.

.

«Y los caminos

se morirán de arena

con delirios de sed junto al brocal

Iremos a escalar la piedra azul

donde habitan las alas

en el que rimar el fuego con la voz«.

.

(Modesto San Gil)

.

.

.

Pasan cielo y tierra

sobre umbrales verdes.

Las nubes gotean chispas,

gritan los olmos al aire ,

desnudos estiran sus hojas

para decir adiós.

Adiós a la luz,

a los atardeceres inciertos.

.

El horizonte cierra

los ojos de espejo.

El color de la arena duerme.

Las rocas se hacen sombra

y la noche es sonido,

latido de placer azul.

 .

La oscuridad ilumina la piel

sembrada de pétalos en el recuerdo.

Rasga lo temporal

el silencios que asoma,

hasta que un puñal

besa el alma que despierta

en la alameda.

*

*

Se han parado las olas.

Penden todas

de hilos invisibles

y se cubren de alfareme

quienes fabrican desiertos

con la mirada.

.

La espuma baila con las olas.

Las gaviotas mecen sus alas

y sus plumas tiemblan.

No queda sino la imagen,

parada, quieta y exornada.

El tiempo no tiene sangre

cuando es visión sin horizonte.

.

La distancia arranca la vida,

convierte la piel en hojalata

cuando las danzas de mil muertos

ya no siguen el ritmo del alacrán.

Queda brasa y olvido,

algarabía con fe de saltimbanquis.

.

Una lágrima del arlequín

dejó de ser purpurina.

Recorre el rostro de cera

para ser ola de arena.

Germina y nacen corazones.

Los ojos se abren

con imágenes y delirios.

Aviso la profecías sin sentido.

Escritas quedan.

.

No importa,

mientras que las olas

no se muevan,

ni los tanques embarquen

en la arena de la playa.

.

Una lluvia olvidada

traga el ser de la palabra.

Son gotas del alambique

que destila pasión.

La orilla espera

con susurro de silencio

porque siempre vuelve

el aroma de las olas.

*

*

A Daira

.

.

Ya no es la niña

de gesto y quimera,

de voz pizpireta

y turbante de seda.

.

No dice adiós con los ojos

ni mueve al reír

la nariz.

Ha dejado de dormir

en el suelo,

de ensuciarse

los morros de chocolate

y de jugar al ratón

y al gato.

.

Ya no es una niña,

pero en su corazón guarda

gesto y quimera

de cuando lo fue.

Su voz pizpireta,

su pañuelo de seda.

.

Su niñez la guardo

en recuerdos y sueños,

en mi caja de cartón

y en los versos de arboleda.

*

*

El blanco amanecer

cubre un campo

de amapolas blancas.

.

La blancura andante

recorre el paisaje albino

de los tiempos canosos.

.

Nieva luz sobre la luz

y el cielo blanco

cubre las estrellas blancas.

La blancura inmaculada

ciega la ceguera

de miradas huecas.

.

Queda el resplandor.

*

*

A Elsa Gay,profesora de teatro

cubanayamiga.

Su muerte forma parte de la vida y el arte.

Leído el día de su entierro

.

.

He querido morir en paz

porque he visto caracolas blancas

y me llaman a las Orishas.

.

Los minutos ya no guardan el tiempo,

sino silencio azul

y las llamas de las velas

apuntan a Oddúa,

como flechas que son.

.

Mis manos dejaron de volar

entre gestos y gritos.

Danzaré en la quietud que se mueve.

Estreno la obra de siempre,

aquella que vive en el alma.

.

García Lorca,

los cánticos africanos

que me dieron de mamar,

y las brujas de Salem,

se quedan sin cuerpo

que haga visible el arte,

pero soy, más que nunca,

semilla de un destino,

creación de lo creado.

.

Vosotros, público, alumnos,

sois la voz,

escenario infinito

lleno de candilejas

y bambalinas,

fruto de unos pasos que di.

Gracias.

.

Hoy salto al escenario,

sin Sakespeare,

sin aceitunas ni doña Rosita,

para decir adiós

y a la vez seguir en un recuerdo

que yo también me llevo.

.

¡Bien venidos al arte! y hasta siempre.

