En una de sus obras, “La doctrina secreta de Anahuac”, Víctor Gómez, transformado en Samael, desmonta cualquier referencia racional que pueda hacer una persona que se vaya a introducir en el camino diseñado por él. Escribe: “¿Qué entienden los psicólogos moderno por objetivo? Lo físico. Lo tangible, lo material. Claro que están totalmente equivocados. Los psicólogos no saben usar esos términos correctamente. Objetivo es la luz, es algo que tenga la verdad. Subjetivo es oscuro, tenebroso. Los elementos subjetivos vienen de ver, oír, tocar, palpar, gustar. Los elementos subjetivos están constituidos por el Ego con todos sus yoes”. Esta explicación psicológica la convierte en doctrina espiritual.
El conjunto de su mensaje evade la experiencia real y, también, la posibilidad de pensar en lo concreto. Utiliza un lenguaje metafísico, que convierte su teoría en un “argumento” psicológico y viceversa. Funciona a modo de condicionamiento emocional. Dice, por ejemplo, para entender o amparar la experiencia del desdoblamiento de la personalidad, que induce a sus aliados: “La unidad es que el padre se desdobla a sí mismo en la madre. A su vez, la madre se desdobla, dando origen al Hijo, que lleva en sus entrañas”.
Comprobamos en otros párrafos que el desdoblamiento que predica Víctor-Samael, consiste en trasladar la conciencia del estudiante gnóstico a la mentalidad irracional del grupo, sin que el futuro adepto sea consciente de este proceso. Mentalidad que está fuera de la realidad, de lo comprobable, pero no es una creencia, pues con las prácticas gnósticas se comprueba, se vive, se experimenta y se siente. ¿Cómo? mediante el contagio de un delirio y con efectos de alucinación pasajeros, como son las “experiencias” de viajes astrales, el coito mágico, etc. Se trata de un conocimiento que carece de base empírica y de argumentación posible.
El proceso de despersonalización no es sencillo. No siempre llega a buen puerto. Surgen dudas en el neófito que se adentra en la secta. Sucede que ante el desconocimiento, por regla general, por parte de su entorno familiar y de amigos en cuanto a que esté participando en algo nuevo, quienes resuelven las inquietudes y escuchan a los principiantes son los miembros e instructores de la secta. Si consulta algo a algún amigo que no participa de la mentalidad gnóstica la respuesta suele ser: “eso es una tontería”. Pero no lo es para él, pues empieza a formar parte de su psiquis. Acude por curiosidad, por una inquietud intelectual o afectiva, o por el afán de buscar algo nuevo que le permita huir del hastío, de la desesperanza en la que vive o para superar la visión negra que tenga del mundo en general.
No hay ninguna institución que informe al respecto de estas organizaciones, y esto les permite abrirse paso en la sociedad. Se constata que todo aquel que consulta con alguna asociación que informa sobre sectas, por consejo de algún familiar, cuando merodea para participar en alguna organización sectaria acaba alejándose, por el aviso con la simple información. No pocas veces se da cuenta después de un tiempo asomándose a los actos públicos y ver y comprobar que lo que se le ha contado sucede. La introducción táctica sucede paulatina y sibilinamente, con un método que de no estar atento a su puesta en marcha pasa desapercibido.
Cuando el visitante curioso queda atrapado o metido con el adoctrinamiento colocado en su mente ya es más difícil que pueda dejar su participación, pues ésta tiene un alto grado de adición y dependencia psicológica, que como un ludópata o un alcohólico, no es capaz de reconocer. Requiere, entonces, un proceso largo para hacer que se dé cuenta, y no siempre se consigue.
En el período de transición se observa en el sujeto afectado una inquietud permanente que va a resolver volcándose a la secta, arrojándose a ella, para resolver su conflicto, al verse solo, incomprendido por su medio, con el que por otra parte no se ha comunicado suficientemente. El desdoblamiento de la personalidad comienza por la separación entre lo que vive en la secta y lo que vivencia fuera de ella. Luego la doctrina explicará el proceso de llevar tal situación a sus últimos extremos, algo que los gnósticos hacen con especial maestría.
Por perverso que pueda parecer, hay que indicar que no lo hacen como algo malvado o engañoso, desde su punto de vista, sino que creen en ello y consideran que es algo magnifico y necesario. Este aspecto es algo que cuesta entender a los familiares de afectados por las sectas. Es necesario desmontar la estructura sicológica del adepto, pero igualmente el andamiaje teórico en el que se sustenta. Y para ello hay que hacer que el afectado se dé cuenta del proceso que ha vivido, ¡que le han hecho vivir!, que piense por sí mismo. Es imposible convencerle, pues su mente está cerrada, literalmente bloqueada para recibir información externa al grupo.
A continuación transcribimos una serie de escritos realizados por jóvenes cuando están en el período de traspasar la frontera que les lleva a alguna secta. Están hechos previamente a compartir un delirio que el futuro adepto entiende como una enseñanza y experiencia mágica, cuando se trata de la difusión de un pensamiento y sentimiento delirante. Quienes lo padecen buscan, mediante su contagio, formar una cadena humana que convierta en realidad su imaginario, que primero es del fundador y luego se hace colectivo.
Transcribimos anotaciones que muestran la inquietud de jóvenes antes de entregarse al espejismo de una creencia: “No soporto cuando se acaba y tengo que pensar como me siento”; “Odio no poder seguir sintiendo lo mismo todo el tiempo. Si simplemente pudiera quedarme dormido… sintiendo lo mismo”. En estas circunstancias el afectado rechaza cualquier ayuda externa, quiere resolver su zozobra existencial por sí mismo pero dentro de la dinámica sectaria que le está atrapado. Ante tal circunstancia no hay un instrumento social que le permita reconducir sus inquietudes y evitar que altere sus facultades sensitivas , emocionales y cognitivas.
Una persona que trata de captar a un joven para su delirio, no sólo para su relación personal sino para su particular desvarío, escribe: “Tu estudias medicina para el cuerpo, yo estudiaré medicina para el alma. Este libro que te mando corresponde al estado del alma. Lee y sigue creciendo…. Conseguiremos una feliz eternidad en los campos celestiales… Se te ha revelado el conocimiento más secreto. Hazlo tuyo del todo”. Pocos comentarios hacen falta al respecto. Vemos como, de manera afectiva, la autora quiere apoderarse de la psicología del chaval, al que desmonta su historia personal, su percepción de lo real, para llevarle a un delirio que luego se va a disfrazar de doctrinas pseudoesotéricas y ufológicas.
Durante esta trama psicológica la persona enredada escribe en unas notas, que en una conversación personal indica que se trata de un “guión literario” y que “nada” tiene que ver con su participación en un grupo sectario: “Te deseo Paz. (Define la paz, en otro apunte, como un punto invisible para el alma) Pequeña palabra que evoca armonía, serenidad, sosiego, felicidad. El alma de un no-hombre no encuentra su significado. (Observemos como el no-hombre es la nueva manera de ser fuera de su realidad. Está viviendo un punto de inflexión para llegar a la despersonalización). Mi alma sabe qué es, pero no está en paz. Cuando he intentado ser sólo etérico y ver, conocer y por fin saber, cuando lo he intentado y cuando se me ha concedido la gracia, el miedo, el maldito miedo, ha frustrado mis intentos. Desde entonces no hago sino luchar. Nunca entiendo porque lo que se me da luego se me quita. Ahora lo entiendo. Había que recordar y yo he sido un instrumento utilizado para tal fin. Quise ser una bella armonía y ahora no soy más que un sollozo de lo que fui. Algo tenían que hacer, pero ¿el qué?”. Son, éstas, palabras demoledora, que se repiten de manera muy parecida, cuando chicos y chicas jóvenes se inician en las sendas del mundo sectario.
En otras ocasiones los grupos de dinámica sectaria han recurrido ha informes psicológicos para justificar el abandono de la realidad familiar, no sólo la separación biológica, para pasar de la familia a otra psicológica y luego culminar la andadura en una familia cósmica. Tras haber hablado personalmente con un psicólogo que hizo uno de estos informes, al cabo de un tiempo, Manuel Fernández Pellitero, profesor jubilado de la Universidad Pontificia de Salamanca, reconoció que su informe había sido manipulado y que el afectado había sufrido un lavado de cerebro. Él luego no podía hacer nada, pues haría falta la voluntad del afectado, pero una vez involucrado en la trama psicológica es demasiado tarde.
