La poética de Cortijo es diáfana. Mantiene el ritmo de un corazón que se expresa, sencillamente. En sus versos se trasluce el vaivén de sus pasiones, quimeras  y sentimientos desterrados. ¿Cuál es el estilo de Cortijo?, insisten algunos en preguntar. Su corazón. No hay lugar para otra respuesta.

«El que escribe es
como el que ara
siembra o riega
y luego siega
y recoge la hierba
al final de la jornada
«.


En su poesía Cortijo mira su ancianidad. La hace consciente y se mira  queriendo rejuvenecer su alma con la sinceridad más brutal.

EL DESENGAÑO

«En la esquina,
los amigos
de cuando tuve dinero
ni siquiera me miran
cuando paso junto a ellos.
Ni un cigarro
que distraiga las malas
cosas que pienso.
Por eso cuando me miro
apenas ya me siento
«.

Escrito original

A la siguiente poesía  no pone título, pero sí fecha, 1997. Es un ejemplo de cómo es posible sublimar la belleza cuando se da forma de palabra a la imagen que se ve  y siente. Una vez oí decir a alguien «Cortijo es un corazón con patas, y bastón».


«La niña de Tauro
vestida de azul y negro
es cielo como la mar.
Nacida en Primavera,
siente el Otoño en sus sentidos.
Como yo siento al aire
de Castilla y León
siento que nubla mis ojos
y mis sentidos.
Cuando alguien dijo
que las gentes de
Tauro y Cáncer
se llevan bien
aun siendo diferentes
formas de ser,
como verano e invierno
sé bien quien es «Bety»,
la niña de Tauro
En otros tiempos
hubo una heroína
que se llamó Agustina de Aragón
y la niña de Tauro
que Bety se llama
lo es de Castilla y Aragón
«.


Siendo Cortijo un comunista de pro, no ha vacilado en escribir sobre la figura de Durruti, reconociendo su valor de anarquista universal.

Monumento a Durruti. Plaza Sta. Ana, León

BUENAVENTURA DURRUTI

«El luchador no sólo es quien
coge el fusil y tira tiros por doquier.
Se puede estar en la lucha
para defender la dignidad
sin un sólo disparo tirar,
ni una bomba explotar.
Hay muchos caminos
para luchar por la libertad.
No hay cosa más triste
que ver seres humanos
que sufren la persecución
y represión.
O tener que soportar
a gentes intolerantes
ante otras formas de pensar,
como sufrió Buenaventura Durruti.

Se celebra el aniversario,
de quien murió
en plena guerra
incivil española.
Muerte inútil y misteriosa
que aún no se ha aclarado.
Con estas sentidas palabras
quiero dedicar un sencillo homenaje
a persona tan singular
con el triste recordar.
Se me hace un nudo en la garganta
al intentarme expresar
«.

En Septiembre de 1997 impulsa su poesía comenzando con unos versos de Alberti, su maestro poeta. Septiembre de 1997. En los anales de la provincia de León podremos saber que hubo una feria medieval en tal o cual lugar, ¿pero qué cuál fue el sentir de los que asistieron a verla? Al menos alguien lo recoge en sus escritos y da su perspectiva personal. La poesía de Cortijo es arqueología humana.


VIDA Y CAMINO

«Un día dijo un poeta
<marinero en tierra>
porque no tiene mar
ni velero para poder navegar.
La paloma se equivocaba
se equivocaba la paloma
porque no tiene alas
ni cielo
para poder volar.
Pero este atrevido
y aprendiz de poeta
sin tener mar ni velero
puede navegar.
Sin tener alas ni cielo
puede volar.
Y sin tener tierra ni camino
puede andar y andar.
Describir estos días,
mágicos y luminosos
de esta feria medieval,
en esta ciudad de León
hace que no tenga palabras
para poderme expresar
«.


