(Para una mentalidad más solidaria. Por un pensamiento global y sostenible)

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PERSONAJES:


* Miki

* Manuela

* Dueña de la tienda

* Rafael

* Dª Rosita

* Rogelio

* Mujer policía

* Bombero

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ACTO I

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Escena 1

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(El escenario es una tienda, con ropa, estantes con cosas y productos varios. El fondo es un gran espejo que ocupa toda la pared. Rafael se mira a un espejo lateral que cuelga de la pared. Manuela pulula por la tienda, miran cosas. Miki coge ropa para tomar las medidas, sin decidirse qué se prueba. La dueña de la tienda anda pausada, vigilante. Disimula como que no ve a nadie, pero no pierde de vista a los clientes.

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MIKI: Entre tantas cosas no sé qué elegir. (Mide prendas de vestir con su cuerpo).

MANUELA: (Coge algunos objetos de los estantes y los deja uno a uno) ¿Cuándo llegan las rebajas?

DUEÑA: Aquí siempre son rebajas.

MANUELA: Ya, ya.

RAFAEL: (No ha dejado de mirarse la cara al espejo. Se acerca a Manuela, con quien habla confidencialmente. Lo hace en tono sudamericano) Por favor, señora, ¿podría ser tan amable de hablar más recatadamente? Yo busco la calidad, no las rebajas por las rebajas. Un servidor comienza por sí mismo. Busco en mí, interiormente y, sinceramente, necesito concentrarme. (Manuela se queda pasmada. No reacciona. Rafael se dirige hacia donde está la dueña) Por favor, conteste a quien le pregunte, mas no a los demás. No nos interesa.

MIKI: A mí sí me interesa saber que esta tienda hace rebajas.

RAFAEL: Yo no estoy hablando con usted.

MIKI: He oído lo que ha dicho.

MANUELA: Donde las dan las toman.

RAFAEL: ¡Oh, no! señoras y señor. Yo he hablado personalmente con la dueña, de manera confidencial. (Se dirige a Miki) Si usted se ha enterado es porque ha puesto el oído más de la cuenta.

DUEÑA: Creo que todos tienen razón, lo que no quiero es que se discuta en esta tienda. Miren y compren lo que quieran. Yo estoy a su entera disposición.

RAFAEL: Yo quiero comprarme una crema, y para ello tengo que saber cuál es el estado de mi piel presente, actual, contemporáneo. Y eso no es fácil. Necesito concentrarme. No me miro al espejo por gusto. Y ¡ojo! no estoy diciendo que no me gusto, porque sí me gusto y me agrada mirarme, pero si vengo a una tienda es con una finalidad. Espero que me entiendan. No vengo a escuchar a nadie. Comprendan mi postura.

MIKI: Yo necesito que alguien me mire desde fuera, que me aconseje. Comprar ropa es un acto muy importante. ¡Define la personalidad de cada cual!

MANUELA: Yo he venido a mirar. No sé si compraré algo o no.

DUEÑA: Cada cual que mire, se pruebe y haga lo que quiera, dentro de un orden ¡claro! Quien quiera consultar algo que levante la mano y yo me acerco y hablamos, muy bajito.

( Cada cual sigue haciendo lo suyo. Miki se prueba la ropa. Rafael se mira al espejo. Manuela coge y deja diversos objetos y la dueña vigila con disimulo. Entra Dª. Rosita).

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Escena 2

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Dª ROSITA: ¡Quiero un número que termine en nueve! ¿O es que aquí no se vende lotería? (Todos los presentes se dirigen a ella pidiendo silencio con el dedo ante la boca: chisssss)

RAFAEL: Hemos llegado a un acuerdo para no levantar la voz.

Dª ROSITA: ¿Y cómo sé si venden o no lotería?

DUEÑA: Vendemos de todo. Si usted quiere lotería yo llamo por teléfono y antes de cinco minutos la tiene usted.

Dª ROSITA: La quiero, pero que termine en nueve.

RAFAEL: Por favor, respeten el acuerdo de silencio. Necesito concentrarme.

Dª ROSITA: Ustedes quieren comprar algo. Yo no. Compro lotería, por lo tanto puede ser algo o no. Depende de que toque.

MANUELA: Yo no sé si compraré algo. No me decido por nada.

Dª ROSITA: ¿Usted necesita algo?

MANUELA: Especialmente no. No necesito comprar. ¡Es como un impulso!. Es como el arte, algo que sale de dentro. Necesitar necesitar algo ¡no! O sí. Nunca se sabe.

Dª ROSITA: Quien no sabe soy yo. Usted o quiere una cosa o no la quiere.

RAFAEL: Y a usted o le toca o no le toca. Pero, por favor, cállese. Yo necesito mirarme ¿O es que no se da cuenta?

Dª ROSITA: Y yo comprar lotería. Hasta el mismo momento en que sale el número premiado, pienso que puedo ser millonaria y eso es muy importante.

MIKI: Si compra un billete que termina en nueve no toca.

Dª ROSITA: ¿Por qué dice eso?

MIKI: Es una intuición. Un presentimiento.

Dª ROSITA: Eres un grosero.

MIKI: ¡Sin faltar! que sólo he dado mi opinión. Usted compre lo que quiera.

DUEÑA: ¿Quiere un billete de lotería?

Dª ROSITA: Sí, que termine en nueve. (Miki hace señas a Rafael de que no va a tocar. La dueña llama por teléfono para hacer el encargo)

RAFAEL: Ahora silencio, por favor.

Dª ROSITA: Eso del silencio es muy relativo. Si me toca la lotería no querrá que me calle. Estallaré en una explosión de gritos y alegría desenfrenada. Lo celebraré por todo lo alto. ¿Si no de qué sirve que me toque la lotería?.

DUEÑA: No tardará en llegar. Son veinte euros. (Dª Rosita paga. Cada cual sigue con su historia. Dª Rosita espera impacientemente)

MANUELA: ¡Aaah! ¡ay! ¡ay!. ¡Me han robado la cartera! Cuando por fin me decido a comprar algo, voy a mirar la cartera para pagar y ¡resulta que no la tengo! Me la han robado.

MIKI: Que no cunda el pánico.

MANUELA: ¡Que no cunda para usted! ¡A mí me han robado la cartera!

Dª ROSITA: Se le puede haber caído, o haberla perdido.

MANUELA: No, no ¡me han robado!

DUEÑA: No querrá decir que alguien en esta tienda (mira a cada uno) Lo hubiera visto. A mí no se me escapa ni una mano en bolsillo ajeno, ni en algo que no se paga.

RAFAEL: ¿Y no será una invención para marcharse sin comprar nada?.

MANUELA: Usted no sabe con quien está hablando. A mí me sobra el dinero, pero no me gusta que me roben.

MIKI: Lo que tiene que hacer es denunciarlo. ¿Tiene un seguro?

MANUELA: Sí, pero sólo en caso de incendio de mi casa.

DUEÑA: Hay que ser precavidos.

Dª ROSITA: La precaución en los tiempos que corren es un saqueo.

