He firmado el aire
con un beso
que lancé a tu paso
de horizonte y vuelo.
No puedo ver,
ciego errante
de novelas sin final.
Ni siquiera soñar.
Por eso lanzo mi amor
al firmamento,
para ser luz de nada
ante nada y para nada.
Todavía te quiero,
lejos del mundo,
del amor y la palabra.
Nuestra sombra cabalga
sobre las roturas del tiempo.
Son surcos
que siguen arañando
los versos estriados,
sueño de un sueño
inexistente, invisible,
convertido en palabra
y locura.
*
Si te golpean
sé aire.
Si te quieren ahogar
sé agua.
Si te pisotean
sé suelo.
Si te quieren derrotar
sé la victoria final.
*
Allá en las montañas
está el tiempo
congelado y quieto.
Allá quedan
latidos del alma,
planea el corazón
que desliza recuerdos.
Allá se balancean
horizontes y besos
y hay mil versos
arrojados al estanque.
Un paso,
y otro y más
son la rúbrica
de quienes caminamos
entre letras escarpadas.
*
¡Decidme si estoy despierto
cuando el alba se duerme
allá en las madrugadas
de colores granadinos!
¡Decidme dónde se esconde
el reflejo de la ventana
tras el cual reina una mirada
tranquila, serena y parda!
Y entre tanto los trisares
zigzaguean entre sombras derretidas,
entre grises disueltos en luces,
sin tallos verdes,
ni amapolas,
ni otras flores.
Andamos sobre el cemento,
cruzamos por el asfalto
y la mirada poeta busca rincones
en donde esconder sus versos.
Es la madrugada de noches rotas.
Con la tinta: ríos de tinta.
Con la palabra: simientes.
Con el amor: la vida.
Demos pasos de amapola.
*
Gotean los huracanes
de colores sin sentido.
Gotas de color azul
sin ser azules.
Gotas de alabastro,
meteoritos y luciérnagas
caen sobre las almas
en forma de hormigón.
Los pasos no dejan huella
sobre el asfalto.
Sombra de azul sin cielo,
nubes de lava
y vapor de mil quimeras.
Llegan los gaseoductos
de sangre y licor de luto.
Los amos de la guerra
gotean bombas
y las bombas se hacen humanas
y los humanos rencor
si no paramos
para escuchar poesía.
Aquella que late dentro del alma
y se hace alma,
para ser alma del alma,
música de versos sinfónicos
y empezar a caminar
sobre la arenisca azul.
*
Sí, a la sin razón
de una idea que se razona
a ella misma
para ser velero del arte
y olas que deambulen por la paz
y sobre la faz una tierra derrumbada.
Quiero ser el cuento
de un cuento
para que los dragones
no traguen al héroe,
convertida la grandeza en latón.
Brota la vida que vive y baila.
Cabalgan nenúfares
sobre alfombras de sueños,
entre quienes sueñan soñar,
sueños de ensoñaciones
que permitan pensar lo real.
Ya viene,
viene la cabalgadura
en un trotar de palabras
que gritan y queman silencios.
Ya sin sentido
la palabra toma la palabra,
o muere.
Y con su muerte renace
la razón y el sueño.
Queda la vida,
razonar y quimera
entre lazos de marfil.
¿A quién he de pedir permiso?
si la vida viene dada
menos a la razón y al sueño.
Queda el recuerdo,
los laureles olvidados.
La lluvia de besos
que inundaron el adiós.
*
Derramo mirada
al verte.
Galápagos vuelan
cuando te vas.
El horizonte es caricia
de tu distancia.
El viento se hace aire,
un aire de lagos
y el lago del viento.
Llueven redobles de tambores
giros de danza
en la cueva de tu sonrisa.
Se evapora el alba,
el tiempo se hace hielo
cae sobre las neuronas.
De las grietas sale el álgebra,
de las catacumbas la fe,
del amor un beso,
del beso un amor.
De la poesía el ser,
del ser lo humano
que descubre su piel:
la palabra.
Y los versos,
cuando suenan
entre timbales.