*

*

Le miré a los ojos

cuando no pudo ser.

Una sed de humo

y corolas de algodón

se hicieron chirivitas

de cristal y de marfil.

.

No pudo ser la vida.

Su horma estuvo ocupada

de amor que pasó de orla

para hacerse mercancía.

¿Cuánto vale el almirez?

¿Cuánto el credo

y la bagasa?

.

No hay gotas de alma,

no hay granos de versos

sino fabricantes de amapolas,

de amapolas blancas.

Y miro.

Y sigo mirando

para contemplar un sueño.

Se expanden los maniguales

porque se ciegan los corazones.

.

Los derviches dirán

qué es blanco y qué negro

con sus vueltas de locura.

.

Mas yo gritaré,

gritaré: «te amo»,

en la existencia sorda

y entre sonidos delirantes

que dan cuerda al infinito.

*

*

Son ellos quienes vienen

para robar el aire al aire.

Son ellos quienes dejan caer

sus miradas de caoba,

arbotantes de pastel.

Arrastran la vanidad,

escupen aromas

y clavan sus grietas de risa.

.

Ellos son raposas

que acompañan a la muerte.

Reyes de vivir muriendo

para matar carne humana,

para hacer de la nada el todo

y convertir lo demás en batalla

de oro e incienso.

¡Sangre negra se desangra!

.

Son ellos

los políticos de plástico,

economía de silicona,

clones de su propia sed

y transgénicos

de dolores enlatados

y en luto.

.

¿Y nosotros?

¿Quiénes somos?

¿dónde estamos?

Barro molido

incapaces de esculpir

la libertad

porque falta la poesía,

la poesía de la calle,

la poética del mundo

y lo mundano.

.

¡Oh, poetas!

¡Oh poetas del mundo entero!

¡Abrid las puertas del alma!

*

*

Ciego de labios

ante la ausencia de besos.

Ciego de amor

y ciego de olvido.

La prisa cabalga

y los sueños se despeñan.

El aprisco se desvanece.

La luz se hace fuego.

.

Ciego.

Ciego.

Ciego el caracol

y el camino.

Ciego para ver

en las manos la ceguera.

Mil ausencias

construyen las quimeras.

.

Ciego de silencios.

Ciego de lejanía,

lejura de los vientos.

Ciego para ver

aquello que no es Dios,

sino el alma humana.

 *

*

Los pueblos emergen

de la luna y el sol.

La llanura decorada,

vientos de páramo y luz

planean en la mirada

de paisajes de vida.

.

Los candelabros iluminan

soledades celestes,

enmarcados suavemente

en galerías de arte.

.

Irreconciliables secretos

brotan entre la hojarasca

en cada rincón de la faz.

.

El trigo y la cebada,

el maíz y los cascotes

desfilan en los surcos

cuya sombra es una cruz.

.

La torre, la teja,

los postes alambrados de la luz,

las nubes que rompen el horizonte

vestido de camino y azul.

.

¡Que se pare la esperanza

de silencio!

¡Que griten los años

enterrados!

Que se vaya el amor

que se vaya ¡que se vaya!

.

Rompamos el espejismo

con una lluvia de sueños rotos.

El cementerio de Riaño

quedó vacío

inundado de progreso

con sombras de dinero,

calderilla de cartón.

Y cada euro se hace semilla

de cicatrices postizas.

.

Se va, se va.

El retrato del abuelo,

el beso de mamá y papá.

Todo se va.

Hasta el orgulloso campanario.

.

Se fue el recuerdo.

Se va la aurora.

.

Queda la palabra.

La palabra escrita

que apuñala la bruma

del tiempo aún por venir.

Queda la escritura,

quieta, serena,

salvaje y errante,

más allá del tiempo.

Bravura galana

que pide mirada

y una sonrisa enamorada

para hacer aventuras,

castillos de aire y fuego,

revoluciones imposibles.

*

*

Se enciende la vela

en bandeja de plata.

Una llama cabalga

sobre remolinos viejos,

no sabe si busca un destino.

Un oleaje de piel,

un suspiro que flota,

late el recuerdo,

bulle la luz de

quimeras inciertas,

resbala el tiempo

en recovecos

de pasión y hastío.

