Cuando a mediados del mes de Mayo de este año 2005, el Parlamento decide abrir una subcomisión para estudiar la Renta Básica me propuse resolver el busilis de este tema. centré mis esfuerzos en resolver el tema de la financiación. En esto José Miguel Sánchez ha hecho un gran esfuerzo y hemos encontrado mecanismos que amplían el establecimiento de la tasa Renta Básica, lo cual expondré más adelante. Pero me di cuenta que el problema no es la financiación. A lo largo de analizar críticas y preguntas en más de un centenar de conferencias y debates sobre el tema, en los que he participado, vi que hay un freno que impide se analice la propuesta como posible.
Al discutir en alguna ocasión con Vitoriano Fernández, alcalde de Santa Eufemia del Arrollo (Valladolid) me comentó que porqué no analizaba el constructivismo que se aplica en pedagogía, pues en ello radica, explica, uno de los problemas que afecta a nuestra sociedad de consumo y sin cultura política ni reflexión sobre los temas que nos afectan en nuestra vida cotidiana, en especial las cuestiones emocionales. Y que sólo mediante la incidencia en la educación de los niños y niñas se podrá resolver. Sin ir tan lejos, sé que este amigo y compañero de viejas historias, tiene una visión muy profundo de los temas. Volví a leer y releer notas y textos de teorías de pedagogía. Y seguí dando vueltas a mi pregunta ¿cuál es el punto de dificultad de la Renta Básica? Lo cual quise resolver para entrar en la subcomisión con una solidez tal que el debate fuera cómo es la mejor manera de aplicar la Renta Básica y cuáles son sus límites y no debatir sobre lo obvio de Renta Básica sí o Renta Básica no.
Comprobé que después de cada charla, o de que alguien leyera los textos sobre la Renta Básica, las preguntas coinciden en aspectos demostrados, pero que, literalmente, no entran en la cabeza. Las dos cuestiones que siempre preocupan son que no hay dinero y que la gente no trabajaría. Cuando esto queda resuelto se insiste en ello o algunos empiezan a asomar fantasmas, como que incrementaría la inflación, que subiría el precio de la vivienda, pero con unas ínfulas y seguridad que parece que han pensado toda la vida sobre el asunto de la Renta Básica. Pero esto tenía que tener alguna explicación. Porque incluso el día que se hizo el acto sobre la presentación de la Renta Básica en el parlamento, en la Escuela Julián Besteiro (Madrid) el diario Expansión, periódico de actualidad económica, cayó en los mismos tópicos en su portada y editorial. Incluso engrandecidos con opiniones de ilustres economistas como Luis M. Linde y Gabriel Celada, presidente del Instituto Juan de Mariana.
Algunos compañeros generaron una polémica entorno a tales artículos, pero para mí lo esencial fue analizar porqué se cae en este tipo de planteamientos. Y me di cuenta que responde a un tipo de construcción lógica que forma parte de una mentalidad determinada y que afecta a todos los campos de la vida, también a la economía, de manera decisiva. Y tal es lo que he pretendido resolver, pues no es posible convencer a quien no puede razonar de otra manera más que a la que ha estado acostumbrado y para ello es necesario hacerlo ver, dar a conocer el mecanismo para que nos lo planteemos y tal es la clave para entender la Renta Básica. Lo cual coincide con lo que planteó en los años 50 Eric Fromm, al plantear la posibilidad de que se diera a cada ciudadano un salario previo a tener un empleo. Su conclusión es que más que un problema económico hay una incapacidad de plantearlo por cuestión de mentalidad. Por más que se demuestra el tema muchas personas dicen «es que no me entra en la cabeza».
Sobre fantasmas y bulos en forma de argumentos alrededor del tema también se dan y se amplían sus efectos emocionales a través de los medios de comunicación cuando desprestigian el tema a base de hacer de él una caricatura. No es algo nuevo. Ya Marx tuvo que salir a la palestra del debate, pero no para discutir sobre sus teorías, que muchas veces ni fueron leídas por sus críticos, sino para desmentir y salir al paso de bulos que se desparramaron por la sociedad, como que el comunismo lo que pretendía es compartir a las mujeres forzosamente y socializarlas. Al menos seamos conscientes de cómo funciona nuestra psicología en la sociedad.