El estado de incertidumbre que surge durante la iniciación al sometimiento a una secta se agudiza cuando se vive el periodo de acercamiento. Repasemos algunos ejemplos significativos de otros este proceso en otros grupos. Se refieren a casos sobre personas que en el momento de escribir iban a participar en la gnosis: “Tengo que vencerme a mí mismo”; “Debo dar el salto”; “Para seguir es preciso quemar las naves, no volver la mirada atrás”, etc. Tal desasosiego es reconducido por los textos doctrinarios que leen o explican los maestros o instructores durante los cursillos. El objetivo de acudir a estas fuentes de información, con inquietud y ansiedad, es resolver dudas, las cuales aumentan, y pasan de ser fruto de una reflexión a serlo como obsesión, es la duda compulsiva, muy típica en los momentos previos a ser un adepto.
La necesidad de encontrar una respuesta hace confundir el deseo con la realidad y lo que va a obnubilar la conciencia del adepto acaba convirtiéndose en la respuesta, la solución a sus problemas, la Verdad. En la introducción a la militancia en la gnosis los misioneros gotean permanentemente esa «duda-respuesta» en la mente del interlocutor. Escribe Vícto-Samael: “El halcón de oro robustece a Horus con la muerte total de nosotros mismos. Necesitamos robustecer a Horus. Tenemos derecho a pedir que nos fortifique los tres cerebros, intelectual, emocional, motor. Necesitamos los tres cerebros fuertes para la batalla”. Más adelante veremos en qué consiste tal batalla. De momento observemos como se separa y desune la capacidad emocional del intelecto y de la conducta, para desmembrar y desestructurar la personalidad del futuro adepto.
En el mismo proceso se construye una nueva personalidad, la sectaria, en la que se unifican estos “cerebros” para formar una mente fanatizada. Por eso la fanatización el adepto la vive como una experiencia propia, el despertar espontáneo que surge de su alma. Considera que el desasosiego que siente es el precio de su conversión, que es un camino necesario para llegar a la meta añorada de liberación total. El desazón que genera conocer una nueva teoría o un lenguaje doctrinario, lo resuelve el neófito entregándose de lleno a la organización mediante ejercicios de adoctrinamiento. Mata la duda y de paso el pensamiento. Sucede un proceso psicológico vestido de un saber secreto y un conocimiento de la verdad, que no es sino la incrustación de un delirio.
La manipulación sectaria abarca todos los rincones de la personalidad de quien va a ser captado, o más bien deberíamos decir capturado en una jaula psicológica. Víctor Gómez, enseña como hay que practicar sus enseñanzas, lo cual es una forma de transmitir su delirio, mediante una técnica de contagio psicológico. hace un retrato perfecto de lo que venimos exponiendo: “Aquí tenéis los ejercicios para el desarrollo de la memoria. Practicar intensamente. Obligad al subconsciente a trabajar. Despertar la conciencia, poned en actividad la supraconciencia”. Vemos que se sustituye la conciencia personal por otra “superior”, la que forma y construye la mentalidad de la secta. Continua: “La clarividencia se fundamenta en la objetividad… Entiéndase por objetividad la realidad Espiritual, el mundo espiritual. Entiéndase por subjetividad el mundo físico, el mundo de la Ilusión, aquello que no tiene realidad”.
Se constata como se educa al interesado en la gnosis para pasar la conciencia de una realidad a otra y construir como real unas teorías fantasiosas que provienen de explicar una serie de alucinaciones. Este traspaso no se piensa, se vive con inusitada emoción y el adepto queda encerrado en una visión del mundo regida por los “conocimiento” sectarios. Esta cadena de acontecimientos cógnitivos sucede muy amenudo en sectas de tipo esotérico, ocultista y teosófico, así como en fraudes perpetrados por organizaciones orientalistas. Lo real se reduce a ser algo ilusorio, Maya. Lo que es una explicación metafísica del mundo en diversas religiones se convierte dentro de una secta en un instrumento psicológico para manipular a las personas.
Para llegar a ser un “Supraconsciente” el fundador de los grupos gnósticos, que se anuncian por doquier, explica: “El gnóstico debe alcanzar primero la habilidad de detener el curso de sus pensamientos, la capacidad de No pensar. Sólo quien logre esta capacidad podrá realmente escuchar la voz del silencio. Debe aprender a concentrar el pensamiento en una sola cosa”. Lo que en realidad aprende es a obsesionarse y a despersonalizarse. Pero Víctor Gómez, conocido como Samael, para no ser cuestionado como un charlatán da una base “científica” a sus peroratas, que aunque indemostrables son teorías irracionales: “La Glándula pineal se halla situada en la parte superior del cerebro. Quien quiera desarrollar la supraconciencia debe practicar la meditación interior, concentrándose en la Madre Divina que reside en la profundidad de nuestro ser. Adormeceos rogándole que ponga en actividad vuestra supraconciencia”. Con esta práctica se logra bajar la tensión de la conciencia y provocar la aceptación de sus mensajes en un estado de somnoliente autohipnosis y de sugestión que provoca alucinaciones. De esta manera se aprende a tener alucinaciones. Porque se enseña a construir un delirio, el cual se transmite mediante la manipulación de ciertos ejercicios. El contenido de tales pensamientos delirantes los da la enseñanza de Víctor Gómez, alias Samael. Al ser contenidos ilusorios compartidos por varias personas el sujeto afectado considera que es algo “objetivo”, real, por ser realizable en su nuevo entorno sectario, cuando no es mas que una “realidad engañosa”. Se forma un delirio colectivo. este fenómeno psicológico puede afectar a un grupo, a una organización o a toda una sociedad.
Víctor Gómez-Samael, enseña que para fusionarse con Atma, lo que según la tradición teosófica es la conexión con la esencia espiritual del hombre, se debe salir con el cuerpo Astral abandonando el cuerpo físico. Lo cual no es más que inducir, mediante semejante practica, una alucinación que a la larga va configurando un desdoblamiento de la personalidad. En ese tránsito hacia un estado irreal, el conocimiento de un delirio convierte sus postulados en algo real, construye la percepción del delirio en algo tangible, que es lo que transmiten los cursos gnósticos. Explica Samael Aun Weor-Víctor: “En el mundo de Atma es el real Hombre”. Siendo el mundo físico la parte negativa. Lo cual por lo tanto habrá de ser superado, arrinconado, eliminado, con el consecuente peligro que tal concepción teórica y psicológica supone, tanto para los adeptos de manera inmediata, como para la sociedad. este tipo de mecanismo de fanatización es un riesgo potencial para la expansión de estos grupos y su infiltración en la sociedad.
Si analizamos el desarrollo de los talibanes en Afganistán o de los nazis en la Alemania de los años cuarenta, es un fenómeno similar. Se enseñan unas doctrinas y se asumen fanáticamente por los estudiosos de ellas. Lo demás viene por añadidura. Por eso las sectas que anidan en nuestra sociedad pueden llegar a romper el cascarón, con el consecuente peligro.
En los cursos sobre la gnosis se adiestra la voluntad, mediante explicación de textos de Samael y ejercicios que luego se prolongan en el espacio personal del adepto, con lo cual deja de ser individual, para ser un espacio vital colectivo de la secta, que se apodera de la intimidad de sus miembros. Explica Víctor: “La mente es un sujeto extraño, que debemos aprender a manejar con el látigo terrible de la voluntad”. Ésta deja de ser personal, para ser una voluntad colectiva, de la organización, regida e impulsada por los instructores. En los casos de los taliban y otros grupos fundamentalistas islámicos ocurre algo muy similar, pero con los textos del Corán como base de su fanatismo. Lo veremos con mayor amplitud más adelante.
En un alarde de argumentación por parte de Víctor Gómez descarta la obra del filósofo René Descartes, para eliminar cualquier tentación de racionalidad en sus filas. Dice: “El concepto de Descartes <Pienso, luego existo> es completamente falso, porque el hombre verdadero es el íntimo y el íntimo no piensa, porque sabe. Atman no necesita pensar porque él es Omnisciente”. ¡Y se queda tan fresco!. No define a qué se refiere cuando dice «pensar», porqué es un proceso de análisis falso. Ahora bien, no falsificado, porque quien lo hace se lo cree.
