la conversación. Es derrotar a la realidad. Es amar«.
Roberto García Fernández: «Consiste en hacer fluir el interior de la persona que escribe hacia un fin indefinido. Escribo para enviar al exterior demonios internos. Escribo para sentirme vivo».
José Alfredo Miranda Oblanca: «No es nada menos que aquel privilegio que tiene la Humanidad».
Tiene mucha miga. Veremos a ver que nos depara el trascurso de esta experiencia, para mí literaria.
14 – V – 2019. Hoy hemos dedicado el taller a la poesía. El próximo al teatro y luego cuentos y ensayo. Una visión panorámica de la escritura. Muy somera, pero con intensidad porque me baso en aprender entre todas y todos. Me encanta que participen sin tapujos. Se nos hace corto.
Hoy me han confirmado hacer una entrevista, más adelante, a un escritor y una escritora de estas tierras leonesas. Tienen una experiencia en escribir y publicar, uno con varios libras, la otra con su primera obra editada. Experiencias que es bueno compartir y analizar diferentes puntos de vista. Un taller no puede cerrarse en sí mismo. Son Juanmaría G. Campal y Carmen González Pinillas. También que haremos una revista con textos de quienes participan y de personas de fuera, así como un acto en la calle de lectura de textos, abierto: «En torno a la palabra».
Les dejé un libro del Ágora de la Poesía, con páginas en blanco, para que escribieran que es para cada cual la poesía. he encontrado definiciones muy interesantes:
«El arte de expresar los sentimientos íntimos en su estado puro». (Jaime González Peñín)
«La música de la libertad». (Roberto González Fernández)
«Cuando la casualidad se redime en la palabra». (Sin firma)
«Un escape desde la locura a la alegría». (Fernando Uría)
«Un sentimiento perdido en el viento, buscado en la mente y encontrado de repente». (Lidia García Martínez)
La hora y media se nos queda corta, porque leemos textos de cada uno y los comentamos. A raíz de lo cual voy introduciendo reflexiones. Analizar lo escrito desde diversos puntos de vista es importante.

Gregorio Lucas Caballero me dejó un dietario de doscientas páginas escritas a mano. Cuenta trozos de su vida. Es quien llevó el día anterior una maleta con sus escritos. Lo he empezado a leer y lo haré en parte. La letra no es muy clara. Para él es su alma, la palabra. Lo importante que es. Y la necesidad de comunicar. Por esto es preciso crear espacios de encuentro, donde sea posible manifestar lo que se escribe, que sale. Aunque a veces cuando se logra los invade la impostura.
Les comento que hay que trabajar lo que hacen, pulir los poemas. Les sale la parte genuina del sentimiento, pero han de tender a la belleza. Todos leyeron algo que e¡ habían escrito, menos dos, que uno leyó un poema de Pablo Neruda y otro de Fernando Pessoa. Cuando llegué a casa cogí del buzón un sobre que me envió mi amigo Miguel Ángel Fernández, con el libro de este autor portugués, «Crónica de la vida que pasa».
Dos maestros de maestros poetas. Planteé que no hay que decir en poesía esto es mejor, ni siquiera me gusta, sino ¿qué me dice?, ¿qué sentimiento despierta en mí? La poesía exige saber ser leída, no sólo en voz alta, sino en silencio.
Un poema es diferente, siendo el mismo, según a la edad en que lo leas, y de acuerdo a una circunstancia determinada. Por eso no es preciso un juicio de valor, sino de trasmitir a través de la palabra.
Uno quiso saber qué es un soneto y un romance. Se lo explique, la cuestión de la métrica, pero a veces se convierte en un artificio, le dije. Hay que dominar mucho el lenguaje ara expresar lo que no quiere es una manera de crear algo esencial en la poesía, que dije son dos cuestiones: el ritmo y la metáfora. Sin lo cual es escribir prosa, pero en forma vertical. Dije que la poesía es aquello que no puede escribirse en prosa, que no se explica. Y recordé lo que una vez dijo Neruda cuando le preguntaron qué significaban unos versos que recitó. «Si lo supiera no sería poesía«, contestó.
Muchos poetas que se reconocen como tales, hacen poemas que cuentan algo que igual se haría en prosa. Tal es un defecto (o impostura) muy frecuente. la poesía surge y lo hace con sus imágenes, cono su musicalidad. Por eso no quiero dedicar el taller a escribir nada, pues lo han de hacer cuando les surge a lo largo de la semana, o que lleven lo que hayan escrito hace tiempo. No para valorarlo, sino para que sea escuchado lo que ha escrito y ver que trasmite a los demás.

Un chico arrancó los aplausos de los demás. Y una chica el silencio. Nos dejó callados y sin decir nada después. Comenté al rato que el silencio sustituyó a los aplausos. Todos aplaudieron, pero deje que ese silencio creado fue un reconocimiento. Otro dijo que creyó que la poesía continuaba.
José Alfredo leyó un poema contra los borbones, en contra de la opresión, del mundo que nos encierra y al final que nada se arregla lanzando twitters. hablamos de la poesía social y su sentido. la de él más bien protesta. Conté que poetas, como Gustavo Adolfo Bécquer, con todo lo romántico que fue sacó folletos y poemas contra la reina Isabel II, ilustrados por su hermano que fue un gran pintor. En el fondo es un sentimiento de amargura, de ansia de libertad que necesita expresar y ser escuchado.
Y recibí una lección, no sólo de humildad, sino de poesía. Marcos Vega, leyó un poema corto, roe, que roe, el roedor… y roe el roble, y causa a la raíz dolor… Comenté que parece más un trabalenguas, un juego de palabras. Él autor manifestó que es algo que le ocurre a él, que en su vida cotidiana y sin darse cuenta (roe) hace cosas que destruyen su convivencia, su entorno (roble) y que eso causa dolor a su familia (raíz) Los paréntesis los añado yo. Me di cuenta, y así lo dije, que el poema es en sí mismo una metáfora. Un compañero de él dijo que le pasa lo mismo, que se sintió identificado. Toda una enseñanza.