En 1994 escribe un poema dedicado a la familia. De estilo directo y matemático revoluciona el arte poético mediante la escritura escueta y telegráfica:


«Una madre,
una hija,
dos hijas
de dos madres.
Hija y madre.
Dos mujeres
y dos hombres.
En resumen una familia
«.


Aquel mismo año escribe otro poema íntimo, que recita alguna vez con exquisitez.


NUEVO AMANECER

«Sobre las cimas
de las montañas
surge la niebla
y sobre la niebla
brilla un nuevo amanecer
para los Hombres
de la tierra
y de todo el Universo.

¡Ojalá mi mente
estuviera limpia de nieblas
para verme y sentirme mejor
!».


Vemos en la poesía de Cortijo una rebelión casi permanente consigo mismo. Esa es la clave de su espontaneidad y sinceridad revolucionaria, la cual expresa y cumple con su particular lucha social. Alguien ha dicho que al marxismo le faltó poesía. Versos sin rimas burocráticas. Personas como Antonio han llenado tal vacío.


EL TRABAJO

» Triste es el trabajo
para quien no lo tiene
y, a pesar de todo,
nunca gana el de abajo.
Siempre el de arriba.

El trabajo duro
te aguarda para el futuro
que aquí siempre trabajan los mismos.
La igualdad  sueñan los pobres,
día tras día
y sólo nos iguala la muerta.

Vengo a cantar la verdad,
mas nadie se asombre
que el hombre sin libertad
nunca es hombre.

Ya no se puede escoger
derecha, izquierda o centro
porque todos al barrer
siempre barren para dentro
y hay mucha gente
que se queja sin fundamento
«.


En diversas anotaciones, al margen, de sus manuscritos, Cortijo se anima a sí mismo, trata de buscarse en el bosque encantado de la palabra escrita: «Un poeta ser quisiera, un idealista«. En esa lucha contra la realidad, sobre el esbozo de lo real,  construye su sueño, que no es más que la búsqueda de su ser mismo. Tal es la función del amor poético, más allá del amor cotidiano, o más allá de la sed de amor. Encuentra en su musa, a la que da un nombre entrecomillado, a la única persona en la que puede «descargar todos sus sentimientos hasta la eternidad«. Sueña, imagina y construye para hacer real su verso que no es otra cosa que una huella del alma. He aquí, voila, como dirían los franceses, la gran aportación de Antonio Cortijo a una poesía actual que se convierte en poética, en palabrería plástica y de silicona escrita. La sinceridad de Cortijo es sobrecogedora, es estilo y es revolución de la metáfora sobre el lenguaje.


«Estamos saliendo del abismo
a la cueva del silencio
al rayo azul del viento.

Todo sigue igual.
Han pasado los años
y me olvido del presente
en el duro camino al futuro.

Apenas queda la ilusión,
la esperanza,
y la muerte impecable que se acerca.

Como mortal que soy
quiero aferrarme
pues flota en el líquido
que traspasa el tiempo.
No morir quisiera
sin tu exuberante presencia.
Veo tus ojos,
veo tu mirada.
Siento tu respirar
y tus pasos que caminan
y mientras que me quede
un soplo de vida
te recordaré
«.

En Septiembre de 1997 impulsa su poesía comenzando con unos versos de Alberti, su maestro poeta. Septiembre de 1997. En los anales de la provincia de León podremos saber que hubo una feria medieval en tal o cual lugar, ¿pero qué cuál fue el sentir de los que asistieron a verla? Al menos alguien lo recoge en sus escritos y da su perspectiva personal. La poesía de Cortijo es arqueología humana.


VIDA Y CAMINO


«Un día dijo un poeta
<marinero en tierra>
porque no tiene mar
ni velero para poder navegar.
La paloma se equivocaba
se equivocaba la paloma
porque no tiene alas
ni cielo
para poder volar.
Pero este atrevido
y aprendiz de poeta
sin tener mar ni velero
puede navegar.
Sin tener alas ni cielo
puede volar.
Y sin tener tierra ni camino
puede andar y andar.
Describir estos días,
mágicos y luminosos
de esta feria medieval,
en esta ciudad de León
hace que no tenga palabras
para poderme expresar
«.