Descartes como filósofo racionalista lo primero que realiza, para elaborar su teoría, es definir los términos que va a usar. Indispensable para poder desarrollar una metodología racional, cuyo fin es liberar a las personas y a él mismo de las trampas mentales que tienden los ambientes irracionales y supersticiosos, que por aquel entonces también se propagaban por doquier.
En la actualidad la razón no es sólo un método sino un fundamento de nuestra cultura. De manera que todo principio razonador puede ser debatido y criticado. Pero los líderes sectarios se presentan como superadores de la razón, sobre la base de chascarillos y comentarios jocosos, apuntando frases paradójicas y indicadoras de grandes misterios y expectativas, como reclamos de sus discursos huecos. Consiguen con gran maestría colocar sus premisas en el pensamiento de los adeptos. Luego siguen un falso proceso lógico y argumental, que es lo que hace que sus seguidores aparenten ser muy inteligentes.
Tras eliminar el pensamiento y la razón un fanático de la gnosis es capaz de entender perfectamente la afirmación trascendente que realiza Samael Aun Weor, Víctor Gómez: “El Absoluto tiene tres aspectos: Ain, Ainsoph y Ain Soph Aur”. Ya que, prosigue en maestro: “El Absoluto solar está formado por múltiples soles espirituales, transcendentes, divinales”.
Después de hablar largo y tendido con ex-adeptos, a los que se ha preguntado cómo han podido creer semejantes historietas, coinciden unánimemente en lo mismo: “No lo sé. Es algo peculiar. Te metes en esas historias y todo te parece real. Lo que parece fatuo es todo lo demás. Es como si me hubiera metido dentro de una película sin darme cuenta y crees que esta película es la realidad porque forma parte de tu pensamiento. No tiene ni pies ni cabeza. Pero es lo que dice Samael Aun Weor: ves la luz. Lo ves claro. Ahora me parece incongruente, pero en ese momento no lo piensas. Te lo tragas. Sientes esa película dentro de tu cerebro. Todo lo que te pasa a continuación y todo lo que estudias de la gnosis los vives como un síntoma de evolución, de apertura a los grandes misterios.”
En la gnosis de Samael, Víctor Gómez, integran sus textos dentro de un ambiente de emoción grupal y de relación sectaria con la pareja. Escribe el gurú gnóstico: “Conocerse a sí mismo es haber logrado la identificación con su propio ser Divinal”. Este «ser divinal» lo define él mismo, lo cual es aceptado por sus seguidores no tanto por lo que argumenta, sino por su capacidad de sugestión, convicción que transpiran sus textos, los cuales son leídos bajo la creencia o sospecha (cuando es al principio) de que su autor es un iniciado que ha recibido el saber del que habla de la Jerarquía.
Para desplazar la conciencia, el yo de la personalidad, de un sujeto que va a seguir las enseñanzas gnósticas, se manejan textos teóricos sobre yo. Cuando se interioriza la doctrina automáticamente el yo del adepto queda anulado. Es decir, no se anula el yo para ser un fanático, sino que a medida que se va fanatizando un individuo se va diluyendo su yo, hasta que desaparece: “Dentro de cada persona viven muchas personas, muchos yoes”. De esta manera se crean diversas concepciones del mundo e identidades que desplazan la manera original de ser, la cual no evoluciona, no cambia, no crece, no se transforma dentro de la secta, sino que se desplaza para cumplir una nueva función que nada tiene que ver con el sujeto y la personalidad genuina se aletarga.
La manipulación es tal que el temor y la frustración propias de las personas, se convierten en elementos psicológicos que la secta utiliza para lograr que el estudiante acepte los postulados que predica. Debemos darnos cuenta, para entender el factor psicológico de los textos que exponemos a continuación, que no se leen en soledad ni se piensa sobre ellos. Son estudiados en grupos, se hacen prácticas al respecto dirigidas para convencer sin pensar y unos compañeros a otros se encierran en una conciencia grupal que es condicionada por la presión colectiva.
El incipiente adepto no entiende la transformación que sufre porque le falta aún mucho camino por recorrer. Tiene que ir desembarazándose de sus dudas (no resolverlas) a medida que va anulando su personalidad. Escribe Samael, Víctor: «Al camino Secreto, al trabajo sobre sí mismo, hay muchas trabas. Nuestras tentaciones particulares se encuentran en nuestro yoes”. Si alguien se desentiende de este proceso y lo deja va a sentirse culpable y depreciado por los demás. Explica el fundador de su gnosis: “Cuando el aspirante a la gnosis se desilusiona es porque ha sido engañado por algún Yo negativo.
El yo negativo apela a nuestras experiencias personales, a nuestros recuerdos”. ¿Qué hacer entonces? La anulación de la conciencia personal es una exigencia clara y así lo enseñan los instructores. No se propone de repente, ni sucede ofreciendo una teoría, sino bajo un intenso adoctrinamiento que se sigue con prácticas de gimnasia de lamasería, ejercicios respiratorios y practicas sexuales dirigidas por el grupo, aunque se practiquen en la intimidad. Se trata de un método de fanatización para la mentalidad occidental. Partiendo de la oferta de un conocimiento y la potenciación de la individualidad anula ambas características: “Sólo decapitando y disolviendo al yo psico-bio-tipológico que llevamos dentro podremos ser clarividentes perfectos. Sólo con el arcano AZF (unión sexual sin derramar) decapitamos al yo. Entonces recibimos la iniciación vetusta”. Esta maniobra psicológica que Víctor Gómez-Samael presenta en el libro “Tratado de medicina oculta y magia práctica”, es la manera de introducir a los adeptos en la visión delirante del mundo. Construye una teoría que pretende atrapar la mente de sus seguidores, para hacer real sus alucinaciones. Semejante táctica de despersonalización permanece impune y se trasmite sin ningún reparo ni se presta atención por parte de institución alguna.
No hablamos, es necesario remarcar, de prohibir las sectas, pues tal medida daría más fuerza a semejante desvarío en la clandestinidad. Además justificaría un comportamiento antisocial más brusco. Lo que parece imprescindible es informar al respecto, advertir de las trampas emocionales y torticeras intenciones de los cursos sobre conceptos vacíos que se llenan efectos psicológicos. Es necesario que quien practique la gnosis de Samael o lo vaya a estudiar sepa qué le espera y cuáles son, en su conjunto, los postulados y ejercicios que va a aprender y que le van a influir. No se entiende una Facultad o Academia que no dé a los alumnos un programa de estudios sobre lo que van a tratar las clases. Sin embargo las sectas ofrecen, poco a poco, nuevos aparentes conocimientos. Se combina la desvelación de cada nuevo pretencioso saber con la creación de expectativas variadas. Esta dinámica se acepta en la medida en que la convivencia con los demás adeptos y la aureola de los maestros va erosionando la personalidad del curioso que se acerca a ver qué dicen en unas charlas gratuitas., sobre temas genéricos.
En otras obras como “La gran rebelión”, Víctor Gómez, Samael, da un sentido religioso al fenómeno de eliminar el yo. Asocia la alienación interior a un saber profundo y secreto, reservado para los gnósticos, la gnosis. Dice: “El Cristo íntimo debe eliminar de nuestra naturaleza psicológica, las mismas causas del error, los yoes causas… Surge con la disolución del yo psicológico… Los cambios son indispensables en el avance esotérico”. Como nadie sabe que significado tienen tales términos ni a qué se refieren, los instructores de los grupos gnósticos manejan las palabras y construyen conceptos que colocan directamente en la mente de los discípulos. Ante la incomprensión de la gente de fuera del grupo advierte: “El Cristo rebelde recibe calificativos de hereje, sacrílego, profanador, malvado”. Las consecuencias de ruptura con uno mismo y su entorno resultan al principio muy duras, pero es un reto que han de superar. Escribe Samael: “Resulta espantosamente doloroso el trabajo que el Cristo íntimo tiene que realizar dentro de nuestra propia psiquis”. Juega además con la imagen arquetípica de Jesucristo, de ser crucificado y sufrir por los demás. Los demás, familiares y amigos, dejan de existir para el nuevo yo. El grupo y su verdad es lo único que finalmente importa al adepto. Éste despliega en su actitud y conducta un cinismo y una frialdad tal, que es calificada por los familiares como algo terriblemente cruel. Sin embargo los fanáticos no se dan cuenta de su comportamiento. Se colocan en otra dimensión, en otro plano psicológico. En el que les ha puesto la secta.
