Los términos que se usan en el lenguaje llegan a vaciarse de significado a fuerza de ser requeridos para cualquier indicación, sin hacer referencia expresa sobre qué quieren decir en cada situación concreta. Llega un momento en que su contenido es más valorativo que descriptivo. Es el caso, en lo que nos concierne de palabras como “globalización” y “neoliberalismo”.
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Hay que diferenciar lo que queremos decir de lo que las cosas o las situaciones son. Para criticar algo y poder superar los prejuicios que genera una actitud preconcebida es preciso comprender en profundidad a que se refiere y de dónde parte aquello a lo que nos referimos. De otra manera se encona un estado de ánimo que hace eterna una protesta sin lograr soluciones concretas.
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Se entiende la globalización como un fenómeno económico de dimensiones mundiales, tal como lo define Miren Etxezarreta: “transacciones económicas internacionales que abarcan el mundo entero”. Pero se forma una unidad no sólo desde el punto de vista del espacio sino que también en el tiempo. Deja de ser una relación internacional, sino que se globaliza en tiempo y espacio. Lo que define M. Castells como “la economía que funciona como una unidad en tiempo real a escala planetaria”. Pero la economía no es la causa sobre la que se define la globalización. Se trata de un resultado, la consecuencia de un proceso que abarca la realidad, porque se transforma en lo real del mundo material, como lo es la aplicación científica a los modos de vida más cotidianos y del sistema productivo.
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La tecnología, que se convierte en la nueva naturaleza social, a la que se adapta la economía, de igual manera que las especies, animales y vegetales, se han adaptado a su entorno. Y la especie que no lo ha hecho ha desaparecido. Las inversiones no tienen fronteras, ni los mercados porque hay una base material previa que hace que tengan que funcionar de esa manera: telemática, informática, telefonía móvil interconectadas a redes informáticas, correo electrónico, sistemas de transportes ultra rápidos. Tal como mantiene Castell se trata de una diferencia cualitativa respecto al mercado internacional, pues nos encontramos en un sistema de producción global. Ya no se trata de el intercambio entre diversos mercados alejados unos de otros, sino de que se ha formado un sólo mercado que abarca el planeta entero, en todas las fases del proceso económico: laboral, productivo, oferta y demanda, distribución e imagen de la mercancía mediante la publicidad. La internacionalización se ha convertido en mundialización, lo primero significa estar en los diversos mercados de los cinco continentes, lo segundo consiste en ser ese mercado en todo el planeta.
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La globalización es un hecho empírico, una realidad construida sobre la base del desarrollo tecnológico fundamentalmente. La orientación de este proceso es lo que podemos debatir y dar forma, en lo cual la propuesta de la Renta Básica tiene un papel fundamental, de cara a realizar una sociedad global más libre, más justa dentro del desarrollo económico necesario para el bienestar de las personas y el desarrollo de los pueblos. Julio Pascual a comienzos de los años ochenta explicaba cómo las nuevas tecnologías se orientan hacia el aumento de la productividad, de manera que se incrementa la producción global de la economía. Indudablemente ha sido un avance material para la sociedad en su conjunto en todo el mundo, pero que no se ha logrado plasmar por falta de medidas consecuentes y políticas que faciliten la extensión y distribución global de la nueva riqueza. Explica Julio Pascual1: «La aceleración del progreso técnico y de la innovación industrial ha pulverizado las fronteras nacionales e incluso las continentales, obligando a las empresas industriales a organizar su actividad a escala mundial. El fenómeno de la empresa multinacional no sólo es una respuesta a la creciente internacionalización de la tecnología, sino de la insuficiencia del ámbito nacional para conseguir mayores niveles de eficacia en la asignación de los recurso y, por tanto, mejores niveles de vida para la población«. Observa este economista y empresario que la industrialización y la apertura al exterior es inseparable, incluso para establecer de manera internacional la división del trabajo. Advierte sobre el fenómeno de la informática como un cambio cualitativo, sobre todo cuando comenzase a formar parte del proceso productivo y de comercialización, lo cual un cuarto de siglo después es un hecho implantado. Ha supuesto un cambio material en la estructura del comercio mundial, en el que la importancia de las nuevas tecnologías para la sociedad posindustrial ha sido esencial, según predijo Julio Pascual. Sin embargo no se han adecuado ni adaptado medidas económicas acordes a este proceso. Lo cual exige abordar las bases de la estructura económica, para lo cual es indispensable la reestructuración (perestroika) del capitalismo, precisamente para cortar amarras (pobreza y coacción empresarial) para permitir el desarrollo completo del libre mercado, sin cortapisas, a partir de una Renta Básica, que tenderá a ser mundial en la medida que el progreso se extienda globalmente. De esta manera se permite partir de una situación de libre elección del trabajo y lograr un equilibrio entre las condiciones laborales, el nivel de vida y la conservación del Medio Ambiente y del patrimonio cultural de cada localidad. No es la Renta Básica la panacea, pero sí el instrumento necesario y adecuado para el desarrollo y progreso de la globalización.
