Una de las organizaciones sobre la que más se quieren saber cuáles son sus documentos internos son los grupos gnósticos que responden a variadas siglas, pero todos son seguidores de las doctrinas de Samael Aun Weor, cuyo nombre real es Víctor Gómez Rodríguez. Algunos seguidores de estas organizaciones gnósticas han dejado su militancia y han contado sus experiencias, desde su inicio ante legítimas inquietudes intelectuales que les hicieron asistir a conferencias sobre temas varios y triviales en un principio, hasta llegar a participar en un grupo de estudio, para finalmente practicar sus teorías. Algunos a raíz de la información que recibieron desde el exterior o por una reflexión personal algunos lograron salir, no sólo del grupo en el que participaban, sino de una dinámica psicológica en la que estuvieron atrapados.
Todos coinciden en que se ve de manera muy diferente las doctrinas estudiada, según uno se sitúe en un punto de vista del devoto o después de dejar de asistir, de practicar lo que exigen los misioneros gnósticos y de dar vueltas sobre lo mismo. Por eso lo que se recomienda siempre a alguien que se ha volcado en dichas enseñanzas es dejar durante un tiempo la asistencia a reuniones, ceremonias y situarse en otro punto de vista. De esta manera el adepto puede comprobar si lo que está viviendo se trata de una creencia o de un condicionamiento del grupo, que le altera su personalidad.
Todos los que han dejado algún grupo gnóstico advierten que algo les ha pasado. Les cuesta entender qué les ha sucedido y por qué. No pocos son los que han tenido serios problemas psicológicos. La mayoría de los familiares más cercanos observan cambios drásticos de la personalidad, anomalías de las cuales quienes se adentran en la gnosis no son conscientes. Esta situación es un hecho que podrá interpretarse de muchas maneras, pero que es necesario estudiar a fondo, por la gran cantidad de personas que se ven afectadas. En esta obra no se va a entrar a describir casos personales, sino los factores comunes de todos ellos, a partir de una profundo y exhaustivo análisis de los textos que fundamentan y dan la razón de ser a las organizaciones gnósticas.
Un testimonio revelador y que desenmascaró el funcionamiento interno de los grupos gnósticos es el de Alberto Morala de la Viuda, cuya experiencia queda recogida en el libro “Las sectas: trampa y engaños”. Cuenta el enredo psicológico en las que quedó atrapado, así como los mecanismos de persuasión: “Se adueñan de tu personalidad, de tu mente, de tu voluntad de una manera increíble”. Tal documento ha sido de gran valor para advertir a muchos jóvenes que se acercaban a ese mundo. Unos por curiosidad querían saber algo nuevo. Otros en busca de una esperanza ante el hastío de su existencia. Recibir información a tiempo ha servido a muchas personas para estar atentos a los trucos emocionales del grupo y saber qué ocurre cuando se adentran en las organizaciones fieles a las enseñanzas de Víctor Gómez, Samael Aun Weor.
La advertencia sobre cómo funcionan estos grupos ha hecho darse cuenta a quienes han entrado inocentemente en un proceso en el que les han querido envolver y finalmente lo han dejado. Para otros muchos es difícil ayudar a recuperar luego su capacidad de razonamiento y emocional, en definitiva su personalidad. Expertos en la comunicación advierten certeramente que la simple información no es suficiente, hace falta analizar y pensar sobre ella, para estar prevenidos sobre las consecuencias de aquello sobre lo que hemos recibido cierta información. Estar informado es fundamental, pero es sólo una parte de la prevención, pues no es determinante. Lo importante es saber. Se comprueba en ocasiones que personas informadas sobre algunos grupos como sectarios han caído en un dependencia de sus dinámicas, por no saber las consecuencias de iniciar unos cursos, o de unas relaciones afectivas dentro de una organización.