DUEÑA: Que me lo digan a mí. Pago mis impuestos correspondientes. Pago a una empresa de seguridad privada. Pago tres seguros. En caso de robo, otro de vida y otro por si acaso.

RAFAEL: (Manuela llora. Se acerca a ella Rafael) No se preocupe. Cuando lo denuncie ya verá como la policía encuentra a los ladrones.

MIKI: ¿Y por qué sabe que son varios y no uno?

RAFAEL: Es una forma de hablar. Generalmente el que roba se lo pasa a otro que hace de compinche. .

Dª ROSITA: ¿Aquí nadie se conoce?

DUEÑA: ¿Qué quiere decir?

RAFAEL: No podemos hacer acusaciones sin pruebas. Y mucho menos crear alarma social. Lo sensato es denunciar el robo y que actúe la policía como estime conveniente. (Se ve accidentalmente en el espejo) ¿Se han dado cuenta? (Todos le miran con expectación). ¡No puede ser!.

DUEÑA: ¿Qué ocurre?

RAFAEL: ¿Es que no lo ven?. (Se miran unos a otros sin saber de qué va lo que dice) Yo sí.

MANUELA: ¿Ha encontrado mi cartera?.

RAFAEL: (Se ríe con jactancia) ¿Una cartera? ¿Qué importa una cartera por muy repleta de billetes que estuviera en un mundo en el que se mueven miles de millones de dólares? Veo algo mucho más importante.

Dª ROSITA: ¿Ve el futuro? ¿Me ha tocado la lotería?.

MIKI: ¿Ve un duende, algún extraterrestre, a Dios?

RAFAEL: ¡Por favor! ¡ No sean vulgares! Estoy hablando de algo importantísimo. ¿Ustedes no lo ven? (Los demás muestran con gestos que no saben a qué se refiere) ¡Miren! (No saben adónde mirar. Rafael señala con el dedo índice su cara. Se acerca al espejo) ¿No lo ven? Yo sí. Me ha salido una espinilla al lado de la nariz. Y una arruga en el párpado derecho. (Se entristece y cubre su rostro con las manos) ¿Que puedo hacer? (descubre su cara, se dirige a la dueña) ¿debo comprar una crema para la piel en general, o dos, una para cada cosa.

DUEÑA: Pienso que es mejor una para las arrugas. La espinilla se quita sola. Es cuestión de tiempo. No conviene que la toque.

RAFAEL: Sí, sí, por favor quiero una crema contra las arrugas. (La dueña la busca, se la da y le cobra)

MANUELA: Yo, sin embargo, no puedo comprar nada porque me han robado la cartera. Fíjese si es importante.

MIKI: Pues yo no puedo comprar porque no me decido.

DUEÑA: Al final soy yo quien paga las culpas.

Dª ROSITA: ¿Y no les importa que me pueda tocar o no la lotería?

RAFAEL : (Anda y habla solo) Creo que debo echarme la crema por la noche. ¿ O mejor por la mañana? Desde luego tienes que dejar de comer dulces. La sauna una vez a la semana. Por cierto deberías de seguir un régimen (Se percata de que habla solo. Los demás le miran. Saca un teléfono móvil, hace como que llama) Te digo que sí que debes de cuidar la alimentación. Haz caso de los consejos de las revistas. No dejes de darte la crema aunque se te quiten las arrugas. Ya verás como no es nada. (Deja de hablar y se guarda el móvil) Es Paquita, siempre me consulta todo.

MIKI: (Se coloca una prenda sobre lo hombros) ¿Qué os parece está blusa?

DUEÑA: Muy bien. Bien. Le está bien.

MIKI: Luego habrá que encontrar un pantalón que haga juego.

RAFAEL (Se sigue mirando al espejo) Me parece que se asoma una cana.

MANUELA: ¡Policía, policía! Voy a denunciar el robo de mi cartera.

DUEÑA: A la vuelta de la esquina está la comisaría.

MANUELA: Iré. (No le da tiempo a salir, pues entra Rogelio corriendo)

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Escena 3

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ROGELIO: (Canta y desfila destartaladamente) «No, no, no. Capitalismo no. Acción, acción, acción. Contra la globalización».

DUEÑA: (Le interrumpe) Muchas gracias, pero no queremos publicidad directa. Me anuncio en las páginas amarillas. Pienso que la mejor publicidad es el boca a boca. Trato de ofrecer un buen servicio. No necesito anuncios. Hombre, si fuera en la tele, pero eso es muy caro.

Dª ROSITA: (A Rogelio) Estoy esperando que traigan la lotería.

DUEÑA: No tardará en llegar.

ROGELIO: (Canta y desfila de nuevo) «No, no, no. Capitalismo no. Acción, acción, acción. Contra la globalización».

RAFAEL: (Deja de mirarse al espejo, le interrumpe) Disculpe que me entrometa en su labor, digna como cualquier otra, pero si se va a poner a canturrear, le ruego que vaya a la televisión. Creo que es el lugar apropiado. Mire, acabo de comprar una crema para las arrugas, pero me he visto unas estrías en el cuello. Mire. (Se las enseña) Necesito concentrarme.

ROGELIO: Ustedes son víctimas de la globalización capitalista, fruto del capital global que nos explota globalmente. Destruye nuestra salud y, y, y (no sabe que más decir)

DUEÑA: Que conste que yo pago mis impuestos sin rechistar.

ROGELIO: Paga a un Estado al servicio del capital imperialista cuya consecuencia es la globalización.

Dª ROSITA: Yo quiero tener un capitalito. Para eso juego a la lotería.

ROGELIO: ¡Qué engaño! ¡qué engaño!.

Dª ROSITA: Ya, pero si me toca ( se frota las manos y sonríe con gesto avaro)

ROGELIO: Mi labor es cancienciar.

MIKI: (Con una camiseta colocada ante los hombros para ver si le vale) Querrá decir «concienciar». Yo estuve en movimientos de esos. Para liberar a los gays, a los osos pardos y a las ballenas del Pacífico. Pero ahora hago una reflexión interior y me quiero liberar por dentro. Practico asanas y todos los días respiro alternadamente por un lado y por otro de la nariz, durante cinco minutos. He evolucionado y estoy en lo de la liberación interior. Por cierto ¿me queda bien? quizá un poco ajustado. La liberación exige amplitud en la vestimenta.

DUEÑA: No le queda mal. (Rogelio levanta la mano) Si quiere algo más ancho le aconsejaría una camisa. Los polos y las camisetas es mejor que se ajusten un poco al cuerpo y dan más libertad de movimientos.

ROGELIO: Por alusiones. (Se dirige a Miki) Has caído en la trampa del capitalismo. Lo que quiere el sistema es que nos encerremos en el individualismo. Así se evita la lucha por la libertad social. A su vez quiero aclarar que he dicho «cancienciar«. No «concienciar». Me refiero a una modernización de la lucha revolucionaria. Ya no rompemos escaparates, sino que cantamos, en una mezcla de concienciar y ser pegadizos. Nos adaptamos a la nueva mentalidad social. Me pregunté ¿que puedo hacer para concienciar a la gente, que no escucha mensajes revolucionarios? Y me dije ¡cantar!, como en Operación Triunfo ¡Y así podrá triunfar la revolución! Por eso digo «cancienciar«.