Uno de los que participan planteó que lo que hacemos no se enseña en los colegios, sino fechas, estilos, lista de obras, lecturas de textos y exámenes y trabajos… que aburre, no despierta el interés. Lo corroboré. Es una pena, porque la literatura se introdujo hace un siglo en el modelo de enseñanza para enseñar a sentir, lo cual motiva a leer, a saber. Lo demás aboca a su rechazo y a la pose de querer la fama, el prestigio…. como si la literatura fuera cosas de estatuas, de quienes las vayan a tener de sí, y no de las personas y que es algo más cotidiano de lo que parece. rescatar esta riqueza es lo que hace la cultura en general.
21 – V – 2019. Ayer participé en un debate sobre «¿Para qué la educación?» Expuse que ya no se debaten modelos pedagógicos. Estoy basando este taller, del que cada vez estoy más contento por el interés con que se lo toman quienes acuden a él, en la participación de quienes están. Leen sus escritos y los comentamos. Aporto datos, cuestiones que les puedan interesar en función a lo que comentan. Educar es desarrollar las potencialidades que tienen, en este caso desde su experiencia de escribir, que sea algo que valoren y puedan comunicar.
Hoy el tema fue el teatro como manera de expresarse por escrito. Les pedí que llevasen un diálogo, una manera sencilla de hacer un guion. Corto. Salieron muchos temas. Entiendo que mientras que la poesía está en el campo de los sentimientos, el teatro en el de las emociones. Uno de los chicos que respondió a que en qué se diferencian, lo explicó muy bien. las emociones son algo innato, que forma parte de nuestra respuesta a estímulos externos o pensamientos. Los sentimientos son parte de la cultura. La atracción a una persona es una emoción, mientras que el sentimiento hacia alguien se elabora a medida que nos atrae por características que son referencias culturales, como los cánones de belleza, que cambian según las épocas o diferentes civilizaciones.
El teatro debe de emocionar. Su sustrato es la emoción. Leyeron textos que habían escrito y los analizamos bajo este prisma. Una de las chicas estudio algo de teatro. Para varios la función de una obra de teatro es entretener. Algunos habían actuado cuando fueron pequeños. No tenían experiencia teatral, pero elaboraron bien los diálogos. Cogí varios para la futura revista.
«Tragedia» viene de «canto del macho cabrío». Los dioses fueron los protagonistas delos acontecimientos humanos, lo que miraban los serres humanos a través de los mitos y las liturgias religiosas, una forma de teatro, para emocionar y dar realidad a una creencia. Los griegos de la época clásica además de plantear el logos como razón, trasladaron los conflictos de los dioses a los Hombres. Fue tan importante lo que hicieron al dar ese paso que describieron los conflictos interiores. Muchas cuestiones psicológicas que estudian los psicólogos tienen el nombre de personajes de las tragedias griegas: Edipo, Electra, Medea, Aquiles, Antígona, etc.
Lidia García leyó un diálogo que ya había escrito tiempo atrás, en el que interviene un zombi. Hice que se fijara en una frase: «Me gustaría estar vivo». Se puede leer como una información, con sentimiento de pena, o con la emoción de rabia. La misma frase se comunica de manera diferente según cómo se plantee. Hicimos un ejercicio. Cada uno leyó una frase con el sentimiento de tristeza y la misma con la emoción de la rabia. «Habéis matado a García Lorca», lo dijo uno con tristeza. «¡Habéis matado a García Lorca!, ¡cabrones!», expresó el mismo con rabia. Otra frase con pena, el sentimiento de tristeza, cuando un anciano le dice a su nieto «quiero vivir». Pero se puede decir con odio si alguien es apuntado con una pistola. Observaron que los gestos y el movimiento del cuerpo cambia según sea la emoción. Incluso que las emociones son más agresivas, llevan incluso a la violencia. ésta es la que hay que controlar, y las emociones expresarlas. Tal es la función del arte. O la catarsis, de sacarlas fuera y verlas. Las emociones básicas son miedo, alegría, tristeza, atracción, rabia. Desde los sentimientos son la pena, los diversos tipos de amor, el odio.

