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(El actor es un joven de 20 años. Viste de militar un tanto destartalado).
JOVEN: (Da unos pasos marciales) ¡A sus órdenes mi general! (No hay nadie, pero él sí parece que lo ve. Se cuadra con el saludo militar). General Pli, ¡cumpliré sus ordenanzas! Todo está preparado para lo que mande. (Da unos pasos marcialmente) Tenemos todo previsto para atacar: Estrategia, misiles, tanques, aviones capaces de llevar bombas nucleares. Y ¡la razón!, la razón de la Historia y una moral de victoria inquebrantable. Sólo esperamos la orden de atacar. (Se acerca con prisa al general). ¡General Pli!, ¡a sus órdenes! (Desfila) ¡Descanso! (En posición de descansar). ¡Presenten armas! (Queda perplejo) ¿Qué arma? (Mira ambas manos: vacías). Tampoco podría coger con mis manos un caza 8-B6. (Pensativo). Si al menos fuera de juguete. ¡La guerra no es un juego! Perdón general Pli, es algo muy serio. Y es mejor no jugar con las armas. Sólo matar. ¿Verdad general Pli? Las guerras crean puestos de trabajo en las fábricas de fusiles y de tanques, y hacer el Thunderbolt y el Su-25 Frogfoot es progreso y desarrollo. Si bombardeáramos todo el planeta crearíamos millones de puestos de trabajo para reconstruir lo que hayamos destruido y se necesitarán trabajadores. Con un sólo avión en cinco horas ¡cuatrocientos millones de empleos! General Pli, ¡somos la hostia! (Desfila. Se detiene). ¡Rompan filas! (Da unos pasos desenvuelto) Hágase la guerra. Pero ¿cuál? ¿Una mundial?, ¿civil?, ¿de tronos? Y el general Pli vio que eso era bueno. (Silencio). Es mejor no dar nombres. ¿Para qué?, ¿para que se llenen los libros de Historia? ¡Tomad apuntes!, mañana entrará en el examen la guerra del 14, la del medioevo, la de los Medici, la guerra de las galaxias, (de carrerilla) le de Siria, la de Yemen, la de Libia, la de Irak, la de Secesión, la de los Seis Días, la de Afganistán, la del fin del mundo (piensa), no, no, no no, ésta es literatura. (De carrerilla) La del Congo, la de los Utus, la de Birmania, la de Filipinas, la de Sudáfrica, la de Bolivia, la de Yugoslavia, la de Ucrania, la de Gambia, la de los Tutsis, la de la Independencia, ¡cualquier independencia!, ¿qué más da? La que no se cuenta y guerras civiles. Guerra de liberación, guerra humanitaria, guerra por los derechos humanos. Entonces pongamos nombre y apellido: Guerra por la Democracia Global. Guerra democrática de los estados para la concordia y la paz. (Sonríe. Corre hacia el general Pli y se cuadra con el saludo marcial) Mi general. Ya tenemos una causa por la que emprender una contienda. (Baja el brazo) Así suena mejor. O digamos: Una acción patriótica por la libertad. Y por la seguridad. (Relaja el cuerpo) Por la defensa de las mujeres. (Da unos pasos) ¡La defensa de la paz! ¡General Pli! ¿no es emocionante? Arriesgar nuestras vidas por, por (piensa) por. ¡Por el suelo patrio! (Mira al suelo) La patria está en los mapas. Y a un lado de las rayitas colocaremos misiles. Al norte. Y al otro lado antimisiles. Al sur. Todo encaja. Con táctica. Un botón y luego cosemos el mundo. Así cerraremos los agujeritos del petróleo, los museos saqueados, los bancos con orito y nadie sabrá lo que nos hemos llevado. No cabe duda de que hay que saber de negocios. No se puede bombardear a cualquier precio. Y geografía. No se puede disparar al aire. Bastante se disparan los precios. ¡La guerra comercial!, hay que saber economía. La contienda informática. Hay que estudiar los algoritmos. Y la guerra de Alá. Hay que saber teología. Elevaremos un muro sin hacer cábalas y que sea lo que Dios quiera. Hay que saber matemáticas: Uno, dos, tres, hasta trescientos espartanos: ¡la guerra de las Termópilas! Y saber literatura. Para conocer lo que pasó en Troya. Hizo falta un ciego que contara lo que vio. Y hay que saber astrología para adivinar las guerras del futuro. ¡Y música! para los himnos. ¡Y teatro! para poder representar y escenificar las guerras en los despachos de los gobernantes. ¿Verdad general Pli? (Saca una cajetilla de cigarros, va a fumar uno, pero lo tira. Lee una etiqueta de la cajetilla) “Mata”. Los soldados tenemos que ser fuertes, saludables, vigorosos. Aunque ahora basta mover una palanca y cumplir con el objetivo. Nos hemos civilizado, en lugar de violar a las mujeres del territorio conquistado nos vamos de putas, que han venido a nuestro país
como consecuencia de la guerra comercial: A un euro el kilo de carne. Por eso se han puesto de moda las top models delgaditas. General Pli, tenemos todo preparado para el combate. Menos un enemigo. ¡No tenemos a quien destruir! ¡No nos quedan enemigos! ¿Qué hacemos general Pli? (Mira perplejo). Lo tenemos que inventar. General Pli. ¡General Pli! ¿Dónde está? (Lloriquea). No está. (Reacciona) No importa. Lo esencial son sus órdenes. (Se cuadra con la mano en saludo marcial). ¡Sí señor, tomaré la pastilla! (Mira a un lado y a otro, habla piano). General Pli: Hemos ganado la guerra. (Susurra un secreto). Y ellos no lo saben. (Ríe).
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