El padre de un adepto de la gnosis al leer algunos textos y ejercicios que se realizan y estudian los seguidores de Víctor Gómez, Samael Aun Weor, se quedó estupefacto y comento: “Esto es un manual de enloquecimiento”. En pocas palabras definió lo que le estaba ocurriendo a su hijo. El problema es que apenas se detecta desde fuera, por quienes no han conocido antes, o suficientemente, al adepto. Porque el delirio se disfraza de doctrina y los fanáticos de la gnosis representan la normalidad como táctica de mantener en secreto su participación y entrega a la secta. Es el fenómeno de adaptación de la secta a su entorno, para luego hacer lo mismo en relación a la sociedad. Dice Víctor Gómez, Samael: “Necesitamos apelar a un poder superior a la mente si es que queremos extirpar los defectos. … Debemos aprender a dirigir el fuego serpentino o rayo del Kundalini contra tales o cuales agregados inhumanos”. Explica que para la disolución radical de cualquier agregado se necesita pasar por muy graves crisis emocionales. De esta manera integra en el proceso manipulador las contradicciones y sufrimiento que supone la despersonalización de cualquier sujeto.
¿Qué son los agregados psíquicos? “Los yos o yoes que personifican nuestro errores”. Así pues, a medida que durante la iniciación al conocimiento, a la gnosis, se perfecciona el discípulo los instructores se encargan de extirpar la conciencia del neófito. En la obra “Didáctica del autoconocimiento”, cuenta el inventor de las múltiples sectas gnósticas que con el secreto de los antiguos misterios se podrá aniquilar, pulverizar y reducir a cenizas de manera muy rápida cualquier agregado psíquico.
La florida literatura con que adorna su discurso, el Venerable Maestro, provoca una ambigüedad calculada, muy habitual en lenguajes delirantes, para dar lugar a la interpretación del receptor del mensaje y crear un lenguaje simbólico que permita estructurar un delirio o una imagen alucinatoria en le mente, tanto del emisor como del receptor del mensaje. De esta manera se pretende “realizar” la conversión en real lo vivenciado, sin conexión alguna con experiencias posibles de comunicar y de hacer palpable. Una frase de los textos de Víctor-Samael Aun Weor dice: “Se sabe que en la sabiduría esotérica el Iniciado debe transformarse en pájaro, en gavilanes con cabeza humana cuando se disuelva el yo”. También narra: “Necesitamos transformarnos en serpientes de sabiduría. Necesitamos transformarnos en cocodrilos si queremos subir. Debemos primero sumergirnos en el abismo. Esta es la ley”. En este sentido encontramos un claro paralelismo con Crowley, quien en sus delirantes enseñanzas sobre los fundamentos del satanismo animó a los que quisieran iniciarse a saltar el abismo, para lo cual deberán destruir completamente el yo.
Al comentar con miembros activos de la gnosis algunos de los textos comentados, siempre recurren al comentario de que desde la crítica se hace una interpretación parcial de ellos, o que se sacan fuera de contexto. Citamos frases textuales de su venerable maestro, para que expliquen otro tipo de interpretaciones posibles, por ejemplo: “Es urgente eliminar de nuestras representaciones y percepciones todos los elementos subjetivos. Esto se consigue mejorando la calidad de las representaciones con la técnica de la meditación y regenerando el aparato psíquico con la magia sexual”.
Para entender, dicen los adeptos, hay que estudiar en profundidad las enseñanzas del maestro. Realizado este requisito mediante la lectura pormenorizada de muchos escritos suyos, no resultan convincentes, ni siquiera muestran el más mínimo de coherencia lógica. Para que funcionen en la mente de alguien deben analizarse y ser memorizados en los cursos especiales. Se acompaña o su comprensión con ejercicios prácticos. Lo cual lleva directamente al lavado de cerebro, pues la sustitución de la reflexión y experiencia subjetiva se trastoca y sustituye por una verdad objetiva que ha inventado Víctor Gómez-Samael Aun Weor.
La gnosis en su despliegue sectario, no en el deseo de conocimiento o de investigación en el mundo de las creencias espirituales. Su objetivo es eliminar el pensamiento. Las técnicas Los ejercicios que enseñan en los grupos gnósticos hacen sentir bien a los adeptos, porque usan técnicas de relajación y la estimulación de diversas percepciones, también sexuales. Éstas se prolongan mediante una técnica de ansiedad que provoca adición a practicar el ritual gnóstico. La dependencia, para cuya consecución los gnósticos llaman a «cocer, cocer y cocer», sucede por ser las relaciones sexuales incompletas. Finalmente el adepto sólo se siente bien estando dentro de la secta y practicando lo que aconsejan y proponen los instructores o misioneros de la secta. De tal manera se ha conseguido que la secta, sus normas, ideas y demás estén dentro del adepto, el cual ha interiorizado y hace suyo el delirio original. Fuera del ambiente sectario los seguidores de Samael-Víctor Gómez, naufragan, sucumben en el sin sentido existencial, por carecer de referentes personales, por eliminar la capacidad personal de razonar y de sentir. carecen de recursos subjetivos.
En los textos escritos por el fundador de los grupos de la gnosis encontramos enseñanzas internas que predican y enseñan lo que venimos exponiendo: “El razonamiento se basa en la opinión, en la lucha de los conceptos antitéticos, en el proceso de la elección conceptual. Una mente dividida por el batallar de los razonamientos es un instrumento inútil para el ser, para el íntimo”. La anulación de la capacidad de pensar es el fundamento teórico que justifica el lavado de cerebro, el condicionamiento de la conducta y la anulación de la voluntad de la persona.
Veamos algunos textos de los grupos gnósticos al respecto, porque es muy importante que lo conozcan las familias afectadas, y sepan la razón de lo que les sucede a sus hijos, hijas o parejas: “La cultura intelectual es una función puramente animal del yo. Los intelectuales están llenos de orgullo, soberbia y pasión sexual. El intelecto se basa en la razón y ésta es luciferina, demoniaca… Es mejor practicar la meditación interna que perder el tiempo razonando. Con la meditación interna podemos hablar con Dios”. Pero va más allá Víctor Gómez-Samael, para trasmitir su delirio y que cale en el inconsciente de los adeptos, con toda una estrategia y organización para tal efecto: “Debemos matar no sólo el deseo sino hasta el conocimiento mismo del deseo. Tenemos que acabar con el razonamiento para tener mente de niño. El niño no razona, intuye” (De la obra “Misterios mayores”). Tal conocimiento directo de las cosas queda mediatizado por una doctrina absurda cuyo contenido se basa en no razonar, en llenar de falsos afectos y emociones manipuladas el contenido de la mente.
Junto a lo que algunos autores denominan la técnica del olvido, se produce, también, en las sectas, la pérdida de identificación del futuro. La nueva percepción de la realidad va a ser acaparada por la nueva mentalidad que estructuran los instructores, predicadores, mandos o maestros. Un ex-mormón comentaba que cuando se enamoró de una chica la organización no le dejó emparejarse, a no ser que la captase como miembro de la secta. Para evitar razonar, pensar y sentirse, y así poder obedecer, cantaba en alto y mentalmente. De esa manera llegó a no sufrir y pudo dedicarse a atraer a otras chicas. La despersonalización también fue total.
En los gnósticos, vemos el mismo modelo genera que otras sectas, pero aplicado con toda su crudeza y exigido por la dirección de los grupos y organizaciones gnósticas. Víctor Gómez, alías Samael, especifica: “Nuestros discípulos deben cambiar el proceso de razonamiento, por la belleza de la comprensión. El proceso del razonamiento divorcia la mente del íntimo. Una mente divorciada del íntimo cae en el abismo de la magia negra…. El razonador es totalmente esclavo de los sentidos externos, y su alma está inválida como el bote que el viento extravía sobre las aguas. El proceso del razonamiento rompe las delicadas membranas del Cuerpo mental”. Pensar por uno mismo se convierte en una fuente de angustia. Se induce el miedo. El miedo a pensar, el miedo a la libertad. El adepto queda amenazado y adiestrado para no criticar lo que le enseñan, lo cual hace que deje de ser una enseñanza y sea una imposición. Pero, sobre todo, la transmisión del conocimiento de la verdad es una manera de colocar unos mensajes y doctrinas que acaban por definir la manera de ser del adepto. Desde la dirección de la secta se va a dirigir el comportamiento y los deseos de la persona fanatizada.