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El mercado internacional deja de existir porque se convierte, con la globalización, en un único mercado, un mercado sin fronteras. El comercio y la producción se realizan en todo el mundo sin ser entre naciones, más bien hay una competencia entre multinacionales. La división del trabajo se ha extendido a la división productiva a nivel internacional, en lo que se denomina la economía en escala. El capital puede invertir e intervenir en cualquier mercado de valores del mundo. Ganar dimensión es una necesidad para que sobreviva una empresa en la globalización . Las fusiones se han convertido en una obligación que impone la nueva economía, así como los cauces que ofrece la informatización. El funcionamiento de los negocios no se concibe sin el agrupamiento de sectores muy variados unidos por un capital para cruzar y sumar sinergias. La inversión según los precios y los tipos de interés hace que la economía controle las medidas políticas e imponga condiciones para legislar en favor de la obtención de beneficios, ante la amenaza de descapitalizar un ámbito geográfico o gubernamental. El Estado queda intervenido por el poder económico, pues su fuerza y sus frontera ya no funcionan. Lo cual requiere un replanteamiento de la organización social. La economía a unificado criterios y se toman medidas globales, de manera que se ha impuesto la liberalización de los mercados financieros, sin que se ponga ninguna medida que controle dicho funcionamiento y sobre todo que evite un criterio totalitario en contra de los ciudadanos.
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Para poder hacer un despliegue a nivel mundial se crearon en 1947 el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Fue una medida que buscó unas nuevas normas internacionales para la Paz después de la II Guerra Mundial, con el fin de evitar otro conflicto tan devastador y hacer que el crecimiento fuera más equilibrado. Su sede se situó en Washington. El BM tiene como finalidad conceder créditos a escala mundial. Su planteamiento inicial ha cambiado, siguiendo las directrices de la privatización global, al pasar de prestar al sector público en hacer carreteras, presas y obras de interés general a financiar al sector privado a través de Corporaciones Financieras Internacionales. Está formado por instituciones varias, como Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo, Asociación Internacional para el Desarrollo, la Agencia de Utilidad de Garantías de Inversiones y otras. Ha funcionado para salir al paso en un primer momento de catástrofes naturales o para recuperarse una nación al finalizar un conflicto armado. Lo que jamás pudieron imaginar estas macroinstituciones financieras es que el desarrollo del mercad y de la economías fuera tan acelerado y tan extenso, pues no hubo manera de calcular los efectos de las nuevas tecnologías. Han dejado de ser meramente centros financieros internacionales, cuya función fue apoyar a determinados organismos o países en situación de necesidad, para convertirse en árbitros de la economía mundial y diseñadores de la misma, con un Poder que está por encima de los Estados nacionales. Sus decisiones arrastran los criterios políticos, de ahí la necesidad de crear organizaciones internacionales de tipo político y social. El director ejecutivo del FMI, durante los años 1988 y 1990, Miguel A. Fernández Ordoñez, apunta que la globalización económica se dirige irremediablemente a un gobierno mundial. La Organización Mundial del Comercio (OMC) en la Ronda de Uruguay, 1.999, hace ver la importancia y necesidad de una burocracia internacional, o mejor global, para llevar a cabo sus objetivos.
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Los gobiernos se ven desbordados por las presiones de los grandes capitales, que imponen sus condiciones. Es el caso del gobierno portugués que actuó en contra de la alianza entre el BSCH (Banco de Santander Central Hispano) y el grupo portugués Champalimaud. También vetó a Repsol en la privatización de Galp-SGPS, el principal consorcio energético de Portugal, ya que Repsol posee el 45% del capital de gas natural, lo que hubiera llevado a un monopolio del sector. Para el gobierno luso la idea de las fusiones es establecer alianzas entre empresas medianas y no que las más fuertes dominen el mercado e impongan sus condiciones. Se vio en la prensa mundial como un intervencionismo del gobierno y un atentado a la libertad de comercio, así como una traba a la libre circulación de capitales, de manera que tuvo que ceder en sus pretensiones de seguir condicionando losa procesos de fusión.
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La imposición de criterios económicos sobre los políticos para regir la sociedad se puso de manifiesto en el VI Encuentro de Helsinki, 27-29 de marzo de 1998. El Club de los 29 países más ricos del mundo deciden abolir las restricciones de inversiones extranjeras, mediante el Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI) El objetivo es que las multinacionales puedan invertir sin riesgos ni contraprestaciones políticas. Se establece que los gobierno carecen de derechos para demandar a las multinacionales, por ejemplo en el caso de fusiones. Tampoco pueden limitar mediante la aplicación de legislaciones nacionales las inversiones ni exigir que se cumplan requisitos de empleo o un periodo mínimo de inversión. La base es la “igualdad” de todas las empresas para que las extranjeras puedan competir con las nacionales. La presión social ha evitado que se establezca el marco legal para aplicarlo, pues sería desbastador para los países pobres que se verían ocupados económicamente por las grandes multinacionales sin poder tener ningún punto de apoyo que les permitiera controlar su Poder. Una industria podría saltarse los requisitos legales de un Estado para colocar allí inversiones para el desecho de residuos tóxicos, que se presentarían como industrias de tratamiento de tales. En la misma industria del cine, cuyos afectados, los productores y actores europeos, fueron los que más protestaron, no podrían competir en un mercado dominado por la supremacía del capital, en caso de no contar con un mínimo de protección sobre las producciones nacionales, que se verían desplazadas por la industria cinematográfica de U.S.A.
