En el Título I, artículo 3 que se refiere a los objetivos de la Unión Europea, del Tratado por el que se establece una Constitución europea, y en el apartado 3 del mismo se lee: «La Unión obrará en pro del desarrollo sostenible de Europa basado en un crecimiento económico equilibrado y en la estabilidad de precios, en una economía social de mercado altamente competitiva, tendente al pleno empleo y al progreso social, y en un nivel elevado de protección y mejora de la calidad del medio ambiente«. 

                Apenas se ha debatido y profundizado sobre lo que es una economía social de mercado. Posiblemente porque es una intención retórica sin concretar. Algo que hace la Renta Básica, en el sentido de llenar de contenido dicha expresión, de una manera óptima, en tanto que con esta medida se permite el funcionamiento de la economía de mercado sin que se generen problemas sociales como consecuencia de la exclusión y a la vez hace que el aspecto social de esta medida no repercuta negativamente sobre la economía de mercado, ya que lo que hace es dinamizarla, por contra de lo que suponen las prestaciones sociales en cuando al déficit que generan y su insuficiencia. Como dice Jose Antonio Pérez: «La RB es una medida económica con consecuencias sociales que permite corregir funcionamientos irracionales del sistema respetando el libre mercado«. 

                El fondo de los problemas ecológicos y medio ambientales son intereses económicos, por lo que sin abordar  éstos no es posible el desarrollo sostenible. El cual solamente se podrá lograr con la implantación de la Renta Básica. Como declarase Francisco Garrido diputado de Los Verdes, por el PSOE, en el Congreso: «La RB adapta la economía al actual progreso tecnológico y financiero. Hará posible  los principios de la C.E. en cuanto a un desarrollo sostenible, lo que define como objetivo fundamental en cuanto establece como principio una economía social de mercado«. 

                Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de economía 2001, quien fue vicepresidente del Banco Mundial y posteriormente autor del libro «Malestar de la globalización» advierte de los dos problemas más importantes que afronta la humanidad: la pobreza del tercer Mundo y el calentamiento del planeta. Lo cual, considera que es el coste social del capitalismo, ante lo cual observa que lo importante de cara al futuro es lograr que el modelo económico  funcione para todos, lo cual es posible. Admite que con las medidas al uso ya no es posible, como la flexibilización del mercado laboral  pues ya no resuelve el paro. La pregunta es ¿cómo? y la respuesta la encontraremos en la Renta Básica. 

                La relación de la economía con el medio ambiente es crucial. El informe oficial del Observatorio de la sostenibilidad en España, dado a conocer a mediados del presente año 2005 indica que los índices de valoración sobre la economía pueden ser engañosos de cara a un progreso global y sostenible. Así el aumento de las construcciones y el incremento de ventas de coches implica un mayor consumo de agua y de energía, pero se valora positivamente en cuanto que incrementa el Producto Interior Bruto (PIB), pero implica una merma de la biodiversidad, que se ve amenazada cada vez más, se incrementa la contaminación, hay menos suelo libre y se ha llegado a que 1/3 de las especies amenazadas están en un declive irreversible. Concluye que el crecimiento económico sucede a corto plazo sobre la base de los recursos naturales disponibles y la destrucción del medio ambiente. ¿Qué ocurrirá cuando no exista esta riqueza ecológica? El crecimiento económico es a costa de la destrucción mediombiental, pero de una manera cada vez más desproporcionada. Según dicho Observatorio desde 1995 el PIB a aumentado un 25%. Las emisiones contaminantes un 45% y se ha incrementado un 100% el consumo energético y la destrucción de territorio. O se toman medidas económicas o toda la legislación se diluye en un mar de intereses espurios. 