Los textos han sido muchas veces descriptivos. les puse el ejemplo de que si Romeo y Julieta se atrajesen y tras escribirse se hicieran novios no habría historia que contar. Pero si sufren por estar en familias enemigas, es un drama, y acaban muriendo, algo trágico. Es una historia que emociona y trasmite una enseñanza. El teatro hace que la sociedad se vea desde fuera, trasforma la conciencia. Les hablé del portazo de Ibsen, cuando una joven se da cuenta de que está atada a su marido y decide irse, se va dando un portazo. Empujó la conciencia por la liberación de la mujer.
Insisto en que lo que hacen es importante. les gusta ser escuchados, comentar lo que escriben. Escribir para mucha gente es una necesidad que ha de ser saciada, como expresarse por la música, la pintura, el cine. Permite aflorar los conflictos y verlos desde fuera, lo cual alivia el sufrimiento personal. Y la sociedad puede visualizar cómo resolver las confrontaciones. Incluso reírse de muchas cuestiones para desdramatizarlas. Uno escribió un texto que quiso que fuera un chiste. Nos pareció curioso, con gracia. Otro hizo un dialogo sobre uno que ve u paisaje que le gusta y cree en Dios, el contertulio es complaciente. Describe algo, pero si hubiesen discutido, incluso peleado, se reforzaría lo dramático, incluso uno podría matar a otro. Sería teatro y realzaría la idea de Dios. De otra manera es la descripción de una idea o creencia, sin más.
Han de plantearse qué quieren escribir, releer el texto y arreglarlo para que diga mejor qué que lo que pretende manifestar. Pero previamente adecuar lo que escriban a lo que quieren trasmitir, comunicar, expresar. En el caso del teatro la emoción ha de pasar al espectador o a quien lea el guion. Lo mismo que quien lea o escuche un a poesía ha de buscar su sentimiento en él. Eso es saber leer literatura, no sólo saber qué dice, sino que me dice a mí, que me hace encontrar en mí.
Llego a casa y leo. Me pregunto que por qué me llena la novela «La vagabunda» de Colette. Porque la escribe desde su profunda sinceridad. ¿Y «El tiempo perdido» de Proust? Porque la realiza desde la profundidad de su ser. La primera lleva al lector a ser sincero consigo mismo. Marcel permite que quien lea su novela ahonde en lo que es. Es esto lo que quisiera trasmitir a las chicas y chicos del taller. Escribir es importante y lo es para ellos que ya lo hacen espontáneamente. ¿Quién lee lo que escriben? A los demás nos sucede lo mismo.
No se trata de escribir por escribir, que sí, es la base de ponerse a hacerlo, cuando uno comienza a balbucear renglones, pero hay que aspirar a la genialidad. Quiero que vean sus palabras como una oportunidad para su personalidad. Que escriban y lean. De ahí hacer una revista con sus textos, algunos de ellos, pero que participan todos. Y hacer un acto en una plaza. Van a tener una oportunidad. Sin estas propuestas el taller se queda en montarles en un Tío Vivo sin más.
Corrijo mi novela por la noche. ¿Y yo? ¿qué quiero? he tenido que ser sincero y profundo a la vez. Como autor me asomo a la novela, pero me aparto para que quepa el lector, para que pueda meterse en ella. Confieso un secreto: ¿qué personaje soy?, o cuál se identifica más a mí. ¿El protagonista?, ¿Vicente?, ¿Raimon? ¡Todos y todas! También Cris, Estela, Fernanda, Roberta, Fernanda, Kuziro, Juan, Soledad…
He leído durante toda la tarde los escritos de quienes asisten al taller. Me doy cuanta de que su necesidad es amar y recibir amor. ¡Lo piden a gritos! En lo cual nada pueden hacer los psicólogos y psiquiatras. A lo más calmar el dolor psíquico que les genera ese vacío. Pero sí la literatura, porque con ella pueden inventar el amor y es el amor inventado el único verdadero. Es tal el secreto de la palabra. El lenguaje es el alma de las personas. No puedo contarles todo esto, pero sí trasmitirlo como ideas generales. Lo intuyen. Lo percibe como un eco lejano quien escribe.
A estas personas les sucede lo que a los demás. Pero no lo saben disimular, lo sufren. Son frágiles. Lo sé porque yo estuve hace muchos años en su misma situación. Incluso en peores condiciones, con tratamiento de insulina. Luego en una terapia de grupo ésta me ayudó. Conservo un amigo de aquellos tiempos y circunstancia. Aprendí a escapar. Supe que es una cuestión de de voluntad, de no dejarme llevar, y menos arrastrar, para anularme por dentro y fuera. Escribí en mi encierro para que no me robasen las palabras. Esto lo dije de pasada nada más comenzar el taller. Varios me miran a los ojos. Aguanto, pero acabo esquivando la mirada. A veces son ellos / ellas. Sartre da mucha importancia a mirar en su psicoanálisis existencial.
En aquella época escribí poemas: «Momentos de locura». Tomé notas manuscritas, escribí párrafos. Cuando salí de aquel laberinto mental y social, compuse: «Reflexiones desde dentro y fuera de la locura» ¡Cuarenta años después saco esas páginas de la carpeta! nadie sabe de ellas. Ni yo me acordaba. Un capítulo es «Delirios de pasión». Cito a varios autores, uno es Kant: «Los enfermos mentales debieran ser tratados por filósofos«. está escrito en esas máquinas de escribir «Olivetti».
«La filosofía y la poesía son respuestas a la vida cotidiana, respuestas que la cotidianidad censura»; «Mi cerebro es un cielo donde velan mis pensamientos o es una jaula donde se encadenan? 67 páginas la última parte: «Terapia de la libertad»: «El arte permite ajustar el mundo interior al de fuera». ¿Lo escribí yo? Me siento extraño. Ojalá estos chavales fueran capaces de escribirse a sí mismos. Dos años después con este fundamento escribí la obra de teatro «Delirios que vuelan». Se publicó en dos revistas.
En la novela, en el segundo tomo cuento esta etapa. De manera novelada, claro. Intento que sepan que sus palabras son suyas, son su camino, que lo inventen, que no las encadenen a nada y que sepan adaptarse. Han de inventar y ser intérpretes de su vivir. De cada uno de ellos y de ellas es su vida, no su enfermedad ni tampoco su muerte, como sucede a muchos escritores y escritoras, artistas: Bécquer, Larra, Alfonsina, Zweig, Kleist, Pizarnik… Morir que llegue por sí mismo, igual que el deterioro físico. Cuidar la palabra es cuidarse uno mismo, aunque no lo parezca. Pero sí. Queda lo creado, a veces vale un suspiro. Profundizar es delicado.
28 – V – 2019. Ha sido una sesión muy interesante. Estoy aprendiendo de lo que se dice y cuenta… Entre otras cuestiones que escritor es quien escriba, no quien se lleve la fama, como construcción mediática. Por tal motivo me parece interesante comunicar lo que se escribe. Les veo ilusionados con hacer una revista. Ya tengo textos de todas las personas que participan. Muy intensos en su mayoría.
Hice una pequeña crítica a quien me dejó su cuaderno, de los otros muchos que tiene, en cuanto que además de contar que le pasa cada día, que narre lo que siente, lo que piensa. De otra manera se hace muy monótono. Pero tiene un valor, de cara a años que pasen, ¿cómo se vivió hace…
Una pena, no poder, o no saber trascribir la viveza de las intervenciones. Mantienen correctamente el turno de palabras, responden siempre y se escuchan atentamente unos a otros.
Previo a empezar hubo una observación, sobre el mundo de la comunicación en wasap, mensajes, messenger, twitter y demás. Es una comunicación superficial. Les comento que ya no se escriben cartas. La mayoría no lo ha hecho nunca. Son bastante más jóvenes que yo. Alguno dijo que lo del wasap es «escribir sin memoria». Me pareció una descripción extraordinaria.
Para hoy tocó la prosa, cuentos y ensayos. La primera forma de expresar la escritura es una descripción de lo que pasa, lo que se cuenta. Recoge las percepciones. Les pregunto que si de pequeños les contaron cuentos. Algunos sí, pero la mitad no contestó. Hablamos de que en este tipo de narraciones hay una enseñanza moral, se enseña a los pequeños a que no mientan (Pinocho), a tener cuidado de ir solos, a tener miedo (Caperucita Roja), a no tener envidia (Blancanieves), etc. Y muchos tienen una moraleja. hablamos de las fábulas, que ponen en la boca de animales conversaciones con alguna enseñanza. Los cuentos cortos son chistas, que hace que sean intensos, que arrebaten por la contradicción reveladora, por la sorpresa.
Los ensayos responden al pensamiento, a la razón y el saber. El ejercicio para hoy fue hacer un cuento corto y luego un ensayo sobre el mismo. Les puse un ejemplo: Describir que asomados al balcón vemos a un anciano que va con un niño de la mano. Cómo andan, si hay escaparates y describirlos. (Si fuera novela o teatro inventaríamos que piensan, que intenciones llevan o que dialogan entre ellos.) El ensayo sería disertar sobre el paso del tiempo, el abuelo fue niño, al revés, el pequeño llegará a ser anciano. Una reflexión.
Ha habido dos textos críticos sobre la situación de ellos, muy duros, pero bien expuestos. Tienen derecho a expresarse. Los selecciono para que se conozcan. Que se debata. Y da lugar a una charla en la que solicito que quienes estén participen. Es un tema delicado. Uno leyó un texto sobre el exceso de medicación, de ver el lugar en el que están como un «campo de concentración»; a varios les han llevado. Uno dijo que por llamar una noche a los portales automáticos. Le dije que habría conductas anteriores que llamarán la atención de sus padres. Otro apuntó a que son «presos políticos», por tener un pensamiento o actitudes diferentes al resto. Es su percepción, sobre lo que hay que plantear que por qué lo perciben de esta manera, razonar y ver desde su punto de vista, no negarlo per se.