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Ulrich Beck, Dtr. del Instituto sociológico de la Universidad de Munich, explica como el neoliberalismo es la lógica coherente del capitalismo. Será preciso añadir a esta apreciación que junto con la aplicación de las nuevas tecnologías. Pero la conclusión a la que llega esta autor es que el resultado es organizar todos los campos de acuerdo con el modelo económico vigente, de manera que reduce el espacio de la política a su mínima expresión y por ende, la democracia. Hace una diferenciación terminológica que me parece muy muy interesante. Por una parte “globalización”, como definición de una realidad, que consiste en la superación de los marcos nacionales. Y “globalismo”, como valoración de un proceso que es preciso hacer consciente en la sociedad. Se trata de una concepción ideológica a partir de la globalización que consiste en: “establecer una dictadura del mercado mundial”, que se acaba expresando tanto en la economía como en la cultura y la política.
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Considero muy acertado el análisis de Ángel Martínez González-Tablas2, al apreciar que son muchas las mundializaciones en curso y densas sus interpretaciones. Mundialización de la tecnología, de los procesos ambientales, de los valores, de la cultura, de las instituciones, del discurso económico, de la realidad comercial, etc. Además este catedrático de economía Internacional y desarrollo de la UCM, mantiene que la globalización no es pura ideología,. pero sí hay en ella un fuerte componente ideológico, cuando se presenta este proceso como un paradigma neoliberal. La discusión que presentan economistas, historiadores y sociólogos es en cuanto a si las condiciones económicas, sociales y demás son las causas de la globalización o más bien sus consecuencias. De alguna manera una pequeña causa da lugar a unos efectos que se convierten a su vez en causas de futuros efectos que entran en resonancia para acabar provocando una cadena sinérgica de reacciones y relaciones que han dado origen a la globalización tal y como la estamos viviendo. No cabe duda de que la tecnología aplicada en múltiples áreas hace posible este nuevo orden. Uno de los efectos es la riqueza y la disminución de horas de trabajo humano, no sólo gracias al uso de la tecnología sino a su universalización global. La pregunta que nos hacemos es sobre la forma de situar la Renta Básica en este contexto.
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¿La Renta Básica es una causa de la globalización? Sí, pero no de manera automática, sino un posible efecto. Tal posibilidad es lo que permite un espacio para la lucha social por su consecución. El desarrollo sin precedentes de la economía ofrece un contexto para aplicar tal medida, que va a permitir controlar el proceso y encajar la economía con los procesos sociales y políticos. En lugar de dejar que suceda lo contrario. Se realiza “sin que podamos hacer nada para evitarlo, o cuanto menos ejercer un control sobre ello”, indica Fernando Vallespín3. Este catedrático de Ciencias Políticas de la UAM, constata que no hay quien pare la globalización neoliberal porque no se atisban alternativas en el horizonte capaces de introducir un orden o control sobre su creciente aceleración y consecuencias. Sólo es posible superar tal vacío histórico y humano con la consecución de la Renta Básica, como aplicación que regule, controle y permita el desarrollo de la globalización en los cauces de la convivencia y la democracia, junto con la tolerancia y la diversidad cultural.
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En 1975, durante su mandato como Secretario general de la ONU, Kurt Waldheim, anunció la necesidad de un nuevo orden económico: “muchos países nuevos, habiendo ganado su independencia política, se encuentran atados por la dependencia económica… es esencial un nuevo orden económico internacional”. Entiende que el sistema internacional de relaciones económicas y comerciales elaborado hace treinta años resulta ahora inadecuado para las necesidades de la humanidad mundial. En el mismo sentido se manifiesta el tercer informe oficial del Club de Roma, que advierte del peligro que supone la abundancia del crecimiento económico, al desestabilizarse los pilares del sistema económica, por lo que insta a la creación de un nuevo orden económico internacional. Sobre todo ante el crecimiento sin parangón, al comprobar como de 1950 a 1970 se había triplicado la producción mundial.