Suena el teléfono.

Ondas de Babel

rasgan el telón de vivir,

rompen en mil pedazos

el guión del ermitaño.

Un copo de nieve flota,

un rayo de sol lo ilumina.

El mismo que sembró el alba

en los versos fugaces

de una estatua de marfil.

Se ha dormido

¡se ha dormido

el caballo blanco!

y llueve chapapote

sobre la luna blanca.

Son las dos.

Hay que volver.

En la paleta de pintura

faltan colores del arco iris.

Un ladrón de neuronas

se lleva el olvido.

Todo se sabe

y nada sabemos.

Todo se ve

menos el color azul.

El mar se hace negro

y el cielo no existe.

Se apaga la vela

y con ella el amor de seda.

Queda el azul

de unos ojos que no existieron.

*

*

La bandera de humo se alza

sobre la pradera azul.

Lo real hace el pino

cuando la paz es la guerra

y la guerra es …

una paz.

La paz de un dólar,

ésa de vómito

y estiércol.

.

La guerra es una bomba.

.

La guerra es una bomba

que cae sobre el alma humana.

Cada ser humano es atacado

en lo más profundo de su ser

por quien defiende la muerte

con las balas y misiles,

por quien tiene un dólar de alma

vestido de palabras luminosas

de oro y plata y cobre y jazmín

y teñidas de azul y negro y rojo

y amarillo y verde y azul.

Otra vez el azul,

y añil,

antes de que secuestren los colores

y asesinen la palabra.

 .

La poesía se desvanece,

quedan lombrices

bajo la humedad de la tierra.

Quedan sueños y utopías

envueltos en la locura.

Queda seguir luchando

hasta la próxima vez

en que los versos se alcen

y la palabra empuñe la paz,

y la siembre

!la siembre!

para siempre.

*

*

La poesía es poesía.

Va del silencio

al silencio.

Y fuera de su ser se rompe

cuando el poema

estalla en los aplausos.

Se desvanece

más allá de vanidades

y hojarasca escrita.

.

¡El alma de la palabra!

¡Sí, su alma

preñada de versos!

¡Almar!

que resquebrajase la vida

cuando emergen llagas y poses,

cuando araña las entrañas el verbo.

Como bien que se muere

en estruendos de campanas

y alfombras de oro y plata.

Igual que las revoluciones

sucumben en su victoria

entre el ruido de las balas

y los salpullidos de símbolos vacuos.

La poesía se rompe

cuando sale del silencio.

.

Silencio,

por favor.

.

La poesía se hiere

cuando huye de su poso de silencio

y el silencio se construye

verso con verso

entre metáforas que son espejos

para ver…

para.ver

silencios…

silencio….

chissss….

(silencio)

*

*

El azul del castaño

se transforma en nube.

El ojo de un dromedario

brota en forma de calle

y arroyuelo.

Han crujido los aljibes

y llegan los suras al alba

sin saber que son palabras.

Se hacen símbolo

de resignación y muerte.

¡Oh! ¡oh!

Dejad que la palabra piense.

*

*

Las bambalinas destilan realidades,

caricias de emoción y momentos.

¿Dónde la locura

cuando la pasión es aire?

¿Dónde la compasión

al alcance de la mano?

¿Adónde se llevaron las palabras

y los versos enloquecidos?

Dan vueltas sin parar

para huir a ningún lugar.

¿Dónde la arena de orillas pardas?

¿Dónde la hora del camino?

¿Dónde el azul infinito?

.

Queda despertar

entre latas vacías,

entre velas apagadas

bajo goteras

de cristales rotos.

Las letras naufragan

y sobre la mirada divagan

almanaques que se van.

Igual que el agua,

se escurre entre los dedos.

Se va.

La arenisca azul

no es el mar

y tampoco es cielo.

Es un almendro en flor

de zulaque pintado.

Un corazón en su tronco.

Una rama en la hoguera.

Una sombra.

Una idea a su vera.

Las pisadas brotan del musgo.

Adiós.

¡Adiós, borbotones de pasión!