DUEÑA: A mí el escaparate me lo paga el seguro, pero estar perdiendo el tiempo ¿quién me lo paga?

ROGELIO: Las futuras generaciones. Escuchar la palabra revolucionaria es invertir en cultura. La vida no consiste sólo en ganar dinero.

DUEÑA: Pero a final de mes tengo que soltar la guita. Y de nada me valen los rollos. ¿Te imaginas que cuando llega la contribución de Hacienda, me presento en el Ministerio y me pongo a cantar (canturrea) «no, no, no yo no pago a Hacienda».

ROGELIO: Si se juntasen millones de personas para cantar eso sería una auténtica revolución.

DUEÑA: Ya, ya. Pues júntalas.

MANUELA: A mí me han robado la cartera. Eso es lo realmente importante. Y quiero denunciarlo. ¡Porque yo sí que pago los impuestos!

ROGELIO: El capitalismo nos roba diariamente. Nos quita las plusvalías y la globalización esquilma a los países pobres.

MIKI: Yo estuve en Senegal y vi un lujo de caerse para atrás. Y al lado gente muriéndose de hambre.

RAFAEL: Y en Cuba, y en Cuba. En los hoteles hay de todo. En las calles nada. ¿De quién es la culpa?

ROGELIO: Del capital.

Dª ROSITA: A mí el capital me tiene olvidada.

ROGELIO: La globalización está en todas partes. Me están dando la razón. El capitalismo nos divide y nos enfrenta unos contra otros. «Divide y vencerás». Lean, lean. (Saca unas revistas)

DUEÑA: ¡Oiga! Aquí no se puede vender lo que no sea de la tienda.

ROGELIO: Si alguien quiere leer para entender la verdad, cuando salga que me pida la revista y se la vendo en la calle. (Rafael se acerca sigilosamente a su lado)

RAFAEL: (Indica a los demás, con gestos, que guarden silencio. Apoya un brazo sobre los hombros de Rogelio) Amigo, compañero, camarada. (Guiña un ojo a los demás) Necesito un reloj y yo no tengo. Te importaría que lo compartiésemos. (Levanta las cejas repetidamente)

ROGELIO: Lo siento. Tengo una reunión dentro de tres horas, y luego otra a las doce de la noche. Tengo que saber qué hora es.

RAFAEL: (En un tono muy piano) Hay que repartir compañero. Yo te dejo una de mis cremas.

ROGELIO: Tienen que leer un poco más. Por favor cojan el ritmo (Canta y desfila en torno a los demás) «No, no, no. Capitalismo no. Acción, acción, acción. Contra la globalización». ¡Hay que luchar contra el gran capital, no pelearnos por sus sobras!

Dª ROSITA: ¡Anda que como me toque la lotería si que voy a tener problemas con este chico! Si yo lo único que quiero es tener miles de euros para estar tranquila y permitirme algunos caprichos.

ROGELIO: ¿A nadie de ustedes le importa que el Estado de Israel esté oprimiendo a los palestinos? con el beneplácito del capitalismo financiero representado por el gobierno imperialista de los Estados Unidos.

Dª ROSITA: Eso sale en la televisión todos los días. Yo ya no sé ni lo que pasa allí.

MIKI: Yo el problema que tengo es que me he decidido por la tela, pero lo del color del suéter es más complicado. Depende del pantalón que lleve puesto. Tendré que comprar tres o cuatro, de quita y pon.

DUEÑA: En ese caso le haré un descuento.

MANUELA: ¡Un descuento! Y yo sin poder comprar nada, porque me han robado la cartera. (Saca del bolso un teléfono móvil. Marca un número) ¿Policía? Me han robado la cartera. Quiero hacer una denuncia, porque estoy en una tienda y si compro varias cosas me hacen un descuento. (Escucha) Pues si no queda más remedio me acercaré a comisaría. (Escucha) Que yo sepa no he estado cerca de ningún inmigrante. (Escucha) No, no, no. Ni por la pinta ni por nada. (Escucha) Bueno sí podría estar disfrazado, con maquillaje o con cirugía estética. No se preocupe que en cuanto pueda me acerco a hacer la denuncia.

RAFAEL: (A la dueña) Yo he comprado una crema para las arrugas. Si compro otra para las estrías, aunque las compré por separado ¿me hace una rebajita?

DUEÑA: Sí, claro. Yo quiero que ustedes queden satisfechos.

ROGELIO: ¡Es la trampa del consumo! ¿No se dan cuenta? Es que más claro, agua

RAFAEL: (Se acerca a Rogelio, otra vez) Mira (Señala las estrías) Si dejo que crezcan destrozarán ni rostro. La gente pensará que estoy enfermo. Pensará que tengo más años de los que tengo. ¿Qué hago? ¿Espero a que me lo solucione el Estado?

ROGELIO: El Estado capitalista no. Digamos sí contra la globalización.

Dª ROSITA: ¿Y si me toca la lotería?

ROGELIO: (Con voz dramática) Los pobres del mundo necesitan comer. Necesitan medicamentos.

MIKI: ¡Yo necesito saber que me pongo! Luego voy a una manifestación contra las guerras, o contra la falta de equilibrio interior y parecemos zarrapastrosos. ¡Un poquito de estética! por favor.

MANUELA: Mi cartera, mi cartera. Me han robado mi cartera (Llora).

ROGELIO: Canten conmigo (Desfila) «No, no, no. Capitalismo no. Acción, acción, acción. Contra la (Da un salto y se esconde detrás del mostrador. Entra una policía y un bombero).

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Escena 4

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POLICÍA: Señoras y señores, lo que vengo a decirles es muy importante, vital para la supervivencia de todos nosotros. Es necesaria, ¡absolutamente necesaria!, su colaboración. Un miembro del servicio de bomberos nos dará las instrucciones (El bombero saluda con una inclinación de la cabeza)

MANUELA: (Deja de llorar. Aplaude) A esto lo llamo yo eficacia y seguridad ciudadana ¡Viva las fuerzas de seguridad! (Todos menos Rogelio, que permanece escondido, corean «¡viva!»)

MIKI: También ¡viva los bomberos! (Todos corean «¡viva!»)

POLICÍA: Gracias. Pero no es momento de alabanzas sino de acción. Nos queda poco tiempo. El asunto es muy grave. Espero que podamos sobrevivir.

MANUELA: Por supuesto que es grave. Agradezco que así lo valore. Pensaba ir a comisaría a denunciar el robo de mi cartera, pero veo que se toman el tema muy en serio. (Se acerca para darle un abrazo)

RAFAEL: Ya que se trata de algo grave quiero que me vean las grietas de la piel. Espero que con una crema se me curen.

DUEÑA: Voy a hacerle una rebaja, porque ya me compró otra para las arrugas.

RAFAEL: Sí, sí. Miren las arrugas las tengo en los ojos. (Se acerca al bombero para que les vea.)

POLICÍA: Me he explicado mal. No he querido alarmarles, pero me veo en la obligación de ser claro. El asunto que me trae aquí es extremadamente grave y peligroso.