En 1994 escribe un poema dedicado a la familia. De estilo directo y matemático revoluciona el arte poético mediante la escritura escueta y telegráfica:


«Una madre,
una hija,
dos hijas
de dos madres.
Hija y madre.
Dos mujeres
y dos hombres.
En resumen una familia
«.

Aquel mismo año escribe otro poema íntimo, que recita alguna vez con exquisitez.


NUEVO AMANECER

«Sobre las cimas
de las montañas
surge la niebla
y sobre la niebla
brilla un nuevo amanecer
para los Hombres
de la tierra
y de todo el Universo.

¡Ojalá mi mente
estuviera limpia de nieblas
para verme y sentirme mejor
!».


Vemos en la poesía de Cortijo una rebelión casi permanente consigo mismo. Esa es la clave de su espontaneidad y sinceridad revolucionaria, la cual expresa y cumple con su particular lucha social. Alguien ha dicho que al marxismo le faltó poesía. Versos sin rimas burocráticas. Personas como Antonio han llenado tal vacío.


EL TRABAJO

» Triste es el trabajo
para quien no lo tiene
y, a pesar de todo,
nunca gana el de abajo.
Siempre el de arriba.

El trabajo duro
te aguarda para el futuro
que aquí siempre trabajan los mismos.
La igualdad  sueñan los pobres,
día tras día
y sólo nos iguala la muerta.

Vengo a cantar la verdad,
mas nadie se asombre
que el hombre sin libertad
nunca es hombre.

Ya no se puede escoger
derecha, izquierda o centro
porque todos al barrer
siempre barren para dentro
y hay mucha gente
que se queja sin fundamento
«.


En diversas anotaciones, al margen, de sus manuscritos, Cortijo se anima a sí mismo, trata de buscarse en el bosque encantado de la palabra escrita: «Un poeta ser quisiera, un idealista«. En esa lucha contra la realidad, sobre el esbozo de lo real,  construye su sueño, que no es más que la búsqueda de su ser mismo. Tal es la función del amor poético, más allá del amor cotidiano, o más allá de la sed de amor. Encuentra en su musa, a la que da un nombre entrecomillado, a la única persona en la que puede «descargar todos sus sentimientos hasta la eternidad«. Sueña, imagina y construye para hacer real su verso que no es otra cosa que una huella del alma. He aquí, voila, como dirían los franceses, la gran aportación de Antonio Cortijo a una poesía actual que se convierte en poética, en palabrería plástica y de silicona escrita. La sinceridad de Cortijo es sobrecogedora, es estilo y es revolución de la metáfora sobre el lenguaje.


«Estamos saliendo del abismo
a la cueva del silencio
al rayo azul del viento.

Todo sigue igual.
Han pasado los años
y me olvido del presente
en el duro camino al futuro.

Apenas queda la ilusión,
la esperanza,
y la muerte impecable que se acerca.

Como mortal que soy
quiero aferrarme
pues flota en el líquido
que traspasa el tiempo.
No morir quisiera
sin tu exuberante presencia.
Veo tus ojos,
veo tu mirada.
Siento tu respirar
y tus pasos que caminan
y mientras que me quede
un soplo de vida
te recordaré
«.