Me atreví a hacerles una pregunta, a colación de comentar aquellos textos y otros.Una chica, por ejemplo escribió y leyó el cuento del gallo Kiriko, pero una versión propia. Come una flor y se plantea que no come a la flor, que el lobo no come a la oveja… En definitiva, que no cumplen con su función natural. Interesante. ¡Ah!, la pregunta fue ¿cómo llaman al lugar en el que están?, ¿residencia, manicomio, hospital, Centro? Residencia no, porque no viven allá porque quieran. Hospital, ¿son enfermos? El tiempo se nos hizo corto. Demasiados eufemismos.
Les hice comprender lo importante que son las palabras, como a una misma cosa, según se le denomine provoca unos efectos emotivos u otros. Va parejo a otra cuestión, ellos ¿cómo se definen en cuanto a estar en este taller? Pudieron decir «escritores». Pero unos como «parásitos sociales». Comenté que eso lleva una carga de culpabilidad, que se planteen ser responsables de ellos, pero no culpables. No deben dejar que los juzguen, ni hacerlo ellos, y menos por comparación con los demás. «Enfermos», «discapacitados mentales», «pacientes», internos», «presos políticos», insistió el que lo planteó. Se ven diferentes a los de la calle. Por eso quiero que la revista sea abierta, de ellos, pero de más personas, que no sean señalados. Que ellos lean a otros escritores y sean leídos.
Pregunté a una coordinadora del Taller sobre cómo se les ha de denominar. ¿Dependientes psíquicos? es un tema delicado. la respuesta fue: «Usuarios de la red de salud mental». ¿Pero qué se nos viene a la cabeza cuando escuchamos o leemos esto? Las palabras anteriores. ¿Eufemismo? Respeto. No condenar ya con las palabras. Luego viene lo demás de seguido.
Un chico leyó finalmente su texto, un tanto complicado, pero lo volvió a leer despacio. Más o menos, el meollo: «El maltratador, que no suceda… que viva su vida» ¿Quién es el maltratador? La respuesta fue tremendamente original y aleccionadora, más para un taller de escritura: «Quien escribe algo sin haberlo vivido». Dixit.

