El pueblo está mosqueado

¿quién lo desmosqueará?,

las firmas de todo un pueblo,

que grita educadamente

no querer que su ciudad

sea el hogar de las moscas

adonde todas van,

ya que algunos se acercaron

a ese pastel oscuro

que por ambiciosos compraron.

.

Eolo nos lanza pelotitas de pin pon

para reírse cuando pasamos

de todo lo que ha costado

poner el cuerno al león,

que más que rey de la selva

es ya el de los mosqueados

y hojalata que sujeta

algo que dicen ser “arto”,

el arte mayor de un alcalde

que de la nada

hace euros ¿para quién

o por doquier?,

que se gasta en la champaña

y ahora brinda por León

bailando con unicornios

que se dicen ser rampantes.

.

Las gentes firman su hartura

de lo que es ya tanta impostura

y que si las moscas vuelan

se vayan de esta cagada

que hasta la espalda da don Pelayo

y ha recogido una grúa

ese tozo de cascaja

que pinchada está en un palo,

¿o es vellocino de oro?

aquel que cagó un loro

y lo vemos sin decoro.

¿Dónde el valor que tiene

sino en algún bolsillo

colocado por un pillo?.

.

Páguelo del suyo alcalde

y póngalo en su despacho,

patria de moscas

y váyase con aire fresco

impulsado por Eolo

y devuelva lo llevado

por el arroyuelo al río.

¡Venga ya comendador!

que si hay una mosca con tino

¡que se vaya es su destino!.