La materia prima a la que Cortijo da su forma peculiar, es el magma de toda poesía: El enamoramiento. La literatura ha hecho visible este estado mediante personajes que dan vida a la literatura, como don Quijote y su Dulcinea. “Sin amor, ¿qué sería el mundo para nuestros corazones?” se pregunta Werther, el protagonista de la obra de Goethe.  Define a su Carlota como “Divino aliento”, “ángel mío”. Describe al Amor (en el sentido de enamoramiento) como un fantasma pasajero. Pero tal fantasma, que reconoce que no existe,  asegura que es lo que hace felices a los hombres: “La veré y no tengo otro deseo. Lo demás desaparece ante esta esperanza”. La visión de Ella es vivida por Werther como un hechizo. El escritor francés, Víctor Hugo, compone su obra «Los miserables» en torno al enamoramiento entre Marius y Cosette, como elemento central  de esta novela: «Una mirada lo había hecho todo«, la de «aquel dulce ser ausente».  También la poesía que transpira en la obra de Gustave Flaubert, «Educación sentimental», entre Frédéric y Mme. Arnoux: «El universo, de pronto, acababa de ensancharse. Ella era el punto luminosos en el que convergía todo«. Miles de ejemplos más se encuentran en la literatura universal, pero todavía muchos más en la vida que nos rodea y, sin embargo, tales trances de poesía, pasan desapercibidos y olvidados. Esos personajes que pululan entre el asfalto, los sueños y las miradas es lo que se esculpe en la poesía del poeta Antonio Cortijo, en lo que construye nuestra literatura local.

Cuando joven, Antonio Cortijo, fue a la Mancha,  en busca de Dulcinea. Anduvo casi veinte kilómetros desde Campo de Cristana hasta Alcázar de San Juan, en Albacete. En ambos pueblos se encontraban sendas estaciones de tren, aquellos de bancos de madera. Recorrió el camino leyendo en voz alta varias páginas de obra de Miguel de Cervantes, «Don Quijote de la Mancha». Cortijo confiesa que le hubiera gustado escribir la tercera parte de este libro inmortal. Pero don Quijote murió, precisamente su autor así lo decidió para evitar que volvieran a plagiar su obra y se desvirtuara al protagonista.  Una leyenda apócrifa cuenta que don Quijote una vez logró estar con Dulcinea del Toboso, sin que lo supiera Cervantes. Fruto de aquel encuentro clandestino nació un hijo que es príncipe de los sueños y rey del amor.


Hay un poema que descubre la particular dulcinea de Cortijo:


SIONITA

«Sioni, salgo del abismo,
cueva de silencios,
azul rayo de viento.
camino al futuro
sin apenas ilusión.
Pasos de gigantes
molinos son.
Quiero asir la tabla
que flota en el traspasar del tiempo.
No quiero morir
sin tu mágica presencia,
tu profunda mirada,
tus pasos.
Sionita yo siempre
te recordaré
hasta la eternidad».


Una de las pasiones de Cortijo es mirar, mirar las cosas. Cuenta como una vez después de pasar un día y otro, cuando el Otoño,  delante del castaño de la plaza de San Marcelo,  vio que sólo le quedaba una hoja. Se quedo esperando a que cayese. Tras más de media hora de espera la hoja se desprendió y Cortijo siguió su caída, suave y zigzagueante, con la mirada. Luego la cogió y la guardó entre las hojas de un libro.


Recuerdo que una vez al verle en la calle me decía con entusiasmo que vio un árbol que le encantó y que escuchó el sonido del aire, lo cual le emocionó. Trató de recitarme unos versos que se le vinieron a la cabeza en aquel momento. Entre sus poemas escritos hay muchos en los que traduce el paisaje a poesía.


– VIAJE A LAS ARRIBES DEL DUERO  – (23/XI/1994)

«Levanté la vista
y, a través de los cristales,
vi empezar el amanecer
al margen de la vega del Esla.
Próximo a la línea
que divide las provincias
de León y Zamora.
En el horizonte se veía
una línea de luz roja
alargada.
Puntos de luz de algún pueblo
y una estrella solitaria y luminosa
en el extenso azul del cielo.

De repente mi mente se nubla
como si de niebla se tratara
faltándome palabras
para llenar todos mis sentimientos».