Leí hace un rato una carta de Alejandra Pizarnik, poeta argentina, a León Ostrov, su psicoanálista. 4 de junio de 1960, París. Esta muchacha se suicidó siendo joven.
“Estoy tocando fondo en mi demencia… qué haré cuando me sumerja en mis mundos fantásticos y no pueda ascender. Nunca he tenido una conciencia más fuerte de mi enfermedad, de mis imposibilidades. Hice tantas idioteces, he bebido tanto, he gastado todo mi dinero, y ahora no sé qué hacer, si bien no me angustia demasiado… Estoy enferma porque bebo y bebo cuando estoy enferma. Recibo cartas nostálgicas y llenas de afecto de mi madre: quiere que vuelva. Yo también hasta hace unos días, quería volver. ¿La causa? Mi entrañable correspondencia con Susana, basada esencialmente en el humor negro. Pero hace ya dos semanas que no me escribe, lo que me lleva a sentir un odio profundo por ella. Lo mejor es que no me importa tanto lo que me escribe sino que me escriba… Le escribo con grandes esfuerzos… Tal vez me sea fecundo encararme de una vez por todas (y qué irreal es esto: no existe «una vez por todas») con mis delirios…”.
En unos de sus últimos versos escribió algo poético, dramático según su estado anímico: «Quiero llegar a lo más hondo de mí»; pero ¿qué es «lo más hondo»? Una construcción de las palabras. Las apagó.
4 – V – 2019.
La sesión de hoy ha sido especial. Y muy curiosa. Trató sobre hacer una entrevista a un escritor y a una escritora: Juanmaría G. Campal y a Carmen G. Pinillas. El primero con varios libros publicados. La segunda uno recientemente. Pero ambos, según comentaron, estuvieron muchos años sin editar. Hacerlo es importante para comunicar la palabra, así como ambientes en los que ésta sea escuchada. De ello trataremos el próximo martes, en cuanto a que hablaremos de la comunicación, además de preparar la revista en la que saldrán los textos de cada uno, a la que se invita a más personas con poesías y textos breves.
Fueron curiosas y sui generis algunas preguntas. En algunos casos quisieron ser trascendentes. Luis Manuel Moreno y Amelia Gómez fueron los encargados de bajar a buscarlos. Luis leyó una presentación muy protocolaria, muy bien. No tomaron notas, pues entre prestar atención y respuestas que exigen ser asimiladas lo dejaron, pero Marcos García sí que lo hizo. Gracias a lo cual sigo en este escrito, algo, el hilo conductor. Las sillas y las mesas están dispersas en la sala. Preferí que se colocaran los entrevistados en los extremos, sentados en una mesa, no en una tarima, ni enfrente, sino integrados en este paisaje humano y de escritura. Creo que funcionó. Surgió un ambiente de confianza. Dije a ambos que además de responder, podrían ellos hacer preguntas. Al comienzo quienes forman parte del taller estuvieron un poco cortados, pero el clima de confianza hizo que se fueran soltando.
¿La política internacional influye en lo que se escribe? Esta primero pregunta nos dejó helados. Se creó un silencio, que rompió Carmen al decir que más que tal asunto, sí la sociedad en su conjunto. Toda persona absorbe de la misma. Otra pregunta fue si los escritores de León son líderes en la literatura dentro del panorama español. Juan respondió que en esta idea hay demasiado chovinismo, que si se va a Almería también hay muchos escritores, y buenos. Que lo que vemos en nuestra tierra es en lo que más nos fijamos, pero que la expansión del fenómenos literario es en general.
¿Se cuestionó la idea de «generación literaria», que es más una definición de los críticos o estudiosos. ay alguna generación nueva en la actualidad como lo fue la del 98 o la del 27? Por ejemplo Juan Ramón Jiménez se excluye de cualquier colectivización de su estilo y hacer como escritor. Más que una generación lo que existe es la confluencia de individualidades, pero que no se parecen en la manera de escribir. Evidentemente en una misma época se coincide en el tiempo, pero cada cual lo vive a su manera.
En un mundo regido por los wasap, los ordenadores, ¿desaparecerá el libro en papel? Juan fue categórico: ¡No! El elemento material de tenerlo en las manos, pasar las hijas es un atractivo y algo singular que no lo sustituye las nuevas tecnologías. Subjetivamente, estoy de acuerdo. Pero las generaciones venideras tienen los libros como antiguallas. Hay una lucha, desde mi punto de vista, cultural de entre generaciones, que depende de su resultado la superveniencia del libro como elemento cotidiano. Uno de los presentes comentó que el libro origina cariño hacia la lectura.

