Reunión de quien era candidato a la alcaldía, luego alcalde, que para llevarse a cabo tuvo que comprometerse en respetar la gestión pública del agua, lo que puso por escrito en el programa. 17 de noviembre de 2007. Quien está a su lado, lleva una barba para actuar de Pavarotti en el carnaval de unos meses después.
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«¡Un momento, señor alcalde!» Quisimos que viera su mentira a través de la poesía. Empezamos a recitar unos versos que hay en la entrada del ayuntamiento, donde en una vidriera se leen unos versos de Victoriano Cremer: «León, en nuestro caso el agua de León, no es tuyo, no es mío, es de todos». Y los leonesistas, del equipo municipal ¿no prometieron defender los intereses de los leoneses?.
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Le recitamos poesías, pues como dijo el poeta libanés, Adonais, a los políticos mentirosos y corruptos no hay que lanzarles zapatos, sino poesía. Por eso empezamos la INTIFADA POÉTICA.
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La respuesta del alcalde fue echar a los poetas. Mandó a la policía para desalojarle. Le dolieron los poemas, los versos… Sólo piensa en su dinero. (Al cabo de los años él fue expulsado de su partido, mientras que los poetas siguen revoloteando por la ciudad)
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La poesía por los suelos… El poeta salió recitando los versos, pues como dijera Kalil Gibran «podrán matar al pájaro, pero ¿quién podrá matar su canto?». Y salía muy despacio. El alcalde ordenó echarle como fuera y rápido.
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Pero tras echar al poeta recitaron otros, Ángeles Murciego de Ecologistas en Acción, a quien también ordenó desalojar. Luego Juan Carlos Yago, a quien también mandó echar, luego a todos. Y después de semejante espectáculo, de ataque a la poesía este mismo gobierno municipal quiere que se reconozca a la ciudad como Ciudad Literaria por la UNESCO. ¡Qué poca vergüenza!.
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En otro pleno se pidió un referendum. Ya que cambiaba el programa por el que salió elegido alcalde, que al menos se votara la privatización del agua. Luego denunció a los asistentes el jefe de la policía local, con graves mentiras en la denuncia que fue desestimada, pues decía que insultamos, que ofendimos al alcalde sin decir que lo que hicimos fue recordarle el programa electoral.
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En otro pleno hicimos ver la corrupción política del alcalde y todo su equipo gubernamental. El autor de Margarito lleva un ejemplar al pleno disfrazado, pero le reconocieron y le echaron del mismo, cuando le dijo al alcalde «supercalifragilisticoespialidoso». El alcalde no lo pudo soportar.