MANUELA: Por su puesto. Estoy perdiendo la oportunidad de las rebajas.

MIKI: Yo compraré varias prendas para que me hagan juego.

DUEÑA: A usted también le haré una rebajita.

MIKI: Pero que conste que no las compró por lo de la rebaja, sino para que hagan juego.

POLICÍA: Escuchen, no tenemos tiempo que perder.

Dª ROSITA: Yo voy a estar poco tiempo. Estoy esperando que me traigan un billete de lotería que he encargado. Lo que pasa es que con la lotería no hay rebajas.

DUEÑA: No, no puedo. El precio lo fija el Estado.

RAFAEL: ¡Ah! y contra eso no dicen nada los de la antiglobalización. (Mira a Rogelio)

ROGELIO: (Sale de su escondite con los brazos en alto) Yo no he hecho nada. Me ampara la libertad de expresión que nos otorga la Constitución española aprobada en 1978.

POLICÍA: ¡Lo que les vengo a decir nos compete a todas las personas que aquí estamos y de todo el mundo! El asunto es muy grave.

ROGELIO: Por supuesto, hoy cualquier cosa tiene repercusiones globales.

Dª ROSITA: A dicho a todas las personas. Pero a todos ha rebajado algo y a mí, sin embargo, ¡no!

DUEÑA: No se preocupe, no le puedo rebajar nada, pero le haré un regalito. ( Coge una figurita) Esta pequeña porcelana que le dará suerte. (Se la da)

Dª ROSITA: ¿Y cuándo llegará el billete?

DUEÑA: Ya tendría que estar aquí.

POLICÍA: Hemos cortado la calle.

ROGELIO: Eso es un acto represivo, contrario a la Constitución española de 1978 y que vulnera los Derechos Humanos aprobados por la ONU

POLICÍA: ¡Por favor, dejen que les explique! Se han cortado todas las calles, ¡todas!. Es un asunto muy grave. De absoluta emergencia.

ROGELIO: ¡La globalización! ya lo sabía yo. Ven como tenían que haberme apoyado.

Dª ROSITA: Yo he pagado el billete. ¿Y si no llega qué?.

DUEÑA: No es culpa mía.

Dª ROSITA: Ni mía. Pero quiero mi billete o que me devuelvan el dinero.

DUEÑA: Pero si luego toca no lo reclame.

Dª ROSITA: Y ¿de qué me vale que toque si no lo tengo?

DUEÑA: Podrá reclamar.

MANUELA: Nadie puede decir que las denuncias no son efectivas. (Se acerca a la policía) Quiero denunciar un atraco. Me han robado mi cartera.

POLICÍA: Cálmense. ¡Escuchen!.

ROGELIO: Yo ya me iba (canta) «Acción, acción, acción, contra la (la policía se coloca delante. Saca la pistola y apunta al techo)

POLICÍA: Nadie puede salir.

ROGELIO: La política de la represión global. ¡Ya lo decía yo!

POLICÍA: Es un acto de intervención humanitaria. (Dispara dos veces. Todos, excepto el bombero se tiran al suelo y se cubren la cabeza) ¡Levántense y escuchen! (Todos se levantan poco a poco)

RAFAEL: ¿Puedo comprar la crema contra las grietas? Así estaré tranquilo, tengo la de las arrugas y me falta la otra.

DUEÑA: Ya sabe que le hago una rebaja.

RAFAEL: Gracias. (Coge la crema y paga a la dueña, ésta le da la vuelta)

Dª ROSITA: No podría ir a por mi billete de lotería y luego vuelvo.

POLICÍA: No se dan cuenta de que estamos en una situación de extrema gravedad. A partir de ahora se hará lo que la autoridad competente, en estos momentos un servidor de ustedes, mande.

MANUELA: Gracias, muchas gracias por venir a ayudarnos. Si no tengo el dinero no puedo comprar y quiero (le interrumpe la policía)

ROGELIO: Me temo que ha llegado el gran momento, ¡la caída del capitalismo burgués, monopolista y financiero!

POLICÍA: ¡Silencio! ¡Silencio!

RAFAEL: (Aplaude) Llevo pidiendo ese silencio, que tanta falta hace, desde hace un buen rato. Yo para mirarme la cara necesito mucha concentración y ¿sabe?

POLICÍA: ¡Silencio! ¡Silencio! Al próximo que hable le detengo. (Rafael aplaude sin hacer ruido y guiña el ojo intermitentemente a la policía. Manuela asiente con la cabeza)

ROGELIO: No puede detener a nadie sin una autorización judicial o ante un fragante delito.

POLICÍA: Están acabando con mi paciencia. (Apunta a Rogelio con la pistola. Luego uno a uno a todos los demás que se muestran con miedo, excepto al bombero que permanece como una estatua) La situación es muy grave, extremadamente grave y compleja. ¡Y que nadie diga nada! (Les apunta con la pistola) Han sucedido una serie de explosiones nucleares, químicas y biológicas en todo el planeta. No se sabe de donde han venido, si es un ataque terrorista, si es un acto de guerra preventiva, una acción humanitaria con efectos colaterales, o si ha sido un accidente en cadena. Nos queda media hora para actuar. Se ha alertado a toda la policía y servicios de seguridad y militares. En cada casa, en cada local, en cada sitio hay dos responsables de la seguridad. Ha venido conmigo un bombero para darles las instrucciones pertinentes. Les hago saber que de la colaboración de todos, y cada uno de nosotros, depende la salvación de quienes estamos aquí. Así es que estén atentos y escuchen.

ROGELIO: ¡La globalización! si ya lo decía yo. (La policía le apunta con una pistola) La represión, si ya lo sabía yo.

POLICÍA: (Le coge de la solapa) Le repito que estamos en una misión humanitaria (Todos, excepto el bombero, se cubren la cabeza). Soy un profesional. Me pagan por cumplir con mi obligación. ¡Basta de pamplinas!. Escuchen al bombero. Y hagan lo que él les indique.

Dª ROSITA: ¿Y si me toca la lotería? He pedido un número que termina en nueve.

MANUELA: Y mi cartera ¿qué? Me han robado mi cartera.

BOMBERO: No se dan cuenta de la gravedad que supone una situación excepcional, que estamos viviendo. Es necesario que nos pongamos manos a la obra. ¡Hagan el favor de escuchar!

MIKI: Yo no me he decidido todavía. Respecto a la talla sí, pero los colores, no sé. Porque por un lado están los colores y por otro los tonos.

DUEÑA: Yo haría un conjunto para cada día. Así es más fácil.

POLICÍA: ¡Se acabó! Todo el mundo frente a mí. (El bombero les coloca, mientras que la policía les apunta con la pistola)

RAFAEL: Permítame. Yo no voy a decir nada. He defendido el silencio, como ya le he dicho anteriormente. Pero necesito estar cerca del espejo. Tengo que ver las arrugas y estrías que me han salido para observar su evolución.

POLICÍA: No puede quedarse ahí. (El bombero le lleva junto a los demás) ¡Escuchen!