ESPONTÁNEOS –  (mayo/1997)

«Por la corriente me dejo llevar.
No sé que es mejor.
Ser diferente,
si andar solo
o con mucha gente.
Sólo me dejo llevar por la corriente
Viento que la ondule.
Agua que la inunde.
Fuego que la abrase
Tierra que empape.
Ríos sin cauce,
montañas de arena y polvo,
praderas sin hierba,
amor sin barreras y alborotados
por la soledad y el silencio.
Surge de las cenizas
un sentimiento profundo
con el verbo claro en la palabra».



EL GRAN CAFÉ

«No por lo grande del lugar
ni la grandeza del espacio,
sino por lo tranquilo
de una paz que se respira
en tan suntuoso lugar.
Los sonidos del silencio,
la música en el recinto,
como brisa de viento,
refresco y caricia
de los sentidos.
Infinitas partículas
del polvo cósmico
siembran y ciegan
mis sentidos
para mejor pensar,
sentir y soñar».


ANA

«Salgo del abismo,
de una cueva de silencios
y ventisca.
Todo sigue igual.
Me olvido del tiempo
para sentir el parpadeo de tus ojos,
tu profunda mirada,
tu respirar
y respirarte,
tus pasos hasta la eternidad.
Siempre te recordaré».


Una poesía típicamente cortijera, de estilo llano y sencillo, pero llena de contenido diáfano y claro, es una que escribió en Octubre de 2001.


«Siempre recuerdo de niño
cuatro conceptos de vida.
Son:
El maestro que enseña los primeros pasos
en el saber y conocer.
El médico que cura males y enfermedades,
físicas y mentales.
El político que procura contra la injusticia
que haya paz y solidaridad.
Y el poeta
como aquel que hace lugar al camino
más hermoso
para quien enseña, cura y lucha
por una sociedad más libre,
más justa,
y sin guerras,
porque otro mundo es posible».


Me ofreció Antonio Cortijo una lista de sus poetas, a los que ha leído una y otra vez. De los que admira y con los que dialoga. Se deleita con ellos. Esta misión de leer poesía da una mirada poética del mundo. Tal se pierde, pues no se hace con el silencio, el valor y la profundidad que se requiere. ¿No es ser poeta también leer poesía? Poetizar la vida, esa es la lucha de poetas como Cortijo. En su lista figuran, en el orden que él mismo ha dado: Santa Teresa de Jesús, Gerardo Diego, Jorge Manrique, Manuel Machado, Antonio Machado, León Felipe, Ramón de Valle Inclán, Juan Ramón Jímenez, Pablo Neruda, Enrique Jarciel Poncela, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Miguel Hernández, Nicolás Guillén, Gerardo Diego, Miguel Miura, Luis Rosales, Francisco de Quevedo y Rosalia de Castro.


Nuestro poeta Cortijo hace una simbiosis entre su vida más inmediata y los sentimientos más sublimes:


«¡Agua! ¡Agua!
Agua sólida del sol.
Vuelo de paloma
en el alero.
Alero de tus pestañas.
Fuego en el bar
de cada noche.
Cada suspiro un ayer,
cada presente un mañana.
¡P.C.HI.CC!
¡Qué velocidad
!».


Una nota, quizá leída a la diana de la que el poema es dardo, está arrugada entre los papeles:


– ANA CASAS –

«A una gallega,
de parte de un asturiano
afincado en León.
Compararte te he
con un trocito
desprendido de estrella
y que yo guardé
en la caja de mis recuerdos,
tras tu delicada presencia
«.


El poema más extenso es el que dedica a un pueblo de emotivos recuerdos para él, Gradefes. Comenta como preámbulo: «A la zona de «Rueda», en la ribera del río «Esla» hay un pueblo llamado Gradefes de Rueda«.


– GRADEFES –

«Árbol y sombra.
Carro y camino.
Árbol de sombra
y un carro inmóvil
en el camino.

El viento sabio de vida
agita las hojas del árbol.
Desprende el aire
su silbido
de música silenciosa,
en mi soledad y silencio.

¡Silencio!
sólo silencio.
¡Casas de adobe
hechas de barro y paja!