*

*

Llueven perlas

en colinas invisibles

de un lugar que no existe.

.

Llueven chaparrones

de besos y almíbar

al corazón de atardecer.

.

Llueven lamentos

cuando la risa estalla

en dedos que teclean aire.

.

Llueven pompas y burbujas

entre miradas largas

y pasos escondidos.

.

Mojadura desarmada

de nubes esculpidas

anuncian la palabra.

.

Crecen flores de sol,

jacintos y petunias

de aroma azul.

.

En el sequeral alegre

brotan vendavales

para empujar ideales.

.

Danzan con la palabra,

gestos y gorriones

como rúbricas de luz.

.

Llegan los cantos

ennegrecidos y alegres

rodados bajo el agua clara.

.

¡No hay olas transparentes!

amigo mío.

Todo queda en la orilla invisible.

*

*

Se abre el telón

en la morada

de Tonante.

Hay que hablar

y dialogar,

demoler las calandracas

y descomponer laberintos

para hacer feraz la lucha

y que las orquídeas

cuelguen del alma.

.

Reptan los mansos

y se apaciguan los ferinos.

Tonante se hace

rey de sí mismo.

.

Los espíritus vuelven

al lugar de origen.

Las noches estridentes,

empastilladas, febriles,

ahogadas y lambiscadas

son el nuevo impulso

de los coribantes.

.

¡Oh, Madrid

de farolas encendidas,

centro de la diosa

que sigue su curso,

culto de vómitos y lamentos,

de festejos y apretones.

Y Neptuno cerca.

.

Una palabra,

palabras y un sello

sin dirección ni remite

para lanzar un grito

a los cuatro vientos.

Para susurrar «libertad».

*

*

El eco se difumina

en el amanecer de una calle.

En otras la algarada.

Cada cual dé vueltas

entorno a mismo

y baile y labore

en vientos de la nada.

Pero siempre hay un antes

y un después,

oh, poeta.

.

Queda esconderse

entre versos de papel.

Queda mirar al cielo,

y sembrar el mar.

Para ser azul,

arenisca mundana

de color azul.

*

*

Las palomas picotean

con sus crótalos picos

y recogen la simiente

de la noche.

El alba abre

la morada del madroño

donde la figura andante

transfigura los penates.

.

Las luciérnagas de la aurora

dejan pasar la sonrisa

del astro rey,

las grietas al agua

que dan paso a ríos infinitos

donde el mar es arel.

Arel de laberintos

y garatas.

Queda la bitadura del arte,

huir de nuestras sombras

convertidas en cimbeles.

.

¡A remar! ¡A remar!

mil poemas a hornear

que son señuelos las palomas

de quimeras infernales,

para quien arrastra el amanecer

agarrado en sus latidos

en busca de la hurí perdida.

.

Ya llega, ya llega

el sonido de un taconeo,

el vaivén de los ijares,

la mirada, su estela.

Queda la caricia gris,

el asfalto vaciado.

.

Tras aquellos pasos

las palomas volaron.

*

*

A Torreperogil, Jaén.

.

.

Las nubes forman montañas

y los montes son niebla.

Surcos de campos

peinan los olivos

y hogueras negras

de gruesos labios

forman arambeles

de paisaje.

.

Los caminos sinuosos

enhebran la mirada

en el corazón de la Cazorla.

.

Allá donde hay vida

mana el arte y la cultura,

con rimas de luz

en la Torre de Perogil.

Orilla de cauces de Machado,

injurias de versos arremolinados,

heliconadegestosyactores.

¡Oh! amanece ¡amanece!

¡Suenen las campanas!

Se abre el telón.

*

*

Necesito otra quimera,

otros labios,

otro ser.

Necesito otros momentos,

otros versos,

otro mundo.

Necesito otra otredad.

Otra mirada,

otro lamento y lugar.

Seducir otros sueños,

una caricia lejana.

Necesito otros mitos,

otros colores y caminos.

Pasear

sin ir a ningún lugar.

Y mañana será otro día

diferente del que fue.

Otro azul del cielo.

Necesito ser otro

sin dejar de ser el mismo.

Otro poema

cuando éste sea otro

ante tus ojos.

.
.
.
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