Esta asociación presenta una idea que desde el punto de vista económico consiste en la aplicación de la Renta Básica en la zona monetaria euro. Es evidente que transciende la posibilidad de un proyecto concreto, por lo que como tal proponemos que se realice un debate al respecto para el desarrollo social de esta idea. Es muy necesario precisamente cuando el gran freno para su aplicación es el desconocimiento técnico de tal medida y la mentalidad social. Por lo que hacen falta foros especializados y otros de divulgación.

La Renta Básica cubre los gastos mínimos de supervivencia a todo ciudadano, 421 euros /mes. Es para todas las personas. No es a cambio de hacer trabajos o cursos obligatorios. Es personal, no familiar. Se propone como un derecho, no como una asistencia social. Presentamos este proyecto en el marco de fomento y creación de cooperativas laborales en el Tercer Mundo porque entendemos que las acciones particulares suponen una distorsión para el lugar en donde se ubican. Cada vez son más los proyectos que se subvencionan, que se realizan y cada vez crece más y más el hambre en esas zonas, se incrementan los conflictos armados, la mayor parte de ellos fuera de la atención de la opinión pública. Algo falla. Pero se insiste en ese camino como medio propagandístico de ciertas instituciones y la inercia de un idealista y gran empeño.
Hace falta un contexto global, para que resuelva la pobreza y el deterioro de los países del llamado Tercer Mundo. La Renta Básica no interviene en los proyectos concretos fuera de su ámbito, pero es un mecanismo necesario para que funcionen correctamente las actuaciones económicas en los países en vías de desarrollo. Sería similar a la función de las enzimas en el mecanismo del cuerpo humano. No tienen una función concreta pero facilitan y permiten que las demás sustancias y organismos actúen correctamente y en relación unos con otros. O sea la Renta Básica actúa como catalizador económico para hacer más eficiente el desarrollo del libre mercado y dar el ritmo adecuado al proceso de la economía global. Sin tal medida los proyectos para el Tercer Mundo y las ayudas sociales desajustan el mercado, por implantarse fuera de la evolución del mercado y la economía de donde se implantan, encareciendo, por ejemplo en el Tercer Mundo, la industrialización real, evitando una producción y un mercado interior propio que cuando emerge se acaba arruinando y al final se traduce en más deuda externa. Lo que se ha comprobado en las donaciones de ropa, en productos agrarios, pequeñas cooperativas fuera de un engarce con el resto de la población, etc.
Cualquier idea para un mundo más solidario debe insertarse en un contexto económico que lo haga eficiente, en su conjunto, y además factible. Sin embargo no ha sido así. Los países africanos no han podido financiar su desarrollo, por problemas sociales, culturales y coloniales. Han ido a peor en los últimos veinte años, desde la década de los setenta, ante las guerras que han sucedido por intereses estratégicos de las grandes compañías occidentales. A la vez han aumentado vertiginosamente los proyectos humanitarios, las actuaciones de las ONGs. ¿Qué sucede? La renta por habitante en África el año 2.000 ha sido inferior a la de los años 60. Un 43% de su población vive por debajo del umbral de la pobreza. En la reunión de Adis Abeba, Etiopía, de treinta países africanos, el 21 de Noviembre de 2.000, se llegó a la conclusión de que es necesario un “nuevo contrato global”, con inversiones para ayudar al desarrollo de África que permita reducir la deuda externa y lograr la apertura de los mercados. Quedó claro que las naciones más pobres del mundo quieren un contrato global CON África, no PARA África. Matiz que expuso el director ejecutivo de la Comisión Económica de Naciones Unidas para África, el ghandés, Amoako. Ahora bien lo que no se observa es que para lograr este tipo de acuerdos hay que modificar las economías desarrolladas y limitar su crecimiento, o mejor dicho pasar de un crecimiento cuantitativo a otro cualitativo, pues hoy la competencia es global, y lo que sucede en un lado del mundo afecta al otro lado. Potenciar el crecimiento económico exige canalizar lo mismo en el otro extremo, en el de la abundancia. Lo cual veremos es una de las consecuencias de la Renta Básica. No podemos obviar los datos que estima la ONU y el Banco Mundial: África representa el 1% del PIB mundial. Y que el 75% de los africanos, 640 millones de personas viven con menos de dos dólares al día. África participa en menos del 2% de las exportaciones mundiales. Por lo cual hablamos de una evolución global, cuyo resultado evolutivo, tendrá como consecuencia un progreso global. ¿Por qué no se escucha la realidad de quienes van a ser, pretendidamente, ayudados? .
La Conferencia de Naciones Unidas sobre el Comercio y Desarrollo (Cnuced) confirma que las cien mayores empresas del planeta son dueñas absolutas de la economía mundial. Copan el 60% del importe de las operaciones de fusiones y adquisición de empresas. Operan con 380 billones de pesetas en activos en el extranjero, con más de 6 millones de trabajadores fuera de sus fronteras. La amplitud de este mercado no tiene precedente en ninguna época anterior. El problema es que no se conciben sus consecuencias ni hay ninguna institución acorde a estas nuevas circunstancias que sea capaz de tomar medidas, las cuales se improvisan sobre la marcha. En diez años se ha pasado de emplear 100.000 millones de dólares para operaciones internacionales de fusiones y adquisición de empresas a utilizar 720.000 millones de dólares en 1.999, con tendencia a aumentar. Los países en vías de desarrollo sólo recibieron el 27% de las inversiones totales en el extranjero durante 1.999. Recibiendo África el 3% de las inversiones mundiales.
La importancia de la masa crítica del capital que funciona pone en un estado de dependencia a todos los gobiernos respecto a las empresas multinacionales. La CNUCED, constata que cada vez un menor número de empresas se reparte el control de los principales mercados sectoriales. Y concluye: “frente a la dimensión planetaria del mundo de las empresas las autoridades nacionales apenas pueden hacerse entender”. He aquí el quid de la cuestión, en donde queremos intervenir con la Renta Básica, como proyecto global y globalizador del crecimiento económico. Para que cualquier proyecto de ayuda pueda formar parte de un engranaje económico que se desarrolle y no una isla, un oasis en un desierto que sirve para lavarnos la conciencia en los países desarrollados.
La gobernadora del Banco Central de Bostwana, Sra. Mohohlo, expuso en la cumbre de Washignton en Abril de 2.000, que los países africanos no pueden seguir dependiendo constantemente del FMI ni del BM. Su objetivo apunta a poder acceder a los mercados de capitales y competir en la negociación de las inversiones multinacionales, sin que se reduzca su papel a ceder a las condiciones impuestas, en la escena comercial, que reduce el precio de las materias primas según conveniencia de los países más ricos. Este país del sur de África trasformó su economía de subsistencia en una de las economías más florecientes del continente africano. Durante la época que fue protectorado del gobierno británico, desde 1.885, su actividad económica se dedicó fundamentalmente a la exportación de carne a Europa. Tras su independencia, 1966, se descubrieron grandes yacimientos de diamante, cobre y níquel, lo que ha permitido un desarrollo espectacular en este país. Una experiencia que prueba la afirmación de Konan Banny, presidenta del Banco Central de los Estados de África Occidental: “África vive en la pobreza, pero no es pobre”. El pago de la deuda externa es un factor determinante para mantener en el retraso al continente africano. Pensemos que han estado sumidos en innumerables conflictos que han hecho que la deuda externa se oriente a la adquisición de armamentos, comprados a los países desarrollados, que se han beneficiado de estas ayudas por ir a parar a las industrias de armamento. El empobrecimiento de los países africanos permite que las multinacionales se aprovechen de sus recursos al mínimo coste.