La irracionalidad de las creencias sectarias no se convierten en pensamientos mágicos, sino en la inversión del sentido común y de la cordura. No pasa nada, fuera de lo que supone el disgusto de ver a un familiar manejado y totalmente convertido en la marioneta de un grupo. Pero socialmente no ocurre nada, hasta que se activen esos mensajes irracionales y se expandan entre la población, entonces el peligro será inminente, tanto por la previsible acción violenta hacia el exterior del grupo como dentro de éste, con suicidios rituales o masacres de los miembros. En la última década del s. XX han sucedido una media de una por año en todo el mundo. Y cada vez se acelera más el proceso. Se acaba diluyendo el fenómeno sectario con el fanatismo social de muchas zonas del planeta, lo que supone un riesgo para la convivencia social en todo el mundo.
La despersonalización anula los sentimientos y las emociones propias, para permitir al adepto carecer de escrúpulos de cara a lograr los objetivos de la organización. El fin justifica los medios y cualquier barbaridad que haga el acólito lo hace con conciencia de cumplir una misión y de obedecer una exigencia del destino. No hay porqués que valgan. El fanático se justifica en su fe adoctrinada. Como recoge G. Ripel, en su obra sobre la evolución de la obra de A. Crowley: “Si la voluntad invoca al porqué entonces se detiene y no hace nada. La razón es una mentira, puesto que hay un factor infinito e ignoto y sus palabras son sabiamente distorsionadas. ¡Basta de Porqué!”.
Las sectas se saben diferentes al mundo de donde provienen los adeptos. Presentan su diferencia, no como una enajenación de la realidad, ni un vaciamiento interior, sino como una rebeldía psicológica, una insurrección espiritual, así lo explica Víctor Gómez-Samael en su obra “Glosario Gnóstico”. La evasión mental y la deformación de la conciencia se vive como un fenómeno paranormal, que lleva al adepto a otra dimensión. Cualquier critica o advertencia es vista posteriormente como una reacción del vulgo contra la capacidad de ser libre y contra el superhombre, evolucionado del resto de los mortales. Estas y otras mentiras podrían ser analizadas por el discípulo, pero no se presenta una mentira tras otra, sino un conjunto de ellas estructuradas y diseñadas para hacer mella en la mente de quien cae en la trampa de los cursos que se imparten sobre las enseñanzas de Samael Aun Weor, Víctor Gómez.
Un gnóstico muy influyente presenta los conocimientos iniciáticos como las revelaciones más cotizadas del mundo medieval, por los alquimistas de entonces. Sin el más mínimo rigor ni demostración de lo que dice hace un llamamiento a iniciarse en las practicas del movimiento gnóstico, para ser seres íntegros mediante la dominación de la energía cósmica. Considera a Víctor Gómez, el supremo revelador de las claves de la resurrección interior. Se encarga de mezclar el lenguaje de los delirios de su maestro con el lenguaje de religiones asentadas en la sociedad, para vestirse de fe. Ofrece abrir los ojos para quien quiera beber del conocimiento directo, sin comprender que lo que hace es implantar directamente una serie de doctrinas y mensajes en la mente del adepto, al que no le permiten pensar. Por supuesto no se prohibe dudar, sino que se deja de hacer mediante la aplicación de técnicas manipuladoras, con las cuales se provoca y exaltan las emociones con las que se maneja el inconsciente. El objetivo es colocar una voluntad grupal en quienes hayan sido captados para la causa gnóstica.
La técnica de manipulación aborda el complejo mundo de las experiencias y emociones humanas. No sucede por la aplicación de un factor, sino por un conjunto de ellos. Lo que supone intervenir en el cerebro del futuro adepto a través de la conciencia, a la que sustituyen por la doctrina, la cual se vive subjetivamente por el apartamiento de lo consciente. El neurólogo chileno, doctorado en Hardvard, Francisco Varela, trabaja en Centro Nacional de Investigación de Francia. Ha logrado captar la conciencia en una imagen mediante la tomografía computerizada. Se puede estudiar y observar las huellas cerebrales de los estados de conciencia difusos, como son las emociones. Se ha captado el momento de la consciencia cuando se ve algo.
La conclusión es que la consciencia no está localizada en un punto concreto del cerebro sino que se produce por la interacción de diferentes y variables partes de éste”. La manipulación afecta al cerebro, de manera que hace ver alucinaciones, pensar con absoluta convicción sobre enseñanzas recibidas. Permite tener plena certeza de que el final de la Humanidad está cerca. Varios ex-adeptos de la gnosis han coincido, igual que de otras sectas, en afirmar que no sólo han salido de una organización sino de un estado mental en que se encontraron durante su estancia en la secta. No entienden que les ha pasado, como han podido hacer lo que han hecho, como han podido pensar lo que han pensado y cómo han sido capaces de experimentar sensaciones y darlas un sentido espiritual. Todos han reconocido unánimemente haber sido contagiados, empujados a creer que han reconocido a su alma gemela, que se han transportado a otras dimensiones en los viajes astrales, sin que luego, fuera de la secta, lo hayan podido repetir. Se han sentido violados psíquicamente.
Algunos psiquiatras ofertan sus títulos a sectas con las que mantienen cierta cordialidad, para defender desde un criterio «profesional», las dinámicas sectarias, como si de lago positivo se tratara. Rechazan rotundamente que mediante el lavado de cerebro o mediante cualquier otro artificio se puede introducir en la mente humana, de modo permanente, una idea completamente extraña a ésta, sin que el paciente se resista. Es obvio que el manejo de la mente desde fuera es posible. Es un hecho. Pero matizan que pueda suceder de modo permanente. Lo que es cierto. Por eso las sectas, y esto es lo que no dicen sus defensores para justificar que al grupo al que defienden no es una secta, mantienen una actividad permanente.
Se produce un refuerzo diario mediante discursos que se oyen en directo, luego se escuchan en grabaciones y se leen más adelante una y otra vez. Se participa en ritos y ceremonias en relación a los contenidos doctrinarios, los cuales se acaban por grabar en la mente. Ejercicios de meditación, excursiones con gente de la organización sectaria, y la convivencia con la pareja mediatizada por los requisitos que exige la secta en la intimidad, hace que el lavado de cerebro sea reforzado permanente. No hay capacidad de resistencia por parte del adepto, pues su aptitud crítica ha quedado anulada.
El adepto se deja llevar una vez que ha sido atrapado, pero luego él mismo se refuerza con pensamientos obsesivos en relación a los mensajes del fundador y ve todo a través del prisma de la nueva idea frenética. En los grupos gnósticos se anula el pensamiento individual, para desarrollar en cada adepto un pensamiento grupal, que es uniforme y cerrado. Por lo tanto sectario. En una comunidad religiosa la doctrina es la misma, pero cada individuo mantiene su conciencia personal, sus propias experiencias, su particular visión del mundo. En las sectas cada miembro sufre una clonación psicológica para ser una replica del líder.
Lo que más llama la atención de los familiares de adeptos es que cuando conocen más gente de las secta que les incumbe comprueban que se parecen a la nueva manera de ser y comportarse de su allegado, incluso en la manera de hablar, de reaccionar. Como suelen decir muchas madres y padres: «están hechos con el mismo patrón». Visten de manera parecida, hablan con tonos similares, utilizan frases muy idénticas y hasta en los gestos parece que se imitan unos a otros.
En los gnósticos, como en cualquier otra secta destructiva, se constatan los cuatro pensamientos irracionales negativos que estudia la psicología actual como tales:
1.- Generalizados. Todos los que no son de la secta son ignorantes de la verdad y no comprenden a los que participan. Si todos los habitantes del planeta fueran de la secta el mundo sería perfecto.