Otra pregunta, que se repitió fue la de ¿por qué escribes? La respuesta coincidente fue que por necesidad. Es ésta una experiencia común. Me pregunto que ¿a qué se refiere tal? es tal lo que hace importante escribir. Hablamos de la catarsis, de expresar lo que la persona lleva dentro y hacer que el lector busque en su fondo. Un chaval pidió a Campal un consejo. Le contestó: «No dejes nada dentro, ¡exprésate!, sácalo todo».
Otra pregunta fue lo de escribir bajo anonimato. Esto llevó a varios puntos de vista. No se firman los escritos cuando en una sociedad hay falta de libertad y quien diga algo contrario a la opinión de quienes detenten el Poder pueden sufrir las consecuencias. O lo hicieron mujeres escritoras, así como en otras artes, cuando la mujer quedaba renegada de estas actividades, firmando con el nombre del marido o con pseudónimo de nombres masculinos. En una sociedad libre el autor ha de hacerse cargo de lo que escribe. Uno planteo que antiguamente se escribía sin que se supiera quien es el autor. A veces lo que se busca es la fama, lo cual distorsiona el mundo del arte en general.
¿Qué es la poesía? Según carmen cuando a quien escribe le sale en esa forma. Campal puso un ejemplo muy visual: Cuando se levanta una persiana y nos asomamos a ella, lo que vemos es prosa, describimos un paisaje. Pero cuando se está subiendo, sin que aún se vea nada de fuera, por los huevos entran los rayos del sol… Esa luz es la poesía, ese entre vela.
Marcos García pidió leer un poema. Tal motivación me pareció muy importante. Se habló de que a veces da vergüenza hacer visibles los sentimientos. Juan comentó el pudor que tuvo y que sigue teniendo, porque dar a conocer la poesía es denudarse ante los demás. Para Carmen es la manera de decir a los demás lo que de otra manera no se haría jamás. Marcos leyó su escrito, una poesía de amor, desamor, enamoramiento, obsesión por la imagen de una mujer.
El mundo está lleno de cajas de sorpresas
y a ti te encontré en una de ellas
tan reluciente tan brillante.
Tan prieta tan despampanante
Que dejé que me secuestrase
desde la primera vez que me besaste
De mis sueños te apoderaste...
Al finalizar un segundo de silencio, especial, luego aplausos. Reconocieron los demás que fue un valiente. Incorporaré este poema a la revista que vamos a hacer. Trabajaremos el próximo martes sobre ella, con el tema de comunicar.
Juan y carmen hablaron de la importancia de leer. El primero contó que dejó de leer «En busca del tiempo perdido» de Proust y a Pessoa. Pero pasados los años lo volvió a intentar y le encantó. Lo mismo expuso Carmen, con la obra de Gabriel García Márquez, «Cien años de soledad». Juan añadió que además de escribir desde una primera impresión hay que releer lo que escribimos y corregir, la manera de trasmitirlo es lo que hace que un escrito sea literario. También aconsejó que fueran «armados» de lápiz y de papel, para apuntar una idea, una intuición cuando les surja, si la dejan escapar acaba siendo olvidada. Aportó un poema en este sentido, que también va para la revista. Carmen dijo que ella escribe más por impulso, que corrige poco, lo esencial, para mantener la que surge en su escritura.
¿La poesía cambia el mundo? Según Carmen aporta sensibilidad lo cual influirá en el mundo. Juan dijo categóricamente que sí, porque todo influye, no en cuanto a las grandes estructuras, sino a pequeña escala. Lo mismo que saludar a las personas con quienes te cruzas en la escalera, o sonreír, hace que cambie el ánimo de los demás, todo provoca cambios, la poesía también, pero en un ámbito muy pequeñito.

Unos días después Antonio Gamoneda impartió una conferencia, dijo que una charla, e ironizó que si quien da una conferencia es un conferenciante, quien da una charla es un charlatán. Comentó a este respecto que según Sartre en su obra «Orfeo negro» que la poesía es subjetiva, por lo tanto no modifica las estructuras objetivas de la sociedad. Gamoneda advirtió que, según su opinión, puede ser así, pero no directamente.
11 – VI – 2019. Hoy hablamos sobre la comunicación. Escribir ¿para qué? Se supone que para comunicar, aunque sea para uno mismo. Por eso lo de hacer una revista con sus textos, abierta a quienes escriben y han publicado alguna vez, para que nadie quede señalado y sobre todo que se lean mutuamente. Algo que quedó claro es que se siente contentos, orgullosos, de que se lean sus textos en voz alta, ser escuchados. Les ilusiona hacer la revista con sus escrituras. Un definitiva poder comunicar.
¿Por qué?, porque es hacer visible aspectos de cada cual que no se ven. Vemos los ojos, nos escuchan lo que decimos cotidianamente, pero lo que sentimos, lo que pensamos con cierta profundidad no se percibe desde fuera, sin embargo forma parte de la personalidad de cada cual, y hay personas que quieren que afloren estos aspectos de su ser, de su yo, para que su personalidad crezca. Es por ello importante.
Para que no nos «pillara el toro» decidimos elegir el nombre de la revista. Cada cual planteó una propuesta y la razonó. Dio lugar a debates y reflexiones. Finalmente quedaron dos para ser elegidas: «Palabras cercanas» y «De mente a mente«. Ganó esta última. Realmente ¡genial! Fue idea de Marcos García González, quien precisamente fue quien el día anterior leyó un poema, porque quiso (necesitó) leerlo, que sale en la revista. Y el próximo viernes irá a la televisión de León para hablar del taller de escritura, su experiencia y la de sus compañeros.

