
Y no tiene nombre
ni altura ni alcurnia.
carece de ser
en la noche sin sombra.
La silueta oscura
emerge de la mentira
y arrastra la mirada
que no tiene dónde,
carece de tiempo
sin ayer ni hoy.
Espera la altura,
espera la alcurnia
que vio su nacer.
¡Y no tiene nombre!
a la espera de volver.
Ahí están tus manos,
tu nombre y tu ser.

Esa es tu historia.
Es el valle, es el aire,
son sus gentes, su lugar,
es el humo, el recuerdo,
el mañana y el ayer.
Son sus gestos
y sus gestas de papel.
Los caminos andados
entre barro y con las vacas,
es el aroma y la piedra,
la lluvia otra vez.
Es la vida en cada rincón
arrancada y hundida,
ocupada y tragada
por la mentira,
la mentira del precio,
la mentira de no ser
entre la nada y el bucle
la mentira almidonada
que sí tiene nombre,
la que la altura
y la alcurnia
han de vomitar
para ser hoy,
para ser mañana
y tener un nombre
agarrado al viento:
Riaño, volverás a tu ser.