BOMBERO: Como ha comentado el representante de las fuerzas de seguridad del estado nos encontramos en una situación excepcional, de gravísimo peligro, que afecta a todo el mundo (Rogelio, Manuela, Dª Rosita y Rafael levantan la mano y hacen ademán de hablar. El policía les manda seguir callados con gestos y apuntándoles con la pistola) Hemos venido por el bien de todos ( quienes están enfrente se asustan) Miren es una situación que sucede por primera vez en la Historia de la Humanidad. Está en juego la supervivencia de la especie humana.

POLICÍA: Eso lo que tenía que decir yo. Usted limítese a dar las instrucciones técnicas que le han encomendado.

BOMBERO: Ha sido una pequeña introducción.

POLICÍA: A mí me pagan por cumplir con mi obligación. Si interfiere usted en ella ¡ya me dirá!. Yo me juego la vida en mi trabajo. Usted también, pero cada uno tiene su parcela. Yo no apago incendios, ni usted va a detener a nadie. ¿Me explico?

BOMBERO: Sí, sí. Pues me ceñiré a las instrucciones técnicas. Si alguien al final tiene alguna duda que me pregunte. Pero que sepan que nos queda muy poco tiempo.

DUEÑA: ¿Para qué? (El bombero le mira para que responda la policía)

POLICÍA: Para morirnos todos y que todo se vaya al carajo o para salvarnos. (Saca un cuadernillo. Lee) «Deben hacer saber a la ciudadanía que se encuentran en un momento histórico de máximo peligro y que depende de cada uno de ellos salvarnos unos a otros. Hay que hacer un llamamiento a la responsabilidad».

MANUELA: Pero qué responsabilidad si me quitan la cartera, me dicen que vaya a comisaría a que haga la denuncia y ahora no me dejan salir. Que ha sucedido una catástrofe, ¿que es muy lamentable y peligrosa? No digo que no, pero ¿y mi cartera?

ROGELIO: ¿Por qué no hablan de que el culpable de esta situación es el capitalismo y la globalización?

POLICÍA: Y yo que sé. Me limito a cumplir con mi obligación. Y he de hacerles conscientes del problema que tenemos. Y además aplicar las medidas técnicas que están indicadas, para evitar que nos vayamos todos al garete. ¿Estamos de acuerdo?

MIKI: Yo estoy de acuerdo

POLICÍA: Muy bien, muy bien (le interrumpe)

MIKI: Estoy de acuerdo si puedo elegir la ropa que voy a ponerme. Si no estoy conjuntado y un poco dentro de lo que es la moda no me encuentro con fuerzas de hacer nada.

POLICÍA: (Lee) «Explique que hay que ir a lo esencial y dejar a un lado las cuestiones más baladíes. Impongan la autoridad que les otorga el Estado para hacer cumplir las normas técnicas que afectan al bien común».

MANUELA: ¿Quién me devuelve mi dinero?

Dª ROSITA: Y a mí la lotería. Anda que como el número premiado termine en nueve.

POLICÍA: (Dispara al aire) ¡Basta ya! Voy a cumplir con mi obligación, que para eso me pagan. ¡Usted, diga lo que tienen que hacer! (señala al bombero con la pistola)

BOMBERO: Sin apuntar, ¡eh!, sin apuntar, que las pistolitas las carga el diablo.

POLICÍA: Estoy autorizado para hacer uso de la pistola según la normativa vigente. Mire la placa (se la enseña) ¡Diga las instrucciones de una vez!

BOMBERO: Lo único que le pido es que no me apunte. Yo también pertenezco a un cuerpo de servicio al estado. Mire, mire mi placa (se la enseña). Si me hiere o mata no podré cumplir con mi obligación, que también para eso me pagan.

DUEÑA: Que conste que yo pago mis impuestos puntualmente. No me hace mucha gracia, porque a final de mes saco para ir tirando, pero ¡que se va a hacer!

POLICÍA: El tiempo apremia. Y nos estamos jugando la vida. No hay tiempo que perder. Soy padre de dos hijos.

MIKI: Yo soy gay, vivo con mi pareja y queremos adoptar un niño.

DUEÑA: Yo tengo tres hijas, que son una vagas y unas inconscientes, pero son mis hijas. Si las pasara algo ¡no sé que sería de mí! (llora)

POLICÍA: Basta de monsergas. Manos a la obra. (Mira al bombero) ¡Las instrucciones! Y luego su aplicación estricta.

BOMBERO: Hay un paso previo, que es resolver las dudas de los ciudadanos. Lo que habrá de solucionarse con la mayor brevedad posible. La ola destructora, por causas químicas, biológicas o nucleares, o las tres a la vez, no se sabe con absoluta certeza al día de hoy, se acerca irremisiblemente. Es probable que no nos quede más de media hora. Depende de cada uno de nosotros salvarnos o no.

POLICÍA: Cuestiones técnicas ¡cuestiones técnicas! Lo otro me toca a mí. ¡No sé como se lo tengo que decir!

BOMBERO: Cada uno de nosotros debe colocarse una mascarilla (saca una del bolso que lleva) De esta manera (Se la coloca) Pero tiene un problema.

ROGELIO: Y una marca. ¿Me deja ver, por favor? (Se la coge al bombero de la mano. Lee la marca) Pertenece a una multinacional alemana.

BOMBERO: ¿Y?

ROGELIO:  ¿Cómo que y? ¿A quién beneficia todo esto?

POLICÍA: Oiga, los dueños de la multinacional se pueden morir igual que usted y yo.

ROGELIO: Pero ellos mueren ricos. Y yo lucharé hasta el final contra la globalización, contra el imperialismo capitalista que impone su globalización. (Canta) «No, no, no. Capitalismo no. Acción, acción, acción. Contra la»

POLICÍA: (Da dos disparos al aire) ¡Silencio! ¡Basta ya! Se acabaron las pamplinas.

ROGELIO: ¡Mercenario! al servicio de los capitalistas, de los imperialistas al servicio de la globalización.

POLICÍA: ¡¡He dicho que te calles o vacío el cargador en tu cabeza!!

MIKI: ¡Vaya incongruencia! Hay un peligro que nos puede matar y usted le amenaza a este pesado con matarle. ¿Me lo quiere explicar?

POLICÍA: Hagan el favor de responder sinceramente. ¿Se quieren salvar o no?

MANUELA: Yo quiero denunciar el robo de mi cartera.

RAFAEL: Y yo que se me quiten estas arrugas y las estrías del cuello. Sinceramente, no me gustan nada.

MIKI: Yo quiero saber qué ropa me voy a comprar.

DUEÑA: Yo servir a mis clientes lo mejor posible. Y fíjese, no se me ocurrió tener en el almacén mascarillas de esas.

Dª ROSITA: Yo deseo que me toque la lotería, pero antes, tener el billete en mis manos.

ROGELIO: Yo quiero la libertad, yo quiero la justicia social, yo quiero la abolición de las clases sociales, quiero acabar con la represión fascista. ¡Unámonos compañeros en la lucha final!

MIKI: «El genero humano es la internacional», ja, ja, ja. Yo también fui (duda). No sé lo que fui, pero fui algo de eso.