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La materialización del nuevo orden económico internacional parte de dos hechos fundamentales, que hacen posible plasmar poco a poco las teorías nacientes sobre la expansión global del capitalismo. La crisis del petróleo, 1973-74, hace ver la fragilidad de las economías nacionales. La caída del muro de Berlín, 1989. De una manera práctica, concreta y directa se constata que el mercado dirige la sociedad. Se pretende que sea quien asigne los recursos a los ciudadanos. El problema es que no puede hacerlo desde el empleo, porque para poder llevar a cabo su poderío ha necesitado los pilares de la innovación tecnológica, la información y la comunicación y transportes, que permite la producción multinacional con costes muy reducidos y a expensas de suprimir mucha mano de obra. Los problemas de la cohesión social y el concierto social se aparcan en meras declaraciones de intenciones porque no se ve la manera de abordar si quiera la problemática. Simplemente porque se mantienen esquemas antiguos para los nuevos temas. El nuevo capitalismo, el nuevo poder del capital, aumenta la desigualdad, la cuestión es que se llegue al límite de lo insostenible capaz de generar un coste tremendo en pérdidas de vidas humanas y materiales. El fenómeno de Chiapas se puede globalizar. De hecho se ha convertido en una bandera de los sectores más críticos de la sociedad y referentes de los dispersos movimientos indígenas. En Febrero de 2.001 se produjo un levantamiento de estos sectores en Ecuador que desestabilizó la política gubernamental. El presidente tuvo que declarar el estado de excepción. Por una parte crece el desempleo de mano de obra cualificada y aumentan las ofertas de la que es especializada en nuevas tecnologías.
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Para Manuel Castells “la tendencia a la desigualdad y polarización se puede contrarrestar y evitar mediante políticas públicas; pero están prescritas (estas tendencias) en la dinámica del capitalismo y prevalecerá a menos que se emprenda una acción consciente y sostenida para compensar estas tendencias”4. No específica cuales, pero retomando tales argumentos me parece que si se plantea el tema objetivamente desemboca en la Renta Básica. El liberalismo pude seguir desarrollándose en su propia transformación.
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Una de las maneras de concentrar los beneficios consiste en privatizar. Se trata de una de las condiciones de la liberalización. Sucede porque se ha entendido, sobre todo en países como España, que empresa pública ha sido sinónimo de monopolio. Las privatizaciones han resultado positivas, en este sentido, para los consumidores por el mero factor de la competitividad: mejoras del servicio, más barato y ofertas novedosas. Efectos constatables en el sector comercial. Pero es una respuesta al monopolio, no al servicio público, pues no sucede así en la sanidad y en la educación. La discusión sobre un modelo u otro, lo cual, dicho sea de paso, es un debate más empírico que teórico no es nuestro interés prioritario, sino lo que se relaciona con el tema que venimos exponiendo. Lo que planteo es que una vez que se ha lanzado al mercado un servicio público para la venta de unos bienes, con opíparos beneficios para los gestores de estas nuevas empresas privadas, su labor comienza desde una posición privilegiada. Tal servicio público con el que ya no cuenta la sociedad deberá repercutir en cada uno de los ciudadanos, no sólo en los consumidores como tales, en forma de financiación de un aparte del montante global para ofrecer la Renta Básica.
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El dominio del capital financiero se ha impuesto y funciona en un circuito interno que abarca el mundo entero. Por ejemplo la mitad del comercio mundial consiste en contratos entre las propias empresas transnacionales. El volumen de los negocios de una multinacional superan las reservas de los bancos centrales. A su vez los fondos de pensiones y de seguros sirven para invertir en la Bolsa, superando los depósitos de los bancos comerciales. Lo cual supone una auténtica revolución para el capital. Como también lo es la extensión de personas con patrimonio en los países desarrollados (difusión el accionariado). Tal como analiza Adrienne Jablancy5: “la Bolsa de ser un mecanismo de financiación se ha convertido hoy en un instrumento de estrategia financiera al servicio del poder económico”.
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La inestabilidad monetaria responde a los flujos especulativos de dinero, lo que se ha convertido en la fuente principal de los beneficios de la banca de los países industrializados. Las consecuencias no se aprecian aún. Se deduce si el capital invierte en países donde hay menos impuestos el dinero para gastos sociales va a ser cada vez menor, a la par que se aumenten los beneficios. No podemos olvidar este binomio, escasez por un lado y abundancia por otro, algo que se suele separar en los análisis que aparecen en los medios de comunicación. El resultado es abaratar el empleo y cargar sobre él el incremento de impuestos. Tal situación no es sólo algo que dependa de los grandes capitales, sino que se hace más cotidiano a través de los fondos de pensiones o de inversión en los que los pequeños ahorradores buscan la máxima rentabilidad, sin importarles que sea mediante operaciones especulativas. En la actualidad cuenta más la estrategia y la táctica financiera que la productividad empresarial.