Sierra Leona es uno de los países con más riqueza en diamantes, bauxita, cromo, rutilo, oro, platino y otros minerales, al tiempo que es una de las naciones más pobres del mundo, con una esperanza de vida de 45 años para las mujeres y 41 para los hombres. La tasa de mortalidad infantil es de 157 por mil. El tráfico de diamantes ha dado lugar a la formación de grupos guerrilleros. En este país se pasó de cuatrocientos guerrilleros armados en 1996 a 20.000 en el año dos mil, con lo que hicieron una intentona de golpe de Estado para apoderarse no del país sino del comercio de diamantes en su totalidad. El tráfico ilegal de esta piedra preciosa es impulsor de muchos enfrentamientos armados en África. Una de las propuestas que estudia la U.E. es exigir la designación de origen para poder comercializar los diamantes. Un bien de tanto lujo en los países ricos es sacado de la tierra en una situación paupérrima, dentro de una economía de subsistencia de día en día para quienes realizan el trabajo de picar y sacar el mineral. La presidenta del Banco Central de la República de Bostwana mantiene que son necesarias las instituciones financieras internacionales, sin las cuales la economía del continente africano no podría reaccionar, pero sí exige, a la vez que otros colegas de su espacio geográfico, con un mayor control eviten que se dispersen las ayudas o que se orienten a luchas armadas para conquistar el Poder, debido a la corrupción generalizada de los gobiernos tercermundistas, que evidentemente cuentan con la colaboración y beneplácito de los de los países más ricos. Sin tener esto en cuenta no es posible intervenir eficientemente con proyectos en el Tercer Mundo.
La Renta Básica permite adecuar la economía de los países desarrollados y sacar la inversión a países empobrecidos, lo que generará una cadena de progreso en infraestructuras, en mercados, en apertura de capitalización financiera. Es en este contexto en el que cualquier proyecto podrá funcionar y ayudar al progreso general. De lo contrario sucede la trampa de las ayudas solidarias, que viene a ser lo mismo que lo que los economistas llaman la trampa de la pobreza, porque las ayudas significan un estancamiento de la situación en la que están los más necesitados sin posibilidad de salir de la miseria.
La Renta Básica la proponemos como una medida económica, no como una idea, ni siquiera como un ideal. Se trata de un mecanismo de ajuste a la nueva realidad de la economía global. Por una parte la tecnología productiva hace innecesaria y una gran cantidad de mano de obra. Hoy por hoy las políticas de tendentes al pleno empleo fracasan. No son posibles en un marco social basado en la democracia y el estado de derecho y mucho menos en una sociedad de libre mercado. Por otra parte la técnica financiera facilita la creación de dinero en operaciones mercantiles y empresariales, fuera del circuito de la economía productiva. Es en ese juego especulativo donde situamos la financiación de la aplicación concreta de la Renta Básica. Se trata de aplicar la tasa Tobin (James Tobin, premio Nobel 1981) a las operaciones especulativas y hacer que una mínima parte financie dicha renta ciudadana, al estar fuera del contexto del empleo. Cierto es que quien la ideó fue recogiendo una pequeña parte de las operaciones internacionales del juego de cambios de moneda y ofrecer una parte ha ayudar al Tercer Mundo, pero se puede ampliar. La Renta Básica no es sólo un problema de contabilidad o de cálculo, como se ha venido haciendo, sino de teoría económica. No vale con decir que el precio de un tanque sea para mil lápices y barras de pan a los niños del Congo. Esto es una simplificación absurda. Tampoco es posible ni sensato hacer del Estado un maná y mucho menos poner en juego el modelo de gastos públicos. Proponemos un sistema propio de financiación para la Renta Básica.
Algunas medidas técnicas que se proponen son la de hacer una media de compensación de población. Cierto es que el los pueblos, por ejemplo, el coste de vida básico es más barato que en una ciudad. Esto sirve para hacer un plan de equilibrio, y lo mismo que las zonas en las que se concentró la industria se aglomeró la población, se puede favorecer el proceso de descongestión a la contra y permitir volver a núcleos más pequeños y que a su vez adquieran más y mejores medios de vida. Por tal motivo proponemos una renta básica universal, sobre la media del umbral de la pobreza, que es lo que nos lleva a calcular la cantidad indicada.
La Renta Básica no se daría en el sentido de «café para todos». Por ejemplo los inmigrantes no la recibirían pues ellos reciben una renta básica con el desfase del valor de la moneda del país al que van con la del que vienen. Un dominicano o peruano o marroquí puede comprar una casa o poner un negocio en su lugar de origen por tres mil euros, algo impensable para quien viva en el país receptor. Por otra parte la manera de ayudar a su desarrollo será llevando una parte del tejido industrial y económico a sus países de origen para llegar a un equilibrio global y que los movimientos de población no sea oleadas de necesitados, lo que a la larga ocasionará graves conflictos sociales y provoca situaciones de ilegalidad, de tráfico de seres humanos, etc.
A su vez esta asociación considera que los menores de dieciocho años deberán percibir la mitad del valor de la Renta Básica. Primero para no fomentar la natalidad artificialmente, y segundo por que hay un ahorro substancial al vivir juntos en familia, de cara a las necesidades básicas. La Renta Básica al ser universal no es sólo una ayuda para los necesitados, pobres, discapacitados o parados para evitar el desembocar en situaciones de penurias para ser ayudados. Es una medida preventiva y un derecho de todo ciudadano. Al no estar condicionada a hacer cursillos o trabajar en algo evita convertirse en un salario mísero para un trabajo esclavizado. De esta manera se recuperaría la posibilidad de establecer un mercado laboral en función a la relación de oferta y demanda de mano de obra.
La Renta Básica sirve de objetivo económico al interrogante sobre ¿crecimiento económico hasta dónde? Hasta que sea posible la aplicación de la Renta Básica. Por eso inicialmente no se puede a establecer en los países en vías de desarrollo, que han de llegar a un estado óptimo de riqueza financiera y de capacidad tecnológica. Por otra parte es el único instrumento posible para hacer viable el desarrollo sostenible.