                El eurodiputado verde Daniel Cohn Bendit,  reconoce que no hay alternativa a la economía de mercado, pero considera que hay que diferenciar  y ahí sitúa la lucha política entre las opciones conservadoras y progresistas, entre la economía social de mercado  frente a la que economía ultracompetitiva de mercado. Admite que frente al paro y la precariedad la política social moderna no funciona, pero la protección estatal tampoco. Lo cual nos lleva a abrir un nuevo horizonte en la realidad económica con la Renta Básica, pues a lo más que llegan los políticos y economistas es a plantear el problema, pero sin aportar soluciones, al no ser capaces de crear nuevos conceptos y nuevos modelos que funcionen y, sobre todo, que no se inventen la realidad, sino que surjan de lo real. 

                Considero que si no se logra un asentamiento social del dinero (no sólo de la riqueza) el proceso de la corrupción se desborda y llegará un momento en que no pueda ser controlado. Al comentar este tema con Horacio García debatimos sobre la ética, en cuanto si es un valor personal o también social. Le comenté que con la Renta Básica no se evitará la corrupción, a mi parecer, es un asunto de ética personal, que no depende del modelo. Lo que sí evitará la enta RásicaB es que adquiera las dimensiones que hoy empieza a adquirir, y por lo tanto se traduzca en Poder e influencia en la sociedad. A modo de ejemplo observemos como recientemente se ha desarticulado una red de blanqueo de dinero en la Costa del Sol cuyo promedio anual de operaciones provenientes del narcotráfico se calcula sobre 500.000.000 euros al año, lo cual equivaldría, en cuanto a efecto comparativo,  a 100.000 rentas básicas según la unidad rb de distribución base. Evitar el fortalecimiento  las mafias requiere establecer cauces económicos de redistribución social. De la misma manera que durante el s.XX establecer la Seguridad Social, educación gratuita, protección social, ha evitado la multiplicidad de revueltas sociales y estallidos violentos, la Renta Básica podrá evitar la corrupción económica y financiera, que a la larga afecta al mundo de la política y a la sociedad en general, como ya se empieza a atisbar. 

                El camino hacia una economía social de mercado exige la Renta Básica, dentro de la evolución del modelo que se ha venido desarrollando desde la II Guerra Mundial. El capitalismo evolucionó hacia un capitalismo social, en parte por la presión del bloque soviético y las luchas sindicales.  Se estableció un capital social que se aplicó en el gasto público, lo cual se ve amenazado ante la ola de privatizaciones y el surgimiento del neoliberalismo en su forma más cruenta. El problema es que la carga actual del capital social lo hace difícil de llevar. Pero en lugar de dar marcha atrás, es necesario dar el siguiente paso ante la evolución misma del sistema económico, que consiste en convertir el capital social en capital socializado, a través de la Renta Básica, lo cual no tiene nada que ver con un capital estatal, que impondría una planificación y un modelo que lleva a la bancarrota. El modelo de la Renta Básica socializa una parte del capital, para dinamizar al resto, sobre todo en la medida que activa el mercado y aumenta la eficiencia tecnológica y medioambiental. 

                Hay dos indicadores claves para analizar la estrategia de los organismos internacionales ante el reto de superar los problemas actuales y que no consiguen sus objetivos porque parten de premisas que ya no sirven como son el empleo y las ayudas para mejorar la pobreza del Tercer Mundo. Sin embargo se insiste en ello. Los días del 6 al 8 de Septiembre del año 2000 los Jefes de Estado y gobiernos reunidos en la sede de New York de la ONU firman la Declaración del Milenio, con unos objetivos  de desarrollo para el año 2010. Sus objetivos fue reducir la pobreza, erradicar el analfabetismo y el acceso de las poblaciones del Tercer Mundo al agua potable. El mismo año la Unión Europea se fijó una serie de objetivos en materia de empleo, en lo que se ha llamado la Agenda de Lisboa, puesta la vista en el año 2010. Quedan ambos en una declaración de intenciones, pues las mejoras son anecdóticas, pero en su conjunto no sólo no se avanza sino que se retrocede, a pesar de casos puntuales que se usan de manera propagandística. Siempre hay algo a lo que echar la culpa, como es ahora a la subida del precio del petróleo, lo cual es llamarse a andanas, pues seguirá subiendo y a no tardar el barril llegará a 100 dólares, simplemente por el auge de la demanda por parte de economías emergentes como China, Brasil y la India. Tal factor afecta a la sostenibilidad ecológica y a una economía excesivamente dependiente de esta materia prima. Pero de cara a los problemas de la economía lo que falla es la manera de organizar el progreso y el desarrollo, la cual ha de tener en cuenta la escasez de petróleo y el incremento de su demanda.  Se prevé que cuando llegue a este precio, a no tardar, dará lugar una recesión mundial de consecuencias imprevisibles, la cual será irremediable, para disminuir el auge del consumo de combustibles fósiles. Antes de que llegue este momento hace falta que se planteé un modelo global de cambio en la economía y pasar de un modelo a otro sin situaciones traumáticas. 