Sólo el susurro del río
que resbala por su lecho
entre jarales y piedras
y ramas.
La corriente que brilla
nubla mis sentidos.

Naturaleza viva
que pasa veloz
y majestuosa
con las alas extendidas
de vencejos, cigüeñas y golondrinas.

Vadea el río un puente de cemento
con balaustre de barro,
en forma de cubos sobrepuestos.
Copas de árboles al fondo.
Torres de piedra e iglesia.
El nido de una cigüeña.

Una elevada colina
de donde brota una fuente
que se llama «la Cota».

Lejos Peña Corada,
desde donde se dibuja
la ancha ribera
que inunda florestas
de chopo y paleras,
lamidas y bañadas
por el cristalino Esla.

El silencio revienta mis sentidos.
Árboles que se inclinan.
Cantos de ranas,
gritos de niños.
Se respira aire de río y paisaje.
Siento con el árbol, el carro,
con la sombra y el camino
y grito por haber vivido
en un pueblo que tiene río:
¡Gradefes de Rueda!».


Y otro:


«El sonido de silencio,
piedra húmeda es el suelo
luminario del convento.
Cegadora luz
de hierro y piedra,
rejas dobles de vida
y sueño de esperanza
en el interior del convento cisterciense
¡Santa María de Gradefes!».

Su querido río Esla es refugio de sus anhelos, soledades y versos.

«Que triste es el silencio.
Que aburrido el bullicio,
pero más triste es
carecer de sentimientos.

Solo,
el sonido de las hojas sólo,
azotadas en el viento
que vibra en mi cansada vista
de tantos caminos.

En el horizonte una colina,
de ahí a un puente de ocho ojos
que atraviesa el río Esla.
Árboles viejos y jóvenes.
Piedras planas sumergidas en el tiempo,
y, siempre, la corriente del Esla».


Pero hay otros paisajes que también engalana. Que poetiza con sus letras pizpiretas.


BESAYA

«Si con «uve»
se escribiera
y hacia arriba la mirada
Dios vería el paraíso terrenal
ubicado en Cantabria,
humedecida la tierra,
y regada por el río Besaya.

En un principio
lo primero fue la luz,
estrellas y planetas.
Entre los planetas
la Tierra
y los seres humanos en ella.
Adán primero,
luego Eva.

Y un lugar del paraíso
fue la región de Cantabria.
De allí brotan aguas calientes
de vida y esperanza.
Todo esto y mucho más
en las caldas de Besaya,
en Cantabria».


Pero que no sufran los leonesistas. Su mirada siempre vuelve a León. Su mirada universal. Describe la belleza de Valdevimbre: «En el silencio de la noche, la sensación de entrar en un valle rodeado de vegetación es locura de belleza. Yendo sin rumbo hay una cueva, «la cueva del cura». Quedé casi ciego de tanta hermosura. Tierra de arcilla arañada y seca. Velas encendidas en las ventanas. Y si no fuera por la prisa de regresar allí estaría hasta el amanecer del nuevo día. Un rincón a apenas veinte kilómetros de León, en donde se sabe cocinar, yantar y manducar  y es posible llenarse de belleza. Un pueblo que yo apenas podría soñar» (Agosto de 1991).


EL SONIDO DEL SILENCIO – (7/VII/1991

«Del silencio
al sonido hay un paso.
Una cagada de paloma
en un charco de agua
y lluvia.
Dedos de niño revolviendo
mezcla de cagada y agua.

Un poco más cerca el sonido de silencio.
A lo lejos otros niños bailan
en constante movimiento
entre la Rua y la plaza del teatro.
Después del silencio, de la cagada de paloma
de la lluvia
y de los niños jugando
llega el sonido del silencio».


Este espléndido retrato del paisaje leonés se podría visualizar difícilmente, a no ser en un cuadro al estilo de Dalí. Pocas intuiciones poéticas reflejan el alma cazurra, porque no hay valor para escribir como lo hace Cortijo, desde la sencillez y la mirada limpia, sin hipérboles ni retorcidas falsificaciones de la vida y la literatura.