¿Qué sucede en estos grupos? Sobre esto vamos intentar dar una respuesta en este trabajo. La organización gnóstica se adapta a las críticas y a la información que sobre ellos se difunde. Lo que hace difícil su seguimiento. En 1982 las organizaciones gnósticas realizaron un congreso internacional en México, para analizar nuevas estrategias con el objetivo de conseguir aumentar el número de adeptos. Ya por entonces se comenzó a descubrir alguna de sus prácticas, lo cual desactiva mucho la acción proselitista que se fundamenta en el secreto de sus teorías. La ocultación de sus fines y métodos, en un principio, les permite sugestionar emocionalmente al curioso que se adentra en sus ofertas de charlas y conferencias públicas.
Para justificar tal medida aludieron que son conocimientos muy fuertes y que quien no sea fuerte puede enloquecer. Los dirigentes de las organizaciones gnósticas explican de esta manera la alteración de la personalidad de muchos adeptos. Dan el calificativo de “desequilibrado” para quien cuenta su experiencia de dentro de la organización una vez que logra salir de su militancia obsesiva. Han reconocido que es preciso una preparación más amplia e intensa, por lo que se decidió prolongar el tiempo de “inciciación”, de manera que quien comenzase a practicar las ceremonias internas no lo dejase al cabo del tiempo, con el fin de que nadie contase fuera lo que realizan al amparo de la libertad religiosa.
Con el paso del tiempo se ha conocido más y mejor sus aspectos más ocultos, hasta el punto de que muchos secretos o arcanos se han comenzado a difundir. La explicación que dan, a bote pronto, es que ha sido un problema de licencias y de que ha habido algún dirigente que ha querido monopolizar los conocimientos del maestro Víctor Gómez, alias Samael Aun Weor. ¿Cuál es la nueva táctica? Desarrollar una red de grupos autónomos, independientes unos de otros de manera que expanden los planteamientos teóricos y prácticos del Maestro, infiltrándose en la sociedad sin una organización concreta, más que a modo de referencia. Esta es una dificultad para abordar a esta agrupación, lo que nos hace hablar de grupos gnósticos en general. Han atomizado de tal manera la organización que no hay puntos de referencias oficiales. Unos a otros se califican de grupos blandos o duros, según el grado de fanatismo, no hay un modelo unitario. Lo que sí sucede es un factor común en todos ellos: los textos de Víctor Gómez. Son estos los que vamos a analizar especialmente. De un caso concreto vamos a pasar al estudio del fanatismo en general, sobre todo de lo que afecta a la sociedad actual tras el atentado en EE.UU. contra el Pentágono y las Torres Gemelas, y del peligro que suponen las sectas en este nuevo contexto en el que el fanatismo islámico ha pasado a la acción global.
La atomización de las organizaciones gnósticas hace que sus foros de enseñanza funcionen con una dinámica de grupo. De esta manera se intensifican los lazos emocionales y afectivos entre sus miembros. Además el centro de su actividad interna se fundamenta en la relación de pareja, por lo que separarse del grupo requiere resolver un problema de dos, no de uno sólo. Esta característica supone una dificultad añadida para el adepto de cara a plantearse una perspectiva desde fuera, con la cual recuperar el punto de vista personal. Hablamos, entonces, de psicogrupos o grupos de dinámica sectaria. Estos logran una capacidad de adaptación suficiente para crecer y mantener la cohesión interna, sean gnósticos o de otras creencias, al aplicar técnicas manipulativas con fundamentos en teorías extraterrestres, chamánicas, teosóficas, herméticas o cualquier otra.