2.- Filtrados. Se asumen las enseñanzas sin reflexionar sobre ellas, sin contrastar, sin analizar qué piensan otras personas que no forman parte del grupo.
3- Polarizados. Los de dentro son buenos y poseen la verdad. Los de fuera del grupo son perversos o ignorantes y se ponen, por lo tanto, al servicio de los malos.
4.- Catastrofistas. Predicen grandes catástrofes, el fin del mundo o de los tiempos. La vida moderna esta dominada, de manera generalizada, por la corrupción, las drogas, la prostitución, el egoísmo, etc.
Vemos en los textos de Samael Aun Weor, Víctor Gómez, que en el caso de su autodenominada y peculiar gnosis, no son sólo pensamientos, sino que se trata de una construcción doctrinaria, que sitúa en lo irracional al adepto. En su obra “El Cristo social” escribe: “Se hace necesario desarrollar el poder de la percepción instintiva de las verdades cósmicas, este poder se desarrolla con la disolución del Yo”. Consisten, según sus palabras “en llevar a este Yo por el camino de la disección analítica, hasta aquello que se llama funcionamiento-psíquico-automático”.
Quien conozca este aspecto de su doctrina y piense sobre lo que dice rechazará , por la cuenta que le tiene, introducirse en un proceso de mentalización y de programación psicológica. Pero estas ideas se apartan, se obvian y dejan a un lado, hasta que se atrae por diversos métodos a la persona a la que se ha conseguido despertar un cierto interés y empieza practicando unos ejercicios, aprende unas teorías relacionadas con temas generales, para pasar paulatinamente y sin darse cuenta al meollo de unas enseñanzas que le van a ocupar su conciencia.
A partir de ese momento le han convertido en un autómata. Le han ido metiendo dentro y lo mismo que nuestros sentido no perciben los movimientos de rotación y traslación de la tierra, por ejemplo, el adepto no se da cuenta de los fenómenos psicológicos que le inducen pues desde dentro no se ven, pero sin embargo las personas más cercanas sí, porque miran el proceso desde fuera. De la misma manera que sólo desde fuera del sistema solar se puede ver el movimiento terrestre, el cual a su vez se demuestra con leyes científicas.
Los cursos de los grupos gnósticos consiguen cambiar los puntos de referencia que tienen las personas para analizar los problemas o las ocurrencias y pensamientos. La maniobra lavemos descrita en las consignas de Samael Aun Weor-Víctor Gómez: “Nadie puede experimentar una teoría; lo real es aquello que uno mismo experimenta”. Basta con hacer percibir al futuro adepto ciertas sensaciones, al aplicar trucos afectivos y de relajación, reforzado con un apoyo del grupo que intensifique muestras de simpatía, para lograr el objetivo que leemos en los textos internos de los seguidores de don Víctor-Samael: “Necesitamos convertir a lo subjetivo en objetivo, y esto sólo es posible disolviendo el Yo”. Este autor maneja sus delirios. Consciente de que no son comunicables advierte al lector: “si nuestros lectores quieren llegar a saber, necesitan experimentar”.
De esta manera les introduce en su órbita mental. Sigue con sus consejos: “Al lector le toca recorrer ese camino y luchar muchísimo para llegar a la meta … Quien quiera llegar a saber debe desarrollar sus facultades que le permitan independizarse de las palabras y de las letras de la razón”. Lo que consigue es llevar el pensamiento de sus acólitos a la irrealidad, que se hace real en lo irracional. este sofisticado proceso de transformación de la conciencia ha sido elaborado para construir un delirio. Padecer éste no anula la capacidad intelectual, solamente la deforma, pues aplica los conocimientos, los datos, la perspicacia en referencia a su firme creencia.
La fórmula para lograr establecer la mentalidad gnóstica en los adeptos es supeditar la razón a la intuición, siendo ésta la aceptación de los mensajes del fundador de los grupos sectarios gnósticos. El razonamiento de un delirio Víctor Gómez-Samael lo llama «Razón Objetiva” o “Intelección Iluminada”. Tal como indica Theodor W. Adorno, “la diferencia entre superstición y razón radica en la estructura no en la definición nominal”. La irracionalidad lleva al fanático a enfrentarse con los demás y con las otras realidades que compiten con la suya, pero ha comenzado por enfrentarse consigo mismo, para anularse como individualidad. Para el profesor Adorno “la razón es el principio de la libertad”. Razonar es un uso, no una verdad. El razonamiento lleva a un punto de vista comunicable y relativo en respeto a los demás.
Las falsas experiencias que pretende Samael ya fueron advertidas, ante el florecer de miles de gurús con sus respectivos delirios mesiánicos y apocalípticos a cuestas, por el profesor Adorno: “El concepto de un hombre de experiencia ya no tiene el peso como cuando se hablaba de un viejo artesano experimentado o de un viejo y experimentado afinador de pianos. En todo caso este concepto de experiencia esta socavado en gran medida y tiende a degenerar en la manera del charlatán, del gurú, del que se ufana del secreto de reunir una secta a su alrededor y admite a los miserables por medio de un abracalabra en un círculo sagrado en cuya célula más íntima apenas se encuentra nada. Todo esto pertenece al concepto del esoterismo charlatanesco, si no la de todo el esoterismo como tal”.
El colmo del cinismo es comprobar como el venerable Samael cita a Kant, en varias ocasiones, a lo largo de sus textos, para unas veces mostrarse como superador de la racionalidad y otras para apoyarse en su terminología, precisamente en un sentido opuesto a como la usa el filósofo de Konnisberg. Dice Víctor Samael Aun Weor: “Necesitamos eliminar de nuestras percepciones y de nuestros razonamientos todo elemento subjetivo, sólo así es posible conocer la “cosa en sí” de la que habla Kant”. Con este baño de cultura la admiración de sus adeptos aumenta. La mayor parte, o casi todos, los practicantes de la gnosis de Samael no han leído a este autor. Desde luego no lo hizo ningún exadepto de los que ase tengan referencias. Los que imparten los cursos gnósticos se permiten el lujo de tirar por tierra todo el trabajo de un filósofo, basándose en cuatro citas fuera de lugar. Precisamente Inmanuel Kant entiende la metafísica no como un saber de lo absoluto, sino como la ciencia de los límites de la razón. Muestra multitud de paralogismos, falsas argumentaciones, con los que podemos comprobar la ficción del cien por cien de los textos de Samael Aun Weor, Víctor Gómez. Este presunto Avatara de Acuario cuando elabora su particular cosmovisión cae constantemente en el paralogismo de substancialidad: cuando la premisa menor no está demostrada, lo que se conoce como “sofisma de suposición”.
También desarrolla el paralogismo de simplicidad: pasar de un juicio analítico a uno sintético. Y reitera una y otra vez los paralogismos de idealidad: pensar que puedo tener conciencia de mí más allá de la experiencia y de las condiciones empíricas. Realmente las citas que usa Víctor Gómez-Samael sobre Kant son un dislate y cualquier estudioso de los textos gnósticos debería contrastar y acudir a las fuentes en las que podrá comprobar lo que dice su venerable maestro y lo que en verdad afirma Kant. Este autor de la obra “Crítica de la Razón pura” expone: “El arte ilusorio de muchos pretende dar a los conocimientos forma de entendimiento. La lógica se usa para la ficción de afirmaciones objetivas”.
Los cambios de pensamiento y de manera de pensar forman parte de la evolución de las personas, pero las transformación que sufre un adepto sucede de manera inversa a lo que en psicología se conoce como reestructuración cognitiva. Según esta idea, ante un problema o un malestar se trata de identificar lo que origina la sensación negativa, se analiza y posteriormente se modifican comportamientos o ideas, al comprobar los errores de los pensamientos o interpretaciones erróneos en la comunicación con los demás, o sobre determinados hechos.
En los grupos gnósticos se anima a modificar primeramente unas pautas de comportamiento, mediante ejercicios, experimentación de ciertas propuestas que luego se van a perpetuar. Sobre esta nueva experiencia, cobijada en lo novedoso, se van a analizar e interpretar las experiencias pasadas y las venideras, lo que va generar un condicionamiento de la conducta, que pasa inadvertido, lo cual se va a convertir en el fundamento de los nuevos pensamientos. Por último se identifican las ideas, los deseos y los problemas de acuerdo a la doctrina enseñada. Un dolor de muelas, por ejemplo, se convierte en una señal kármica para cambiar de trabajo. O la aprobación de una ley supone, en este esquema de fanatización, la excusa para cometer ¡y justificar! un atentado.