Otra vez el roce con la pasión pasajera, con el salto a la figura que se insinúa en andares de callejuelas y miradas de Platón y de Platero:


«Me atrevería a pensar
¡Beti!
que tú
eres cauce,
eres río,
aroma
eres la corriente
que me arrastra
al abismo.
Eres trozo de un cielo
que refresca y acaricia
mis sentidos.
¡Oh! Beti».


El siguiente poema tiene para quien escribe, esta recopilación de versos y reflexiones, un gran valor emocional.  Su primer hijo, cuando fue un niño recién nacido, no pudo tener su nombre. Algo inconcebible en una sociedad democrática, 1988, que exigió una intervención del Parlamento para cambiar las leyes sobre registro civil. Una larga historia. Lo que nos interesa ahora es que Antonio Cortijo fue a ver al niño. Y nunca mejor dicho. Se quedó ante él mirándole. Envolvió al retoño con su insistente y  luminosa mirada. Dijo que le quería leer una poesía y así lo hizo. Luego se la regaló y hoy está en la caja de los tesoros del chaval. Entre los manuscritos he encontrado la copia de aquellas palabras que daban apoyo a la libertad de elegir el nombre de un vástago.


A UN NIÑO LLAMADO RAYO

«Una vez hubo un rayo
y no era de fuego,
sino de luz y de niño
que se llama «Rayo Pinto.
Yo le añado rayo «iluminado»
por el viento
y el aroma desprendido
de las flores esparcidas
por el campo.
La hierba ondulada
de prados y praderas
de risueños cantos.
Pájaros que vuelan
libres en el campo.
El discurrir de los ríos
y sus regateos.
Hubo seres humanos,
si humanos se les puede llamar,
que negaban tu derecho
a llamarte Rayo
que era tu nombre
y tu identidad.
Y a pesar de los avatares
¡Rayo eres y rayo te llamarás!
Todo lo cual sea motivo de justicia,
paz y Libertad.
Todo esto lo dice,
piensa y sostiene
un soñador y
aprendiz de poeta».


Igual que hay leonesistas en León habrá argentinistas en Argentina. A este país dedica sus palabras escritas el 7 de Octubre de 1992:


ARGENTINA

«América, ¡América!
¡América del Sur!.
Mi segunda patria pudo ser.
Al norte la gran extensión
del «Chaco».
Con las urbes de corrientes
y resistencia,
bañadas por el río Parana.
Al oeste la cordillera andina,
en donde se halla San Miguel de Tucumán
y Santiago del estero.
Más al Sur, Córdoba
seguida de santa Fe el Rosario
y, de repente,
¡Buenos Aires!.
El Río de la Plata más al sur,
y allá se halla la Pampa
en cuyo horizonte se divisan caballos
montados por gauchos.
Luego Patagonia,
hasta llegar al estrecho de Magallanes
y la tierra de Fuego.
Al oeste la cordillera de los Andes.
Sobre una montaña veo el océano Atlántico
que baña las islas Malvinas.
Más al sur el Antártico.
Lo dice un enamorado de la tierra Argentina,
un español al que le hubiera gustado
nacer en Argentina
que su segunda patria considera».


Bien podría hablarse de un poema geográfico, pero sobre todo de un sueño, que imagina lugares  y tangos. La vida de Cortijo ha sido un tango, en su lucha y en su caminar entre letras y andares. El siguiente poema es un homenaje a los leoneses que, creyentes o no, viajan dentro de la catedral leonina, en busca de las luces de colores que gritan a través de las vidrieras.


NOCHES DE CATEDRAL –  (Año 2000)

«Voces de canto bajo la piedra
y la bóveda.
Tiemblan los más
recónditos rincones.
Una oración llena el espacio.
Primeras voces suenan
en el horizonte de cristal.
Se eleva entre torres
y columnas invisibles,
para llenar el espacio
y hacer temblar
todos mis sentidos.
Sólo el sonido del silencio
llena mi alma.
Traspasa el infinito
el silencio de la luz.
El canto inunda los sentimientos.
La bóveda está apunto de enloquecer.