*
Olas de viento verdoso,
herbácea la mirada
a olas verdeantes
sobre orillas onduladas.
De la ribera brotan llamas
que forman alamedas,
hojas trepan las ramas,
las nubes tapizan el cielo
y el aire se viste de seda.
Llanura en cuesta
con charcas junto al camino,
los ojos se hacen paisaje,
el recuerdo andamio,
colores y formas
y construir símbolos
que paren el tiempo
en la lejura de las entrañas.
Guardan las hadas
el vino con el tic-tac
de los pasos escuchados,
de los caminos arroyos,
de la vida una gota
de tiempo derramado.
*
El blanco amanecer
cubre el campo
de amapolas blancas.
La blancura andante
recorre paisajes albinos
en tiempos canosos.
Nieva luz sobre la luz
y el cielo blanco
tapa las estrellas blancas.
La blancura inmaculada
ciega la ceguera
de miradas huecas.
Queda …. el resplandor.
*
Gotea el tiempo
entre bambalinas
de cartón y cierzo.
Caen rebujos
de momentos inciertos.
La experiencia derrite
kilos de miel y alcoba
con churumbeles
de pasión adormecida.
Caen gotas de mármol
sobre lagos vaciados.
Queda el alma
y el alma vuela
sobre las palabras
con versos rancios
que se evaporan.
Queda el poso
de peculio mortal.
¿Dónde las alas de Dédalo?
¿Dónde las olas de Icaria?
¿Dónde la carta de Oriana?
¿Dónde Amadís y su enano?
Son palabras
que palabras son.
Más allá de letras
de cristal y aroma,
al mundo vuela
la firma de una veleta
en la torre de un campanario.
Redoblan los versos.
*
Lazos de aire
abren horizontes
en manos lejanas
y callares ausentes
de ramajes rodeadas
por banderas transparentes.
Yolandean recuerdos
de blancura y alfanhuís.
Cabalga la paz
sin rumbo.
Lazos envuelven
pasión y amanecer
recorridos por torcas,
peñascos y rutas.
La pluma negra
cabalga sobre
corazones blancos
y enarmonan los sonidos
convertidos en niñas
que miran sueños
de senos deslizantes
fabricando caminos,
el sonido de campanas
en forma de infinitos
lazos de aire.
La sinfonía nace.
Una nota musical,
otra nota musical.
*
Dejaremos que el tiempo transcurra.
Que ruede
entre cantos rodados de la nada.
Dejemos que llenen caudales
con orillas de realidades inciertas
y el sonido suave de caricias verdes
vaya al remanso
de un Duero silente de Soria.
Y se calma la aurora a la vera
de muros construidos de horizontes.
Llama el arlequín
a la comedia del arte
y danzan los versos
en el ditirambo de colores y rosas.
¡Se abre el telón!.
La Historia cabalga
en forma de historietas
y, a lo lejos, se ven tambores
y una mirada suena
en el duelo de Leonor
que cubre el cielo
al hacerse recuerdo el paisaje
de unas huellas machadianas
de rimas musicales que llegan flotando,
de no sé donde a no sé qué,
en una Soria silente y alegre.
*
Quizás, quizás
los días y las noches
se han gastado en el destino.
Quizás las olas pardas
en los mares de verde
son ya amapolas de arco iris.
Quizás la lluvia
nos trae corazones que trinan
y se van volando a la quimera.
Quizás una noche larga
sin alcoba sea literatura
de cielo y resplandores de letras.
Quizás, solamente quizás,
entre los árboles y las sombras,
quizás, allá esté lo ausente.
La sinfonía sigue.
*
Ser paloma en la paloma
y volar en cada vuelo
a través de la mirada.
Sentir palpitar al aire
y ser del silencio huella,
ser palabra de viento,
hacer al árbol ser fuente.
Un sapito recorre el parque,
da vueltas de juguete
al bajar el telón de los almendros,
abedules y magnolias
gotean sobre la pradera
y al fondo un sauce y un roble.
El silencio navega
junto a la orilla del río.
Su eco es recuerdo
en forma de góndola
que flota para ser nido,
cobijo de miradas perdidas.