POLICÍA: Les puedo arrestar por sedición, por falta de respeto a la autoridad. Pero sobre todo porque están politizando esta situación.

BOMBERO: Nos quedan veinte minutos. Les explico lo que hay que hacer. Resuelvo sus dudas y cuando sobrevivamos volvemos a nuestras disputas.

RAFAEL: Muy bien. ¡Muy bien! Muy sensato, pero que conste que yo no me meto con nadie. Lo único que quiero es mantener una piel joven y fresca.

ROGELIO: Yo tampoco me meto con nadie. Lo único que quiero es «cancienciar» a la gente. Si el mundo estuviera «cancienciado» no estaríamos sufriendo estas amenazas tan terribles.

DUEÑA: A mí me da pena de los de Operación Triunfo. No lo puedo remediar. ¿De qué les vale haber ganado si desaparece su público y ellos también. ¿No es una pena?

POLICÍA: Por supuesto que es una pena, pero tratemos de solucionarlo.

DUEÑA: Díganos que hay que hacer, ¡bombero! ¡Bombero mío, bombero de España y bombero del mundo entero!

BOMBERO: Gracias por su halago, pero me voy a ceñir a cumplir con la misión técnica que tengo encomendada.

POLICÍA: Mucho bombero de España, bombero del mundo, bomberito mío y a la policía ¡a mí! que podría estar cuidando de mi familia, ¡que me zurzan!

DUEÑA: ¡Viva la policía también!

ROGELIO: ¡Viva la revolución!

BOMBERO: Vivamos todos. Y para ello escuchen con atención.

ROGELIO: (Canta y desfila sin moverse del sitio en el que está) «No, no, no. Capitalismo no. Acción, acción, acción. Contra la globalización».

BOMBERO: (Con la mano frena a la policía que quiere volver a hacer uso de la pistola) ¿Ha terminado ya?

ROGELIO: ¡No quiero morir!. Debo seguir luchando contra la globalización.

RAFAEL: Nadie quiere morir. Deseo que se me quiten las arrugas y las grietas, estas que me salen en el cuello. Pero morirme no.

MANUELA: El caso es que todos nos moriremos algún día. A mí me gustaría recuperar mi cartera antes de que me entierren.

BOMBERO: Para que se cumplan nuestros deseos es necesario sobrevivir. (Señala a la policía una página del manual que ésta tiene)

POLICÍA: (Lee) «Vivir es un deber del ser humano. Ante las dificultades tenemos que sacar fuerzas de flaqueza».

Dª ROSITA: Muy bonito, muy bonito.

MIKI: ¡Qué emoción!

BOMBERO: Ahora que estamos todos de acuerdo y queremos vivir, os explico rápidamente en qué consiste la aplicación de las medidas urgentes, para no perecer a esta ola de destrucción que invade la tierra.

Dª ROSITA: Me pongo a su servicio la primera. Y si logro el billete de lotería y me toca el gordo le daré cien euros. (Habla con solemnidad) Y a los demás también.

MANUELA: Si recupero mi cartera les invito a un café cuando todo esto termine. ¡Qué pesadilla! ¡qué pesadilla! pensar que nunca me había pasado una cosa así. Yo he sabido de los robos por las noticias de la televisión, pero es la primera vez que me ocurre a mí. (Se lamenta)

POLICÍA: Tengo el deber profesional de hacer que se cumpla el plan de salvación.

BOMBERO: Y yo de explicarlo. Y aplicar el plan con ustedes. Miren, consiste en colocar una máscara de éstas (señala la que tiene en las manos) en la cara. Así (Se la coloca y se la vuelve a quitar. Reparte otras a cada uno junto con la policía que le ayuda) Pero no es sencillo. Ahora viene lo esencial.

POLICÍA: Al grano, al grano que el tiempo corre. ¡Vuela!

BOMBERO: Veis que hay dos luces, una roja y otra verde. Y dos botones, uno a cada lado de una luz.

DUEÑA: No quiero molestar, pero (el bombrero le interrumpe)

BOMBERO: Las dudas al final.

DUEÑA: Es más que una duda, es una advertencia. Los daltónicos confunden estos colores.

POLICÍA: Si hay algún daltónico morirá él y su grupo. También los asmáticos. Pero si un daltónico quiere salvar a los demás deberá salir de la operación de salvamento. La urgencia ha impedido tomar medidas especiales.

ROGELIO: Eso es discriminación.

BOMBERO: Es falta de tiempo. Somos víctimas de una sorpresa de tal calibre que hacemos lo que buenamente podemos.

ROGELIO: Ya lo decía yo, que había que luchar contra la globalización con más intensidad.

POLICÍA: Los Testigos de Jehová se han negado a participar en esta operación porque dicen que no viene en su Biblia. Por favor, atienda usted y déjese de echar la culpa a (se traba) ¡quien sea!

Dª ROSITA: Seguro que los de ricos sobreviven y se reparten las herencias de los de abajo. Si lo sabré yo.

POLICÍA: No es momento de recriminaciones ni de nada. Sino de apostar por la vida (dice con solemnidad) ¿Hay alguien que no quiera participar?

MIKI: Yo sí. Estoy dispuesto a ponerme mis mejores galas, a vestirme de fiesta y comprarme la ropa más bonita para hacer lo que usted mande.

DUEÑA: Ya verá como combinando los pantalones, las camisas y las blusas llega a la elegancia más adecuada.

MIKI: Como voy a comprar varias prendas, y un poco especiales, espero un descuentillo.

DUEÑA: No se preocupe, no se preocupe.

POLICÍA: De verdad ¿podrían prestar más atención? Esto ya pasa de castaño oscuro.

ROGELIO: Ni castaña oscura ni tomates fritos. Si no hubieran reprimido las manifestaciones antiglobalización hoy seríamos más libres ¡y no harían falta los policías!

DUEÑA: ¡Dios me libre! Sin policías ya no tendría escaparates. ¿Para qué?, si los jóvenes los rompen todos, la movida, el botellón, la kale barroka. ¡Viva la policía!

ROGELIO: ¡Señora, que ahora cantamos con conciencia rítmica, no rompemos nada!

POLICÍA: (Dispara tres veces) Se va a terminar de dar la explicación pertinente ¡y se acabó!. Entiendan que cumplo con mi obligación. Me pagan para hacer cumplir la ley y responder de la seguridad ciudadana.

BOMBERO: Se acabó no (señala una página del libro)

POLICÍA: (Lee) » Tras la explicación se resolverán las dudas». A ver si nos dan las uvas y llega esa dichosa nube y nos deja tiesos. Se resolverán las dudas al final. Hay que cumplir con la norma. Vamos a darnos prisa.

BOMBERO: Si ninguno de los aquí presentes tiene algún impedimento (le interrumpe Manuela)

MANUELA: Los ciegos tampoco verán las luces.

BOMBERO: Aquí ¿hay algún ciego?. ¡Pues vayamos a lo que nos interesa!.

MANUELA: A mí lo que me interesa es poder denunciar el robo de mi cartera.

RAFAEL: A mí quitarme estas arrugas y grietecitas. Por eso yo lo de la máscara no me parece buena idea, no podré mirarme la cara.