Una mágica presencia.
Un lugar de magia, silencio,
cristal y fuego
de partículas de polvo cósmico
invaden mis ojos».

La penúltima poesía de las recogidas es del año 2001:


NUEVO AMANECER

«Sobre las cimas
de las montañas
surgen las nieblas
y sobre las nieblas
brillará un nuevo amanecer
para los seres humanos,
de la Tierra
y el Universo.
¡Ojalá mi mente
estuviera limpia de nieblas
y de nubes oscurecidas
para verme
y sentirme mejor».


La última esta fechada durante el verano de 2001.  Es la síntesis de poesía, reivindicación, de lucha y verso, de grito y pasión. De experiencia de la vida y transitar en lo poético. Pocos poemas tan sabios, tan aleccionadores, sin parecerlo. Como dicen en León, más que trasfondo tiene rintintín.


«CALLE ANCHA«

«Calle de santa María de Regla,
«Fernando Merino»,
«calle Ancha»
y calle del «Generalísimo Franco»
en el espacio del pasado.
La mirada de esta calle
ha transcurrido
ante hechos históricos
durante la pasada historia.

Y esta calle,
en la que mi ser anda,
la calle Ancha se llama.
Han pasado varios seres humanos.
Uno de ellos llamado Alfonso XIII,
rey de España.
D. Manuel Azaña,
presidente de la República.
Y Francisco Franco Bahamonde
del que todo el mundo sabe.
Muchas cosas han pasado,
pero hace unos días,
la presencia de unos grandes artistas
de la música, de la danza
y del canto,
en toda la expresión de la palabra.
Son artistas de Ucrania,
lejano lugar y tan cerca.
Bajo mi punto de vista
lo más hermoso
que ha acaecido en esta calle,
mi calle Ancha,
es esta actuación
que ensancha mi ser.
La calle Ancha se llama».


Palabras de reivindicación social y poesía de sentimiento. Cortijo escribe con el corazón. Hacer poesía es mucho más que escribir. Es sentimiento. Éste es lo que vale, lo gratis del arte. Reconocer esta labor es hacer que el pueblo tenga huellas, referencias propias a las que mirar. Es valorar a la gente por lo que cada uno es, en su manera de vivir cotidiana y no engalanar a los poderosos ni fabricar dioses de celofán. Lo que nos rodea es muy valioso y, tal vez, deberíamos aprender a mirar nuestro entorno y a convivir en él.  Descubriríamos a un poeta, por ejemplo, como Antonio Cortijo. Las palabras condecoradas llevan al vaciamiento del arte. Las que conmueven nos dan un horizonte. Como dice Antonio Cortijo:


«El canto inunda los sentimientos.
La bóveda está apunto de enloquecer.»


Y se acabó.

Bueno, no se acabó. Permita el lector, tan amable por llegar hasta estas líneas, que recuerde las palabras de un compañero de poesía, o compañero del alma, de este nuestro amigo Cortijo, me refiero a Gustavo Adolfo Bècquer: «Sobre la poesía nada ha escrito casi ningún poeta; pero en cambio hay bastante papel emborronado por muchos que no lo son. El que la siente se apodera de una idea, la envuelve en la forma, la arroja. Los críticos se lanzan entonces sobre esa forma, la examinan, la disecan y creen haberla comprendido cuando han hecho su análisis. … La poesía es al saber de la humanidad lo que el amor a las otras pasiones… Comprendo la poesía por medio de una revelación interna, confusa e inexplicable. Deja esta carta, cierra tus ojos al mundo exterior que te rodea, vuélvelos a tu alma, presta atención a los confusos rumores que se elevan de ella, y acaso la comprenderás como yo» (20 de Diciembre de 1860)