Recientemente Neil Asmtrong, el primer hombre en pisar la luna, declaró: «Los avances en ciencia, tecnología e informática han mostrado un asombroso progreso humano. Si queremos sobrevivir tenderemos que hacer el mismo progreso en la mente humana, lograr que sea la gran mejoran que marque el s. XXI. Si no podemos conseguirlo nos esperan días muy oscuros«.

Con la Renta Básica aplicamos la navaja de Ockham, en el sentido de no multiplicar los entes sin necesidad, mediante subsidios, ayudas, salarios de inserción, pensiones, que se darán a lo que haya derecho por cotizaciones y demás. Pero es a partir de que se desarrolle su implantación se evitará poner en riesgo las arcas públicas y habrá la posibilidad de incrementar la inversión en mejoras sociales sanitarias, educativas, infraestructuras, etc.
Ocurre que ambos modelos responden a un modelo de pensamiento y esto hay que entenderlo. Con la física de Newton una manzana se desprende del árbol y cae, por el efecto de la gravedad. Nada tiene que ver con los postulados de Einstein. Las teorías de ambos son verdaderas, pero cambia la realidad en la que suceden. Valen en la medida en que se apliquen a un determinado contexto. Si la manzana se suelta fuera de la atmósfera la manzana no cae. Para entenderlo hace falta un nuevo método.
La economía se razona desde hace casi un siglo desde las coordenadas cartesianas, como forma de razonamiento que ha evolucionado en la sociedad. Ha permito comprender un modelo de realidad. Pero ahora no vale. Hay una dualidad entre dos pensadores, científicos, matemáticos, entre René Descartes y Blaise Pascal. Al segundo apenas se le estudia.
En El sistema educativo español ni se le nombra a nivel de filosofía. Y sin embargo es muy interesante para comprender la realidad cambiante. Tal como analiza Jean Mernard, Descartes hace surgir la totalidaddel saber de una primera verdad, indudable y de absoluta seguridad, es su famosa frase «pienso, luego soy«: «es tan firme y segura está verdad que lo escépticos no eran capaces de conmoverla, juzgué que podía aceptarla sin escrúpulos como primer principio de la filosofía que buscaba«.
Descartes no sólo quiso descubrir un fundamento para establecer un método de razonar, sino que pretendió pensar por sí mismo y salir del férreo control del pensamiento que ejercieron los escolásticos, de manera que un principio le permitiera contrastar las opiniones y teorías de las autoridades. Su fundamento supuso un adelanto en el cálculo geométrico y matemático, pero sirvió para una realidad estable, o establecida, sobre la que introdujo el razonamiento. Superó el modelo aristotélico del silogismo, cuyo modelo parte de principios generales alcanzados por la fe o fundados en una autoridad, como la de Aristóteles. De esta manera fue imposible descubrir nuevas verdades.
Su contemporáneo Pascal, con quien Descartes mantuvo un arduo debate, entendió que el progreso depende de la acumulación de descubrimientos científicos. Su planteamiento concibe que hay que buscar la verdad a partir de principios diversos y mediante una multiplicidad de métodos. Lo que da lugar a una cadena de deducciones, dotadas de igual solidez y permite plantear conclusiones contradictorias, lo que origina la posibilidad de encontrar nuevos principios. En su obra «En busca del tiempo perdido«, IV tomo, Marcel Proust lanza la pregunta «¿Por qué es perturbador Pascal?».
Encontramos, pues, un germen de la dialéctica en este pensador. Su pensamiento permite superar teorías y realidades cerradas en sí mismas. Actualmente el pensamiento económico desarrollado sobre el modelo cartesiano se estanca en una serie de errores irreparables que no puede ver dentro de ese modelo y aplicando una lógica construida sobre una realidad pretérita.
El modelo cartesiano llevó a errores ante nuevas realidades e interpretó mal fenómenos físicos por mantener un principio único como fundamento. Por ejemplo, Pascal, verificó la hipótesis de Torricelli sobre el vacío y admitió, por lo tanto la existencia de tal.
Descartes, junto a Noël, un jesuitas, lo negaron, pues va en contra del principio en que se construye su pensamiento o creencia. Niega el vacío como concepción cartesiana de la realidad. Se preguntó ¿cómo pasa la luz?, y basándose en una lógica apriorística y en su autoridad intelectual boicotearon el descubrimiento de Pascal. Más aún como según su lógica es imposible que exista el vacío explicaron que un misterioso éter era lo que había en la probeta y no el vacío. Y tal fue la opinión dominante. Descartes tampoco admitió que la tierra gira sobre el sol. Para mantener que la tierra está fija y admitir los datos que empezaban a aparecer, estableció que un torbellino de éter es lo que gira alrededor del sol y no la tierra.
En la obra «Partículas elementales», su autor, Michel Houllebecq, afirma: «Hay que seguir buscando y descubriendo nuevas leyes, cada vez es más claro que es Pascal quien tiene razón y no Descartes».
Es fundamental ver esta situación, con cierta perspectiva, pues es lo que está ocurriendo hoy con el pensamiento económico, las excusas se convierten en argumentos y se inventan realidades de éter para explicar fenómenos que no tienen sentido en la nueva realidad.
Para Philipp Lersch, una de las consecuencias de la racionalización cartesiana es que el pensamiento se ha reducido a números y cantidades cuyo uso particular es el pensamiento en dinero, convertido en la medida básica de todos los valores prácticos.
Esto me lleva a comentar un efecto de la Renta Básica que no es tangible, pero muy necesario de cara al futuro, o de lo contrario se incrementará la agresividad ciudadana. Hace falta recobrar la vocación, para evitar que profesiones amparadas en la oferta pública de empleo en la justicia, la enseñanza, la medicina y otras con una proyección social y de servicio se conviertan en meros puestos de funcionarios o sean una forma de saquear al cliente con la única meta de ganar más dinero. El afán por ganar simplemente lleva a estudiar para obtener un título y buscar un empleo, éste busca cumplir las horas y cobrar. Crece cada vez más la violencia en los centros de enseñanza y sanitarios. En la justicia y la política la corrupción.