Vuelven los ojos a ver
las aves que vuelan
cuando un brote de silencio
entre cantos
cual bel sogno di Doretta
teclean las ramas
y volver, volver
al camino otra vez,
de los días y las noches,
recorrido entre requiebros,
con cabriolas del tiempo
que flotan sobre los ruidos.
Versos cincelados de silencio,
escultura de poemas
trepan a ciegas miradas
caídas en vanidades y espejos.
*
Pasear la noche
es buscar oscuridad.
Los faros luminosos
dan luz al sin lugar,
entre empujones y llantos
de quienes respiran estrellas.
¿Quién destruye el alma
que tiene soledad?
¿Quién brota pinceladas
al alba para iluminar?
¿Quién es quién
cuando la palabra pierde?
¿Quién pedestal
de tormentas y gentiles?
¿Dónde el alma de poeta?
¿Quién camina sin pasos?
¿A qué sabe la brisa
de un progreso que avanza
desalmado entre cifras?
¿Dónde el alma del alma?
Aún queda la palabra,
aún por conquistar.
Y de su vientre el instante
sin dejar de navegar
entre trigales de versos.
¡Poetas del mundo!
lancemos ritmo a lo real.
¡Poeta, poeta, poeta!
La sinfonía sigue.
*
Hoy no quiero escribir
tan sólo decir a los vientos
palabras que manan
aromas del recuerdo.
Cantar en silencio notas azules
tal cual es el cielo.
Buscar los enredos
de lazos de llanuras
en caminos derramados.
Bailar con la gangarilla
del tiempo ocultado
para besar los cerezos
los enebros y a su flor
que se hace vals
entre círculos dibujados,
estelas del corazón.
*
La torre se clava en la mirada
con su tejado de lanza.
Al fondo la nube espesa,
los conciertos de trisares
con vencejos que se esconden.
Un gato cruza la plaza,
palomas atropan restos.
Se deshace la noche
a medida que gotea el alba.
Amanece a borbotones
cuando despiertan los poros
de una piel más bien callada.
Destinos infinitos
no se calman con nada.
Saltan sobre la frente
rayos de sol que flotan.
Pende el aire,
respirar se hace latido.
Es la hora del silencio,
de la palabra dormida.
Despiertan chorros de vida,
¡despierten, amapolas blancas!
*
Voy a seguir los pasos
a la muerte
para ver adónde lleva
y recorrer sus caminos
entre los ciruelos en flor
para seguir a sus pétalos
de viento al aire de nieve.
Silueta difusa
de una voz y un gesto
¿Adónde lleva la muerte?
¿Adónde?
que voy a retratar su fuga,
a exprimir su concierto
de voces enmudecidas.
¿De dónde vuelve la Parca?
cuando diminutas luces
iluminan recuerdos y sueños
que nunca existieron.
Hay un antes y un después,
y un antes del antes
y el después es después.
¡La muerte no tiene nombre
porque los muertos no hablan!
y los vivos no escuchan.
La muerte es un redoble.
La muerte se muere en sí.
La sinfonía perdura.
*
¿Quién me ha dado la palabra
que tanto me hace gritar?
gritar sobre acantilados,
buscar y callar
entre apriscos de cordura,
acariciar el aroma
de tallos que se hacen alfombras
para palomas en vuelo
al extremo de un cordel.
¿Quién me da la palabra?
para hacer de la poesía
escultura de silencios,
gruta de un Pegaso volador,
capitán de los poemas
que planea en los cielos
cuando relincha brillantes
entre estalagmitas
y soplan las guirnaldas
en la gruta de palabras
que forman sueños
para hacer nidos de cristal.
Hay sed de mar,
de acantilados rotos.
Cabalga el amor y se hace
espiral de genes que se baten
en un duelo por vivir.
Queda la vida. Lo juro.
Queda la palabra,
las ondas del viento.
Queda grabar
en el alma la escritura.
Queda la firma.
La sinfonía.
El verso.
Queda el amor
en forma de beso
que firma la piel,
la hermosura evaporada.
(Silencio, silencio)
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