Permita, el amable lector, que recurra a una experiencia personal que pienso es muy ilustrativa para entender lo que quiero explicar. Cuando mi hija Daira tuvo tres o cuatro años, estaba en el parque de San Francisco (León) mientras que yo la cuidaba sentado en un banco, supongo que leyendo o tomando algunas notas. El caso es que mi hija empieza a llorar y medio a pelearse con otra niña porque quería su pala y un cubo. esta otra no se lo dejaba. Yo no intervine pues pienso que es mejor que lleguen a un equilibrio entre ellas y si no pasa a mayores la cuestión no pasa nada. Pero la mamá de la otra pequeña intervino. Empezó a darla lecciones de generosidad, de que hay que dejar las cosas etc. la niña suya cada vez lloraba más pues no lo quería dejar. la mía también, pues le creó expectativas de que lo tuviera. Se montó un follón. Ante lo cual acudí a ver que pasaba. La pregunté a esta señora si sería tan amable de dejarme su coche o su piso en verano cuando se fuera de veraneo. La señora se lo tomó a mal y empezó a gritarme, se creó un remolino de gente que me fui con mi hija bajo insultos de unas señoras que pensaron que la fui allá a violentar a la madre aleccionadora. Quise, aunque no pude, explicar a esa madre que lo que para ella es el coche y su casa es para su hija la pala y el cubo y que no podía forzarla a dejarlo. Observé que forma parte de un esquema lógico que cada cual aplica a su contexto. Tal anécdota me vino a la cabeza cuando analicé este asunto, pues cuadra perfectamente. La madre tiene el mismo esquema lógico que la hija, sólo que no valoró los objetos de la pequeña.
A esto responde el prejuicio sobre la Renta Básica. Y vi que las pruebas que hace Piaget sobre la valoración lógica de los pequeños es aplicable a este tema. Cuando se dice que no hay dinero, por más que se demuestra que haciendo cálculos sale la cantidad y que es otra forma de organizar el dinero es lo mismo que cuando a un chaval se le pregunta qué pesa más un kilo de paja o un kilo de hierro. En realidad pesa lo mismo, pero se tiene a pensar que el kilo de hierro pesa más, porque la paja apenas pesa. Lo cuales el mismo elemento lógico que funciona para decir que no hay dinero.
Otra prueba es decir que si una vaca blanca da leche blanca ¿una vaca negra? Por aplicación de la lógica la respuesta es que su leche será negra, pero la realidad es que la leche es blanca sea la vaca del color que sea. Pues cuando se asegura que la gente no trabajaría con la Renta Básica es porque se aplica una lógica que consiste en que si se trabaja por dinero y ya tenemos dinero, aunque sea un mínimo, nadie trabajaría, lo cual no es real, aunque sea «lógico» pensarlo, pero forma parte de un tipo de lógica que da lugar a errores cuando no se analiza en profundidad el asunto al que se aplique.
Basta acercarse a la realidad para comprobar que mucha gente que gana tres y hasta cuatro veces más que lo que supone la Renta Básica hacen horas extras, pero no sólo en empresas de estructuras metálicas o en hostelería y la construcción, obligados por el empresario, sino que también, y fuera de la ley, policías que sacan un suplemento de taxistas con la licencia de un hermano, funcionarios de Hacienda que llevan la contabilidad de pequeños negocios. Trabajadores de instituciones autonómicas que por las tardes hacen unas horas de representantes de algún producto o se dedican a la venta de coches de importación o de automóviles de lujo de segunda mano. Profesores universitarios que hacen trabajos para empresas privadas, fuera del horario y el contrato laboral. Y así cada cual podrá poner decenas de ejemplos que conozca en su familia y entorno de amistades y conocidos ¡Y con 421 euros al mes dejarían de trabajar! Que ironía. Y sin embargo es una crítica recurrente.
El pedagogo Jean Piaget estudia el desarrollo de la inteligencia prestando atención a la construcción de estructuras lógicas. Para este autor la lógica no es sólo un mecanismo de pensamiento sino que forma, construye, el conjunto de lo que piensa. Se adapta a un tipo de lenguaje, no de verdad, lo cual ocurre hoy insistentemente en el discurso económico. Considero que es necesario manejar varios tipos de lógica para pensar comprensiva y creativamente. Para Piaget conocer un modelo lógico es saber sus límites. Muchas veces se confunde la lógica con la argumentación, lo cual da lugar a soluciones equivocadas. esto afecta de lleno al debate sobre la Renta Básica, pues muchos economistas que están a favor de la implantación de esta medida aplican un único modelo de lógica y pretenden su financiación con el mismo modelo de la era keynesiana, manteniendo como fuente una modificación de la base tributaria, cuando es necesario encontrar una forma específica que emane de la realidad en la que surge aplicar la Renta Básica, como es la tasa Renta Básica y otras medidas complementarias.