Si estudiamos a diversos autores comprobamos que son muchos los economistas que contemplan algo parecido a una Renta Básica ante determinadas condiciones que hoy ya se dan. Como muestra contundente lo que dice Lucas Beltrán, catedrático de Economía de la Universidad Complutense de Madrid, de la Facultad de Derecho, en su obra La nueva economía liberal: » Los autores neoliberales consideran que las sociedades que han alcanzado cierto nivel de desarrollo económico no deben tolerar dentro de ellas la miseria y la pobreza. De alguna manera han de asegurar a todos sus habitantes una renta mínima. Tal renta ha de estar en relación con la riqueza del país. Y debe ser asegurada independientemente de los méritos o defectos de las personas protegidas y cualesquiera que hayan sido sus errores anteriores ….La renta mínima debe cumplir ampliamente las necesidades humanas básicas y ser más altas que las que otorga la Seguridad Social» (1982) .
Autores como John Stuart Mill razonan en este sentido (1848), más allá de elaboraciones utópicas como el caso de Fourier, en la lógica del desarrollo económico y del mercado en expansión. O la idea de un impuesto negativo de Milton Friedman (Premio Nobel de 1976). O en hipótesis de Frederick von Hayek (premio Nobel 1974) cuyas condiciones que le hacían descartar tal hipótesis en la actualidad se cumplen con creces.
En el año 1.955 se publica la obra de Erich Fromm, La sociedad sana, en la que expone las bases de “una garantía universal de subsistencia”. La limitación de la libertad de actuar en la Historia humana, según E. Fromm, ha venido por dos factores: el uso de la fuerza por los gobernantes y la amenaza del hambre para quienes no estuvieran dispuestos a aceptar las condiciones del trabajo. Se establece una máxima que es necesaria en el estado de necesidad: “el que no trabaja no come”. Fundamento éste que, según Erich Fromm, va a formar la capacidad emocional y racional del ser humano. Lo que es necesario en unas condiciones de vida se vuelve una losa que impide el avance de la sociedad cuando cambian las condiciones. En la actualidad se vive, en el mundo Occidental, en el otro extremo, el de la producción excedentaria, lo que hace entender a Fromm: “el paso de una psicología de escasez a otra de abundancia es uno de los más importantes del desarrollo humano”. Más aún, creemos que es imprescindible e irremediable. Para este autor: “el derecho de vivir, de tener alimentos, abrigo, atención médica, educación etc. es un derecho intrínseco que no puede ser limitado por ninguna condición, y ni siquiera por la idea de que el individuo debe ser socialmente útil”. Sin embargo la dificultad reside, según Fromm, en el retraso psicológico de la mayoría de las personas que responde a situaciones económicas de escasez, debido a que los conceptos tradicionales están determinados en formas de existencia pretéritas. Pensemos que en un mundo global como es el nuestro, debido a las posibilidades técnicas para que así sea y la esencia expansiva del mercado, las repercusiones recaen en países que necesitan medidas globales para resolver sus problemas concretos. Por eso la Renta Básica no es un lujo, es una necesidad imperiosa.
Amartya K. Sen (premio Nobel de Economía – 1998), hace un estudio crítico sobre la pobreza, al contemplar que no ha de basarse su medida sólo en la falta de ingresos. Hay otros indicadores como son violentos modos de vida, falta de sanidad, poca ayuda social. Entiende que en un país rico se necesitan más ingresos para alcanzar los funcionamientos sociales: aparecer en público sin avergonzarse. Establece lo que ya se conoce como la “medida Sen” de la pobreza, con una fórmula que sirva de indicador, partiendo de que lo que en una zona o sociedad es privación en otra no. P = H [I + (1 – I) G]. P= Pobreza; I = Ingresos medios; H = Ratio de recuentos. De esta manera, para Sen, la pobreza es el fracaso de no poder desarrollar las capacidades básicas, o sea no el hecho de no tener bienestar, sino la incapacidad, falta de medios, para lograrlo. Por lo que si no tenemos en cuenta este criterio mantendremos la pobreza con las ayudas y proyectos cooperativos.
Según Amartya Sen la pobreza no se limita a los bajos ingresos, sino a las capacidades básicas insuficientes. El problema desemboca en que el parado y el pobre están en una situación de falta de libertad sustantiva. Lo cual requiere un desenlace económico y de derecho, pues ser ciudadano total trata de algo que se ejerce. Al ciudadano político no se le da una papeleta para votar, se le ofrece el derecho de practicar ese acto. Sen critica la teoría de Rawls, sobre una concepción política de la Justicia. Los planteamientos que hace el economista indio llevan a requerir el derecho en sí, dentro del marco económico. Sin definirlo apunta a ello. Sen justifica la desigualdad a través de la igualdad, que se basa en una igualdad fundamental y la necesidad de mantener la diversidad humana. Sobre lo primero hemos establecido el criterio de aportar a los estudios sobre la igualdad el derecho fundamental de la Renta Básica, como derecho, a la par que como medida económica. De la misma manera que el sufragio universal es un derecho al mismo tiempo que es una medida política y social. Sin un contexto global de libertad ¿qué nos parecería estimular proyectos de gritar en una sala una vez a la semana o dejar que se haga un carnaval en fin de año? Sería insuficiente y potenciador de lo contrario de lo que se pretende. Pues lo mismo está sucediendo a nivel económico.
En 1976, Muhammad Yunus creó en Jobra, Bangladesh, en Banco Grameen, con el fin de erradicar la pobreza. En 1983 se convirtió en un banco autónomo que se extiende por todo el mundo. Consiste en ofrecer microcréditos, préstamos sin garantía a bajo interés, basándose en la confianza del receptor de la ayuda dentro de un proyecto de desarrollo individual o de grupo a nivel económico. El proyecto está dando resultados. Parte de entender que la pobreza no es debida a las actitudes de los que la padecen, sino que es una carencia estructural, falta de capital inicial para emprender alguna labor. Tal es una situación básica de los países en vías de desarrollo, de manera que logra un punto de partida básico. Ahora bien su efecto es muy limitado, por mucho que se extienda. Resuelve una parcela de la pobreza y tiene un gran valor ante las necesidades concretas. Mantiene la economía en un estado de supervivencia, mejor que el de pasar hambre y necesidades, pero llegaría un momento en que este modelo se colapsaría y es de difícil o ineficaz acción en los países desarrollados, sobre todo porque se basa en el proceso de formar pequeños núcleos económicos que en las naciones ricas está saturado dicho espacio, mientras que en los países pobres no y es la medida más acertada. Pero para su desarrollo integral y que realmente se extienda su aplicación exige convertir el desarrollo económico de las potencias financieras en sostenible. La Renta Básica permitirá hacer eficaces a las medidas que se toman en el Tercer Mundo, que de lo contrario quedan en testimoniales. Y sobre todo logrará que los proyectos puntuales contra la miseria puedan hacerse de manera global.