Desde un punto de vista teórico se observa una similitud de la situación actual con el final del Imperio romano, periodo en el que , tal como recoge Xabier Pikaza, las viejas religiones han perdido su sentido y sucede un gran derrumbamiento espiritual. La zozobra interior hace que la gente busque, mezcle elementos de diversas religiones. La mentalidad social desembocó en aquella época en la magia, la filosofía griega y la teurgia (actuar sobre Dios). Nuestra época moderna se define por el consumo superfluo y donde el fin primordial de cualquier actividad es ganar dinero. Existencialmente provoca el desamparo vital, en muchas personas genera desolación, desencanto, vacío interior, relaciones fatuas y demás. Pero no hay un debate al respecto, no hay posicionamientos teóricos, sino una huida de la realidad y es en tal fuga en la que las propuestas sectarias encuentran su capacidad de acción.
El problema de las sectas no podemos reducirlo meramente a una cuestión teórica, sino técnica. Es fundamentalmente desde este punto de vista desde el cual vamos a analizar los textos del fundador de los actuales grupos gnósticos. Los estudios sociológicos, de antropología sirven de complemento, mas no se a de reducir a este terreno el problema de las sectas, pues concluye en divagaciones abstractas que, por regla general falsifican el análisis concreto del problema sectario y del fanatismo.
Dejo claro que para nada se va a discutir en este trabajo sobre creencias, ni sobre interpretación de una teoría o conocimiento. La fe es algo muy personal, así como la conciencia y los pensamientos de cada cual. Lo que haremos será comprobar y observar los fundamentos en los que se basa la manipulación de los grupos gnósticos, especificar su contexto e informar sobre aquello que ocultan a todo aquel que comienza la andadura de un aparente nuevo saber. Lo relacionaremos con el conjunto de otras sectas con las que forma una amalgama irracional dentro de nuestra sociedad.
Por último insertaremos este problema específico en el contexto actual del fanatismo, para entender la auténtica dimensión de la cuestión sectaria y vislumbrar el trasfondo de la exaltación doctrinaria o ideológica y sus consecuencias cuando se proyecta en la sociedad. A pesar de las pautas razonables y respetuosas con que se aborda el tema las sectas tachan cualquier crítica o estudio de actitud inquisitorial o de persecución. Nada más lejos de la realidad. Cuando a quienes lo proclaman se les pregunta si se ha quemado a alguien en alguna hoguera, si se les persigue por su creencia, trasladan su respuesta afirmativa a otras dimensiones, al terreno de los astral o a una sensibilidad hipócrita con la que camuflar sus propósitos doctrinales. Informar es la base de la libertad, tanto de elección como de conciencia.
Informar sobre las pléyades de organizaciones manipulativas que condicionan la personalidad del adepto y le hacen depender completamente de una organización, debería ser un compromiso firme de las instituciones democráticas. Serviría para garantizar realmente el artículo 16. 1 de la Constitución Española que garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de individuos y de comunidades. Según el artículo 16. 2: “Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencia”. Este último punto es muy importante por tanto y cuanto un derecho aplicado a un sujeto no puede transformarse en un derecho para un colectivo, por cuanto será ocultación de información, sobre cuya base se produce la técnica de manipular, de tergiversar la realidad para dominar la voluntad del individuo. Es en este artículo en el que se basan las autoridades administrativas para no hacer nada respecto al problema de las sectas destructivas, aquellas que deterioran la manera de ser de los adeptos.
La misma Constitución española, artículo 22.5 prohibe las sociedades secretas. ¿Cuál es el truco? legalizar asociaciones, grupos, dentro de los cuales hay estructuras secretas, pero ya no son “sociedades”, sino aspectos íntimos. La intimidad pertenece al individuo, o a las relaciones personales, nunca a un grupo. Lo que carece de sentido en una sociedad tolerante y plural, que respeta la libertad, es la confidencialidad maliciosa. Por eso ni siquiera desde las asociaciones que informan sobre el funcionamiento de las sectas se piden acciones judiciales, excepto en casos de delitos manifiestos, sino informar. De ahí la necesidad de dar a conocer los fundamentos teóricos de los gnósticos, como en otras ocasiones se ha hecho respecto a otras organizaciones. De esta manera que cada persona decida participar o no con conocimiento de causa en el colectivo que le interese. O al menos se reclama admitir la libertad de expresión para poder cuestionar ciertas prácticas o propósitos de los grupos sectarios. Ignorar quienes son, cómo funcionan y colaborar con su silencio táctico es lo que sienta las bases para que aflore y cada vez sea más eficaz el fanatismo en nuestra sociedad.