Como bien dice Fabián Estapé, con su retranca al hacer comentarios incisivos, y que ha dejado escrito en su obra «El juego de vivir. Recuerdos de un economista«: La universidad ofrece una formación utilitaria, en la que el éxito se mide en función a los contratos. Propone como antídoto fomentar el diálogo, la creatividad y la crítica. Algo que cuando he hablado con él me comenta que brilla por su ausencia. Lo cual impide que se entiendan e investiguen nuevas ideas.
La desconexión de las ciencias económicas y de las ciencias en general con la realidad es otro mal que padece nuestro modelo educativo. hace que cueste mucho entender nuevas referencias que son necesarias aplicar. Sobre este asunto el pedagogo brasileño Paulo Freire, desarrolla un modelo pedagógico, de manera que parte de la idea de que para enseñar hay que entender la realidad en la que se vive. Esto es esencial para la historia, la biología, y demás, pero es especialmente importe para el estudio de la economía. recuerdo que algunos profesores y economistas se echaron las manos a la cabeza al incluir como un factor del mercado laboral las influencias y amistades. Les propuse que hicieran una correlación de sobre cien personas cuántas no deben su puesto de trabajo a este factor. Todos superaron el 85%. Me dieron la razón, pues les afectaba a ellos mismos, pero me dicen que eso no se puede enseñar. Te preparan para entrevistas de trabajo, para hacer test, etc. y luego hay factores que son los que funcionan en la realidad.
Lo grave es que sucede lo que enseña Freire, en tanto y cuanto los adultos llegan a pensar con lógica y conceptos por el proceso de aprendizaje pero pocos lo correlacionan con la realidad concreta. Sucede algo que está pasando hoy en la economía: cuando la realidad cambia la lógica y los conceptos al uso impiden que se vean las nuevas realidades que surgen, no encajan con los fenómenos de la economía real, por lo que estar relacionado con ella lleva nuevas ideas y nuevas maneras de pensar. Aprender no debe ser únicamente la capacidad de tener conocimientos.
Recientemente el profesor de química de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales y vicedecano de la Universidad Politécnica de Madrid, Gabriel Pinto, está empeñado en involucrar el aprendizaje de la química con la vida cotidiana. Observa la necesidad de entroncar lo que enseña con cuestiones directamente relacionadas con el entorno del estudiante. El tema parece que viene de lejos, pues recoge una cita de hace dos mil años, de Petronio, en su obra el «Satiricón»: «la razón por la que los jóvenes salen tan ignorantes de las escuelas es porque no han entendido el contacto con nada de alguna utilidad en la vida diaria«.
Durante mis conversaciones en Moralzarzal (Madrid) con este profesor, mi hermano Gaby, comentó que cuando él salió titulado de la universidad no supo que NH3 se refería al amoniaco, que CaSO4·2H2O es el yeso, NaClO la lejía o Na2O.CaO.Na2O el vidrio. Y que aún hoy llegan a la universidad muchos alumnos que no saben que no todos los conocidos como plásticos lo son, o que el cristal de una ventana no es un cristal y, sin embargo el hielo sí lo es.
Joseba Arregi escribe un artículo muy interesante en el que plantea el debate sobre nacionalidades como un problema nominalista, al diferenciar nación como palabra o como realidad. El nominalismo, comenta, separa el nombre de la realidad. Observa la importancia de tomar conciencia de este fenómeno del lenguaje, pues el nominalismo surgió para legitimar las monarquías nacionales frente al poder del Papado.
En definitiva, advierte, el nominalismo encierra cuestiones de poder sumamente graves, pues el lenguaje tiene el poder de definir la realidad, el cual viene a ser una especie de hipóstasis, o sea el poder que soporta los demás poderes. Y ciertamente en economía muchos debates transcurren en discusiones sobre palabras y teorías nominales.