La gráfica de Okun relaciona la distribución de la riqueza con la eficacia. Si se incluyen en la misma las variables en torno a la Renta Básica, la curva del bienestar se refuerza. Se observa que mantiene el progreso del funcionamiento del mercado global según los criterios que John Williamson, en 1.990, denominó el Consenso de Washington, que se desarrolló posteriormente como patrón sobre el que se diseña la economía mundial como cultura económica de estabilidad. En aquel año se reunieron en la capital de EE.UU. los ministros de finanzas de los países capitalistas, los representantes del FMI y del BM para definir el conjunto del saber convencional con el fin de lograr establecer las bases del despegue económico en el contexto de la democracia. La meta fue aumentar los beneficios de las inversiones, para lo cual se establece de manera oficial el modelo neo liberal con los siguientes puntos como fundamento de lograr los objetivos marcados: mercado libre, moneda sólida, liberalización del comercio, fijar los tipos de cambio y privatizar las empresas estatales. Lo cual se impone como modelo de la política económica de los gobiernos de los países desarrollados y que a su vez imponen a las naciones que están en vías de desarrollo. La Renta Básica da un margen a la equidad, en el sentido en que el director del Departamento de Asuntos Monetarios y Cambiarios del FMI, Manuel Guitián, explica: “Además de la eficiencia económica, la estabilidad requiere un grado razonable de equidad en el proceso económico, equidad que permita una distribución justa de los beneficios y costes de la evolución económica”. Para lo cual apunta que han de desarrollarse políticas sociales que aseguren la estabilidad. Mantiene que la política fiscal y la monetaria deben apoyarse mutuamente por tener objetivos comunes. De esta manera se puede introducir la Renta Básica como una medida monetaria y mantener, a parte, el gasto público como política fiscal. Cuando Mario Eduardo Firmenich y A. Ricart estudian la curva SAL/h = f (RB) establecen que “el valor óptimo de la Renta Básica es su valor máximo sustentable y depende de la eficiencia del conjunto del sistema económico”. La Renta Básica mantiene la eficacia y aumenta la equidad, pudiéndose incrementar la primera variable, en función de la aplicación de los adelantos tecnológicos que surgen. La estabilidad se afianza de manera estable, y valga la redundancia. Esta variable, la Renta Básica, que se establece en el mundo desarrollado, va a repercutir irremisiblemente, en el Tercer Mundo, permitiendo su desarrollo, a modo de vasos comunicantes de manera que se tienda a equilibrar la economía mundial. Sin tal lo que se provoca es una separación entre dos mundos, el rico y el pobre, con islas de uno en el otro. Lo cual origina el incremento del fanatismo irracional, amparado en cualquier idea o creencia.
La Renta Básica resulta un instrumento capaz de hacer posible las declaraciones de intenciones sobre la eliminación de la pobreza que se hacen desde la dirección del BM y el FMI.. Sin tal medida no ha sido posible y no lo puede ser, por más que los directivos del FMI insistan en declarar que tal institución estudia suavizar los impactos de los programas de ajuste sobre la pobreza. Ni por más dinero que se gaste en proyectos y aunque tales fueran viables. Patricio Meller apunta a algo fundamental para nuestro estudio: la convergencia que se aplica en la eficiencia también ha de servir para la pobreza. Pero una de las características de la eficiencia es disminuir los costes, lo que significa sustituir una parte de pobreza por otro tipo de miseria que se extiende cada vez más con precariedad en el empleo: menos salario, menos seguridad laboral, menos contratos fijos, menos coste para el despido. Tales medidas que son esenciales para el actual funcionamiento económico no son asumibles ni deseables socialmente sin un punto de partida de un mínimo de supervivencia, para que dichas condiciones puedan ser ajustadas y decididas en una libre elección dentro del mercado libre de mano de obra. De otra manera se llegaría a lo que Patricio Meller denuncia sobre convertir el consenso de Washington e incluso el libre mercado en una cuestión ideológica, y no un mecanismo económico. Lo cual nos hace ver que cualquier ayuda al Tercer Mundo puede ser o bien un proyecto económico o un simulacro, lo cual dependerá siempre del contexto en que se apliquen las medidas. Lo cual queremos resaltar desde esta asociación.
Entendemos que resolver la pobreza no es una mera cuestión ideológica, ni de igualdad o equidad, sino económica. De su resultado va a depender la supervivencia de un determinado tipo de sociedad global, que necesita la integración de los distintos mundos que conviven con niveles de vida muy diferentes, so pena de estallidos de violencia que acaban mermando los derechos democráticos de los ciudadanos y el incremento de guerras «preventivas» y modernas «actuaciones humanitarias» para resolver los problemas de seguridad mundial, cuando nada se podrá hacer sin establecer un fundamento económico que permita la convivencia. La discusión sobre modelos y propuestas deja de basarse para esta asociación sobre modelos utópicos y sistemas generales, pues tal como indica Miguel A. Fernández :“el final de las ideologías es el principio de las discusiones útiles”. La discusión sobre la Renta Básica se debe establecer en criterios de utilidad desde el punto de vista económico y crear pautas para impulsar decididamente el desarrollo del Tercer Mundo sin incluir criterios morales o ideológicos, sobre lo que se podrá debatir hasta el infinito, ya que siempre supone una interpretación subjetiva.
Como apuntó William Stanley Jevons hay que distinguir la teoría de su aplicación. Ocurre que en economía bien se puede decir que lo que es falso puede ser la realidad, la cual se falsifica mediante subsidios, subvenciones, proyectos rimbombantes, etc. que son maneras de funcionar en la economía de hoy, pero arrastra problemas y contradicciones que acaban pasando factura a la sociedad en el futuro.
Si aplicamos la curva de Jevons sobre la teoría del trabajo, adaptada a la situación actual, especialmente agraria, vemos que se han producido importantes variaciones que hay que tener en cuenta.. Dicha gráfica expone la molestia que provoca el trabajo en proporción a la producción, Lo que puede ser desde un punto de vista personal o económico. Las aplicación es la misma. Relaciona la cantidad producida, la cantidad de trabajo, la satisfacción o rentabilidad y el esfuerzo. Cuando se interrumpe el trabajo, significa que más allá no compensa. La gráfica de Jevons muestra las variaciones cuando influyen factores externos al trabajo, pero que suplen su función, como sucede con la técnica. Vemos que la cantidad producida es mayor, al incrementarse la inversión. También el esfuerzo, no el uso de la máquina, pero sí para su fabricación. Pero incluso el trabajo éste es más cómodo, por lo que hay menos esfuerzo. Se sigue mostrando la utilidad del trabajo, pero hay un tramo que es un trabajo que no requiere esfuerzo humano y no responde a él, pero se convierte en beneficio del inversor o accionistas. Esa parte es la que corresponde a la Renta Básica, es el trabajo negativo, que como se ve debido al ritmo acelerado de su producción y a que no incrementa costes desemboca en un incremento del capital no proporcional al trabajo. La Renta Básica es medible en términos de rentabilidad de mercado. Pero si el mercado se mantiene sin esta nueva variable se transforma en paro o en trabajos precarios. Queda de manifiesto que el espacio de la nueva economía es una rentabilidad independiente del trabajo y que la relación con el Tercer Mundo marca el tope de la productividad, independientemente de que fuera o no rentable. No indica otros esfuerzos añadidos, como son de distribución o para el mantenimiento de la tecnología. Lo que es indudable es que hay un espacio financiero para la Renta Básica, que depende de la optimización tecnológica, la cual o se traduce en paro y salarios míseros o por el contrario como alternativa en rentas básicas. Es en la aplicación de éstas que se puede desarrollar un progreso y desarrollo global.