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Con las vistas puestas en los beneficios y el crecimiento económico sin límite se han condicionado las decisiones políticas a esta nueva realidad. Se favorece la actuación del capital privado, en lo que se ha convenido como una especie aparente de no intervencionismo. El trabajo ha quedado relegado a un segundo plano y se potencia la precariedad en el empleo y la flexibilidad laboral. La técnica no es una parte de la economía, o un aspecto de ella, en la actualidad es la economía, pues no es sólo el uso de instrumentos sofisticados, sino la aplicación de la ciencia en la sicología de masas para fomentar la demanda y dirigir los deseos. “La técnica ha hecho patria – indica Martin Heidegger – al ser inherente a nuestra civilización”. Abarca todos los aspectos de nuestra vida, de una manera positiva en tanto evita el dolor, la curación de enfermedades, la producción rápida y barata. La actuación de los sindicatos queda reducida a una parcela de los trabajadores de grandes empresas, funcionarios que forman la aristocracia obrera. Se ha cumplido lo que predijo Samir Amin, que apuntó: “el paro es usado por los Estados para romper lo conseguido por el movimiento obrero a lo largo de la Historia”. Queda desarmada el resto de la sociedad, que se ve desamparada por los representantes sindicales que firman convenios con criterios de mantener su patrimonio y actividad de servicios y defensa de un sector privilegiado del mundo laboral.
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La base material de la internacionalización se ha extendido a todos los ámbitos. Cualquier conflicto local se internacionaliza en el mismo momento y lugar en que se genera. Estados Unidos advierte al gobierno de Perú sobre la necesidad de hacer una segunda vuelta entre Alberto Fujimori y Alejandro Toledo. La OTAN interviene en el conflicto Yugoslavo. Media en la guerra del Cáucaso entre Rusia y Chechenia. La internacionalización de la justicia se estableció como un problema entre estados en el Tribunal de Estrasburgo, pero ya se dan los primeros pasos para intervenir de una manera global, ante atentados de gobiernos dictatoriales, como ha sido el caso de Augusto Pinochet o del gobierno de Videla en Argentina. También la acción humanitaria se ha organizado de manera que se crean redes mundiales mediante las ONGs, Organizaciones No Gubernamentales y múltiples movimientos que cada vez difunden más el “sinfronterismo”: médicos sin fronteras, que ha sido agraciado con el premio Nobel de la Paz, ingenieros sin fronteras, payasos sin fronteras, maestros sin fronteras y demás organizaciones del estilo.
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El marco internacional, o mejor dicho planetario, es la nueva configuración geográfica de la realidad. La política toma decisiones en foros mundiales que afectan al último rincón de la tierra: G-7, G-10, cumbres temáticas sobre comercio, medio ambiente, derechos humanos. Las políticas activas se toman colectivamente entre los países más ricos, de acuerdo a los intereses de las grandes multinacionales que es en las que se apoya la estructura económica de todo el mundo. El crecimiento fuerte de la economía precisa como condición el equilibrio y la coordinación de todas las economías. Un obstáculo para el desarrollo de Europa y EE.UU. es en muchas ocasiones la fragilidad de la economía de Japón a finales de los años noventa. Si más bien es una moderación del crecimiento. Una garantía del progreso japonés es que produce más que consume, al revés que EE.UU. Las presiones se centran durante las cumbres del Grupo de los 7 en lograr que Japón liberalice su mercado, especialmente el de las telecomunicaciones. La economía nipona esta muy controlada dentro de lo que podemos entender como planificación capitalista por cuestiones culturales.
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¿Cómo acabar con la globalización? Planteamientos incorrectos nos llevan a respuestas estériles y a una queja existencial que se eterniza. Recientemente escribí a un amigo, que me planteó cualquier tema crítico como un arma contra la globalización y el neoliberalismo, sobre la necesidad de reconvertir la pregunta en “¿cómo convivir con la nueva realidad, y transformarla?”. La metáfora que le expuse fue que su planteamiento es como si quisiera detener una ola. Vivimos en un cliclo de la historia que se ha objetivado en la realidad, y legitimado con la razón automática, sobre la que se forma la conciencia de los ciudadanos, en el sentido que estudia Antonio Marzal. Mi propuesta fue la de hacer surfing, para no dejarnos hundir por el inmenso Poder del capital y reconvertir su fuerza en energía, mediante una central eléctrica, que es donde situé la función de la Renta Básica. Política y socialmente es posible mantener sistemas mixtos de convivencia y de producción, a través de nuevas formas como son la artesanía, la agricultura ecológica, el comercio justo con el Tercer Mundo, algo que espontáneamente se va construyendo de manera coyuntural. Necesita una proyección global y un medio de poderse llevar a cabo para convertirse las alternativas emergentes en una estructura del sistema económico. Tal es la función de la Renta Básica. La inercia6 del capital puede reconducirse, pero no parar si no es mediante un estallido de violencia y barbarie, que de momento queda expresada en películas y vídeo juegos de ciencia ficción.