                La creación de seis millones de puestos de trabajo en Europa, la conciliación de vida laboral y familiar que se apunta en la Agenda de Lisboa, a mitad de camino de su meta, deja mucho que desear. Según el informe de la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida se mantienen las altas tasas de desempleo, con la particularidad de que muchos puestos de trabajo que se han creado son de baja calidad, en cuanto a temporalidad y contratos a tiempo parcial.  La tasa de paro en la UE es a mediados del 2005 de 9%, en España el 10´9%. La precariedad en España, por temporalidad es del 30´6%. Las mujeres el 33´5% y los jóvenes el 37´9%. Afecta a más de cuatro millones de personas. En la UE  la media es del 12´95. Los datos previstos para el próximo año no son halagüeños y sin embargo se insiste en el mismo camino. Como el petróleo sigue subiendo se hace como que no pasa nada.  

                Analicemos brevemente qué está pasando. El eje sobre el que gira toda la política económica de los gobiernos se basa en crear puestos de trabajo, lo cual fue necesario hasta hace una década. Desde entonces las políticas de subvenciones y ayudas al empleo se han  tergiversado, de manera que en lugar de ser un impulso para salvar situaciones de estancamiento se han convertido en un fin en sí mismo. El modelo no funciona pero se sigue erre que erre, porque no se plantean otras soluciones, como puede ser la Renta Básica que permite adaptar la economía a la nueva realidad laboral. 

                La UE ha multado a la FELE por unos cursos que se impartieron a parados, al constatar que se aumentó el coste del profesorado y los gastos de equipos informáticos. La Junta de Castilla y León recibe, la no despreciable cantidad de 40 millones de euros anuales para cursos de formación e inserción. Los cuales en lugar de estar disponibles se obliga y fuerza a los parados a recibirlos para mantener la subvención, la cual se ha convertido en un fin, con una industria que se dedica a producir cursos para captar subvenciones. 

                En una tribuna el antiguo alcalde de Villablino y representante actual de Los Verdes en la zona de Laciana denuncia con conocimiento de causa que las ayudas europeas para la reconversión el sector minero del carbón han pasado de mano en mano entre empresarios y sindicalistas. Ante la falta de alternativas se recurre a  querer abrir explotaciones a cielo abierto, incompatibles con los objetivos medioambientales de la UE. El Plan del carbón a creado un puesto de trabajo por cada cuatro que se perdieron al cerrar las minas y por cada 11 prejubilados se han contratado a 4. En concreto en el Bierzo se han creado sólo un 4% de empleos de los previstos que se iban a crear en las cuencas mineras de la zona. El resultado es un derroche enorme de subvenciones. En este fenómeno han participado los sindicatos que se han llegado a convertir en lobys de presión para aumentar los salarios de los trabajadores y cada vez su capacidad de actuación es menor, porque su punto de apoyo, el trabajo, cada vez tiene menos relevancia en el proceso económico. 

                Los antiguos modelos de producción no tienen parangón con los actuales, por eso no se puede traducir el crecimiento económico y el incremento de productividad en un aumento de puestos de trabajo. Querer hacerlo lleva al fracaso y a la frustración social.               