El terrorismo con que se expresa no es sino la punta del iceberg. Lo veremos detalladamente a lo largo de este estudio, que partiendo de un caso concreto, los grupos gnósticos, desemboca en las causas y consecuencias del atentado perpetrado por la red tejida mundialmente por el fundamentalismo islámico.
En el contexto descrito de pasividad institucional, hace que las sectas y el fanatismo sea un problema poco visible para la sociedad y mal comprendido por las familias afectadas y la sociedad. Como mucho se analizan los síntomas y se toman medidas por lo general poco eficaces, que pueden ser necesarias algunas de ellas, pero no suficientes. Mucho se ha contado de manera espectacular y sensacionalista, en los medios de comunicación, sobre sucesos morbosos. Esto crea expectativas al respecto, pero no soluciona apenas nada.
Lo mismo que se exige en cualquier conserva alimenticia o productos gastronómicos sobre sus componentes, ¿cómo no en algo tan esencial como son conocimientos o doctrinas cuya floreciente industria hace que cada vez sea mayor el mercadillo de ofertas espirituales, sean astrológicas, espíritas, esotéricas, mágicas, etc.? No sólo por lo que haya de fraude, sino por lo que, suponiendo que sea auténtico, se oculta, para ejercer un poder despiadado sobre los adeptos y presionar desde una militancia obsesiva a la sociedad. Lo cual puede poner en peligro la convivencia ciudadana.
Hemos visto y constatado la desesperación de muchas madres, padres y parejas, de las víctimas de las sectas destructivas. A muchas madres les queda mantener una vaga esperanza ante el deterioro de su hijo o hija, ante la imposibilidad de poderle sacar a su ser querido de un grupo u organización que le anula como persona, como sujeto autónomo. Con las manos atadas para poder hacer nada los familiares de adeptos se ven desvalidos en su soledad. El silencio de muchos familiares de adeptos clama en la desidia de la sociedad. Cansados de oír que sus allegados ya son mayores de edad, que si ese ser querido está dentro de algún grupo raro es porque le gusta o lo ha elegido, etc. ¿Y qué hacer? se preguntas muchos afectados.
Mediante consejos e información, para actuar con precaución y buscar la reflexión propia del sectario, se han podido resolver muchos casos. Pero otros tantos quedan en el camino. Sobre todo porque cuando pasa el tiempo la recuperación es más difícil sin que queden secuelas. Es un error tratar de presionar al adepto y evitar desmontar lo que es su contexto sectario, muchas veces por miedo de los familiares. Las presiones personales, los chantajes afectivos son un refuerzo que aplican las sectas para lograr la militancia obsesiva, ya que convierte seguir, a toda costa, en un reto. A la vez se consideran mártires de la causa que profesan y cualquier medida contra su fanatismo es una prueba que Dios, el destino o lo que sea les ha puesto para que la superen. Tengamos en cuenta que lo que se haga desde fuera se va a reinterpretar según las claves de la secta.
Los padres y madres quieren hacer todo lo posible y poco pueden hacer. Con el problema añadido de estar sujetos a un constante chantaje. El enfado del afectado que exagera la preocupación de sus allegados a extremos insólitos, como pensar que le quieren envenenar, que le espían, que le tienen controlado, de manera que la convivencia se hace cada vez más tortuosa. Trampa en la que no hay que caer bajo ningún concepto. Por otra parte, los jefes del grupo o de la organización nunca actúan directamente contra la familia, sino mediante el adepto. De tal manera que si los familiares dicen algo o hacen algún movimiento que dificulte el adoctrinamiento del neófito para la secta, se encargan de alejarle de sus padres. No sucede de manera diáfana, sino que es a través de consejos, enseñanzas amañadas, o bien ofreciendo un trabajo, que muchas veces es repartir publicidad en las casas, o en dedicar mucho tiempo a un negocio de algún otro miembro. O por razones de matrimonio, que apañan la dirección de la secta, jefes o venerables maestros. Todo lo cual quien es manipulado lo “decide libremente”. Así lo cree mucha gente. Y contra esta práctica nada se puede hacer.