POLICÍA: ¿Tiene alguna idea mejor?

RAFAEL: Que pongan una barrera absorbente que rodee la ciudad.

MIKI: Muy buena idea.

POLICÍA: No hay humanamente tiempo.

BOMBERO: Los expertos han buscado la mejor solución.

ROGELIO: ¡La mejor solución para el capitalismo imperialista, causante de la globalización! ¡El pueblo no ha votado cual es la mejor solución!

Dª ROSITA: Por cierto, si esto está pasando en todas partes ¿cómo se va a celebrar el sorteo de la lotería? ¿Y un referéndum?

ROGELIO: Democracia manipuladora. (Canta) «Manipulación es globalización» (se para y piensa) perdón, pwerdón, pido disculpas democráticas: «Globalización es manipulación». Sí, sí, así es.

POLICÍA: Al grano. ¡Vamos al grano!. Empieza la cuenta atrás.

BOMBERO: Se trata de un trabajo en equipo. De solidaridad de unos con otros.

ROGELIO: A buenas horas, mangas verdes. El pueblo ha sido educado en lo contrario de la solidaridad.

BOMBERO: ¡Se acabó el momento de las discusiones! ¡Hay que hacer lo que hay que hacer!

POLICÍA: A partir de ahora se trata de una operación militar. Deberán obedecer escrupulosamente las instrucciones. (Al bombero) Venga ¡a ver si terminamos de una vez!

BOMBERO: Nos colocaremos en círculo unos junto a otros, de manera que desde fuera se vea la luz y y se apriete el botón correspondiente. Cambiará cada rato pues depende de la reacción con la temperatura y con otras substancias que se han dispersado en el aire. ¿Entendido?

POLICÍA: Colóquense las máscaras.

BOMBERO: Faltan las dudas. ¿Alguien quiere hacer alguna pregunta? Una por persona, por favor.

RAFAEL: Yo tengo dos dudas.

POLICÍA: ¡Una por persona!

Dª ROSITA: Yo le cedo mi pregunta. Nadie va a saber responder qué va a pasar con mi lotería.

RAFAEL: Muy amable. Saben, los que me conocen, que he pedido silencio, que soy un hombre correcto y responsable. Tolerante en la medida que lo he podido manifestar. Vivimos un gran momento.

POLICÍA: Al grano, al grano, déjese de circunloquios y al grano.

MANUELA: Qué es «circunloquios», lo he oído alguna vez, pero no sé exactamente su significado. Pero esto es una duda añadida que no tiene nada que ver. Tengo otra que es más directa con el tema.

POLICÍA: Pues lo siento, elija una u otra.

MANUELA: Seguro que ha usado la palabra «circunloquios» sin saber cuál es su significado preciso.

POLICÍA: ¡Consúltelo en el diccionario!

MANUELA: Yo quiero saber (le interrumpe Rafael)

RAFAEL: No es por nada, pero me parece que se ha colado. Estoy yo delante, con dos preguntas qué hacer, que , además, creo son de vital importancia. Modestia aparte.

MANUELA: Disculpe, iba a ser muy breve.

RAFAEL: Soy un caballero y le adelanto el turno. Por favor.

POLICÍA: (Mira el reloj) ¡Que nos pilla el toro, que nos pilla el toro! Si siguen así me coloco la máscara con el bombero y cada cual que se las apañe.

BOMBERO: Eso sería prevaricación. Mi obligación es para con todos los ciudadanos.

MANUELA: ¿Qué es «prevaricación»? Lo he oído cantidad de veces, pero su significado exacto nunca lo he sabido.

POLICÍA: ¡Y se acuerda hoy de preguntarlo!

ROGELIO: ¡El pueblo tiene derecho a estar informado!

POLICÍA: ¡Pero no ahora!

ROGELIO: En todo momento. «Si hoy fuera el fin del mundo plantaría un manzano» (El resto de compañeros, excepto el policía y el bombero se quedan mirándole y aplauden) Una vez lo dije en una asamblea: plantar manzanos en las ciudades, hacer granjas en los parques y cubrir las azoteas de huertas, así los ciudadanos tendríamos comida gratis y no dependeríamos de las multinacionales. Pero todos dijeron que era una utopía (los demás suspiran, «oooooh«)

BOMBERO: Dudas, por favor, me pagan para resolverlas, pero que tengan que ver con la tarea que nos encomienda nuestro deber cívico y humano.

MANUELA: A mí me dijeron que fuera a comisaría a hacer la denuncia por el robo de mi cartera. Pero luego vino usted (al policía) ¿Debo hacer la denuncia con usted o esperar?.

POLICÍA: Tomo nota de su denuncia (hace que apunta algunas palabras) En cuanto la encuentre se la daré.

MANUELA: Gracias, pero con todo este follón que hay montado no sé, no sé.

RAFAEL: Me van a permitir una observación. No es por mí, sino por todos. Recuerdo, no obstante, que tengo dos preguntas, gracias a la amabilidad de esta señora (señala a Dª Rosita) la primera es que, y repito que no lo digo por mí, sino por todos, y me extraña que no se le ocurra a nadie más, me refiero a que podría hacerse igualmente mirándose al espejo. Y cada cual se hace responsable de su mascarilla.

MIKI: Eso no está mal pensado. Porque, claro, si uno falla lo paga otro.

POLICÍA: No se dan cuenta que tenemos que colaborar unos con otros.

MIKI: A mí no me gustaría morir antes que quien lo haya hecho mal. Porque claro, si me permite (a Rafael) y con esta pregunta termino y espero que se aclare lo del espejo, a mí me gustaría verme bien vestidito. Mi duda es, para un momento así ¿qué colores pegan?

POLICÍA: (De mal humor) ¡El negro!

MIKI: Lo mismo estaba pensando yo, pero no por el luto, sino para que haga juego con las máscaras. ¿No lo ven estético?.

BOMBERO: Cada uno que se vista como quiera. Respecto al espejo se ha comprobado que el gas que envenena a quien lo respire pulveriza el vidrio, también los espejos. Por eso traspasa las ventanas, rompe los cristales.

DUEÑA: Pobres escaparates míos.

ROGELIO: Seguro que luego nos echan la culpa a los antiglobalización.

POLICÍA: (Lee) «Se trata de actuar colectivamente y a la vez dejar la iniciativa individual para que actúe la mano invisible de Adam Smith«.

Dª ROSITA: ¿Y adónde está esa mano?

RAFAEL: La mano de un manco.

MANUELA: No ve que es invisible. No se ve.

ROGELIO: Esto huele a chamusquina.

POLICÍA: (Con miedo) Ya llega, ya llega.

ROGELIO: Digo que huele a chamusquina porque si actúan las fuerzas del mercado, ciegas como son, y por eso lo de la invisibilidad, el que aprieta mi botón me puede pedir cincuenta euros cada vez que apriete.

BOMBERO: Pero si todos hacen lo mismo o todos ganan o se mantiene el equilibrio de solidaridad. Y fíjate ¡qué manera de crear puestos de trabajo!

DUEÑA: ¡El pleno empleo!

