Una reflexión que hace Marc Viader: Brevemente, sobre REYERTA y más.
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Para un amigo del alma.
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Inicio estas líneas con la desazón por los sucesivos obstáculos aparecidos desde el momento que le comuniqué el propósito de escribirlas; el último, la gripe sobrevenida a partir de la tarde de San Esteban; hoy parece estar en claro retroceso, pero ha dejado el cuerpo como si hubiese sido aprisionado por una pesada carga.
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Antaño ya referí a Ramiro tenía voluntad de leer REYERTA, pero ha sido el acierto del autor de traérmela desde el León de imposible olvido y ponerla a mi alcance en encuentro ante la Catedral gótica de Barcelona, lo que ha hecho posible que quedase cautivado por su capacidad para reproducir en aquel texto una multiplicidad de sentimientos y situaciones ligados a lo que sucede dentro y fuera de muros carcelarios.
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La voluntad de Miguel Ángel consiguiendo sin recursos académicos sobreponerse a las dificultades que se le plantean, unida a la permanente desmitificación que el mismo hace de su persona a lo largo de las páginas, me ha resultado como un acicate iluminador de los pensamientos y actos de este monitor. De lo contrario, me habrían conducido al desánimo e interrupción de la lectura de REYERTA.
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Me atrevo al término de esta novela, a ponerla de ejemplo veraz para cuantas y cuantos quieran adentrarse en los vericuetos de comprensión de las y los que anidan en el mundo carcelario, tanto de quienes apresados tienen la condición de presidiarios o presidiarias como de las y los que por azares múltiples de política o régimen funcionarial tienen una cotidiana vida de internamiento dentro de los centros penitenciarios.
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De acierto sumo y mérito sobre el conocimiento del ser humano son a mi modesto modo de ver los cortes del relato descriptivo que dan paso a espontáneas conversaciones. No se pueden articular, si no se ha sido observador de las frustraciones humanas con una personalidad capacitada para notar los rasgos de humanidad en los individuos crueles, tanto de los decisores que aplican medidas represivas como de los/las encarcelados/das plenos/plenas de resabios y odios. Por boca del exdirector se vierten frases que resumen lo que aquí aludo; Miguel Ángel asevera lapidariamente: Primero te quieres comer el mundo. Luego te conformas con que no te coma a ti.
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Por otra parte, mientras mi vista en el interior del hogar reseguía páginas de Reyerta, por el exterior se sucedían hechos y consecutivos actos desbocados del enorme Poder del estado español con los que de ningún modo puedo sentirme conforme. Esta novela misma y el reverdecer del recuerdo de lo que fue el franquismo de los años setenta, unido a estupor por los días que van transcurriendo desde que los presidentes de las asociaciones Omnium Cultural y A.N.C., iniciaron forzoso periplo carcelario lejos de sus hogares y niños amados, me inducen a cuestionar la actual indiferencia y pasividad de miembros de la “constelación verde española” que en su juventud de los años 80 proclamaban fidelidad al pacifismo y la no violencia. Callan y jalean los ataques y amenazas que en los medios y en las calles surgen, potenciados por mandos e integrantes de fuerzas armadas alojadas dentro de buques contratados por el Ministerio del Interior o inclusive hoteles de la costa catalana.
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Comparar como ha hecho el autor de Reyerta, en la página 195 y la siguiente 196, el muy distinto grado de experiencia humana que un juez acumula en la franja de edad entre los 25 y 30 años con el que posee un presidiario, considero que es propio de sabiduría y valentía. Y asimismo, notar que generalmente los jueces de ambos sexos esperan terminar la carrera, aprobar las oposiciones, tener un piso y casarse, sin que antes de relacionarse en sociedad conozcan gente fuera de la de su entorno adinerado; truco para que la justicia forme parte del Poder y éste forme parte de ella.
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Miguel Ángel se percata de que se está convirtiendo en un náufrago de la sociedad y que “La única isla” en la que podrá sobrevivir va a ser su poesía.