Lo locura de amar no es locura, es simplemente amor.
Al tratar el tema de la comunicación hablamos sobre otra forma de escribir, la periodística, que informa. Un derivado de la misma es el lenguaje publicitario. El ejercicio fue dar la noticia sobre el taller de escritura. Hubo que ser conciso En tres renglones, y leerlo como si se tratara de una noticia en la radio. O como si se leyera una noticia del periódico. Se cuentan los hechos, no se valora, ni se comenta que sienten o piensan sus participantes. tal es la diferencia con un texto literario. En el periodismo hay hechos. En la literatura personajes. En el primero se cuenta lo que se ve, en el segundo lo que se siente. cada cual opinaba sobre lo que los demás, uno a uno, una a una, leían.
Una chica, Lidia, leyó «nosotros», lo que dio pie a comentar que una forma que se ha abierto en la comunicación es integrar el género, y se comunica como forma de trasladar al lenguaje la inclusión de la mujer: «nosotras y nosotros». Algo que todos entendieron, incluso alguno lo había oído decir así en otras ocasiones sin saber por qué.
hablamos del lenguaje objetivo que han de tener los medios de comunicación. ¿Objetivo? Al menos no hacer valoraciones. Pero depende de donde se sitúe quien informa, de su posición personal en el conflicto. No es lo mismo como se informa de un mismo hecho en un país que en otro, más cuando rivalizan.
Vimos que ha habido periodistas que se han dedicado a la literatura, y corresponsales de guerra como Hemingway, Pérez Reverte. Paco Umbral, Larra, Pessoa. Y otros. Uno de los títulos propuestos fue «Cosas que pasan». Comenté que estaba leyendo, curiosamente, «Crónica de los días que pasan» de Pessoa, cuyos textos salieron publicados en la prensa portuguesa. Otro propuso como nombre de la revista «Laudades y anhelos», en homenaje a los autores portugueses que tanto le gustan. «Además así sería una revista internacional, pues se podrá mandar al país vecino».
Alguien preguntó si los artículos periodísticos pueden ser considerados ensayos. Puse el ejemplo de Ortega y Gasset que publicó sus artículos en el periódico Sol, y luego se unieron como ensayos. Pero que hoy este tipo de reflexiones no se hace, sino opiniones muy partidistas, sensacionalistas o rifi rafes entre unos y otros, pero que poco aportan. También muchas novelas fueron publicadas por entregas en revistas y periódicos, con autores como Eduardo Mendoza, Balzac, Alejandro Dumas y más. Es algo que ya no se lleva o poco. La escritura periodística tiene su propio espacio y manera de ser. Hay hechos, no personajes. O de actualidad, pero dentro de una noticia, no de una historia. Las reflexiones dan mucho qué hablar.

18 – VI – 2019. repartí la revista. Les hizo una ilusión tremenda. El tema de hoy ha sido la lectura. No sólo para enriquecer el vocabulario, aprender a escribir, sino para el hecho de comunicar. ¿Qué dice el autor al lector cuando es leído? Y ¿qué sienten cuando sus palabras son escuchadas y leídas? Lo experimentamos. Primero viendo sus textos impresos en la revista. Luego leyéndolos en voz alta. Preparamos el acto «En torno a la palabra«, del siguiente sábado, 22 de junio. les gustaba, ¡que sean escuchados! Un acto abierto a otras personas que escriben o que quieran leer de otros escritores. La presentación correrá a cargo de Lidia García y de Marcos García (no son hermanos) éste participó en el programa de la televisión de León, RTVcyl-TV8. Cada cual llevará un escrito para leer, pero no ellos, sino quienes lo deseen hacer.

¿Qué sentís cuando sois escuchados al leer algo que habéis escrito? Como en anteriores sesiones hablamos al respecto. Les pedí que lo resumieran en una palabra. varios explicaron el porqué. Fueron: Importancia, les hace sentir importantes; Alegría; satisfacción; El amor a las pequeñas cosa hace volar el corazón; Trasmitir, aportar; Encantado; Engrandecido; Amor propio, descubro mis posibilidades, lo puedo reflejar a quien me lea o escuche; Amor y grandeza hacia las personas = que el perro que es el mejor amigo del Hombre (¿?); Gratitud por poderme expresar; me siento más a gusto, más válida; Sorpresa, nunca me lo hubiera imaginado; Puedo ser escritor.
Les he visto muy implicados y con ganas de participar. Ellas y ellos han dado el ritmo a las clases, hemos aprendido entre todas y todos.
Un encuentro «En torno a la palabra», el sábado 22. Leonoticias: «Es una iniciativa abierta, a la que se ha invitado a participar a personas que colaboran en diversos actos culturales y literarios en la ciudad para dar visibilidad a la labor creativa de estas personas, que expresan sus sentimientos, ideas y emociones en la revista que se presentará: ‘De mente a mente».
La Asociación de Historia de la Universidad de Alcalá de Henares se hace eco de este encuentro literario. Diario de León;
HoyEnLeón: «Como curiosidad de los 23 que han participado, 19 de ellas y ellos han escrito a lo largo del tiempo y se sienten orgullos y satisfechos de que se les escuche y lea. Quienes escriben quieren ser leídos, escuchados. Y han hecho una labor creativa de gran calado, expresando sus sentimientos, ideas, emociones en una revista que se presentará: «De mente a mente«.