                En el tema agrario otro tanto de lo mismo. Se invierte un billón de dólares para proteger el sector, lo que supone siete veces más que en ayudas a los países en vías de desarrollo. De manera que hace infructuosa tales ayudas, pues la política comercial agraria internacional impide la salida comercial de los productos de los países pobres. Sin las subvenciones el sector agrario en los países desarrollados quedaría reducido a la cuarta parte del actual, lo que supone una pérdida de empleos, pero que realmente no sirven en una economía global, pues las mismas llevan a la quiebra a los productos competitivos de los países pobres.  En este caso es imperiosamente necesaria aplicar la Renta Básica. Según el ministro de Economía británico, Gordon Brown  es una hipocresía no abrir los mercados al exterior. El productor mozambiqueño, dice, es incapaz de competir con los cultivadores de remolacha europeos porque los subsidios que reciben le permiten abaratar los productos. Lo mismo explica la organización Intermón – Oxfam cuando comprueba como la UE sa a seis empresas más de 800 millones de euros al año para producir excedentes de azúcar e inundar los mercados de los países pobres a precios por debajo del coste, de manera que hace quebrar a los cultivadores africanos que acaban en la más absoluta miseria. Otro tanto con las producciones de café y chocolate. Si no cambia el modelo las acciones de ayudas fracasan y  resultan engañosas. 

                El modelo falla, pero está aceptado mentalmente. Ha aquí la cuestión, voila que dirían los franceses. 

                De cara al Tercer Mundo es necesario pasar de estructuras de ayudas y cooperación a estructuras comerciales. Y en los países ricos se trata de organizar la riqueza de otra manera, adaptándola al progreso tecnológico y a la globalización. De esta manera se evitará que las aportaciones a los países empobrecidos deje de ser una carga y se convierta en un factor de dinamismo económico dentro de la economía global de hoy en día. Dicha estrategia es posible con la Renta Básica porque parte de un desarrollo económico concreto y evita ideas abstractas. 

                El modelo de ayudas como incentivo para las inversiones se ha pervertido. El tema viene de atrás. Ocurre que mientras  que antaño fue injusto, hoy además es catastrófico para el funcionamiento económico. Sucede el llamado Efecto Mateo: «al que tiene se le dará y al que no tiene aún lo poco que tiene se le quitará». 

                Cuando hablé con el diputado del PSOE Diego López Garrido, para presentarle el tema de la Renta Básica y documentación al respecto, me comentaba que lo que no veía es que se diera también a los ricos, a quienes tuvieran ya medios de vida. Le expliqué que es un derecho universal y otros argumentos de filosofía política. En el desarrollo de la exposición le indiqué que como es posible que planteara esa cuestión, cuando lo que sucede es que se da dinero a los ricos a mansalva y apenas nada a los que carecen de medios. Los datos fueron contundentes. De las ayudas comunitarias del año 20004  la reina Isabel II recibió 1´5 millones de euros como subsidio de la PAC, al igual que un granjero más. El príncipe Carlos de Inglaterra 250.000 euros por su granja ecológica de Higrove, al oeste de Londres, y en la misma proporción por otras tierras que posee en Escocia. Lo cual se puede extrapolar a los dueños de las mayores fortunas de Europa. Pero es que además los ricos obtienen bonificaciones fiscales por comprar fincas, las cuales se van a revalorizar y forma parte de una inversión que les da dinero del erario público, cuando quien carece de medios no puede hacer este tipo de operaciones. Le recordé a este diputado sus reflexiones sobre democratizar la economía cuando participó en la formación Nueva Izquierda. Quedó pensativo y se comprometió a estudiar el tema. 

                Para que entre en la cabeza el que la Renta Básica es una medida universal, para todos los ciudada@s, basta con entender la tesis de Edwin Cannan que establece que un pan no es un pan, ya que su valor es distinto para un pobre  que para un rico, dicho valor lo determina la utilidad. A uno le salva la vida y el otro deja que se ponga duro y lo tira. Con la Renta Básica su utilidad marginal es total y su valor es muy diferente de unos a otros, aún siendo la misma cantidad la que perciban. 

