A finales de 1988 se celebró el III Congreso de Los Verdes. Se intentó la unidad, pero ya se verá que fue una cuestión de intrigas y de intentos de que una nueva fuerza política, que cuestionase el modelo político vigente y que hacía tomar conciencia de nuevos problemas afectados por los intereses económicos, no saliera adelante.
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Nuevas elecciones europeas. En la prensa local de León hubo pocas noticias. Un amago de que un objetor de León encabezase la lista, pero todo quedó en un bulo.
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La unidad de Los Verdes ha sido una constante en la vida política de Los Verdes. En parte lógica, en parte provocada desde elementos externos como veremos a continuación, con graves injerencias que afectan a la vida democrática de este país, y sin embargo no se ha estudiado ni denunciado. Parece que a Los Verdes sólo se les dejará existir cuando sean un montaje, como operaciones de imagen verde que se han realizado, muchas veces con un sentido estratégico, o al servicio de alguna fuerza política que controle su actividad, como cuando ha habido diputados verdes a través de otros partidos.
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La falta de unidad es lógica porque a partir de una sensibilidad y conciencia común para la defensa del medio ambiente al participar en política puede haber una postura nacionalista o lo contrario, o plantear políticas de izquierda o no y así con cada tema. Muchas veces se «acusó» a Los Verdes de ser como la sandía, verdes por fuera y rojos por dentro, pero hubo de todo. Es muy difícil congeniar puntos de vista heterogéneos con únicamente una base común. Pero se pudo buscar un acuerdo electoral o lograr que despuntase una fuerza verde y liderase una corriente, como ocurrió con el socialismo al comienzo de la transición. Sin embargo en Los Verdes hubo actuaciones externas que atenazaron su desarrollo sin que nadie se hiciera eco de lo que estaba pasando, incluso una gran parte del movimiento ecologista miró hacia otro lado. Hasta que no se resuelva no se podrá salir de esas arenas movedizas ni puede haber una participación democrática real.
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Hubo dos maniobras que intentaron destruir a Los Verdes. Una fue dividir el voto con una presencia electoral de un grupo vinculado a una organización considerada una secta, que se presentaba como Partido Humanista, pero que luego, además, usó el nombre de Los Verdes Ecologistas. La sentencia judicial que impidió el uso de este nombre llegó demasiado tarde, cuando ya cumplieron su misión de evitar que saliera una representación ecologista, lo cual además desgastó mucho la labor de las asambleas. Esta imagen artificial de división la aprovecharon partidos como el PSOE para manipular el ecologismo y usar esta moneda falsa. Se hizo público un informe de este partido cuyas consecuencias veremos.
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Se aplicó pura técnica de Poder. Un informe interno del PSOE deja claro lo que piensa. Cita específicamente a la asamblea de León. Es un auténtico manual de cinismo político y de maniobra que delata toda la actuación política de este partido cuyo objetivo es el Poder por el Poder, cuya ideología es la mentira.
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Pero no fue la única tropelía,una organización considerada una secta, El Partido Humanista, se presentó como «Los Verdes Ecologistas», confundiendo a los votantes con el nombre y logrando su objetivo: dividir el voto y hacer que no saliera una representación ecologista. Ningún partido salió a denunciar este engaño, con el que la prensa aprovechaba para hablar de la división entre los ecologistas, cuando fue premeditada.
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Una sentencia judicial impidió usar un nombre similar al nuestro a «Los Verdes ecologistas», vinculados al Partido Humanista, y que generaba confusión, pero llegó tarde, las elecciones ya habían pasado. Luego pasaron a llamarse «Los ecologistas», pero una vez habían puesto la zancadilla a Los Verdes no actuaron ni salieron en los medios de comunicación.
Pero las intrigas no terminaron en esto. Hubo una actuación de los servicios secretos a través de un infiltrado que lo confesó poco antes de morir, Manolo Luengo, cuyo objetivo fue que Los Verdes no se desmandaran. Llevó a miembros de Los Verdes a Rusia, entrando en el corazón del Kremlin y participando en debates de la perestroika en la época de Gorvachov. Había sido el tesorero de la CEOP, Coordinadora Estatal de Organizaciones Pacifistas, instigando hasta lograr dividir el movimiento contra la OTAN. Luego fue tesorero de Los Verdes, sin que nadie sospechase nada. El rey, dijo una vez que explicó su situación, le felicitó por la labor en el referéndum de la OTAN. Cuando falleció, 1991, un amigo suyo de Los Verdes de Madrid, que supo luego de los entresijos sin participar en ellos, fue llamado desde la Universidad a Distancia de Madrid, por un catedrático de un departamento para que siguiera realizando informes sobre el funcionamiento interno del partido Los Verdes. A lo cual se negó.