Se puede comparar a muchas madres que deambulan de una institución a otra para que hagan algo por sus hijos, con las madres de la Plaza de Mayo de Argentina. Quienes sufren el problema de las sectas ven que sus hijos desaparecen, pero les pueden seguir viendo, esporádicamente, o nunca más, pero siempre comprueban que no son los mismos. ¿Qué les ha sucedido?. “Es como si le mataran el alma y se lo cambiaran por el de otra persona”; “Le han trasformado la cabeza”; “Le han cambiado de arriba a bajo. No le reconozco”, son expresiones de muchas madres y padres de miembros de sectas. Día a día andan en el desierto de la soledad ante este problema. Sus gritos se diluyen en el vacío y claman para sus adentros. Gracias a muchas madres y padres se han descubierto tramas sectarias cuyos contenidos son impensables para cualquier persona con dos dedos de frente.
Muchas madres y padres, cuyos hijos están de alguno de los múltiples grupos gnósticos, han realizado un trabajo impresionante metódico y llevado a cabo con una paciencia infinita. Han recogido textos de Víctor Gómez, don Samael Aun Weor. Hemos conseguido leer casi todas sus obras para tratar de comprender a los adeptos de la gnosis, para saber qué había dentro de su cabeza. Y para dar a conocer los principios de la gnósticos actuales, que nada tiene que ver con la herejía gnóstica de los primeros siglos d.C.. El planteamiento de todos los padres y madres es, por unanimidad, que si sus hijos e hijas respectivos hubiera conocido todo aquello no habría participado en el grupo que les atrapó. Los adeptos fueron aceptando una serie de ideas paulatinamente a medida que les cambiaron sus ideas y su manera de ser. Muchas ideas eran criticadas en un principio por ellos y ellas o las despreciaban, pero luego se entregaron a ellas con toda su alma. Las relaciones con el ambiente de aquellos grupos fue lo que hizo que la organización controlara la voluntad del recién incorporado. La esperanza de toda familia es que su allegado se dé cuenta de este factor. A pesar de los problemas familiares que hubieran podido tener, a pesar de querer huir de unas circunstancias adversas hay algo que ha atrapado a muchos y muchas jóvenes y no por ello resolvieron, finalmente, sus conflictos familiares y personales, se evadieron de ellos.
¿Cómo funcionan las ideas sectarias en el pensamiento para ser un a herramienta de manipulación psicológica, que apenas tiene que ver con creencias ni ningún saber, mas que unas practicas que condicionan la personalidad y la esclavizan al grupo y organización? ¿Cómo se fabrica el fanatismo? Lo iremos viendo poco a poco.
Se ha obviado discutir sobre cuestiones terminológicas. Nada tienen que ver los grupos gnósticos actuales con la historia de la gnosis. El nombre que usan confunde muchas veces a estudiosos de las sectas que mantienen un punto de vista filosófico o teológico sin conocer los entresijos ni los contenidos doctrinarios de esta organización diluida en múltiples grupúsculos.