El psicólogo ruso Pavlov experimentó la modificación de la conducta de un perro. Le enseñaba un filete y se acercaba segregando jugos gástricos. Al hacer sonar una campana el perro no respondía a tal estímulo. Luego le enseñó el filete de carne al mismo tiempo que hizo sonar la campana. Al cabo de unos meses, al hacer sonar la campana se acercaba y segregaba jugos gástricos. En caso de una persona sucede algo muy similar al asociar ideas a una experiencia, de manera que se condicionen los pensamientos. El cambio no ha dependido del sujeto que lo sufre, sino de una manipulación externa, pero que su receptor vive algo propio. En el caso del perro de Pavlov el sonido de la campana sería el equivalente a un alimento espiritual. De manera simple este experimento muestra lo que le sucede a un sectario. Se entiende que haya fanáticos de los textos de Samael, Víctor Gómez, que con un buen nivel cultural y con una situación social integrada en un entorno agradable acaban siguiendo el camino de lo irracional. Escribe el Venerable Maestro de la gnosis “Sólo entrando por el camino de la rebelión íntima, sólo apartándonos de las sendas evolutivas e involutivas de la rueda de Samsara podremos convertirnos en hombres auténticos, legítimos y verdaderos”.
“¿Qué ha sucedido a mi hijo (o hija)?”, preguntan madres y padres cuando consultan sobre la participación de sus vástagos en un grupos sectario. A veces es conveniente usar el esquema de la “ventana de Johari” para explicárselo: El campo de nuestra conciencia tiene cuatro áreas que determinan la relación con los demás y con uno mismo. La orientación para desarrollar el área libre se incrementa mediante la introspección, de manera que el área ciega sea cada vez menor. Para lo cual es menester incrementar la comunicación, el diálogo, la comprensión de los demás, de forma que el área oculta disminuya. El área desconocida ya sería un trabajo psicoanalítico. Con el desarrollo cotidiano del aumento del área libre se consigue potenciar la autoestima, la confianza en uno mismo, mejorar las relaciones con las personas que nos rodean, etc. Se potencia la individualidad y desde ella la solidaridad. Se fortalece al sujeto para que tome decisiones por sí mismo, para afianzar su capacidad de elección y permitir un mejor desarrollo de la personalidad.
En la dinámica de las sectas sucede exactamente lo contrario, especialmente en las de tipo esotérico y en las teosóficas. No nos referimos a los grupos de estudio que investigan estas teorías y buscan saber sus conexiones con la manera de ampliar la investigación científica o estimular nuevos debates sobre la visión del mundo. En sectas de tipo orientalistas, en las que intensifican la meditación, etc., se potencia el área libre, pero deformado y sobre todo disfrazado de nuevos estímulos fantasiosos y desconectados con el yo de sus adeptos, que en lugar de anularlo lo hacen etéreo. En el caso de los grupos que enseñan y adoctrinan con los textos de Samael Aun Weor, Víctor, acontece la reducción sistemática del área libre.
Lo hemos ido desgranando, pero podemos matizar aún más cómo sucede. Comprobemos que al área ciega crece cuando el conocimiento interior se basa en renunciar al yo de uno mismo. A cambio de incorporar la definición de un “yo” hipotético que define el fundador de la secta, sin el más mínimo fundamento empírico. Además carece de experiencia para el adepto y anula las circunstancias externas y los procesos personales de su biografía. Lo conocido por el yo personal se reduce, mientras que aumenta el yo sectario. Es decir el gnóstico se conoce a sí mismo a través de la doctrina de Víctor Gómez-Samael Aun Weor. Al mismo tiempo se aumenta en la conciencia del adepto el área oculta del yo personal y auténtico.
Al mantener en secreto tales prácticas y teorías, se oculta a los demás una parte de la personalidad y de sus circunstancias sectarias, que cada vez son más extensas. Esa parte del área libre que disminuye es de lo que se apodera la secta. El discípulo interioriza la doctrina del fundador como conciencia. La parte de la personalidad conocida por los demás se reduce a lo que confiesa a los instructores y otros compañeros de la secta, que llegan incluso a adueñarse de su intimidad. La secta llega a esta situación porque define qué es el individuo, qué es su la mismidad, la cual vincula directamente a la secta bajo el pretexto de ser una nueva dimensión espiritual. La doctrina también determina la realidad que rodea al adepto, define sus circunstancias personales para que el fanático vea exclusivamente desde el punto de vista sectario y desde éste interprete la realidad geopolítica del mundo. Revelar tanto el área ciega, como el área oculta, en una secta es parte de la parafernalia del descubrimiento progresivo de los secretos que estudia el neófito: conocimiento/ gnosis de la secta. Lo que aparece como una teoría o una creencia no deja de ser una técnica psicológica. Mientras el estudiante de la gnosis cree que esta siendo iniciado, que se adentra en los Misterios Cósmicos, lo que en realidad hace es dejar que le manipulen y que se activen en su mente los textos del fundador.
Escribe Víctor Gómez-Samael en la obra “la doctrina secreta de Anahuac”: “Quien maldice temerariamente a Lucifer-Nahuatl se pronuncia contra la Reflexión Cósmica del Logos, anatemiza al Dios vivo manifestado en lo material y reniega de la siempre incomprensible sabiduría, revelándose por igual en los contrarios de la luz y tinieblas”. La justificación de su idea delirante, proviene de alucinaciones en forma de mensajes, voces a las que ubica en lugares secretos y con los que se comunica por telepatía. Sucede lo mismo que con muchos otros gurús, casos como la profetisa Gabrielle, de Vida Universal – Nuevo Retorno, Blavastky, Benjamín Cremer, Sixto Paz, Claudio Pena, Eugenio Siracusa, Giorgo Bongiomani y otras más.
Las más recientes alucinaciones que se interpretan mediante un delirio doctrinario es de Octubre de 1997, cuando «Águila Blanca» se presentó a Paloma y Jose María en su dormitorio. Vieron mentalmente a un indio , el cual representa la sabiduría. Les dio el mensaje de reunir una gran familia en la tierra. Águila Blanca sigue viniendo, dicen sus beatos, a través de Paloma, mediante visiones. Gracias a tales permite enseñar formas arcaicas de sanaciones y orientaciones espirituales. Para realizar tal delirio van formando comunidades autosostenibles, en donde realizan terapias de regresión, para reforzar el interior de las personas. Para el despliegue de su parafernalia realizan ceremonias de medicina del Camino Rojo.
A partir de una alucinación-visión se elabora un entramado que se extiende mediante ejercicios, ayunos, pruebas de supervivencia, convivencias y charlas. En los grupos gnósticos se enseña: “Fuera del cuerpo físico, en las horas de sueño, el alma puede platicar con su divina madre, empero debemos empezar por la disciplina del Yoga del sueño”. Los adeptos deben anotar cuidadosamente los detalles del sueño. Si continúan en esta pericia su fundador les asegura: “Según la ciencia tántrica más tarde o más temprano surgirá de los sueños un elemento iniciador”, incluso se podrá separar voluntariamente la conciencia del sueño. Advierte que la mayoría da el primer paso pero les falta fuerza para dar el segundo. En tal caso lo que recomienda es la técnica de meditación.
El conjunto de estas actividades es una manera de manejar el inconsciente y llevar a él los elementos distorsionadores de la sabiduría fantástica de su fundador. Sucede lo que dos autores, Tobías y Lalich, comentan en su obra que versa sobre el poder de las sectas: “La disociación de las sectas es el objetivo deseado… Una persona que se encuentra en un estado disociativo es un sujeto sumamente sugestionable y sumiso, situación que favorece la capacidad de controlar al adepto”. Pensemos que en lo irracional todo es creíble, la realidad se hace fantástica y se pierde, no la razón, sino el razonamiento y el sentido común.