Dª ROSITA: Pensándolo bien moriríamos forrados o sobreviviríamos todos ricos.

DUEÑA: Pienso que deberían darme algo por dejar usar ¡mi! local para aplicar este plan de salvación.

MIKI: Bastante dejamos con las compras.

RAFAEL: Resuelta mi primera duda, me queda la segunda, que tiene mucho que ver con el asunto. Si me echo la crema ¿va a provocar reacción con ese gas tan venenoso? Y una duda da lugar a otra. Si crea alguna reacción, no me sirve. ¿Me tendrían que devolver el dinero que he pagado por ellas?

DUEÑA: De eso nada. Le he hecho una rebaja. Lo guarda para otra ocasión. A este paso me van a arruinar.

(Comienza a entrar un humo espeso. Algunos tosen)

POLICÍA: Ya saben lo que tienen que hacer, colóquense adecuadamente.

BOMBERO: En círculo.

MIKI: Esperen que me vista para la ocasión.

POLICÍA: ¡No hay tiempo que perder! (Se coloca la máscara)

MANUELA: Con esa máscara ¿cómo va a buscar mi cartera? (El bombero se coloca la máscara, hace señas para que lo hagan los demás sin mayor dilación)

ROGELIO: ¡El capitalismo se hunde! Ya lo decía yo. (Canta y desfila) «No, no, no. Capitalismo no. Acción, acción, acción. Contra la globalización». (El policía le agarra y trata de ponerle la máscara. El bombero hace lo mismo con los demás infructuosamente) ¡No a la represión del imperio capitalista (Tose. Sigue con la cantinela)

Dª ROSITA: Se me ha caído la mascarilla.

POLICÍA: (Se quita la máscara) ¡Búsquela!

Dª ROSITA: No puedo ir a buscar mi billete de lotería, como para buscar la cosa esa.

MANUELA: (Tose) ¿Por qué no aprovechamos a buscar mi cartera? La denuncia ya está hecha.

RAFAEL: (Se mira al espejo Tose) Esta tos me sonroja la piel. ¿No será mejor una crema y no estas mascaras tan horrorosas. (El bombero gesticula para que se den prisa)

POLICÍA: ¡Silencio! Cuento tres y todo el mundo deberá estar con la máscara puesta. (A Rogelio) ¡Y usted se quiere callar y estar quietecito!

ROGELIO: Hay que ir a las causas profundas de los problemas. (Sigue cantando y desfilando)

RAFAEL: Tiene razón la policía. Guarden silencio. No me puedo concentrar (tose) y cada vez necesito más cremas.

(El bombero y la dueña se pone de acuerdo para ayudarse mutuamente. Miki se termina de vestir)

MIKI: ¿Qué tal me queda? (Tose. Comienza a dar síntomas de ahogamiento. Los demás también en general)

POLICÍA: (A Rogelio) ¡Cállese!

RAFAEL: Con tanto ruido me están poniendo malo.

ROGELIO: ¡Nunca mais al capitalismo! ¡No a la güerra de la globalización!

POLICÍA: Querrás decir «guerra», ¡anormal!.

ROGELIO: (Con síntomas de asfixia) ¡No!, digo «güerra«, porque la guerra es también una guarrería humana. (Canta y desfila con dificultad) «No, no, no. Capitalismo no. Acción, acción, acción. Contra la explotación». (Sigue manifestándose con la cantinela de fondo)

POLICÍA: (Ahogándose) ¡O se calla o disparo!

MIKI: Creo que en lugar de camiseta negra pega mejor un suéter gris. (Tose)

DUEÑA: (Se quita la máscara) Están en el estante de arriba, si compra dos le regalo uno. (Se pone otra vez la mascarilla. El bombero la recrimina con gestos)

RAFAEL: ¿Hay cremas para la tos? Tanta tos me va a dejar marcas en las sienes.

DUEÑA: (Se vuelve a quitar la máscara) Para la tos es mejor un jarabe. (Tose)

BOMBERO: (Se quita la máscara. A la dueña) ¡Que no se puede quitar la máscara!

POLICÍA: (Dispara contra Rogelio. Cae muerto) ¡Ya está bien! Es un agitador (tose) que no nos deja en paz.

DUEÑA: Ahora me quedo con un cliente menos. Yo pago mis impuestos puntualmente.

BOMBERO: Pues póngase la mascarilla.

DUEÑA: (Moribunda) Tengo que atender mi negocio.

RAFAEL: Yo no tomo nada químico, es malo para la salud, prefiero una crema (Se cae y se levanta para mirarse al espejo)

( La nube de humos se hace cada vez más grande)

MANUELA: (Con síntomas de desfallecer) Con tanta oscuridad no se va a encontrar mi cartera nunca ¿Para qué he hecho tanta denuncia? (Cae desmayada)

POLICÍA: ¡Porque hay que hacerla! señora. (Se agota) Nadie puede tomarse la justicia por su mano ¿Y si se ha perdido nada más? Es mi obligación guardar el orden (tose) y que se pongan la mascarrilla (Se le cae la mascarilla de la mano. Dispara al aire y cae desfallecido)

RAFAEL: Se me pone gris el pelo.

MIKI: La ropa que he comprado se cubre de ceniza ¿qué puedo hacer?

RAFAEL: (Moribundo) ¿No hay cremas para el pelo?

DUEÑA: (Con fatiga) Hay champú, uno de ellos muy tonificante.

MIKI: ¿Y hay tinte, para que haga juego el pelo con la ropa?

DUEÑA: Sí, si lo compran a la vez les hago una rebaja. (Rafael se queda sentado, petrificado al perder el conocimiento frente al espejo)

(El bombero intenta alejar la nube agitando una toalla)

Dª ROSITA: (Sin fuerzas) ¿Cómo puedo saber si el gordo ha terminado en nueve? Aunque no me toque es mi número preferido.

BOMBERO: ¡Pónganse las máscaras! (Tose abruptamente)

DUEÑA: Le regalo esa toalla si compra una pastilla de jabón.

BOMBERO: En el cuerpo de bomberos nos regalan pastillas de jabón. Y mi mujer tiene muchas toallas, se pasa el día comprando sábanas y toallas.

DUEÑA: ¡Ah!.

Dª ROSITA: Si termina en nueve me avisan (Cae sin conocimiento)

MIKI: Todo lo veo güis.

BOMBERO: Querrá decir «gris». (Tose)

MIKI: No, digo «güis«. Porque es un color grisáceo, que forma parte del ambiente y se impregna en la ropa, en el pelo ¡en la mente! ¡Es guay! Gris y guay, o sea güis. (Salta felizmente, sin dejar de toser. Queda inmerso en esa nube que le envuelve y desaparece en ella)

DUEÑA: Si no tengo clientes ¿qué será de mi negocio? (Cae muerta)

BOMBERO: (Tose) ¿Queda alguien por ahí? Se me olvidó decir que hay que esperar a que las luces de la mascarilla parpadeen (Se pone la máscara y cae desfallecido.

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(Todo queda cubierto por una espesa nube de humo. Una pradera güis, mezcla de nuestro mundo y de nuestra mentalidad.


FIN

 

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