El proyecto que se presenta consiste en evaluar la viabilidad de aplicar la Renta Básica, tanto en debates dentro del mundo económico como con la sociedad en general. A su vez analizar las repercusiones en el Tercer Mundo y las implicaciones para su desarrollo. Al insertarse esta medida en una teoría económica, consideramos que tiene un carácter científico, que deberá ser contrastada sus tesis con otras de cara a su aplicación.
Nos ha parecido apropiado presentar en este certamen de premios sociales, al ser bajo el lema «ideas para un mundo más solidario». La Renta Básica forma parte de un proyecto global, que además afectaría en la eficiencia y encadenamiento con la realidad de cada proyecto particular. En el mundo de hoy todo lo que no tenga un contexto global, que no parta de un pensamiento globalizador, es algo que carece de realidad.
Hay que relacionar la Renta Básica con todas las variables que se presentan en la economía, pues no es una idea que surge porque sí, sino como fruto de unas condiciones históricas muy determinadas y concretas. Y sin tales es absurdo plantearlo a no ser de manera hipotética. Las políticas de ayudas sociales, de ayudas al Tercer Mundo se agotan en sí mismas, sin efecto transformador ni con perspectivas de ahorro para el autodesarrollo de quien es objeto de tales ayudas, por más que se orienta en este sentido las propuestas más avanzadas. Es como si quisiéramos llenar una bañera echando agua sin cerrar el tapón. Se gasta cada vez más en agua y no se logra el objetivo. La Renta Básica cumple esa función de «tapón».
Por otra parte téngase en cuenta que vivimos en una sociedad, en los países desarrollados, tremendamente despilfarradora, tanto en gasto energético, como en todo tipo de consumo y de dinero. La riqueza se desborda y nos encontramos con cantidades de dinero astronómicas para deportistas, gente de la farándula, intermediarios de negocios y agrupaciones políticas y de otro tipo, sean sociales o sindicales. Este dinero que se desparrama en muchas ocasiones perjudica el desarrollo social: telebasura, corrupción, destrucción del medio ambiente, miseria y guerras en el Tercer Mundo. Fenómenos de nuestra sociedad que se perpetúan. Falta canalizar esa riqueza, para ser socialmente útil y eficiente, de la misma manera que se encauza y se acumula el agua para ser repartida adecuadamente. Es decir la escasez de recursos en el Tercer Mundo necesita para resolverse el equilibrio inversor y productivo respecto al mundo rico. Pero no basta con voluntad y deseo. Hacen falta medidas y criterios técnicos, desde el punto de vista económico que lo haga posible. En este sentido situamos el proyecto de implantar la Renta Básica.
Desde nuestro punto de vista la Renta Básica responde a un proceso evolutivo dentro de nuestra sociedad, de manera que es necesaria tal medida para ajustar la economía a la realidad, en la cual la producción se incrementa y depende más del desarrollo tecnológico que del trabajo, pero que éste es necesario como elemento esencial en sociedades en donde no se ha llegado a tal punto de progreso económico. Por otra parte el crecimiento económico en la actualidad o es global o nos arrastra a crisis cada vez más incontrolables, que pueden brotar de muy diferentes formas. Se trata de ver que hay que tomar medidas para acoplar y adaptarnos a la evolución del mundo laboral, de los medios tecnológicos y de la política como instrumento transformador de la realidad. En la actualidad las políticas sociales y las intervenciones del Estado en enseñanza, sanidad y obras públicas ya no se cuestionan. Hay diferencias de matices entre unos partidos y otros, pero la política ha evolucionado a un nivel de bienestar que sólo caerá en retroceso si no avanza con la nueva realidad que ha establecido la evolución social de tiempos pretéritos y se asienta en la realidad actual. La Historia y la sociedad son dinámicas. Cualquier medida que sea útil acaba estableciendo un cambio en la sociedad y los cambios requieren a su vez de medidas que los asienten y a su vez permitan transformarse. La inercia del pensamiento y el anquilosamiento en postulados ideológicos son a veces el principal freno. En este sentido reflexiona el sociólogo francés Edgar Morin: «¿Acaso no salió la humanidad de la prehistoria hace miles de años… salir de la Historia no consiste en inmovilizarse, sino continuar la evolución pero siguiendo otras normas».
El estudio de la Renta Básica nos lleva a ver la evolución económica como el paso de la economía de subsistencia en la sociedad cazadora, a otra de trabajo y producción con la sociedad agraria y luego industrial, basada en el ahorro y en el desarrollo técnico para la acumulación de alimentos y su distribución, lo cual llevó a otros resultados, como ha sido la concentración de la población en grandes ciudades. Pero llega un momento en que se satura esta situación y los propios cambios que se suceden permiten pasar a una economía de libertad, que garantice la supervivencia, pues será de progreso al poder utilizar toda su potencialidad.
Desde el punto de vista teórico la Renta Básica viene inserta en un nuevo discurso que llamamos la Teoría Alternativa, como evolución de otras dos grandes teorías que han regido el funcionamiento de la economía moderna y han permito la expansión del bienestar: la Teoría Clásica de Adam Smith y la Teoría General de John Maynard Keynes.