Se ha preferido en la presente obra relatar, comentar, estudiar los textos para ofrecer al lector una visión general. Sobre todo llevar la crítica al terreno de la reflexión. No sólo racional, sino emocional y si se quiere la visión panorámica de la creencia que fabrica esta organización, para que quienes estén atrapados en la dependencia de una doctrina psicológica pierdan el miedo a ser ellos mismos, pierdan el miedo a su libertad. De manera que afronten sus problemas por sí mismos, sin necesidad de evadirse ni anularse como personas, por muy rimbombantes que sean los discursos con los que se pretenda justificar la militancia obsesiva. Incluso es posible mantener una base de creencias con el fundamento del esoterismo, pero desde un criterio personal y de convivencia con los demás. O sea, es esencial separar las ideas de la manipulación, lo cual cuando se vincula una y otra cosa retroalimenta la dinámica sectaria cada vez más.
Decir que a pesar de estar curado de espantos, de tener callos en la vista de cosas increíbles leídas en textos internos de las más variadas sectas, muchas de las enseñanzas originales de Víctor Gómez, impresionan. Muchos familiares afectados por los gnósticos pueden quedar sorprendidos al conocer qué es lo que realmente han metido a sus allegados en la cabeza. No se trata de ofrecer un testimonio que pueda exagerar las vivencias de los familiares, o deformarlas, o simplemente hacerlo de manera subjetiva, sino que nos adentramos a citas textuales que dan impulso a una maquinaría de captar gente. Nos introducimos de lleno en la esencia de un delirio que se reproduce y que, también, fabrica en su propia doctrina sus mecanismos de defensa para fijarse psicológicamente en quien es convencido paulatinamente mediante una participación afectivo-grupal.
La pregunta que nos hicimos fue, como tantas veces respecto a otras teorías absurdas, porqué funcionan y se desarrollan este tipo de ideas. En verdad leídas tal como aparecen en los libros de Víctor Gómez-Samael, no tienen sentido. Cualquiera que echase un vistazo a sus libros dejaría de leer a las pocas páginas. ¿Por qué convencen, sin embargo, sus creencias? Porque suponen una preparación previa que viene a ser una especie de lavado de cerebro, el cual afecta a lo más íntimo de un sujeto y de la pareja, la sexualidad. Pero además el peligro de la gnosis ideada por Víctor Gómez, corre el peligro de trasladarse a la sociedad, mediante un crecimiento de esta mentalidad, que se une a otros planteamientos irracionales que circulan en un sentido paralelo.
La Historia nos enseña que además de actos sueltos los grupos fanáticos provocan sucesos colectivos de índole totalitario que se fundamentan en principios irracionales que desembocan en la violencia, contexto éste en el que los adeptos a la gnosis de Samael sitúan sus enseñanzas como preámbulo al fin del mundo. Estos aspectos los iremos analizando detenidamente.
Antes de entrar de lleno en el análisis de los textos se debe indicar y advertir que las madres y padres de los adeptos y adeptas representa un paradigma de personas preocupadas, dolidas y desorientadas. Creo que toda aquella persona que se ve afectada por cualquier secta destructiva a través de algún ser querido, debe entender el problema en sí. Sin embargo se suele caer en el sentimiento de culpabilidad. Evidentemente hay responsabilidades en la educación de nuestros hijos, pero no cabe duda de que las sectas no son espacios pasivos a donde se llega, sino que son núcleos activos que se dedican a atraer a muchas personas y aprovecharse de sus problemas y virtudes, muchas veces ser idealista, bondadoso, confiado hace a un sujeto presa fácil de las sectas.
Uno de los primeros obstáculos que hay que salvar para afrontar el problema del sectarismo, cuando el adepto vive en el seno de su familia, es asumir la nueva situación y ver ésta racionalmente, sin dramatismo, con el fin de evitar potenciar un contexto emocional. La secta saca partida de manejar dicha circunstancia.
Otro error muy generalizado, sobre todo entre las madres, es convertirse ellas en víctimas de la situación, de forma que muchas veces llegan a admitir las condiciones de la secta con tal de que dejen a su hijo cerca de ella. Pero también para sufrir como afectada, de manera que al final es el adepto quien se sale con la suya. La víctima es el que ha caído en la secta, el hijo o la hija, y una madre y un padre deben ser consciente de esta peculiar situación para ayudar a su vástago. Sobre todo ocurre que cuando los padres se colocan como víctimas el problema se acaba exagerando, deformando y no es posible abarcar una salida al conflicto.