El acto estuvo radiante. Se leyeron textos, repartimos la revista y escuchamos lecturas de todo tipo. Leónoticias: «… El Grupo CreAcción, reunió a un grupo de escritores para participar en una lectura pública con usuarios de la Red de Salud Mental que participan en un taller semanal de escritura creativa en la que expresan sus sentimientos, ideas y emociones«. El Buscador;

Reportaje de Ana Gaitero en el Diario de León: «Palabras que vuelan de mente a mente»; «Tomaron la pluma y luego hicieron volar sus palabras que penetraron ‘De mente a mente’ con el empuje de un viento que rompe estereotipos sobre las personas con enfermedad mental. Porque la escritura no distingue entre locura y cordura. Sólo sabe de creación y de acción«; «Marcos Vega Pérez declaró que «ha sido un lujo poder leer en público, entre la gente». Juan María Campal. «Ha sido un intercambio de ideas de lo que ellos sienten y nosotros sentimos y creo que en realidad es lo mismo. Hubo una gran coincidencia.», explicó. «Quizá me atrevería a decir que (las personas con enfermedad mental que escriben) son mucho más libres que nosotros».
25 – VI – 2019. Hoy ha sido un día emotivo. La despedida. Ya les comenté que volveremos en septiembre para preparar la reunión poética, en los jardines de santa Isabel. Y eal mes siguiente para hacer el manifiesto para el Día Mundial de la Salud Mental, 10 de octubre. Me regalaron, tímidamente, un cuadernillo y un bolígrafo, para que fuera «armado». les pedí que otro cuaderno que también fueron generosos los monitores, escribieran expresando lo que ha supuesto el taller para ellos. Su cuadernillo no quisieron porque dijeron es para que yo tomase notas.

Leímos la noticia que salió en el periódico. Varios dijeron que les hizo sentirse importantes. Reforcé lo que Marcos García, que se quejó de que refiriéndose a él nombraran a Marcos Vega, que para escribir no hace falta ser famoso, sino tener las ganas y la voluntad de hacerlo.
¿Sacamos conclusiones de las sesiones en las que hemos compartido textos, lecturas, comentarios: Los comentarios fueron que ha sido una semilla para animarse a seguir escribiendo y mejorar. Que descubren que hay que leer más. «Escribir ayuda a vivir». Han roto el miedo. Lidia García, comentó que cuando estudió un grado de Formación Profesional de educación, en la clase se rieron de ella cuando expuso un tema, que hubo que hacerlo. Pero no se atrevió a hacerlo más. Nunca creyó que pudiera hablar en público ¡y lo hizo!, además de presentadora. Al entrar di a todos la enhorabuena.
Roberto García: «El final del taller de literatura me entristece, han sido dos meses de aprendizaje y de intercambio de ideas sobre la vida».
Adrián Martínez García: «He tomado consejos sobre la literatura… Espero que me recuerdes siempre».

Para otras ha sido una forma de hacer grupo con los demás. les ha dado mucha ilusión. Comprobaron que estuvieron con escritores y que fueron gente normal. Pensaron que en aquel acto iban a ser diferentes. Reconocen que sentir es importante. Sienten alivio cuando escriben, es algo que han descubierto. Y les ha motivado y crecido la autoestima. Esto me parece interesante de destacar. También ver sus nombres con lo que han escrito publicado, que otra gente les va a leer, ¡gente que no conocen!, eso da vértigo, dijo una chica.
Pedro Rodríguez de la Madrid: «He aprendido a acercarme a la literatura desde otros puntos de vista… me gustaría repetir con los mismos compañeros».
Pedro César García: «Lo he pasado muy bien».

Les regalé un libro del que soy autor, «El rey cigüeña», a otros la Antología III del Ágora de Poesía. Y celebramos la despedida con un brindis, ¡por la literatura!, «Salud al lector», y tomamos unas «viandas» (chuchería salada) que trajo Luis Manuel, quien hizo una recaudación entre todos, con refrescos y ¡chichín!
Yo haría una autocrítica: La de hacer más aprender a corregir los textos, para perfeccionar, o mejorar, sí mejorar, lo que escribimos.
Fernando Uría: Una experiencia alucinante… has avalado nuestra falta de experiencia».
Hasta siempre. espero, les dije, que cuando nos veamos por la calle nos saludemos. les echaré de menos, ¡cómo no!
Clara Eugenia García: «Una corriente de aire fresco… hemos expresado nuestros propios sentimientos y apreciaremos mejor las buenas lecturas».

Marcos García González: «He reforzado mis ganas de escribir… ha sido una muleta para seguir escribiendo y leyendo y leer ante un público».

Dos no firmados: «Buena suerte y seguiré escribiendo»; «No sé qué decir, que me he animado a escribir más, aunque siempre será más un consumidor de las letras que un autor. Gracias».

Luis Manuel Moreno: «Siempre lo recordaré»

Nélida Otero: «Me ha ayudado a liberar mis sentimientos».

Lidia García: «Cuando empezó el taller tenía un inmenso miedo a que mis textos hicieran reír a la gente, que no los entendieran, o simplemente los menospreciasen. He aprendido a quitar el miedo, que pueden haber personas a las que no les gusten, pero también que sí los aprecien… he aprendido a sacar lo que llevo dentro y he perdido el miedo de mostrarme por dentro ante el mundo«.

Gracias a todas, todos. Ha sido una experiencia entrañable y enriquecedora, con la que he aprendido mucho.
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