Asistimos perplejos a una situación inédita, que si bien su esquema se repite como proceso histórico, adquiere unas dimensiones completamente nuevas en la sociedad actual. A finales del s. XVIII aparece un fenómeno revolucionario en la economía: la división de trabajo, cuya puesta en marcha supuso un incremento notable de la producción, tal como indica Adam Smith en su obra La riqueza de las naciones, en la que expone el ejemplo de una fábrica de alfileres, que de hacer veinte de manera artesanal a cuatro mil ochocientos con varios trabajadores que cada uno cumpla una función durante el proceso de fabricación. Para este autor la invención de las máquinas es lo que deriva y promueve la división del trabajo. El incremento de productos hace que cada ciudadano obtenga más bienes. Aumenta la riqueza: “las comodidades de un campesino laborioso y frugal de un país europeo supera a la de muchos reyes africanos que son amos absolutos de las vidas y libertades de diez mil salvajes desnudos” («La riqueza de las naciones«). La riqueza se genera, por aquel entonces, con el trabajo, que sufre una transformación radical que permite un rendimiento mucho mayor. Con el paso del tiempo en las máquinas se introduce el factor de la automatización, mecanismos de autorregulación que llega a abordar todo el proceso productivo. Sucede el paro de manera estructural, que se acopla a las crisis económicas, pero cada vez se forma una estructura social que extiende el fenómeno o lo camufla con condiciones laborales fuera del mercado laboral, en la búsqueda de contratos injustos y además artificiales. Precisamente por mantener el esquema tradicional de fundamentar la supervivencia de los ciudadanos en el trabajo. Algo que la evolución social hace que tal asociación se desligue. Lo vemos con conquistas sociales como derechos de jubilación, asistencia y pensiones para incapacitados, ayudas institucionales para casos de pobreza extrema y demás prestaciones sociales. Pero no se llega a realizar en este sentido un planteamiento global, ni tampoco se integra la superación de la miseria y el desarrollo económico del tercer Mundo como elementos esenciales del progreso económico. A los más se facilitan apoyos concretos, muchas veces bienintencionados, como las fórmulas de facilitar pequeños créditos a través de bancos solidarios que gestionan diversas ONGs, que apenas cobran intereses. Lo que hacen es desplazar el problema de una zonas a otras mediante el oleaje geográfico de crisis y guerras en territorios empobrecidos. La lucha contra la pobreza necesita de un enfoque global, pues los éxitos parciales contrastan con el cada vez mayor número de seres humanos que sufren la falta de medios para sobrevivir.
Según Keynes el aumento de la productividad depende de que el poder adquisitivo de los trabajadores sea mayor y por lo tanto consuman más lo cual hace que se tenga que producir de acuerdo a este consumo añadido y se demanda más mano de obra. Ahora bien si no existe el mercado de trabajo, pues la oferta y la demanda, tanto de bienes como de mano de obra, se han separado debido al desarrollo de la tecnología y a la aplicación de las medidas propuestas por Keynes, se forma un paro estructural que queda fuera de toda posibilidad de trabajar por un salario. Tenemos que hay un paro marginal. Es decir el último parado que contratará una empresa. Pero además se amplia tal espacio al ser subvencionadas o desgravadas fiscalmente las empresas para que inviertan más, fuera ya del mercado de bienes y del mercado laboral, con el objeto de ofrecer más puestos de trabajo. Encontramos entonces que la Renta Básica puede entenderse como una utilidad marginal. Acontecerá una revolución marginal, al aplicar al desempleo los mismos mecanismos que al mundo laboral. Se recuperaría para la economía productiva al último trabajador (marginal) dentro del mercado y al mismo tiempo se aumentaría de manera general el poder adquisitivo de la sociedad en su conjunto. Sin que se deje de desarrollar sobre la base del ahorro o del consumo, que es lo que propone Keynes, a cuenta de mantener el crecimiento económico, en lo que su discípulo Roy Harrold denomina “economía dinámica”. Esta medida va a permitir expandir el crecimiento económico en el Tercer Mundo al ser más propicio el incremento de inversiones allá, lo cual va a facilitar un cambio global en el seno de sus sociedades, de cara a una mayor libertad y posibilidades de desarrollar su propio capital.
La Renta Básica permite el crecimiento económico, pero siempre será aumentando los espacios sociales y económicos más bajos, para mantener la difusión del bienestar material. En el primer mundo el desarrollo queda sostenido, mientras que en los países pobres es adonde crece hasta llegar a poder ser sostenible. Se logra el reparto del trabajo de manera espontánea a posteriori de la Renta Básica, lo que significa una conclusión de equilibrio en el mercado laboral y a su vez los precios tienden en este proceso transformador a mantener un equilibrio con cualquier tendencia inflacionista. De esta manera el nivel de vida se mantendría en una media estadística similar a la época anterior a la Renta Básica, pero de manera más distribuida y en una economía más asequible para toda la población. Si uno gana 10 y otro 0 la media es 5. La misma sucede si lo que ganan respectivamente es 6 y 4. La economía será dinámica cuando se logre una mejor distribución, pero requiere una condición previa para que suceda. Pensemos que en caso de basarse en la expansión como sucede al globalizarse la economía, hay que preguntarse ¿hasta dónde y hasta cuándo puede llegar? Dado que existen unos límites materiales la globalización puede tender a la extensión del bienestar en todo el planeta.
La revolución tecnológica y la robótica han hecho que se pase de fabricar un automóvil en 12 horas y media de trabajo a una hora y tres cuartos. Durante el año 1.998 los Bancos en Castilla y León abrieron 10.024 oficinas, al tiempo que hubo 4.487 empleos menos de trabajadores de banca. Ante la saturación del mercado los beneficios se mantienen incólumes, a costa de sacrificar mano de obra. Se mantiene la ganancia de la productividad mediante despidos y jubilaciones anticipadas. Para John Maynard Keynes, “los dos vicios del mundo económico, en que vivimos, son el primero que el pleno empleo no está asegurado y, el segundo, que el reparto de la fortuna y de las rentas es arbitrario y falto de equidad”.
Tanto el liberalismo reformador, como el conservador quedan desbancados por la realidad de la economía mundial. El pleno empleo no es posible, el equilibrio del subempleo se rompe y la demanda de trabajo deja de ser limitada. El desarrollo de la tecnología hace que el mercado de trabajo sea escaso y se impone una política común que han de cumplir todos los mandatarios europeos: aplicar lo firmado por los doce Jefes de Estado de la Comunidad Europea en el Tratado de Maastrich, el 7 de febrero de 1.992, lo que exige plegar toda actividad gubernamental a desarrollar la convergencia con la UE. Son medidas imprescindibles para estabilizar los precios y conseguir frenar la inflación, para lo que además se prevé un sólo tipo de cambio mediante la unión monetaria. Pero este proceso económico necesita extender su desarrollo al Tercer Mundo, lo cual es posible mediante la aplicación científica de la Renta Básica. La Renta Básica utópica o ideológica haría fracasar esta medida.
Los peligros políticos de una economía centrada en lograr el pleno empleo, sin cambiar de modelo, fueron advertidos por John Mayard Keynes en 1936 con la elaboración de su Teoría General, por eso su ahínco en lograr el pleno empleo desde un planteamiento democrático y capitalista: “Los sistemas de los Estados totalitarios de la actualidad parecen resolver el problema de la desocupación a expensas de la eficacia y la libertad. En verdad que el mundo no tolerará por mucho tiempo más la desocupación… Inevitable al sistema capitalista individualista de estos tiempos ; pero puede ser posible curar esta enfermedad por medio de un análisis adecuado, conservando al mismo tiempo la eficacia y la libertad”. Es siguiendo este planteamiento, que provoca una revolución en el seno del capitalismo, como podemos llegar a comprender la necesidad de la Renta Básica. El declive del keynesianismo y la actual implantación de lo contrario, la nueva ola del neoliberalismo fundamentada en el monetarismo, hace posible una medida como la de la Renta Básica, al ser fruto de una teoría que se fundamenta en la fusión dialéctica de ambas, como manera de superar la realidad. Es decir la Teoría Alternativa es la síntesis hegeliana entre la tesis y antítesis que suponen el monetarismo y el keynesianismo. De la misma manera se produce un desarrollo global como síntesis entre el mundo rico y el Tercer Mundo.