No se puede buscar una solución repentina, sino dar unos pasos con frialdad para, poco a poco, acercarse al sectario y lograr que se dé cuenta de cuál ha sido y es su proceso de fanatización. No es posible convencerle, por eso no es ésta nuestra intención con el trabajo que abordamos, sino colocarle en una tesitura que le permita darse cuenta por él mismo de cuáles son sus ataduras. Presentar unos textos no es sólo para informar, sino para proponer una reflexión, tanto para familiares como para adeptos. Y también para que las autoridades, si les llega, sepan qué se incuba en los rincones oscuros de nuestra sociedad, tan moderna, tan avanzada, tan democrática. Lo cual sucede y progresa como si no ocurriera nada.
Debiéramos percatarnos que el problema de las sectas no es algo anecdótico. Se infiltra una mentalidad en la sociedad, por desidia de ésta, pasotismo, actitud de consumo y banalidad. Lo cual es la base de que muchos y muchas jóvenes huyan del hastío y la frivolidad de las relaciones sociales. El problema social no sería una secta, ni dos o tres, sino el conjunto de todas ellas que tejen un frente común que alberga en su finalidad una sociedad fanática, cuyos resortes pueden ser usados ante una crisis política o económica. Ha sucedido a lo largo de la historia y es preciso aprender la lección. El totalitarismo nunca ha surgido de la nada ni de rocambolescas condiciones objetivas. Sino de la voluntad de muchas personas que aúnan sus intereses para dar salida a sus principios totalitarios, los cuales se han fraguado al margen de la sociedad. Mientras tanto muchas familias quedan destrozadas por la miliancia obsesiva e irracional de algún miembro que cae en alguna secta.
Quede claro que no discutimos la fe de nadie, algo que cada cual debe plantearse en su intimidad. Se analiza la manera de desarrollarse psicológicamente una creencia. Lavarse las manos, por ejemplo, nadie lo verá como un acto patológico y cada uno lo hace a su manera y cuando lo considera conveniente. Ahora bien si esta conducta se realiza cada dos minutos, de manera que altera la salud de la piel, se puede decir que es una conducta anómala: una obsesión. Quien la padece no la reconoce, pues busca alguna justificación exterior: el miedo a los gérmenes, y citará algún libro científico que explica los infinitos microbios que rodean el aire con el que estamos en contacto, o acude a contar que la contaminación le altera su salud si no se lava. El obsesivo está seguro de su conducta. Eso mismo sucede en las sectas, en las que se planifica un pensamiento emocional obsesivo y una conducta ritual ajena a una decisión personal o de pareja, sino que la dirige, controla y da sentido el grupo o la organización.
Incluso cuando alguien pueda tener fundamentos para defender su postura es preciso recordar uno de esos refranes que enseña la tía Lola, maestra jubilada de Marne, León: “Quien teniendo la razón se obsesiona con ella acaba perdiéndola”. Y otro, también recogido por ella, que viene al caso: “el mentir de las estrellas es muy fácil de mentir porque ninguno va a ir a preguntárselo a ellas”. Es evidente que si alguien dice que es Napoleón se descubre su mentirijilla, pero si ésta es más sofisticada y dice que es su reencarnación. No lo podremos saber hasta llegar al Nirvana, y si dice que es el avatara o el ángel Pascual o el extraterrestre Silo, o el Maestro Samael, o el espíritu de Pirulo López, nadie puede demostrar que no lo es. Tampoco es posible demostrar que lo sean , pero entonces intervienen las técnicas de manipulación que fabrican una creencia en la mente de los adeptos y, si se amplía su campo de acción, en la mentalidad de la sociedad.