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Viviane Forrester, autora del libro “El horror económico” y “Una extraña dictadura”, asegura: “es un error confundir globalización con ultraliberalismo”. Explica cómo la globalización tiene que ver con las nuevas tecnologías que llevan a unir el espacio del planeta por la posibilidad de simultaneidad en la comunicación y operaciones de todo tipo, también en el ámbito financiero. Es algo irreversible. “El problema – dice – está en cómo gestionar eso. Y entonces se da como irreversible que la única manera de gestionarlo es la ultraliberal”. Mantiene, esta pensadora, que la gestión de la globalización está ideologizada, de manera que la economía da lugar a una dictadura anónima. Lo que no responde esta autora es sobre las piezas para mantener otra gestión posible, que parta de los beneficios del mercado global para transformarlo. Y es en este punto en el que la Renta Básica aporta ese paso práctico, esa crítica real y no sólo una discusión teórica sobre la bondad o maldad de un modelo ¿Qué hacemos?, tal es lo que queremos responder en este trabajo.
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La economía es espléndida en cuanto capacidad de los mercados, otra cosa es la distribución de la riqueza que genera. Pero tiene un handicap importante en su propia idiosincrasia. Necesita crecer de manera permanente. Si no lo hace deviene la crisis. ¿Hasta dónde podrá seguir creciendo? Una vez devore el medio ambiente acabará devorándose a sí misma. Mi propuesta es establecer un límite razonable y enriquecedor a este crecimiento que ha generado una dependencia a seguir adelante a la economía, sin sentido. El crecimiento ha de procurarse hasta que sea posible implantar la Renta Básica, de una manera total en cada zona monetaria, para consolidar, fortalecer y distribuir el bienestar. Pienso que la Renta Básica da un sentido social al capitalismo en lugar de hacer que se convierta en un depredador de la naturaleza del planeta y en un sistema que explota y excluye de sus logros a una parte muy importante de la Humanidad. Desde el punto de vista económico es una medida, que por asombrosa que pueda parecer, permite fijar una tasa máxima de beneficios y un límite al crecimiento para dar solidez a la economía y no depender de vaivenes de crisis. Evita las pérdidas cíclicas de los capitales que se ven perjudicados por los cambios. Si depende el fragor de la economía del crecimiento, cuando no puede seguir, para continuar requiere de una caída estrepitosa en el mercado bursátil y en la demanda de la producción. Con la Renta Básica introducimos en el proceso económico, como ya hemos indicado, una constante que fija la economía sobre una expectativa estable. De otra manera lo que rige y dirige el mecanismo económico es un criterio inestable e incontrolable, la inflación.
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Se trata de que los beneficios del mercado de masas y la globalización lleguen a todos los ciudadanos, es decir que se globalice la prosperidad en cada sujeto. Aún siendo una medida económica, compete a las fuerzas políticas y sociales llevar a cabo tal objetivo. No basta contemplar la globalización, sino estudiar los efectos de su externalización y de cómo se internalizan sus utilidades, de manera que potencie la base moral del discurso mundializador: los Derechos Humanos, en lugar de convertir éstos en una excusa, como analiza el profesor Gustavo Bueno, para implantar la hegemonía de los poderosos e intervenir en los conflictos internos de otras culturas y otros Estados. César Roa Marco, escribe al respecto7 : “La globalización no es sólo un enfrentamiento entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo, como ha quedado de manifiesto en Seattle y Devons. Hay algo más. En los primeros hay regiones en desarrollo que quedan como meros suministradores de materias primas con deterioro del medio ambiente (el caso de las explotaciones pizarreras en León)”.
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Los cambios cuantitativos en cuanto una mayor cantidad de producción, mayores cotas de mercados y la capacidad de acaparar el mundo originan modificaciones substanciales, cualitativas. A finales del siglo pasado (XIX) León Waldras observa cómo la empresa se hubo convertido en el centro de la economía. Demuestra, introduciendo en la ciencia económica el cálculo matemático, la interdependencia de los mercados. Lo estudia como un factor positivo en la medida en que consigue la estabilidad tanto en la balanza de pagos de una nación como en el desarrollo económico en general. Desarrolla su teoría del Equilibrio General. Pasó de la teoría abstracta a la teoría global del sistema económico. Consideró insuficientes las teorías liberales para explicar los problemas económicos. Comprueba q ue la economía productiva pasaba en aquel entonces a un incremento de la oferta de servicios, lo cual permite incrementar los ingresos de manera general en la sociedad, de manera que permite un aumento de la demanda de productos, que a su vez incrementa la renta de los productores, en beneficios y salarios. De esta forma se requieren más servicios. Este economista francés desarrolla el principio de la teoría de la riqueza social, cuyos principios han desarrollado discípulos como Wilfredo Pareto que creó la Escuela de Lausana, y dos economistas suecos de gran relevancia Knunt Wicksell y Gustav Cassel.