La Teoría Clásica, de A. Smith, se aplica con la posibilidad real del pleno empleo. La Teoría General, de J. M. Keynes, sirve para conseguir el pleno empleo. Su objetivo es crear nuevos puestos de trabajo mediante el aumento del consumo global. La Teoría Alternativa, de R. Pinto, prescinde del pleno empleo, para encajar en el mercado laboral el trabajo necesario y el valorado en sus términos correspondientes, decididos por la oferta y la demanda. Para lograr tales objetivos socializa una parte de los beneficios. Deja al mercado el resto para que se reparta como beneficio privado. De ahí que se presenta como una opción práctica. No desarrolla un modelo teórico sobre ideales abstractos que pretenda la igualdad, la libertad o la justicia social con criterios absolutos y por supuestos abstractos cuando se presentan fuera de la realidad concreta y cotidiana. Tampoco como solución de los problemas del Tercer Mundo, sino que se mejoran sus condiciones globales de vida con el desarrollo de dicha teoría. Supone una transformación cualitativa tan grande que la humanidad entrará en otra dimensión económica y social. No es una medida redentorista ni salvadora. Sino que se propone como un mecanismo realista para la actuación económica y política, en las sociedades avanzadas y permitir el progreso y desarrollo en los países del Tercer Mundo dentro del respeto a las culturas y tradiciones particulares de cada lugar.
Para Keynes los principales inconvenientes de la sociedad económica de los años treinta son la incapacidad de procurar la ocupación plena y la arbitraria y desigual distribución de la riqueza y los ingresos. Respecto a la primera parte propone que el Estado asuma más responsabilidad en la organización de las inversiones y en cuanto a la segunda parte de su planteamiento entiende que si se promueve el consumo aumenta el capital y permite redistribuir más los ingresos, ya que al invertirse más hay más trabajo y más gente que gana un salario. Lo que la Teoría Alternativa plantea es que si la distribución de la riqueza debe ser mediante el trabajo y desde las inversiones públicas o, por el contrario, mediante una renta básica que permita posteriormente que funcione el mercado, el laboral y el de bienes, por sí mismo. Los críticos de Keynes, desde los seguidores la escuela austríaca y quienes siguen los preceptos del monetarismo (James Buchanan, Milton Friedman y Fredrich A. Hayet) piensan que la única forma de resolver los problemas del paro y del crecimiento económico es dejar que funciones el mercado por sí mismo sin ninguna intervención del Estado. Pero esta opción, sin ningún mecanismo regulador que logre un mercado libre y un libre comercio auténtico y real, lleva al empobrecimiento del Tercer Mundo y a la inutilidad, más que anecdótica, de proyectos voluntaristas, caritativos o humanitarios pero sin una visión práctica y eficiente de dichos proyectos.
No es posible un desarrollo equilibrado a nivel mundial sin un punto equidistante de los dos polos de la riqueza y pobreza, sobre el cual se pueda establecer un equilibrio según la equidistancia de cada mercado y economía respecto a ese punto de equilibrio. Éste es la Renta Básica. La cual pone techo al progreso y el crecimiento hasta que se establece tal medida, para ajustar el consecuente desarrollo de acuerdo a las necesidades reales, sin forzar el ritmo de la maquinaría económica en busca de beneficios y rentabilidad a cualquier precio. De manera que se logre una tendencia que racionalice el consumo y frene el despilfarro de los consumidores irracionales, arrastrados por las técnicas publicitarias y modelos culturales en torno a la ansiedad por comprar. Lo cual va a promover el aumento de calidad de vida de los países más desfavorecidos porque permite elevar el nivel de vida de sus trabajadores. La lucha por los derechos laborales se trasladarán, entonces, a los países del Tercer Mundo. El objetivo es lograr un progreso global, uniendo a todo el planeta en la supervivencia básica de todos sus habitantes, al tiempo que cada cultura podrá mantener y potenciar su identidad e idiosincrasia. De hecho la mundialización sólo será posible afianzando los valores locales de cada región. Se trata de la única forma que conjugue nacionalismo y globalización sin que un proceso sea contrario al otro, lo cual es fuente de violencia y más violencia. La nueva realidad mundial se da y aparece en cada sociedad, sea regional, nacional, de un pueblo o un barrio. Y es cada parcela mínima de población que conforma una comunidad social, la que forma un átomo de esa globalidad. No recapacitar sobre esta cuestión hace que el enfrentamiento continúe y se perpetúe. La globalización es la conexión de actuaciones concretas con el desarrollo general y viceversa.
La Renta Básica es el eje para la perestroika, reestructuración, del capitalismo. Supone un giro copernicano que parte de eliminar la pobreza y aprovechar la tecnología sin que el desempleo suponga un problema irresoluble por las condiciones que sociales que genera. Cuando vivimos en una civilización en la que el crecimiento económico y la fe en la tecnología es el tema central, sobre el que se construye la vida de los individuos, cabe preguntarnos cómo aprovechar el potencial de riqueza que hemos logrado. Sobre todo para conseguir que la abundancia deje de significar un problema y resolver la pobreza. Precisamente el trabajo ha solucionado el problema de la escasez, de la necesidad. La Renta Básica va a hacer lo mismo, pero con el exceso de bienes, de confort y demás características de la sociedad del Bienestar que debe ser expandida para que se asiente la libertad y el progreso en un mundo globalizado como es el nuestro en el que vivimos.
Una de las aportaciones más importantes de Adam Smith al desarrollo económico es la crítica que hace sobre que las dos máquinas para enriquecer a un país sean las restricciones a las importaciones y los estímulos a la exportación, lo que genera un monopolio del mercado local. Su tesis va a asentar los fundamentos de la economía moderna. Lejos ya de aquellas teorías las bases de sus planteamientos se mantienen mediante el fenómeno de la globalización: “Si la producción nacional que llega al mercado puede llegar tan barato como la extranjera, es evidente que la intervención es inútil”. Ya en el S. XIX John Stuart Mill estudia que la riqueza de una nación se compone de activos físicos mesurables: tierras, bienes, pero también de la infraestructura y la maquinaría. El papel moneda no se incluye como riqueza, al entender que es un reflejo de los activos físicos, que son los que constituyen la riqueza. De tal modo que el mercado es el encargado de distribuir la riqueza, al permitir que todos tengan acceso a él, y las funciones sociales y burocráticas de cada institución pública se cubran mediante los impuestos. Llega un momento en que el mercado no da a basto.