La eliminación del pensamiento y del análisis lógico lo describe reiterativamente Víctor Gómez, Samael Aun Weor, en sus texto. En la obra “Misterios mayores» escribe: “El hombre puede sacar su cuerpo físico de entre la región de la química y meterlo en los mundos internos. En la región química reina la ley de la gravedad. En los mundos internos la ley de la levitación cósmica: en los mundos internos podemos flotar con el cuerpo físico”. Este proceso está tipificado como una alucinación, que sucede espontáneamente, pero se puede aprender mediante ejercicios que alteran la conciencia. La sensación de vértigo, de flotar o volar estando tumbado en la cama o con el cuerpo relajado de ser algo pasajero se puede fijar como conducta mental cuando se da un valor sobre natural a esta experiencia. Sucede igual que con quienes oyen voces en su relación con los grupos espíritas o ufológicos. Los encargados de `predicar estas doctrinas hacen creer a los que padecen estas percepciones alucinatoria que son mensajes de familiares fallecidos o de seres de otras galaxias respectivamente.
El propio Samael describe tal logro como la prolongación e intensificación de nuevos poderes. Como es usar el sonambulismo, con la pretensión de lograr el “sonambulismo voluntario”. La receta es: “fe y un poquito de sueño, eso es todo”. También se puede recurrir, se enseña a los seguidores de Samael Aun Weor, al ángel Har-:po-crat-ist, que da nombre a un mantram especial. De esta manera, explican los instructores de la gnosis: “Podrán los discípulos de nuestro movimiento gnóstico meterse con su cuerpo físico dentro de los mundos internos, así podrán ir en carne y hueso a la santa Iglesia Gnóstica, así podrán recibir la comunión del pan y el vino y asistir al Pretor. Así podrán conocer los grandes misterios sin necesidad de estar dañando su mente con las teorías”.
Como se indico al principio muchos familiares de adeptos, en un principio, piensan que los miembros de la secta están drogados. Es una percepción común. No hace falta, pues hay técnicas psicológicas que permiten llegar a un estado similar de dependencia respecto al grupo y a una doctrina que se convierte en una especia de soma psicológico, parecido a lo que Aldous Huxley describe en su obra “Mundo Feliz”. Víctor Gómez, bajo la excusa de una misión divina, preconizó el consuno de peyote, para una finalidad de control psicológico, que él mismo describe: “El peyotl es un cactus mexicano que logra producir desdoblamiento de la personalidad humana”. Tal es un síntoma de los sectarios, despliegan comportamientos y conductas con doble personalidad, una para la organización y otra para lo de fuera de la secta.
Los familiares que conocen al adepto comprueban claramente que cuando hablan sobre el tema de la secta reacciona de una manera brusca y agresiva, pero cuando hablan de otros temas parece una persona diferente, no solamente que responda de manera diferente. Es algo que pone muy nerviosos a los familiares de adeptos. “Parece que son dos personas distintas”, suelen decir los padres y madres de adeptos. El desdoblamiento es algo que fabrica, por así decirlo, la secta y forma parte de sus fundamentos, especialmente lo hacen las de tipo esotérico.
Samael Aun Weor, Víctor, comenta en sus textos: “Con el peyotl todo ser humano puede salir conscientemente en cuerpo astral”. Explica que los antiguos mexicanos, los aztecas, adoraban esta planta a la que consideraron sagrada. Saca fuera de contexto una característica histórica y geográfica, como puede ser, por ejemplo, la costumbre y necesidad de consumir la planta de coca en la altiplanicie de Perú.
Las enseñanzas gnósticas indican: “En esos instantes de estar mascando el peyotl debemos adormecernos concentrándonos en el Dios interno. El resultado será el desdoblamiento. Entonces saldremos en cuerpo astral. Así es como podremos ver, oír y tocar las cosas del ultra naturaleza”. De esta manera se provoca un estado delirante. Ciertamente en los grupos gnósticos de España no se han conocido casos en los que este consumo se practique. Algunos han apuntado que hace mucho conoció a alguien que lo había probado. Indican que a pesar de ofrecer estas enseñanzas el venerable maestro Aun Weor, señor Gómez, no insistió en este tema debido a que advirtió que se abusará de su consumo. No lo recomendó en absoluto pues motivaba a la dogadicción y se enseña desde entonces en los cursos de la gnosis a “lograr el desdoblamiento y el desarrollo de la clarividencia, sin el auxilio de ningún elemento externo”. Efectivamente con medios exclusivamente psicológico se pueden provocar los mismos efectos. El desdoblamiento de la personalidad lo definen como “visión de naturaleza endotérica, mediante la cual se pueden investigar mundos que están más allá del tiempo”.
Se debe advertir que en España desde 1998 se extiende un conjunto de comunidades bajo las enseñanzas chamánicas, Camino Rojo, que consumen peyote en sus ceremonias sagradas. Lo que se une a una serie de pruebas iniciáticas que consisten en ayunar, caminar y otros ejercicios iniciáticos. Lo que en un principio preocupa a los padres es el consumo de tal substancia, que puede llegar a ser lo de menos, mientras no cree adición.
El problema grave, sobre todo desde el punto de vista sectario, es que las alucinaciones y alteraciones de conciencia que provoca dicho consumo se interpretan según una doctrina irracional y conducen psicológicamente al participante dando un contenido doctrinal que se vive como una «experiencia». Se presentan como la vivencia irrefutable de unas teorías irracionales, lo que permite convertirlas en realidad para el adepto. Hemos visto, que incluso no hace falta apoyarse en plantas ni sustancias alucinógenas.
La despersonalización que se produce con el adoctrinamiento son ignoradas por parte de las instituciones de la sociedad. Preocupadas por el consumo de drogas, no se ha prestado la debida atención al problema de las sectas. Mientras que se hacen campañas informativas sobre el problema de la droga, el alcoholismo y programas de rehabilitación al respecto, nada se preocupa la sociedad de las sectas destructivas, excepto las familias afectadas que ven la gravedad del asunto. El resultado es la expansión silenciosa del fanatismo, que acaba afectando gravemente a nuestra sociedad.
Provocar en los adeptos una alteración de la conciencia y llenar de contenido una serie de alucinaciones, estimuladas artificialmente, es una tarea añadida que en las sectas se asocia al aprendizaje de una nueva teoría. Escribe el fundador de los grupos gnósticos: “Es un delito no enseñar a los discípulos el uso y manejo del cuerpo astral. Es necesario que los discípulos despierten su conciencia durante el sueño”. De esta manera mete a sus seguidores en su propio delirio y lo expande para convertirlo en realidad, algo que logra solamente en la visión del mundo de sus acólitos. Se produce el contagio e inducción de una serie de alteraciones mentales entre sus discípulos. Quedan disimuladas, en muchos casos, pues el entrenamiento, para manifestar una doble personalidad, permite pasar desapercibido al adepto fuera del círculo secreto de la secta.
Los adeptos de la gnosis llegan a pensar y «comprobar» que pueden comunicarse con los maestros de las ciencias ocultas. La ocultación de seres suprahumanos no es ni más ni menos que su inexistencia, pero se ocultan (alojan) en el inconsciente del fanático. A los seguidores de la gnosis sameliana sus instructores les hacen creer lo que escribe Víctor Gómez-Samael: “Las teorías intelectuales del mundo físico para lo único que sirven es para dañar la mente y el cerebro”, de manera que sólo los gnósticos están en la verdad y todo lo que se cuente analizando sus planteamientos o criticando sus técnicas de aprendizaje y de adoctrinamiento se rechaza de antemano.
El resultado de las sectas es el fanatismo. Tras los atentados de las torres gemelas en EE.UU. se ha comenzado a considerar como uno de los grandes problemas de la humanidad, pero no se ha profundizado en sus causas psicológicas ni se advierte lo que sucede en las sectas en el seno del mundo occidental y de las sociedades democráticas. Lo veremos en el último capítulo más detenidamente. Lo que sí es preciso atender es la característica del desdoblamiento de la personalidad, que lejos de ser una táctica de camuflaje para una lucha clandestina es una manera de ser del fanático. Si no entendemos esto, las medidas de prevención al fanatismo acaban siendo erróneas.
- El uso del lenguaje
- Mensajes emocionales
- Militancia
- Despersonalización
- Sexualidad manipulada
- El fin del mundo
Grupos gnósticos, secretos y mentiras
Contra lo irracional (Prevención ante las Sectas y lo demás)