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El economista británico, Sir John Richard Hicks, premio Nobel de economía en 1972, en su obra “Valor y capital”, expone otra teoría del equilibrio, según la cual el equilibrio económico se debe a que todas las fuerzas que actúan en una economía se contrarrestan unas a otras. Sucede que semejante armonía se estabiliza en una situación que coexiste con la pobreza y el desempleo. Hace falta un contrapeso, que permita el equilibrio sin pobreza y sin el paro como problema. Se trata de ver la Renta Básica como una manera de lograr un equilibrio más elevado, sin dejar fuera de la balanza a sectores desfavorecidos de la sociedad. Lo mismo sucede con la aportación de otro premio Nobel de economía, en 1994, John Forbes Nash, también fundamentado en el equilibrio, equilibrio tipo Nash, cuya teoría se desarrolla a partir de la teoría de juegos de Von Neuman aplicada a la economía. Para lograr la situación idónea cada uno de los que participan deben conocer la estrategia del otro. De esta manera se ha logrado, por ejemplo, un equilibrio entre sindicatos y patronal y forma parte de la cultura de la negociación. Sucede que no todos los agentes sociales participan en la elección de ninguna estrategia, quedan entonces desplazados de todo equilibrio y de cualquier actuación del mercado, por lo que su problema deriva en la marginación. Para lograr un equilibrio global, según el estudio que hacemos, hace falta que participen con un ingreso mínimo garantizado, y a nivel de los Estados que los países más pobres no estén hipotecados a las deudas contraídas, que generalmente han sido usadas para luchar por el Poder. La teoría de Nash, desarrollada en sus tesis doctoral, a los 21 años de edad fue una auténtica revolución de la teoría económica. Razonó científicamente la idea sobre la mano invisible de Adam Smith, como descripción del funcionamiento de los mercados. Al aplicar este equilibrio a la situación global de una zona monetaria que llega a su esplendor del crecimiento económico obtenemos la Renta Básica.
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El paso del tiempo ha convertido a la empresa en el centro de la sociedad. Sucede que la propiedad deja de ser el elemento fundamental de control y aparecen y desarrollan formas de funcionamiento empresarial que desbordan los mecanismo del mercado. La empresa se convierte, en términos de Antonio Marzal, en un poder complejo, que se legitima mediante la dimensión política. El Poder de la empresa va unido a la organización, lo cual se traslada a la sociedad en su conjunto. Los sindicatos, partidos, foros culturales, editoriales todo se organiza con la dinámica de empresa, en favor de una eficacia medida en magnitudes económicas, de eficiencia. Sucede lo que Herbert Marcuse denomina la sociedad administrada o el capitalismo de organización. La democracia permite un marco de libertades en la que no se prohiben las cosas, pues el nuevo ejercicio del Poder se ejecuta sin dar órdenes, sin mandar. Simplemente organiza a los ciudadanos en funciones previamente establecidas. Es lo que Marzal llama el poder managerial de la empresa, es decir el poder administrativo o dirigente, de la Sociedad Administrada. Escribe este autor8: “La concentración de Poder Económico, al margen de la propiedad, ha creado vastos imperios económicos, sujetos a una nueva forma de absolutismo que ha relegado a los propietarios a meros proveedores de medios que hacen posible a los nuevos déspotas el ejercicio de sus poderes”.
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La Conferencia de Naciones Unidas sobre el Comercio y Desarrollo (Cnuced)9 confirma que las cien mayores empresas del planeta son dueñas absolutas de la economía mundial. Copan el 60% del importe de las operaciones de fusiones y adquisición de empresas. Operan con 380 billones de pesetas en activos en el extranjero, con más de 6 millones de trabajadores fuera de sus fronteras. La amplitud de este mercado no tiene precedente en ninguna época anterior. El problema es que no se conciben sus consecuencias ni hay ninguna institución acorde a estas nuevas circunstancias que sea capaz de tomar medidas, las cuales se improvisan sobre la marcha. En diez años se ha pasado de emplear 100.000 millones de dólares para operaciones internacionales de fusiones y adquisición de empresas a utilizar 720.000 millones de dólares en 1.999, con tendencia a aumentar. Los países en vías de desarrollo sólo recibieron el 27% de las inversiones totales en el extranjero durante 1999. Recibiendo África el 3% de las inversiones mundiales. La importancia de la masa crítica del capital que funciona pone en un estado de dependencia a todos los gobiernos respecto a las empresas multinacionales. La Cnuced, constata que cada vez un menor número de empresas se reparte el control de los principales mercados sectoriales. Y concluye: “frente a la dimensión planetaria del mundo de las empresas las autoridades nacionales apenas pueden hacerse entender”.