Al descubrirse la utilidad del petróleo aumentó la riqueza mundial. Sucedió lo mismo con otras fuentes de energía. El mercado se ha hecho más extenso, más grande, pero con menos espacio, es decir ha engordado, no crecido. Le falta musculatura y le sobre grasa, lo cual ha sido el efecto del keynesianismo, cuya apariencia de grandiosidad dejó que los políticos se dejasen llevar por esa imagen, hasta que se ha visto que no da para más. La sociedad que se ha establecido es la de la opulencia al mismo tiempo que la de la necesidad y el hambre a nivel mundial, la del bienestar material a la vez que el malestar psicológico, en forma de angustia, depresiones, ansiedad, estrés, que cada vez se extiende más como manera de ser sin responder a una causa concreta o conocida. Es decir el malestar lo produce la forma de vida que llevamos y el mismo ambiente en el que estamos y en el que nos comunicamos. La interconexión de todo con todo es la nueva realidad de la globalización y es a esta realidad a la que es preciso adaptar cualquier ayuda o proyecto al Tercer Mundo, para lo cual es absolutamente necesario el análisis de los postulados económicos a través de la Teoría Alternativa que lleva a la Renta Básica.
A finales del s. XX ha ido cobrando importancia los movimientos de capitales, los cuales son una riqueza en sí mismos. Al liberalizarse el sistema financiero internacional se suprimen los controles sobre los tipos de cambio. Los especuladores monetarios e inversores mueven grandes cantidades de dinero por todo el mundo. Los medios informáticos permiten realizar desde un despacho operaciones en tiempo real a miles de kilómetros de distancia. Las presiones especulativas rompieron en 1.992 el Sistema Monetario Europeo, justo cuando se da el paso con el Tratado de Maastricht a la integración económica y monetaria. El capital productivo debe reorganizarse, y para ello contar con la población y el desarrollo financiero del Tercer Mundo. Se establecieron Mecanismos de Tipo de Cambios (MTC) para activar la inversión manteniendo bajos los tipos de interés, que al ser incompatible con la fijación del tipo de cambio devaluó las monedas a varios países en vías de desarrollo. Llega un momento en que el crecimiento económico y las innovaciones tecnológicas varían la realidad. Al no ajustarse a los cambios el crecimiento económico afecta negativamente a los países pobres y a los ricos en cuestiones medioambientales, menoscabo de derechos de los ciudadanos y deterioro ambiental. Se interpreta este desajuste como una crisis, pero lo es en el sentido orteguiano de cambio. Se trata de proponer un proyecto global para el tercer Mundo para que lo proyectos concretos cumplan una función de desarrollo y mejora de las condiciones de vida en el entorno en el que se realizan y en su contexto general, de otra manera se mantienen mediante una dependencia permanente de quien lo patrocina y no es más que un estado excepcional que confirma la regla de la pobreza. Nuestro proyecto global es variar la regla, no promover una excepción más.
La unidad monetaria, sea a nivel continental, nacional o mundial permite aplicar en su zona una política monetaria que congele los salarios, mediante ajustes de la producción al mercado y también puede fijar los precios. Lo que no permite ya más es una inversión forzada para crear puestos de trabajo. Por lo tanto si se quiere una estabilidad económica es con una tasa amplia, pero natural, del paro, lo que agrava el conflicto social. La solución pasa, antes o después, por la implantación de la Renta Básica. Lo cual va a favorecer y permitir la expansión económica hacia el Tercer Mundo partiendo de sus recurso y logrando su desarrollo, que no deja de formar parte del progreso global y por lo tanto, de una mejora de nuestra realidad actual que viene definida por la globalización.
Pensemos que la pobreza tiene un límite, el hambre. La riqueza no, como cantidad de beneficio no lo tiene. Siempre se puede desear más, tener un dólar más. Cuando un pobre no tiene nada llega al límite de su existencia económica. La necesidad de limitar los beneficios bancarios, especulativos y de los espectáculos, o sea de consumo y de la producción del mundo de la imagen, lo hacemos con el fin de ampliar el mercado, no tanto su espacio como sí su dinamismo y la actividad económica. De manera que se consigue una dinámica de beneficios más estables, permanentes y extensos.
El progreso y desarrollo es relativo, lo mismo que el crecimiento económico. ¿Relativo a qué? A la pobreza. El desarrollo sostenible elimina el crecimiento de las desigualdades. Para aplicarlo hay que llegar a él, no es un punto de partida, ni mucho menos. No se trata de eliminar una realidad con una idea, sino acoplar un proyecto a la realidad. La gran revolución económica y social consiste en reducir la pobreza a cero. Lo cual, si se canaliza, nos aboca el desarrollo económico y científico de nuestra sociedad. No permitir dicha evolución es lo que ocasiona la miseria y el deterioro inhumano del Tercer Mundo. E irá a más si se sigue bloqueando tal proceso evolutivo de nuestra economía que desemboca, por increíble que parezca en un primer momento, a la Renta Básica.
Es necesario frenar la voracidad destructiva del neoliberalismo, que cada vez se entiende más como un absoluto, incluso para quienes se benefician de este modelo que viven a un ritmo desaforado y despersonalizador. El mercado tiene y reconoce sus límites: el ecológico, la cantidad de materias primas, los excedentes de producción. Son límites empíricos, no morales ni éticos ni ideológicos. Son tangibles. No podemos actuar como si no estuvieran o queriendo interpretar la realidad de otra manera. Admitir el libre mercado circunscrito a sus limitaciones permite seguir el camino de la lógica y la cordura.Uno de ellos es la Renta Básica, la cual va a permitir traspasar la frontera del Tercer Mundo.
En un alegato a favor del libre mercado, William Stanley Jevons, afirma: “Nadie está obligado nunca a dar lo que más desea por lo que menos desea. La libertad de intercambios debe resultar una ventaja para todos”. Así es en teoría. En realidad tal idea se ve negada por la falta de recursos, por la necesidad, que lleva a muchas personas a tener que ofrecer su cuerpo como mercancía. Para que sea cierta y real la afirmación indicada la sociedad debe garantizar un mínimo de subsistencia, lo que asienta la libertad y además permite recuperar la esencia y el sentido de la economía de mercado, permite su evolución y desarrollo.
Para lograr los objetivos de progreso global se requiere una estrategia amplia desde la no violencia. Pasa por empapar a la sociedad de nuevas ideas reales y concisas. Mucho se ha discutido en los ambientes alternativos sobre el activismo pacifista en cuanto a los fundamentos de la paz. Se debe tener muy presente la máxima de la razón práctica que explica Kant: “obra según la idea de que la intención de lo que hagas pueda elevarse a ley universal”. Requerimiento que cumple la no violencia. Lo cual hay que recordar en un mundo en el que las guerras y el terrorismo se incrementan, y nos situamos en su fase inicial. De ahí que tal vez la Renta Básica será el resultado de la no violencia y por consiguiente ésta medida reforzará y extenderá la no violencia a los procesos sociales, económicos y a la misma Historia. Lo cual pasa ineludiblemente por hacer factible cualquier ayuda y proyecto en favor del Tercer Mundo, lo cual es el sentido concreto y práctico del presente trabajo. Vale.