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Evidentemente, hay mucho más de culminación en la novela Reyerta. Para mí es muy elogiable y relevante la porfía de Miguel Ángel por acercarse a la personalidad de cada concreta presa, indudablemente diversa a la vista de la pormenorizada descripción sobre las específicas frustraciones de cada una; pese a lo que de inicio son insalvables dificultades, logra a la postre insuflarles la idea de que por encima de la estricta técnica teatral pueden demostrar en la representación ALMA y CORAZÓN.
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¡Qué de agradecer! es leer al término de la obra que el autor manifieste como un gigante crítico: UNA OBRA QE JUZGA A QUIEN JUZGA, AL MENOS DESDE UN PUNTO DE VISTA EXISTENCIAL NO INTERESA EN UN MUNDO CONDENADO, CUYO RESPLANDOR DE LIBERTAD ES QUE HAYA GENTE ENCERRADA.
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Tristeza me da comprobar el veloz olvido que mi mente sufre en su apartado de memoria tan pronto han pasado unas pocas jornadas de la lectura de cualquier particular escrito. De Reyerta, por más que quiera sustraerla de este fenómeno orgánico personal, presumo que no va a poder ser excepción. ¡Bendito sea! el propósito aludido al principio de estas líneas que me permite aminorar el impacto del olvido. Me pregunto qué residual memoria de Reyerta quedará en mí una vez transcurran los meses después de cumplir los 75 años el 30/01/2018. Supongo, como oí contar algo parecido a un admirado actor, que al lado de otras novelas pasará a formar parte de su presencia amigable en estantes sobre los que acostumbro a reposar la vista al intentar recuperar emociones del pasado; poco más que esto, hoy soy capaz de exponer sobre el ya muy lejano (o así me lo parece), Rey cigüeña.
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Noto ahora que me mareo, supongo por la debilidad subsiguiente al proceso gripal, pero intento proseguir, puesto que dispersos pensamientos sobre una actualidad machacona me conducen a recordar que el DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN DE CATALALUÑA quedó expresamente citado, como objetivo en el apartado f) del artículo 4º a tal efecto, de los estatutos de Els Verds constantes en escritura pública de 1º de septiembre de 1989 que devino inscrita en el registro del Ministerio del Interior. Y siendo así la realidad pasada me pregunto qué transformación habrán sufrido las ideas de entonces determinados militantes del eco-pacifismo español para que hoy no expresen reparos frente a los padecimientos del Pueblo Catalán. ¿Han olvidado el elemental principio ecológico por el que precisamente la fortaleza de los ecosistemas reside en su diversidad? ¿Cómo pueden asentir al uso de la fuerza para imponer la “sagrada unidad política uniformadora” sobre partes de por sí diversas? El bosque de predominio de eucaliptus termina por extinguir las demás especies vegetales y sólo crece para la especulación maderera… ¿Se han trastocado tanto sus cerebros como para ignorar que los Pueblos pequeños con condiciones de autodeterminación, estorbo para los que comandan los grandes estados donde aquellos tienen la desgracia de encontrarse, no por ello dejan de contar con la razón de la Justicia por encima de la Ley de estos con la se pretende legitimar el uso de la fuerza? ¿Acaso ven con beneplácito que el Poder de Pekín refuerce con constancia la extinción del Pueblo Tibetano y que inclusive el propio Dalai Lama debiera exiliarse y encontrar refugio en la India?
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En facebook he reflejado breve que últimamente acude de forma casi continua a mi mente:
A la vista del desbocado actuar reaccionario de los que comandan el gobierno del estado español en las actuales circunstancias frente a la voluntad del Pueblo catalán, apoyados por monarca cuyos ascendientes actuaron sin reparos de forma parecida, imagino cuan imposible será el desarrollo de hábitos democráticos mientras no exista amplísima población española que reclame la vuelta a una Constitución republicana.