                El tema de la desigualdad y de aquello de que «dinero llama a dinero» viene de lejos. Manuel Azaña ya hizo alusión al tema el año 1936: «En España no había dinero y la derecha dio a los grandes de España 500 millones. En España hay que ser rico para pedir».  O vayamos al s XVII cuando Baltasar  Gracián escribe: «No se da ya en el mundo a quien no tiene, sino a quien más tiene. A muchos se les quita la hacienda porque son pobres, y se les adjudica a otros porque las tienen. Pues las dádivas no van sino a donde hay… Los ricos son los que heredan, que lo pobres no tienen parientes; el hambriento no haya un pedazo de pan y el ahíto está cada día convidado». 

                Lo que plantea la Renta Básica es que en lugar de repartir los fondos de ayudas y subvenciones se organicen económicamente. Lo cual plantea un especial interés en un momento en que cada vez hay más dificultades para repartir las ayudas presupuestarias de la UE. tal proceso es lo que definirá lo que es una economía social de mercado, en la que el aspecto social no afecte al mercado ni el funcionamiento del mismo anule el aspecto social. Nos encontramos ante una transformación revolucionaria, que por una parte tiene un componente social, que implica la movilización ciudadana y de los partidos políticos, y por otra un componente científico, en cuanto a ser una teoría que requiere ser estudiada para comprender  que su aplicación es posible y necesaria. 

                Pensemos que uno de los índices que determinan el crecimiento económico es la demanda doméstica, la cual es sumamente diversificada y de ahí su importancia para reactivar el conjunto de la economía. la Renta Básica va a fortalecer la demanda doméstica y de esta manera se da una solidez al modelo, pues dicha demanda ha sido determinante, durante los tres últimos años,  en la crisis alemana y a su vez el mismo parámetro es lo que ha permitido la recuperación económica de la economía brasileña durante el año 2004. 

                El caso alemán es significativo, pues ante la crisis se suprimieron los subsidios de desempleo y las ayudas sociales de manera indefinida, por considerarse insostenibles. Se planteó una reforma laboral que obligase al parado a aceptar trabajos, algunos de los cuales  se caracterizan por ser miniempleos y muchos puestos de trabajo son infames al no permitir la supervivencia. El resultado ha sido un incremento de la pobreza. Planteó dos pilares para mantener las pensiones, por un lado las arcas públicas y por el otro la financiación privada. La situación forzó al canciller alemán, Gerhard Schröder,  a adelantar las elecciones, es que el país se encuentra atrapado en una situación sin salida, cuya gestión drástica se prevé la hará la derecha estableciendo un modelo social autoritario, a no ser que se abra una puerta a otra realidad económica con la Renta Básica. Una de las propuestas  electorales de la socialdemocracia alemana es establecer un impuestos para los ricos, el problema es ¿para qué? ¿para una política social que es un saco sin fondo? 

                El problema fundamental de Europa es que su modelo social se basa en el empleo y ahí fracasa una y otra vez. Tony Blair  se ha visto en el dilema renunciar a sus planteamientos sociales en favor de una economía competitiva, ha querido mantener una fuerte dimensión social, pero reconoce que se ha de modernizar el modelo, pues el componente social entra en crisis. Crisis mucho más profunda que un mero ciclo, pues como indica Durao Barroso, como presidente de la UE, sin cohesión social no hay Unión Europea, y propone adaptar el modelo social a la globalización de manera que se dinamice la economía, pero las fórmulas que barajan son las mismas  que llevan de un fracaso a otro. 

                En un sentido parecido Jose A. Artusi, analiza lo sucedido en Uruguay, al fracasar la distribución de comida entre los pobres, pues no resuelve el problema más que de un día para otro y de manera insuficiente: «No se trata de cambiar la forma de distribuir los alimentos, sino que hay que distribuir la riqueza». 