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El presidente de Oracle, Larry Ellison10, comenta que la globalización tecnológica automatiza y centraliza todas las tareas tediosas de una empresa, lo que permite pasar de un modelo feudal de empresa, con un director que gobierna en cada sede o departamento a un modelo con una base de datos única a disposición de cualquier trabajador de la empresa en cada momento y que llega al instante. En el nuevo modelo los empleados son más autónomos en su labor, pueden desarrollar sus capacidades y tomar iniciativas. Usan sus conocimientos y son más independientes, lo que significa un cambio cultural del trabajo muy importante, al pasar de la organización local, aunque fuera una multinacional, a otra manera de trabajar global. Lo cual se traduce en más eficiencia, ahorro de costes y nuevas formas de organización. A esto añadamos que no sólo afecta a la parte productiva, sino que afecta a la misma esencia del mercado. El cliente en este nuevo modelo de la función económica deja de ser un comprador y se le convierte en un accionista que se beneficia de las ganancias de la empresa, mediante regalos, ofertas, el uso de tarjetas, sorteos, rutas de ahorro por comprar asiduamente, etc. El mecanismo que interactúa con la ley de la oferta y la demanda se ha quedado obsoleto pues en la actualidad de fin del siglo XX el mercado forma parte de la producción industrial, no un lugar de encuentro para hacer el intercambio en la relación entre la oferta y la demanda. La labor de una empresa es asociar al cliente, más que captar su deseo para una compra. Se invita al consumidor a participar y forma parte de esa red comercial, como asociado.
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La ley de la oferta y la demanda se convierte en diseño estratégico del mercado, lo cual es necesario tener en cuenta a la hora de realizar cualquier análisis. Más cuando se pretende resolver el problema económico mediante el funcionamiento del mercado. Lo cual es absurdo porque no reconoce la realidad actual. No puede, entonces, partir de ella. El resultado es el desbarajuste en el que vive el mundo actual. Las inversiones ya no son parciales sino integrales y globales. Se desarrollan en un espacio intercomunicado en la aldea global, mediante internet y se realizan integrando en un mismo proceso producción-distribución- venta. La oferta y la demanda más que mercado es un organización empresarial. El cliente es un asociado. Lo cual cada vez se extiende más con la fusión de diversas corporaciones. Lo mismo sucede en el ámbito financiero e incluso en el mercado laboral. Ser conscientes de esta situación nos permitirá actuar sobre la realidad, de manera que evitemos distorsionar propuestas que acaban siendo pueriles y se pierden una tras otra en el mar del desconcierto sin lograr soluciones concretas. O los intelectuales de pro llegan a planteamientos ideológicos de carácter rimbombante que cuestionan el ser y no ser de la economía desde la literatura política, sin conexión alguna con la realidad.
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Santiago García Echevarría, miembro del Consejo Consultivo de Privatizaciones, mantiene que la globalización no es un fenómeno económico, se manifiesta en la economía. Es un cambio de civilización. Lo que implica adaptarse a los nuevos criterios de especialización del trabajo. Efectivamente no es algo que promueva el capitalismo ni quienes diseñan las estrategias económicas, sino que es una adaptación a los nuevos tiempos, que son definidos por los avances tecnológicos. O como comenta Rifkin: “el capitalismo se reinventa a sí mismo”. Ahora bien ¿cuáles son los nuevos criterios de adaptación al trabajo? La devaluación de éste para la mayoría y una cualificación técnica muy sofisticada para una parte de la población activa minoritaria. Pero tal proceso no es adaptación, sino una imposición de la realidad sobre los ciudadanos y ciudadanas. Precisamente porque no se han adoptado las medidas necesarias y precisas para que se produzca el ajuste necesario.
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La adaptación desde el punto de vista que estudian los biólogos tiene dos elementos. La función nueva que se va a desarrollar, y que origina un nuevo órgano que se adapte a ella, en el caso de las especias animales. O la aparición de un órgano, debido a una mutación que perdura si encuentra una función rentable a la que adaptarse. En esto consiste la adaptación de los seres vivos a la naturaleza. Se discute si la función hace al órgano o viceversa. Pero no es tema de nuestra incumbencia. Sí el hecho de que la globalización requiere de un “órgano”, una base material, que permita su funcionamiento, independientemente de que sea un funcionamiento más o menos justo. No puede desarrollarse si no adquiere un sentido en cuanto utilidad, y no que siga funcionando sin otro criterio que el de continuar sin norte. Si preguntamos a cualquier político o economista adónde nos lleva este sistema económico la respuesta es que da la sensación de que nos arrastra. Por otra parte la RB implica una nueva función económica que requerirá nuevos órganos, una base material administrativa y de comunicación que surge simultáneamente, entre la función y el órgano, porque ambos elementos se apoyan mutuamente.
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- 1Conferencia de Clausura del tercer Congreso Ibérico de Fundición. Vigo, 25 – XI – 1982
- 2El País, 30 de Diciembre de 2.000
- 3Revista de libros. Nº 48 – Diciembre, 2.000
- 4“La era de la información”. Vol. 1 Edt. Alianza Editorial . Madrid – 1.996
- 5“La Bolsa”, Edt. Acento editorial. Madrid – 1.994
- 6Unobjetoenmovimientotiendeacontinuarmoviéndoseenlínearecta,anoserqueactúesobreellosunafuerzaexterna.
- 7Diario de León, 13-IV-2.000
- 8“Análisis político de la empresa” Edt. Orbis. Barcelona – 1.985
- 9El país, 10 – XII 2.000
- 10El País. 19 – XI – 2.000