                Se empiezan a establecer nuevos planteamientos que acabarán confluyendo en la RB, a no ser que queden vacíos de contenido. Jeffrey Sachs, propone que junto a dedicar el 0´7% del PIB al desarrollo del Tercer Mundo y cancelar la duda externa (pues África dedica cuatro veces más en pagarla que en sanidad) establecer un impuesto del 5% a los ingresos superiores a 200.000 dólares anuales, con el fin de dedicarlo a hacer escuelas y hospitales en el tercer Mundo. Considera que este impuesto no afectará al nivel de las personas en las que recae. Pienso que este impuesto va incluido en lo que hemos establecido como tasaRB, ahora bien hay que darlo una direccionalidad económica, pues para mantener una infraestructura pública además de hacerla hay que financiar su funcionamiento y mejoras de sus condiciones. Lo cual exige desplazar el centro de gravedad de la inversión del capital productivo al Tercer Mundo y que sus soluciones no queden al pairo de la voluntad institucional o de las buenas intenciones. Se trata de cerrar con la Renta Básica  las condiciones precisas para que este proceso de progreso de los países empobrecidos sea un imperativo económico. 

                De todas maneras hay análisis que han sido poco estudiados que ya de tiempo atrás apuntan a este cambio que proponemos. En la década de los setenta Willian H. Hutt, desde un pensamiento liberal,   plantea resolver la pobreza mediante la trasferencia de rentas. Analiza la propuesta de Milton Friedman sobre el impuesto negativo y estudia la posibilidad de establecer un capital privado comunal, al comprobar que es posible transferir parte del stock del capital a un fondo común, comunal, repartido individualmente, por lo que es diferente al capital colectivo que se usa para el gasto público. hace un análisis sobre si sería un desincentivo para el deseo de trabajar, pero comprueba que afrontar tal medida es menos  perjudicial que los costes sociales que implica el desempleo. Pone el ejemplo de la rueda, que al inventarse hizo que se necesitase menos trabajo, pero dio lugar a que se produjeran otros bienes con los brazos sobrantes, sin que se determinasen previamente cuáles iban a ser.

                 Hutt diseña un impuesto sobre la herencia, que iría una parte para saldar la deuda nacional y otra pasaría a ser propiedad de la comunidad. De ésta una proporción pasaría a ser capital comunal y otra capital de empleo. Se emplearía en servicios públicos y una cantidad en función al sueldo y a la propiedad que tuvieran los ciudadanos, como incentivo al ahorro y al trabajo. Esto realmente es bastante contradictorio y desde luego hoy sería absurdo en tales términos, pero la idea de una fuente de financiación para un capital comunal aporta una referencia para ver que  la Renta Básica no es un invento que viene de la nada, sino que tiene un contenido histórico dentro de la misma economía. En cuanto a lo absurdo que pueda suponerse veremos que economistas de gran prestigio y que defienden la Renta Básica, como Rafael Pinilla, en el Simposium celebrado en el IV Simposium  sobre la Renta Básica organizado por la red RB, el 17 de Septiembre de 2004, planteó un incentivo y una bonificación a quienes trabajasen, además de recibir la Renta Básica. Supuso un abucheo de una parte de la sala, al argumentar  quien escribe que la bonificación y el incentivo del  quien tiene un empleo es el salario. 

                La Renta Básica va a permitir lograr una identidad social individual a las personas, para lograr un desarrollo más amplio y real de la democracia. Lo cual es esencial para resolver el problema que plantea Lewis Mumford sobre la Megamáquina, como organización social que crea la civilización frente al modelo tribal y que es una máquina inventada por el hombre en el diseño de la sociedad, cuyos dos pilares son el trabajo y la guerra. la organización mecánica se hace en función al trabajo, de manera que la pobreza forzada lleva al trabajo forzado. Todo lo cual ha evolucionado y llega un momento en que las mismas fuerzas que han creado la civilización actual pueden ser las mismas, llevadas por la inercia, que la destruyan, a no ser que se adapten a la nueva realidad que surge de la misma evolución del sistema creado y dé lugar a nuevas bases de convivencia.